Entonces, el viaje familiar llegó. Tanto Cho como ella, se levantaron temprano para terminar de hacer la maleta y estar listos para la hora acordada. El viaje a Granada, era en verdad algo que esperaban todos, como si la familia entera en ese momento estuviese bajo un gran estrés y necesitaran ese momento de relajación.

Sin embargo, un viaje familiar también podría significar llenarse de estrés, ya que la familia de Sabina en realidad era grande y, conforme pasaban los años, crecía cada vez más. A veces ella recordaba cuando solo eran sus tíos, sus padres, sus abuelos y ella; un total de nueve personas. Después se unió Sila, y conforme los Canarias empezaron a crecer pasaron a ser casi quince en total, ahora, ya ni sabía cuántos eran. 

Así que ahora, el avión estaba listo, al igual que el destino, y solo faltaba que todos se reunieran en el aeropuerto para despegar. Cho, en realidad, estaba feliz, y no solo por el viaje, sino por la experiencia de viajar en avión privado, ya que siempre le parecía una experiencia única; algo que a Sabina se le hacía enternecedor. 

⏤ ¿Crees que de nuevo pueda pedir sushi? ⏤ bromeó, Cho mientras manejaba por la ciudad directo al aeropuerto. 

Sabina sonrió y tomo su mano ⏤. Sabes que puedes comer lo que quieras, y sé que no pedirás más que un vaso con jugo y cacahuates. Eres demasiado lindo como para aprovecharte de esto. 

⏤ Tal vez cambié ⏤ le comentó él, para luego besar su mano ⏤, ahora me dejaré llevar por la idea de que mi novia tiene un avión privado y que jamás tendré que tomar un avión comercial en mi vida. 

⏤ Mi madre tiene un avión privado, no yo, y básicamente es de Fátima Canarias porque es parte de la empresa de los Canarias. Ahora que lo analizo, mi tío es el del avión privado, no yo. 

⏤ Basta, era broma. No tienes por qué analizar todo ⏤ contestó él, para luego reírse. 

Sabina se recargó sobre el asiento y suspiró ⏤. Espero me dejen dormir durante el viaje. No dormí para nada pensando en el tratamiento de que nos recomendó Ben. Lo investigué y bueno, solo te puedo decir que las píldoras están caras y posiblemente cambie algo en mi cuerpo. 

⏤ Tranquila, amor, no pienses en eso ahora, hasta que regresemos del viaje, ¿vale? ⏤ le pidió su novio, para luego voltear al frente. 

⏤ Lo sé, después del viaje tomaremos una decisión; eso no me detuvo a no dormir en toda la noche. 

⏤ Pues duerme un poco, yo te despierto cuando lleguemos al aeropuerto, ¿te parece? ⏤ le sugirió Cho. 

Ella por un minuto lo dudó, ya que el camino al aeropuerto era bastante corto desde el punto donde estaban, pero, con el movimiento del auto y lo caliente del abrigo, se acomodó en el asiento y en menos de tres minutos cayó en un sueño profundo, olvidándose por completo de todo lo demás. 

***

Sabina abrió los ojos cuando sintió que los rayos del sol sobre su rostro. Lo hizo poco a poco, mientras sus oídos se acostumbran al sonido de afuera. La voz de su novio, cantando a la par de la radio, la hizo reaccionar de inmediato, y levantarse del asiento como si hubiese tenido un mal sueño. 

⏤ ¡Ey, mi Sirena!, ¿descansaste? ⏤ le preguntó, con esa sonrisa tan bonita que tenía. 

Sabina notó que se encontraban en la autopista, y que ya habían pasado el aeropuerto hace horas atrás. 

⏤ ¿Qué paso?, este no es el camino al aeropuerto ⏤ dijo, aún adormilada. 

⏤ No, no lo es. 

⏤ ¿Qué está pasando? ⏤ insistió. 

Cho volteó a verla y con esa sonrisa tan bonita que siempre le caracterizaba le confesó ⏤. No iremos al viaje familiar. Sé que amas a tu familia y yo la amo por igual, pero, no estamos en humor de estar rodeados de todos. Escuché a tu tía Ainhoa sobre el viaje que planeaba a Granada y le pedí que fingiera invitarnos. 

⏤ ¿Para qué harías eso? ⏤ cuestionó Sabina, algo confundida. 

⏤ Para que mi sorpresa fuera sorpresa y porque sé que si yo te pedía que nos alejáramos de la ciudad, dirías que no. Así que, sé el poder que Ainhoa tiene sobre todos para convencer y le pedí que lo hiciera. 

Sabina sonrío, se quitó el cinturón de seguridad y le dio un beso en la mejilla a su novio  ⏤. Gracias. 

⏤ De nada. Aunque no creas a mí también me hace falta una escapada contigo. Así que tenía que intentarlo. Tal vez no vamos en avión privado, pero, tenemos café, música y un hermoso paisaje por delante. 

Sabina sonrió ⏤. Y, ¿a dónde vamos? 

⏤ A una casa en las afueras. Camilo me la prestó, es una de las tantas casa en renta que tiene. Según él, esta es la mejor de todas y, pues, será gratuita por un fin de semana. 

⏤ Amo a Camilo ⏤ habló Sabina, para luego sonreír. 

⏤ Pensé qué no te agradaba. 

⏤ No me agrada cuando trata de mal influenciarte, pero, hoy sí ⏤ admitió, para después darle un sorbo al café de Cho. 

Momentos después, ella tomó la mano libre de su novio y la apretó. No le dijo nada, con ese simple apretón le comunicó todo lo que sentía. Él le regreso el gesto, besándola y poniéndola sobre su pierna, como lo hacían siempre. De inmediato, los dos sintieron paz y en este omento, lo necesitaban. 

⏤ Verás que no extrañaras a tu familia ⏤ le aseguró Cho. 

Sabina sonrió ⏤ ¿Seguro que no extrañarás el Sushi en el avión?

Cho volteó a verla y se animó a darle un beso sobre los labios ⏤. No, porque extraño a mi Sirena, y me importa más recuperarla que un sushi preparado por un chef profesional. Además, en el balneario no hubiese podido usar ese traje de baño que te gusta, ya sabes, ¿el speedo blanco? ⏤ comenta coqueto. Ella se rió.⏤ Solo quiero que este fin de semana nos disfrutemos, ¿sí?, nos olvidemos de todo, descansemos, nos volvamos a enamorar.

Sabina abrazó su fuerte y formado brazo y recargo su cabeza sobre su hombro. Cho era todo lo que necesitaba y lo que necesitaría siempre. Era el único que podía subirle el ánimo y aconsejarla cuando más perdida se sentía. Así, Cho siguió manejando, y después de una hora al fin llegó a al lugar donde pasarían el fin de semana.

Afuera, estaba empezando a nevar, por lo que, estacionaron el auto y bajaron las maletas rápidamente para refugiarse. La casa donde se quedarían en verdad era grande, bastante grande para dos personas. Contaba con una amplia sala con chimenea, una cocina donde podían cocinar cena para decenas de personas, seis habitaciones con siete baños, una piscina techada con calefacción y vista a las montañas, un sistema de entretenimiento, un sauna y la cereza del pastel, un jacuzzi.

En cuanto dejaron las maletas, Sabina corrió hacia la sala y de un salto se recostó sobre el sofá, uno tan grande que parecía cama. Cho la siguió.

⏤ ¡Qué maravilla! ⏤ expresó Sabina, mientras se estiraba.

Cho se acostó al lado de ella y Sabina se acomodó sobre su pecho. Ambos se quedaron en silencio viendo el hermoso techo lleno de vigas de madera que le daban un toque a campiña.

⏤ ¿Te gusta? ⏤ preguntó, Cho.

⏤ Me encanta ⏤ella le dio un beso sobre los labios y luego lo abrazó.

⏤ Y no solo es esto, si no otras sorpresas que sé te encantarán. Este fin de semana será para los dos, y aquí nadie nos interrumpirá. Nadie ⏤ y diciendo esto, ambos se quedaron recostados sobre ese cómodo sofá. Esperando ese fin de semana para dos.

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