Antonio 

Mi familia no festeja Navidad. Nunca lo ha hecho y por eso no tenemos la costumbre de reunirnos en esta época y para nosotros son días normales que pasamos en la casa haciendo nuestras actividades solo que con villancicos de fondo. Por eso, debo confesar, que me siento emocionado de que iré a pasar mi primera Navidad con Lila y mi hija, y viviré parte de las tradiciones que tiene su familia; que definitivamente son mejores que las mías. 

Desde que regresé de México y Lila les dijo que me invitaría, no he dejado de pensar en cómo será el encuentro, en qué tengo que hacer o cómo reaccionará su familia. Sé que los padres de ella ya están enterados pero, ¿el resto de la familia lo estará? 

No los culparía si los hermanos de Lila me rechazaran o no quisiesen convivir conmigo, creo que me lo merezco. Pero no me agradaría que mi presencia hiciese que la Navidad, el recuerdo más bonito que tiene ella, se conviertiese en una pesadilla o un mal rato que me limitara a las siguientes festividades. 

Esta es mi oportunidad de hacerlo bien, lo correcto. De presentarme a ellos y decirles quién soy y lo que hago. Sé que es demasiado tarde, y que todo esto debí hacerlo a los cuantos meses de conocer a la hermosa Lila. Sin embargo, lo hecho, hecho está y no puedo cambiar el pasado, solo me queda enfocarme en el presente. 

Me veo por última vez en el espejo y me acomodo el traje azul marino con saco de pana que me he comprado para la ocasión. No sé si voy muy o poco elegante, pero creo que el conjunto que tengo es el ideal. 

Paso de nuevo mis manos por mi cabello, me lo acomodo y después paso a mi rostro. Para esta ocasión me he rasurado perfectamente la barba, lo que me hace ver más joven, y afila mi rasgos, especialmente mi quijada. 

Mi reflejo se ve perfecto. La emoción vuelve a apoderarse de mí, sin embargo, cae como picada, al ver el reflejo de Théa reflejado, como si fuese un fantasma, debido a lo pálido de su piel. Ella me sonríe tímidamente, provocando que voltee a verla. 

⎯Te ves bien. ⎯Me alaga⎯. Solo vengo por mi libro. 

Ella está vestida con un suéter tejido de cuello largo que parece más bien un vestido. Esta completamente tejido y es de color negro, por lo que el blanco de su pile es evidente. Trae puestos vaqueros  azules ,ceñidos a sus piernas, que destacan la delgadez de las mísmas; unas botas a combinación del suéter, complementan su conjunto de hoy, mientras que el cabello largo y rizado cae sobre sus hombros. 

⎯Gracias ⎯respondo. 

Théa camina hacia mí. Su mirada está clavada sobre el saco del traje, que es un poco más brillante debido a la tela. Al llegar, sus manos lo tocan y después me acomoda la corbata. 

⎯No se te olviden los regalos ⎯me recuerda. 

⎯No ⎯respondo. 

Théa se voltea hacia la mesa que está al lado del espejo, toma el libro, la taza de té y luego, sin decir más, se dirige hacia la puerta. Ella no irá a casa de los Canarias, ese fue lo que acordamos o más bien lo que ella quiso desde que me enteré que estaba invitado. 

Al igual que para mí, para ella, Navidad es solo un día más, solo que con mucho frío e iluminación diferente. No le emociona, ni le disgusta. Así que al momento en que le plantee mis planes ella simplemente me dijo un “¡me alegro que te hayan invitado!”, sin dejar espacio para nada más. 

Con todas las referencias que tengo sobre la Navidad, no sé porque ahora, que me estoy arreglando frente al espejo, me da mucha melancolía y tristeza dejarla sola en la casa, mientras yo salgo a convivir con la familia de Lila. 

⎯¿Estás segura de que no quieres ir? ⎯le pregunto, haciendo que Théa se detenga en el umbral de la puerta⎯. Estoy seguro de que no le molestará… 

⎯No es el momento ⎯me interrumpe, con ese tono tranquilo que siempre usa⎯. Aún no mezcles tus vidas, Antonio. El momento de conocer a Lila y convivir con ella llegará. No te preocupes por mí. Estaré bien. Sé como entretenerme sola. 

⎯¿Segura? 

Théa no me dice más. Simplemente asiente con la cabeza y sale de la habitación dejándome solo y con una sensación de melancolía que solo ella me puede dar. Me quedo unos segundos pensando en la conversación que tuvimos cuando regresé de México, donde ella se emocionó cuando le comenté que el próximo año ella me acompañaría, ya que me quedaré allá por tres meses para estar presente en el nacimiento de mi hija y después de este. 

Bajo el pretexto de una luna de miel atrasada, Théa y yo nos iremos a vivir a la Ciudad de México, viviremos en el piso de a parte de abajo de Lila – uno que Pablo nos hizo el favor de rentar -, y estarémos ahí sin preocuparnos de nada. Para que los Karagiannis no sospechen, hice reservaciones en distintos hoteles y para cubrir el resto de las semanas, un viaje en yate. Todo perfectamente calculado para que no nos molesten. 

Aún ahí, cuando le dije a Théa el plan, su emoción no duró mucho al percatarse de que solo era una fachada para que yo pudiese estar con Lila. la idea de una luna de miel, se esfumó, y ella simplemente dijo estar de acuerdo; me sentí fatal. Todo el tiempo me siento mal con ella. Porque le hice miles de promesas que no he cumplido y solo me he dedicado a esconderla en esta casa, y a olvidarla. 

Sé que estuvo de acuerdo en las condiciones del matrimonio, pero tampoco es que desee que ella se sienta sola. Aun así, no creo poder cumplir todas las promesas, sobre todo esa de tener un hijo con ella, no desde que Lila me dijo que espera una niña mía. Tal vez pueda cumplir otras que no requieran tanto compromiso físico. 

⎯No me siento ni la mitad del hombre que debería ser ⎯murmuro para mí mismo. Ver a Théa bajó mi emoción y mi alegría; ella solo venía por su libro.

Todo pasa en instantes. Después recuerdo que seré padre de una niña y que, para mi alegría, será con la mujer que amo. De pronto, me siento afortunado. Soy afortunado. 

***

Se siente diferente llegar a casa de los Canarias de esta manera. La última vez que estuve aquí, lo hice en lágrimas y rogando por ver a Lila. Ahora, las puertas de la enorme cochera se abren, dándome la bienvenida. La decoración navideña brilla por todas partes. Las luces de la sala se encuentran encendidas y un delicioso olor a dulce se siente en el aire. 

Con trabajos bajo la bolsa de regalos, uno para cada miembro de la familia, todos escogidos por Théa a quién se le ocurrió la idea. Camino hacia la puerta, que es un enorme ventanal que deja ver hacia adentro de la casa, y sin nisiquiera tocar o anunciar mi llegada, Lila viene hacia mí para abrirme. 

Sonrío, al verla vestida con un vestido, seguro hecho por ella, que destaca su hermoso y abultado vientre. Ella me regala una sonrisa amable, una con tintes de uan emoción controlada. Sigo seguro de que Lila me ama, y que jamás dejará de hacerlo. 

⎯Bienvenido ⎯me dice con una voz melodiosa. 

⎯Gracias ⎯respondo, como si estuviese embelzado⎯. Te ves hermosa, Lila. 

⎯Gracias. ⎯Ella se acaricia el vientre. 

⎯Mena también se ve bonita. 

⎯Lo sé ⎯dice, entre sonrisas. Ella ve todas las bolsas que estoy cargando y me pregunta ⎯:¿Necesitas ayuda? 

⎯No, no… está bien. 

⎯¡Tristán! ⎯habla en voz alta. 

Momentos después, un joven en sus veintes, llega a nosotros, vestido de un traje, sin corbata, con el cuello de la camisa abierto de los primeros dos botones y con un saco de color negro. Lo que más destaca de él es su cabello: rizado y definido. 

Sus ojos miel, como los de Lila, se fijan en los míos y me esboza una leve sonrisa. 

⎯Tristán, él es Antonio. ⎯Me presenta. 

 Yo estiro la mano para saludarlo, nervioso, provocando que una de las bolsas se caiga. 

⎯Lo siento ⎯me disculpo. 

Tristán me saluda y su sonrisa se amplia. 

⎯Tranquilo ⎯dice, para luego recoger las bolsas. 

⎯Él es mi hermano menor ⎯puntualiza, Lila. 

⎯Soy Antonio de Marruecos. 

Tristán asiente. 

⎯Lo sé. Bienvenido, te ayudo con los regalos. 

Tristán, con una facilidad increíble, levanta casi todas las bolsas, demostrando que ese cuerpo de gimnasio no es solo por estética. 

⎯Vamos ⎯me indica, Lila. 

Los tres comenzamos a caminar hacia la sala. Sonrío al notar que todo tiene color al igual que su piso en México. Las fotografías de los muros destacan, y se encuentran por todas partes. Son murales completos que muestran la historia de su familia. 

También, hay todo tipo de adornos y figuras que, se notan, no son de aquí. Hay máscaras de jaguares, platos de colores azules y blancos, y también de colores, y mantas tan coloridas que destacan sobre los sofás de color azul. 

⎯¿Llevo los regalos con Manu? ⎯pregunta, Tristán. 

⎯Sí, allá estan los demás ⎯le contesta, Lila. 

Tristán se adelanta, saliendo por el jardín y perdiéndose un momento de nuestra vista. Lila, hace que me detenga y antes de salir al jardín me dice: 

⎯Pensamos que iba a venir tu esposa. 

⎯No, ella prefirió quedarse. 

⎯Lástima. Le habíamos puesto un lugar en la mesa ⎯contesta, Lila. 

Ahora me siento peor de lo que me hizo sentir ella. Y pensar que solo iba por un libro. 

⎯Otro día será, supongo ⎯hablo. 

⎯Supongo. ⎯Lila se queda en silencio, observándome. Me pregunto qué es lo que pasa por su cabeza. Muero por saber sus pensamientos, pero sentir lo que ella siente. Solo necesito una señal, una sola. 

⎯No te preocupes, nadie te atacará, ni te harán sentir incómodo. Sé que vienes preparado para eso. 

Suspiro. 

⎯Estoy feliz de que me hayas invitado y que, al fin, pueda conocer a tu familia. 

Como debió ser hace meses. 

⎯Vamos. Todos saben que ya llegaste ⎯responde, sin decir nada con respecto a lo que le dije. 

Lila y yo salimos de su casa y comenzamos a caminar por un amplio jardín. Ella me comenta que toda su familia vive ahí. Su tía Julie fue la primera en comprar una casa en este lugar. Después su tío Manuel compró la de al lado y sus padres la de al lado de ésta. Tiraron parte de los muros que las dividián y pusieron rejas que se abren y se cierran, dando acceso a todos a los jardines y casas de cada uno. 

⎯Como ves, no hay mucha privacidad ⎯bromea, mientras caminamos. Ella va acariciando su vientre. 

⎯Me agrada, creo que es lindo que estén todos juntos. 

⎯Sí, se les ocurrió a mis tíos Robert y Julie, porque mis primos querían siempre pasar a jugar con mi prima y tenían que salir a la calle. Después mi padre copió la idea. La casa de mi tío Manu, es la casa de las reuniones. La mayoría de las festividades se hacen aquí. 

En eso, veo una casa enorme, más grande que la de Lila, con todas las luces encendidas. Al igual que la de ella, tiene enormes ventanas y se puede ver dentro de la casa desde lejos; supongo que es el estilo que les gusta. 

⎯Vamos ⎯me alienta. 

Asiento con la cabeza, nervioso. Camino hacia la casa y antes de entrar, me detengo. Una sensación de huída se apodera de mí. Sin embargo, siento algo cálido en mi mano y al reaccionar, veo que es la mano de Lila. 

⎯Vamos. Te están esperándo. 

Comienzo a caminar junto a ella. Con el corazón palpitnado y con un miedo dentro de mí. No sé cuál será su reacción, tampoco espero una cálida o alegre, pero al menos espero que mi presencia no arruine la noche de los demás. 

Tan solo entramos por la puerta, escucho unas risas fuertes y sonantes, que hacen eco en todo el lugar. Después, unas voces juveniles hablan, y al llegar vemos al hermano de Lila con tres personas más. Al verme, los cuatro guardan silencio. Sin embargo, no es incómodo, más bien para escuchar lo que Lila dirá.

⎯Antonio, ellos son mis primos Daniel y Héctor. A mi hermano ya lo conoces. Y él es mi cuñado, el esposo de Sila. Francisco Moríns. 

⎯Solo dime Moríns ⎯contesta, dándome la mano. 

⎯Él es Antonio ⎯agrega Lila, y con un brillo en sus ojos pero con una mirada triste, continúa⎯. Es el padre de Mena. 

Los cuatro sonríen.

⎯Gusto en conocerlos.

⎯Igualmente ⎯contesta Moríns. 

De pronto, de otra habitación, sale una mujer de cabello largo y negro, de piel morena y con unos ojos verdes impactantes.

⎯Ella es mi hermana, Sila. La esposa de Moríns. 

Sila me sonríe y solo me dice un “bienvenido”, no tan alegre como el de su marido; supongo que hay que ganársela de otra manera, no solo con encanto.

Momento después, Luz y el hombre que acompañó a Fátima Lafuente, cuando vine a buscar a Lila, aparecen en la sala. 

Antonio. Qué gusto verte. Te presento a mi hermano, Manuel. 

Un hombre alto, delgado y de cabello negro con tintes plateados, se acerca a mí para darme un fuerte apretón de manos; se nota que por muchos años cerro tratos. 

⎯Antonio, bienvenido a mi casa. Pasa, todos los demás estamos en el comedor principal.

Comienzo a caminar junto con ellos y, al atravesar la sala, noto que mis regalos ya están debajo del árbol, junto con los de la familia. 

Sonrío levemente y continúo. Subimos unos escalones, y al pasar la cocina. Damos vuelta a la derecha para entrar a lo que parece el comedor principal. Enfrente de mí, hay una hermosa mesa de madera hecha a mano, con espacio para 20 comensales. Toda completamente decorada, servida y lista para una cena.

Sentada en esa mesa, se encuentra la gemela de Lila, Alegra, y al lado, David Canarias y una mujer de pelo rizado, se ríe junto con ellos.

⎯David, Antonio está aquí. 

David Canarias, levanta la vista y al verme, dibuja una mueca que se presta a una sonrisa. Su mirada es idéntica a la de su hijo, en el color y la silueta de los ojos; sin embargo, la de su hijo es pura felicidad, brillante y esperanzadora. La de David, refleja un duro pasado, pero nada amanezador. Como si fuese un león viejo que ahora camina en paz. 

⎯Al parecer, señor de Marruecos, es esperado… 

⎯¿Cómo dice? ⎯pregunto. 

⎯Mi abuela, ella pidió hablar contigo antes de cenar ⎯complementa Alegra. Quien se ve visiblemente embarazada; así que Karl será padre. 

⎯Claro. 

⎯Perfecto, entonces, adelante. 

Volteo a ver a Lila, y ella me tranquiliza. 

⎯No pasará nada. 

Espero que sea así. 

Daniel, el primo de Lila, es quién me lleva a donde se encuentra Fátima Lafuente, un pequeño invernadero que está a unos pasos del jardín de la casa. La señora, se encuentra sentada en su silla de ruedas, vistiendo ropa abrigadora pero muy elegante y su pelo cano está perfectaemnte peinado. Se nota que Fátima era hermosa de joven, y bastante atractiva. Ella, se encuentra cuidando un rosal, cortando las hojas y acomodándolas sobre la tierra. 

⎯Pasa ⎯me conmenta, con una voz tranquila y muy diferente a la que uso cuando vine a buscar a Lila. 

⎯Buenas noches, señora Lafuente. 

Ella levanta el rostro y me sonríe.

⎯Es bueno verte por aquí, Antonio. Sobre todo, después de nuestra última visita. 

Suspiro. 

⎯Le pido una disculpa, ese día, no era yo. 

⎯No hay nada que disculpar. El amor nos convierte en otras personas. Eso sucede cuando damos nuestro corazón a otra persona. Dejamos de ser nosotros. 

⎯Para bien o para mal ⎯agrego. 

⎯Así es. 

Fátima deja la rosa y luego coloca las manos sobre su regazo. 

⎯Llegaste a la familia de la forma incorrecta en el momento correcto ⎯me comenta. 

⎯Supongo que todos hacemos las cosas diferentes. 

⎯Y por eso eres mi favorito. Le diste un toque fresco a la esta familia. 

⎯¿Soy su favorito? Pues solo usted lo piensa así porque la mitad de su familia quiere que me vaya y la otra me quiere matar. 

Fátima se ríe. 

⎯Nadie te quiere matar o quiere que te vayas. Simplemente que no estamos acostumbrados a lo que tu acostumbras. Como ves, es imposible esconder un secreto en esta familia y es mal visto si se hace. No es como tu familia o como la mía, donde todo era en privado y no se contaba con nadie. 

⎯Mi familia… ⎯Suspiro. Al recordar que hace tiempo que no veo a mis hermanas. 

Fátima, mueve la silla de ruedas y se acerca aun más a mí. 

⎯Mi hijo me comentó que quieres arruinar a los Karagiannis. Que quieres invertir el dinero de tu madre en el Conglomerado y robarles los clientes. 

⎯Bueno, si lo dice así, suena que haré algo terrible. 

Fátima se ríe. 

⎯Los Karagiannis han hecho cosas peores, así que lo que harás será mínimo. Tu padre, él fue por mucho tiempo presa de los Karagiannis, es hora de que te liberes. Mi marido lo hizo a tiempo, y, fue al mejor estrategia que pudo hacer. ¿Sabes por qué los Karagiannis se enojaron tanto con Lila?, ¿por qué hundieron su marca? 

⎯Porque no me casé con Atenea ⎯comento como si fuese obvio. 

Fátima niega con la cabeza. 

⎯Pudiste haberte enamorado de cualquier persona y posiblemente no hubiese sido así de duro. Se enojaron, porque te enamoraste de una Canarias, y los Karagiannis no olvidan. Ese es su maldición. Van por la vida cobrando venganzas pasadas y presentes como si fueran sicarios. No se la cobraron con mi marido pero, si con mi nieta. 

⎯¿Qué posibilidades había de que yo me enamorara de una Canarias? ⎯pregunto. 

⎯Pues, prácticamente es un 0.000019149% de probabilidad. ⎯Escucho la voz de Daniel, quién está detrás mío. 

Fátima le da la razón. 

⎯Ves. 

⎯Es un porcentaje muy bajo. 

⎯Y aun así, te enamoraste de una. Eso es… 

⎯¿Destino? ⎯complemento. 

⎯O un buen tino ⎯Y se ríe⎯. En fin, ahora ya estás aquí y serás parte de la familia al darnos a la pequeña Mena, y por eso te llamo. 

⎯La escucho. 

⎯Ahora esta es tu familia, quieras o no. Tal vez Lila no esté contigo oficialmente, pero tu hija llevará el apellido Canarias, y con eso es suficiente. 

⎯Lo sé y… 

⎯Debes aliarte y contar con nosotros. No puedes esconder nada, sobre todo cuando tus acciones pueden atraer a los Karagiannis a nuestra puerta. Si necesitas ayuda, pídela, si presientes algo, dilo. Si crees que algo pasará, avísanos. No dudes ni un segundo en recurrir a nosotros. Tu hija es una de nosotros así que tú también lo eres. 

Sonrío. 

Y yo que pensé que me iba a regañar. 

⎯No se preocupe. He aprendido de mis errores y no pasara más. Sé que cuento con ellos. Aunque Lila ya no esté conmigo. 

Ella sonríe. 

⎯Está contigo, pero de una forma diferente. Su historia comenzó de manera distinta, así que debe vivirse así. No des por hecho que, porque no inició todo como deseabas, no significa que no termine así.

⎯¿A caso me está dándo esperanzas? ⎯pregunto. 

⎯No, solo te estoy diciendo lo que pienso. Esto que tienes es lo que debes vivir, sigue viviéndolo y ve a dónde lleva; siempre es bueno emprender una nueva aventura. 

De pronto, siento que lo que me dice la señora Fátima es justo lo que necesitaba escuchar. Sus palabras, firmes y concisas me han dado más esperanza que cualquier consejo escuchado en mi vida. Ella tiene razón, que mi historia con Lila no haya iniciado como yo lo idealicé, no quiere decir que no termine como yo lo soñé. 

⎯Ahora llévame al comedor ⎯me pide⎯. Ya tardamos mucho tiempo y comenzarán a preguntar por nosotros. Daniel, cariño, dile a tus padres que ya vamos. 

⎯Sí, abuela ⎯contesta el joven y desaparece de nuestra vista. 

⎯Daniel, un genio de las matemáticas. Estudia finanzas, al igual que su abuelo. A él le confiaría la administración de mi herencia completa. 

⎯Es bueno saberlo. 

Tomo a Fátima de las manijas de la silla de ruedas y la empujo con preacución. Sin embargo, Fátima me pide que me detenga y que me vuelva a verla a los ojos. 

⎯¿Sabes por qué me gustan tanto las flores? 

⎯No. 

⎯Porque las flores son la perfecta metáfora del amor. Enfrentan tormentas y desafíos, pero siempre encuentran la manera de florecer nuevamente, cuando el momento es el adecuado… 

⎯¿Otra vez dándome esperanza? ⎯pregunto, con una sonrisa. 

⎯No, solo te estoy diciendo lo que pienso ⎯contesta, y me pide que continuemos hacia el comedor. Si ustedes me preguntan, creo que Fátima me estaba dándo esperanzas y eso es suficiente para no rendirme en recuperar a Lila.

19 Responses

  1. Fatima como siempre tan sabia, me alegra que haya alcanzado a conocer mas a Fatima y del pprq el odio hacia Lila, ahora todo tiene sentido. Y yo tambien tomaria esos consejos como esperanzadores, ya esta en Antonio en recuperar a Lila. ❤️❤️❤️

  2. Awwww, Fátima siempre sabia!!!
    Estaba tan o más nerviosa que Antonio ante esa visita!!
    Pero me dió mucha pena Thea😥

  3. Fátima siempre será mi mujer ideal, amo a esta mujer inmensamente.
    Antonio con escucha consejos, ella es muy sabia

  4. Mi querida Fátima, una mujer llena de sabiduría. Pero no me agrada esas esperanzas que le da a Antonio 🙄🙄

  5. Llena de sabiduría y perfecta mujer para dar tranquilidad a un corazón solitario pero con ansias de 😍 amor

  6. Ay Thea de mi ♥️, si supieras a la familia que ingresaste sin estar, te va a acoger con amor.

  7. Antonio llegó a la familia más maravillosa, y ellos serán un gran apoyo para que puedan protegerse de los Karagiannis… Espero que pronto Thea pueda sentir esa bella acogida y ya no estar en tanta soledad…❤️

  8. Excelentes y muy sabias palabras de Fátima y como dice ella fue malo que se enamoró de una canarias para los innombrables pero son lo mejor y los únicos que acabarán con ellos así que Antonio estás en el lugar correcto , todos en esta familia son un amor 🧡

  9. La Sra. Fátima siempre con las palabras precisas en el momento justo.
    Daniel podría ser el próximo Presidente del Conglomerado CANCON

  10. De verdad que Thea no merece estar así apagada =( espero pronto lleguen días felices para ella.
    Doña Fatima siempre sabia y dando los consejos o las palabras correctas =)

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