El tiempo pasa rápido cuando se está enamorado, sobre todo para dos jóvenes como Sabina y Cho que estaban en el punto de su relación donde ellos dos eran un todo. A pesar de los problemas, los habían logrado superar, estaban más enamorados que nunca y además la familia Sabina ya aceptaba a Cho como un miembro más, y el más querido por Jo.

Cho, se había establecido casi por completo, llevaba buenas calificaciones en la escuela y seguía entrenando gracias a una beca deportiva que le había dado uno de sus patrocinadores. Ambos, Sabina y Cho, seguían trabajando en la cafetería de Jaz, una que gracias a la publicidad y a los buenos negocios crecía cada vez más, al grado de que él tuvo que rentar el local de al lado para expandirse.

Ya no solo eran ellos dos atendiendo a los clientes, sino también Sila se había unido, y otras dos personas que Cho manejaba con mucha destreza. Tenía madera de líder, eso no se podía negar y además se había vuelto experto en todo lo que conllevaba ser un barista.

También, Adrián, era sumamente amado por Jaz, en pocas palabras su relación eran tan cercana que el papá biológico de Sabina había encontrado un hijo nuevo y Cho un padre que le comprendía. Su relación era tan unida que los Carter comenzaron a decir que Jaz había adoptado a un hijo e incluso comenzaron a invitarlo a las reuniones especiales, ya que Cho siempre les decía si podía llevar a su papá.

Esto ayudó en estos años a que Sabina conviviera más con su padre biológico sin verse forzado, a hablar más de sus cosas y a ser menos fría, llegando a un punto en que se comprendían tanto que no había necesidad de que Cho fuera un intermediario más. Había balance, paz y amor, pero sobre todo mucha comprensión. Sin embargo, bastó algo para desequilibrar todo y ponerlo en peligro.

*Dos años después*

Sabina – 20 años / Cho – 22 años

⎯ ¡Cho! ⎯ escuchó el chico la voz de Jo en la calle mientras él atendía a una pareja que se encontraba en las mesas de afuera, al voltear, vio a la niña con su uniforme del colegio y su mochila bajándose de la camioneta de sus padres.

Cho le saludó con una sonrisa, y de pronto vio cómo la niña corría hacia él sin importarle los autos que pasaban ⎯ ¡Jo! ⎯ gritó la niñera, y Cho corrió hacia ella para cargarla entre sus brazos y ponerla a salvo.

⎯ Jo, ¿qué haces? ⎯ preguntó Cho molesto ⎯, ¿qué te he dicho de pasar la calle sin ver?

⎯ Que tenga cuidado porque me pueden arrollar… ⎯ respondió la niña de inmediato.

⎯ Y si sabes, ¿por qué no lo haces?, ¿a caso quieres matarme de un susto?, tú no sabes lo mucho que me dolería si te pasa algo.

La niña vio a Cho con sus hermosos ojos azules, iguales a los de su padre, para luego abrazarlo con fuerza.⎯ Lo siento Cho, no lo vuelvo a hacer.

⎯ Más te vale ⎯ le murmuró, para besarle la frente.

En ese instante la niñera se acercó con Jon en las manos y el niño fue hacia él. La niñera se acercó ⎯ lo siento señor Adrián, la señora Carter me pidió que los trajera. Mi abuela se puso mal y tengo que ir.

⎯ Sí, no te preocupes.

⎯ Aún deben terminar la tarea, Jo tiene matemáticas y Jon gramática.

⎯ Vale, gracias ⎯ le dijo ⎯, que tu abuela se mejore.

La niñera sonrío y se subió a la camioneta para alejarse de ahí. Él entró con los dos niños a la cafetería y después de saludar a su hermana se sentaron en una mesa y sacaron los libros. Cho en seguida fue a hacerles una malteada de chocolate.

⎯ ¿Cómo le haces? ⎯ preguntó Jaz, al ver a los hijos de Julie y Robert que hacían la tarea sin problema.

⎯ Cho prácticamente les asustó ⎯ interrumpió Sabina, quién llegó a darle un beso en la mejilla a su novio.

⎯ ¿Cómo?

⎯ Un día no querían hacerla y les enseño fotografías de caries dental en niños. Les dijo que si no hacían la tarea les iban a quedar así los dientes, podridos y negros. Eso les horrorizó, así que hacen la tarea sin chistar. ⎯ Cho sonríe, mientras sirve las malteadas en las grandes copas.

⎯ Y ¿no saben que las malteadas en verdad hacen eso? ⎯ inquirió Jaz, bastante divertido.

⎯ También necesito clientes, y ellos son mis favoritos ⎯ bromeó el chico.

⎯ ¿Crees que funcione con Pili?, cada vez se me hace más rebelde.

⎯ Muy tarde Jaz, Pili, ya eso no le asusta, pero quítale el móvil y verás su reacción ⎯ comenta Sabina.

Jaz niega con la cabeza, y se ríe de lo que le dijo Sabina. Luego se pone de pie y entra a la cocina para ver cómo van los pedidos.

⎯ ¿Les ayudarás? ⎯ pregunta Cho y sabina asiente.

Cho, tomó un par de galletas y fue hacia la mesa de Jo y Jon, quiénes ya habían sacado todos sus útiles. Sabina se sentó junto con ellos y comenzó a ayudarles con la tarea, sin embargo, sus hermanos eran increíblemente inteligentes y había poco que podía hacer.

En cambio, Cho, siguió trabajando, tomando las órdenes, recogiendo las cuentas y ordenándoles a los otros meseros que limpiaran las mesas correctamente. Después, vio la hora y se percató que debía ir a su piso para recoger unos papeles que Jaz debía tener antes de irse.

⎯ ¡Ey!, Sirena… voy al piso ⎯ le dijo a su novia, para darle un beso sobre el cabello.

⎯ ¿A caso me invitas? ⎯ bromeó Sabina.

Cho sonrío ⎯ sabes que siempre estás invitada ⎯ respondió su novio.

⎯ Pues, tal vez vaya ⎯ respondió ella coqueta.

Cho, se quitó el delantal que traía amarrado sobre la cintura, y después de decirle a Jaz que ahora regresaba, salió de la cafetería para ir hacia su piso. Abrió la puerta metálica, subió las escaleras y al llegar a su piso buscó los papeles cuando escuchó que tocaron la puerta de su piso.

⎯ Jamás pensé que aceptaras la invitación ⎯ habló coqueto, para ir hacia la puerta y abrirla.

Sin embargo, su rostro cambió cuando vio a una persona de traje y rostro malhumorado con un papel en la mano y dos policías atrás de él.

⎯ ¿Adrián Cho? ⎯ preguntó.

⎯ ¿Sí?⎯ respondió el inseguro.

⎯ Queda arrestado por fraude.

⎯ ¡QUÉ! ⎯ expresó Cho, y sin poder hacer nada los policías se acercaron a él, lo tomaron de los brazos y lo esposaron. ⎯ Esto debe ser un error, ¡un error! ⎯ gritó, pero nadie lo escuchaba.

Salió de su piso esposado y sin poder avisarle a nadie.

One Response

  1. Esos malos padres de Adrian deben estar involucrados y a como son de malos padres, seguramente responsabilizaron al pobre Cho de todo.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *