1 mes después 

Cho luchaba por caminar, mientras apoyaba la pierna malherida y soportaba su peso en las barras. El sudor corría por su frente, por todo su cuerpo, que ya no era tan atlético como antes, pero que aún le hacía ver como un adonis. 

⏤ Venga amor, tú puedes ⏤ escuchó la voz de Sabina, que como siempre estaba ahí presente en la rehabilitación. 

Cho se frustraba y mucho. Se preguntaba cómo había pasado de hacer saltos mortales con una facilidad increíble, a no poder caminar de un lado al otro de la habitación. 

⏤ Una vuelta más, Adrián ⏤ habló el chico que lo rehabilitaba. 

Cho dio unos dos pasos más y sintió cómo la rodilla le flaqueaba para después cogerse de las barras para no caer. Sabina actuó rápido y lo tomó entre sus brazos para evitar la caída. 

⏤ ¡Arrrg!, ¡mierda! ⏤ gritó fuerte, mientras su novia lo consolaba. 

⏤ Ya, ya está. 

⏤ ¡No, no está! ⏤ le contestó, mientras se levantaba con los brazos para volver a erguirse ⏤, ¡mierda! 

⏤ Es todo por hoy Cho, mañana a la misma hora, no olvides hacer los ejercicios por la mañana ⏤ le pidió el chico, para luego acercar la silla de ruedas y ayudarlo a sentarse. 

Sabina lo empujó hacia donde estaban sus cosas y al llegar comenzó a secarle el sudor con una toalla. 

⏤ Bien, amor, has avanzado bastante. 

⏤ Claro ⏤ contestó de mala gana, para luego ponerse la playera y descansar. 

Cho, apenas llevaba un mes de rehabilitación y sus esfuerzos sobre humanos le habían llevado a avanzar rápido, pero no tanto como él deseaba. Quería que para diciembre el uso del bastón fuera una opción y no la silla de ruedas. Sin embargo, no era así, casi era noviembre y apenas podía meterse a la ducha y asearse. 

Vio a los ojos a su novia, una Sabina extremadamente rendida, había modificado su rutina por estar con él casi todas las horas de su día. Ella lo ayudaba a levantarse, a asearse, se iba a la universidad y regresaba para llevarlo a rehabilitación, de ahí lo dejaba en su casa, se iba a entrenar y regresaba a casa para darle las buenas noches. Él no sabía cuánto tiempo pasaba en la noche estudiando o haciendo tareas, solo que Sabina estaba sin falta a las ocho en casa de Jaz para hacer su rutina. 

Por eso y solo por eso no se podía rendir. Tenía que volver a ser él, a ser independiente y poder llevar una relación como la de antes. Cho la extrañaba mucho, como mujer, como novia, y lo único que deseaba era un momento a solas con ella sin tener que pensar nada más. 

⏤ Venga amor, vámonos ⏤ comentó Sabina, mientras cargaba la mochila y le daba el termo con agua. 

Sabina lo empujó hacia la salida del edificio y llegaron al auto. Su padre, Robert, le había regalado uno por su próximo cumpleaños, era una camioneta FIAT color negro bastante espacioso. 

Ella le abrió la puerta y espero a que Cho se pasara al asiento. Cuando se sentó, ella le dio un beso sobre los labios y le sonrió. ⏤ Recuerda, una rehabilitación más un día menos de dolor, ¿qué no? ⏤ le preguntó. Los ojos de Cho le sonrieron, pero su rostro no esbozó ni una sonrisa. ⏤ Bien ⏤ respondió Sabina. 

Cerró la puerta de la camioneta, y luego subió al otro lado para encerrarse junto a él. Ambos se quedaron viendo el paisaje frío a través del parabrisas. 

⏤ ¿Estás cansado, cierto? ⏤ le preguntó ella. 

⏤ Mucho. 

⏤ ¿Y te vas a rendir, entonces? ⏤ habló firme, para luego verle a los ojos ⏤ ¿eso es lo que quieres? 

⏤ Me dan ganas.

⏤ Pues ríndete… hazlo. 

⏤ Sirena. 

⏤ Tienes todo el derecho a rendirte, todo el derecho a echarle la culpa a mi familia de tu condición y pedir que te pensionen el resto de tu vida ⏤ habló enojada. 

⏤ Sabina. 

⏤ No te diré nada, no me opondré, pero, solo te diré una cosa. Yo no me rindo, no sé lo que es eso, así que tendremos un grave problema, ¿entiendes? ⏤ le advirtió, para luego arrancar el auto. 

⏤ ¿A dónde vamos? 

⏤ Solo vamos, no preguntes ⏤ le contestó. 

El resto del camino fueron en silencio. Cho sabía que su Sirena estaba enojada y le daba un poco de miedo. No quería que Sabina malentendiera las cosas, y que pensara que le echaba la culpa a Jo de lo que le pasaba. Solo que estaba cansado, muy cansado, su vida había cambiado de golpe y debía volver a encontrar un propósito. 

Momentos después, llegaron al centro deportivo donde Sabina entrenaba y él solía hacerlo y cuando abrió la puerta del lado de Cho para ayudarle a bajar, no supo qué hacía ahí. 

⏤ Vamos ⏤ habló firme. 

⏤ Sirena. 

⏤ Cho, vamos ⏤ insistió.

Sabina empujó la silla de ruedas con fuerza y lo llevó hacia la entrada. Después de pasar los filtros lo llevó a la piscina. Cuando llegaron a las gradas, ella puso el freno y se sentó a su lado. Sus miradas se cruzaron. 

⏤ ¿Vas a entrenar? ⏤ preguntó Cho. 

Sabina negó con la cabeza.⏤ Tengo meses que no entreno. 

⏤ ¿Qué? ⏤ dijo él sorprendido ⏤ pero… 

⏤ Estoy en cursos de rehabilitación en piscina ⏤ le confesó ⏤, como ves, yo no me he rendido. 

⏤ Sabi… ⏤ murmuró Cho, conmovido. 

⏤ Cuando te accidentaste no solo tu vida cambió, también la mía. Supe, que tenía que ayudarte de alguna manera y pues decidí que así lo haría. Aún me faltan unas clases para graduarme del curso, pero, coincide que debemos empezar a traer a una persona para practicar y, pues, aquí estamos. 

⏤ ¿Y tu medalla, mi Sabi?, la que querías conseguir. 

⏤ Puedo conseguirla después, aún estoy a tiempo. Lo importante eres tú. 

⏤ Pero tenías esas ilusión de ir de nuevo, y tus años de entrenamiento y…

⏤ Shhhh ⏤ le dijo Sabina, con cariño ⏤, no pasa nada, yo estoy consciente de todo eso y te prometo que la decisión está hecha con todo mi corazón. Ya tenemos una medalla, ahora, lo importante es que tú salgas de esto, y lo haremos juntos.

Cho abrazó a Sabina, lo hizo con fuerza y después se soltó a llorar como nunca lo había hecho. 

⏤ No quiero que pienses que me rindo, pero también debes comprender que mi vida no es la misma. No puedo ni siquiera ducharme bien, ni estudiar, ni hacer muchas cosas aún. Mi rodilla está destrozada, y posiblemente ese dolor sea de por vida. De pronto, todos mis planes de cargarte hacia nuestra habitación de bodas se arruinaron, de poder ganar otra medalla, de… ⏤ y dejó de hablar. 

Sabina acarició su rostro.⏤ Claro que no, verás que no ⏤ le alentó su novia ⏤, los planes no se arruinan, solo cambian. Pero hay una cosa que no cambia, y es todo lo que siento por ti. Si te rindes, yo estoy aquí para levantarte, pero no te puedes dejar caer mi Cho, no cuando hemos hecho tanto esfuerzo, ¿si? 

⏤ Mi sirena ⏤ pronunció él, y le dio un beso sobre los labios. 

⏤ Venga… vamos. 

Sabina se quitó el grueso suéter que tenía y mostró uno de sus tantos trajes de baño. Después sacó de la maleta un short de Cho. 

⏤ ¿Ahora? 

⏤ La clase empieza en cinco minutos, venga, serás mi ayudante hoy. 

Sabina empujó a Cho hacia el vestidor y, aprovechando que no había nadie, le ayudó a cambiarse. 

⏤ Esto es lo que no quiero ⏤ le advirtió ⏤ me siento anciano. 

⏤ A mí si me gusta ⏤ dijo ella entre sonrisas, haciéndolo sonrojar. 

 Cuando por fin estuvieron listos, Sabina lo llevó  hacia la piscina y le ayudó a entrar. Cho sintió el agua templada en su cuerpo y un alivio en el peso del cuerpo y la rodilla. 

⏤ Venga, vamos a calentar un poco ⏤ habló Sabina animada, mientras se acercaba a él para tomarle de las manos y juntarlo a su cuerpo. 

Cho se sonrojó con solo sentirla cerca de él. Así, ella, envolvió las piernas en su cadera e hizo que Cho la cargara de los glúteos, como solía hacerlo antes.⏤ Ves, como puedes cargarme de nuevo ⏤ le dijo de forma sensual, mientras colocaba sus brazos a la altura de su cuello y se acercaba para darle un beso sobre los labios.⏤ Solo es cuestión de adaptarnos… 

⏤ Me gusta esta adaptación ⏤ contestó Cho, para luego darle un beso tan deseado que a los dos les quitó el aliento.⏤ Me gusta mucho más esta rehabilitación ⏤ bromeo, y Sabina sonrío. 

⏤ Te va a gustar más cuando funcione… ¿Entonces qué, hombre?, ¿seguimos en la lucha? 

⏤ Seguimos ⏤ habló Cho con ternura, y la volvió a besar. 

⏤ Verás que para diciembre caminarás con bastón y que en unos años, cuando nos casemos, me cargarás para atravesar la puerta de nuestra habitación de hotel, es un juramento que yo te hago ⏤ le animó su novia, para volver a caer en la dulzura de sus labios. 

One Response

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *