Al día siguiente, el sol se asomaba tímidamente por el horizonte, anunciando un nuevo día lleno de aventuras y sorpresas para Cho y Sabina. Ambos, a pesar de estar de vacaciones, se levantaron temprano y se dirigieron a la cocina para preparar un delicioso desayuno casero. Era sábado de wafles, así que siguieron con esa tradición que había empezado el abuelo de Sabina hace años, y ahora forjaba a las siguientes generaciones. 

Con una taza de café caliente y humeante en la mano, se sentaron frente a la venta a que daba a la terraza, donde pudieron disfrutar de la impresionante y majestuosa vista de las montañas cubiertas de nieve. Unas que jamás habían visto. 

⏤ La casa sí que se paga sola ⏤ comentó Cho, mientras comía un poco de los deliciosos wafles que su novia le había hecho, usando la receta secreta de su abuelo Tristán. 

El aire fresco y nítido, muy diferente al de la ciudad, acariciaba sus rostros, mientras saboreaban de cada bocado y conversaban animadamente. Se sentían como nuevos, frescos y agradecidos de poder estar juntos en ese mágico lugar, lejos de las malas noticias y las preocupaciones que a veces la vida diaria les daba. Aquella escapada les brindaba la oportunidad de disfrutar de su amor y compañía de una manera íntima y exclusiva. Un sitio que era para ellos dos y nadie más. 

Una vez que terminaron de desayunar, y de asearse un poco, se prepararon para una aventura en la naturaleza. Abrazados por abrigos cálidos, bufandas y unas buenas botas para caminar, salieron de la acogedora casa y se adentraron en el paisaje nevado. Caminaron por los senderos, rodeados de altos pinos, donde sus pasos dejaron huellas en la nieve virgen. La serenidad del entorno los envolvía, creando un espacio, donde solo existían ellos dos y la naturaleza. 

Adrián tomó a Sabina de la mano, y la llevó a explorar cada rincón del bosque. Las risas resonaban entre los árboles, mientras se lanzaban bolas de nieve y se perseguían juguetonamente como si fueran dos niños disfrutando. Ella corrió tratando de evitarlo, pero Cho fue hacia ella y tomándola de la cintura hizo que ambos cayeran sobre la nieve. 

⏤ ¡Basta! ⏤ expresó Sabina, divertida. 

Cho aprovechó para darle un beso sobre los labios y luego acarició su cabello. Su sirena, fuera o dentro del agua, era hermosa, y ahora rodeada de nieve se imaginó que también podría ser alguna ninfa del bosque, seduciéndolo con su belleza. 

⏤ Es la primera vez que hacemos esto, ¿sabes? ⏤ le comentó Sabina, mientras veía a su novio, y como los árboles teñidos de blanco los rodeaban ⏤. Hemos estado en muchos lugares juntos pero, nada como esto. Deberíamos de hacerlo más seguido, ¿no crees? 

Cho asintió con la cabeza, y estirándose un poco más le dio un beso sobre la frente ⏤. Sonará tonto, pero tenía la ilusión de llevarte a Corea del Sur, y que camináramos debajo de los árboles en el invierno. Me imaginaba esa escena romántica como las que pasan en las series. 

⏤ Y, ¿por qué no lo hacemos?. Me gustaría conocer Corea ⏤ le contestó ella. 

⏤ Bueno, es que desde lo que pasó con mis padres, las ganas de ir se me quitaron. Así que supongo que podré tomar esto como mi paseo debajo de los árboles ⏤ confesó. 

Sabina sonrío. No le gustaba escuchar a su novio hablar así, pero, sabía que no podía evitarlo. Ella nunca había sido traicionada por su propia familia de la forma en que Cho lo vivió, por lo que no tenía nada que decir al respecto. Así que ella se limitó a sonreír y a acceder a lo que había dicho. 

Sabina se quitó el guante y acarició el rostro de su novio. Cho sonrío, formándose en su mejilla ese pequeño hoyuelo que le hacía ver más atractivo ⏤. No te lo he dicho, Cho, pero tú haces mi día a día más hermoso. Eres un increíble ser humano y un buen hombre. 

⏤ ¿Lo dices porque hablé de mis padres? ⏤ intuyó Cho, ya que Sabina siempre le decía algo parecido cuando él recordaba a sus papás. Supuso que era una forma de contrarrestar todo lo malo que había experimentado antes: los insultos, las groserías y las frases para desanimarlo y opacar sus sueños. 

⏤ No, lo digo porque quiero, y porque es verdad ⏤ respondió, tratando de evitar que él adivinara que no es cierto. 

⏤ Si tú lo dices, entonces te creo ⏤ habló. 

Los copos de nieve caían levemente del cielo, originando un manto blanco entre los dos. Cho, admiró los de su sirena, brillando con esa intensidad que tanto le gustaba. Sin decir ni una palabra más, acercó su mano a su mejilla, sintiendo su piel suave y cálida bajo sus dedos. Sabina sonrió, dejándose llevar por el gesto, sintiendo cómo su corazón se aceleraba ante la cercanía y el amor palpable que emanaba su novio. 

Adrián se acercó a su rostro, mientras sus almas se fusionaban en un instante lleno de pasión y deseo. Sus labios se encontraron en un beso ardiente, que podría derretir toda la nieve que yacía debajo de ellos. 

El mundo a su alrededor desapareció, dejando solo espacio para la intensidad del momento. Los brazos de Cho rodearon a Sabina con firmeza, y la acercaron a su cuerpo mientras profundizaban el beso. Cada caricia de sus labios transmitía una mezcla perfecta de amor, anhelo y entrega. 

A lo lejos se podía escuchar el suave susurro del viento que se mezclaba con los latidos acelerados de sus corazones, creando una canción de emociones en medio de la nueve. Sus cuerpos se abrazaron con pasión, mientras sus labios exploraban cada rincón con fervor, y sus alamas se encontraban en un momento de conexión absoluta. 

El tiempo pareció detenerse, mientras el beso apasionado continuaba, sellando su amor en medio de la blancura del invierno. La nieve yacía sobre sus cabellos, creando un escenario mágico que realzaba aún más la intensidad del momento. 

Cuando finalmente se separaron, quedaron mirándose profundamente a los ojos y sus alientos entrelazados en el aire. Un suspiro se escapó de los labios de Cho, iluminado su rostro. Ella le mostró una sonrisa radiante. 

⏤ Esto es mejor que las series coreanas, ¿no es cierto? ⏤ le dijo ella, para luego morderse los labios ⏤

⏤ Mucho mejor… ⏤ susurró, él, en su oído. 

⏤ Tal vez no fue precisamente como las que hemos visto… 

⏤ ¿Hemos? ⏤ preguntó Cho, divertido ⏤. Yo no recuerdo haber visto una. 

⏤ Bueno, la que he visto, junto con Jo, creo que es fanática por alguna razón ⏤ le dijo, coqueta. 

⏤ Déjame adivinar la razón ⏤ contestó Cho, y ambos se rieron. 

Sabina volvió a besar a su novio. Esta vez fue un beso rápido, pero bastante pasional, invitando a Cho a que comenzara de nuevo a besarla como lo había hecho momentos atrás. Sin embargo, él le dio la mano a Sabina, y ambos se pudieron de pie ⏤. Mejor continuemos, porque podría hacerte el amor aquí mismo ⏤ comentó Cho. 

Así, ambos se tomaron de las manos y continuaron caminando por el sendero en medio de ese maravilloso lugar. A medida que ascendían por las montañas, encontraron un mirador que les ofrecía una vista panorámica de todo el valle cubierto de nieve. Se detuvieron para admirar maravillados la belleza que se extendía ante ellos. 

Una vez más, los brazos de Adrián rodearon a Sabina, mientras se apoyaban en la baranda, observando la vastedad del paisaje con una sensación de asombro.

⏤ Eso es increíble ⏤ susurró Sabina, bastante emocionada ⏤. Nunca imaginé que vería un sitio así ⏤ volteó a ver a Cho ⏤. Lo mejor es que lo comparto solo contigo, y con nadie más. 

Él la abrazó aún más fuerte. Estaba feliz, porque el viaje había cumplido su propósito. No solo había recuperado a su Sirena, sino que ambos se habían dado el espacio para pensar, estar en paz, y así, tomar las decisiones correctas sin presión de terceras personas. 

⏤ No hay otro lugar en el que preferiría estar, Sirena. Lo único que quiero Sabi, es consentir y que recuerdes cuanto te amo. 

Sabina sonrío, aun viendo el paisaje. Luego volteó el cuerpo para quedar frente a Cho. Tomo su rostro entre sus manos y lo acarició ⏤. No necesito todo esto para recordarlo. Aun así, es lindo que estamos aquí ⏤ habló. 

Cho volvió a besarla, no tan apasionadamente como antes, pero sí, con mucha ternura ⏤. Y, esto no es todo. Tengo algo más preparado para ti, por eso, debemos regresar a la cabaña. 

⏤ ¿Más?, dime que la tina de hidromasaje está invitada. 

⏤ Puede estar invitada, después, pero no antes… Venga, vamos, sigamos explorando y regresemos a casa. 

Sabina sonrío ⏤. ¿Qué te traes entre manos Adrián Cho? ⏤ inquirió. 

⏤ Ya lo verás, ¿qué no confías en mí? ⏤ murmuró coqueto. 

⏤ Sí, confío en ti. 

***

El regreso de la montaña los dejó exhaustos, así que ambos decidieron comer algo rápido y tomar una larga siesta en el sofá, frente a la chimenea. Sin embargo, cuando la noche cayó, Cho le pidió a Sabina que fuera hacia una de las habitaciones de la casa y viese lo que tenía preparado para ella, mientras él, continuaba con el resto. 

Adrián, había planeado una cena especial, aprovechando la enorme cocina, llena de detalles cuidadosamente seleccionados que sabía le gustarían a su mujer. Todo era perfecto. La mesa estaba adornada con velas que destellaban una luz suave y cálida y un ramo de flores frescas ocupada el centro, que espacian una dulce fragancia por el ambiente. 

En la cocina, el aroma de la comida era tentador. Cho había preparado un festín, sencillo, pero con muy buena pinta, que planeaba conquistar de una vez por todas el apetito de Sabina; como solía hacerlo todas las noches en su piso a la hora de cenar. 

Así, cuando llegó el momento de que la cena comenzara, Sabina entro a la sala con un vestido elegante que complementaba su belleza y resultaba su estilo único. Cho, no se había equivocado al escogerlo. Ya que el vestido sofisticado y femenino, restaba la esbelta y atlética figura de Sabina, de manera delicada. 

El vestido estaba confeccionado en un suave y delicado tejido satinado de color azul zafiro, que brillaban sutilmente bajo la luz tenue de las velas. El escote, en forma de corazón, se sujetaba a la perfección, realzando la belleza de su cuello y resultado sus hombros. Las mangas cortas, con un sutil detalle de encaje, añadían un toque romántico al conjunto.

⏤ ¡Guau! ⏤ expresó Cho, al verla. 

Los ojos de ambos brillaban llenos de emoción y de una ilusión que solo este momento podría haber creado. 

⏤ Guau a ti también ⏤ respondió, Sabina. Al ver a su novio en ese elegante traje, azul Mario a combinación que resaltaba su atlética figura y le daba una apariencia sofisticada ⏤. ¿Cómo le hiciste para hacer todo esto en tan poco tiempo? ⏤ le preguntó. 

Cho se acercó a ella, y tomándola de la cintura con cariño, le dijo ⏤. Magia. 

⏤ Gracias, pero sé que debió ser más que magia. 

⏤ Lo fue, pero no te lo diré porque esto arruinará el momento. Ahora vamos, que la cena se enfría y quiero aprovechar nuestra última noche en este lugar ⏤ habló él. 

Así, tomados de la mano, se dirigieron a la mesa y se sentaron para disfrutar de la comida. Cho, sorprendió a Sabina cocinándole una rica lasaña vegetariana, con un buen vino y de postre, fresas con chocolate y crema. Ambos, la disfrutaron, y ella no paró de elogiar la habilidad que Cho tenía para cocinar. 

Entre risas y susurros, la conversación fluyó naturalmente como siempre. Hablaron de todo y nada, hasta que Sabina se puso seria y decidió compartirle a Cho algo que había estado pensando desde hace mucho. 

⏤ Amor, hay algo que he estado pensando últimamente ⏤ comenzó Sabina, con una voz ligeramente tensa pero llena de determinación. 

⏤ Dime. 

⏤ Ya no estoy segura de querer seguir trabajado en el zoológico. 

Adrián miró a Sabina con curiosidad. Desde que conocía a su Sirena, sabía de la pasión que sentía por los animales, que ese era el trabajo de sus sueños, por lo que esa decisión llamaba mucho su atención ⏤ ¿A qué te refieres? ⏤ inquirió con delicadeza. 

⏤ No es que ya no quiera trabajar por completo, solo lo haría medio tiempo o trataría de ser una asesora externa. Ya sabes que mi promedio y mi experiencia me dan esa opción ⏤ le dijo ⏤. Lo que pasa es que quiero dedicarme más a la rehabilitación. Quiero ver si mi padre me presta el dinero para poner una clínica y así utilizar mis habilidades de nadadora con lo que aprendía en la carrera técnica para ayudar a rehabilitar a las personas; especialmente a mi padre. 

⏤ ¿A Robert? ⏤ preguntó curioso Cho. 

⏤ No, a Jaz ⏤ corrigió Sabina ⏤. Pilar me ha comentado que tiene la cadera resentida, que ya no puede hacer ejercicio y ha comenzado a cojear por el peso en la rodilla. Si sigue así terminará pronto en silla de ruedas y no me gustaría que pasara eso. Además, ha comenzado a tomar pastillas para el dolor y me da miedo que regrese a las adicciones. 

Cho la escuchó atentamente, asintiendo con compresión. Él sabía que la relación con Jaz había estado creciendo y creándose a lo largo de estos años y que esta decisión que tomaba era un deseo escondido de darles a sus hermanos el padre que Jaz no fue para ella. 

⏤ Sé que es una tontería, porque tengo un trabajo muy bien remunerado en el zoológico, pero, creo que he encontrado mi verdadero oficio. Además, puedo mezclar la natación y seguir entrenando. 

Él acarició suavemente su mejilla y le sonrío ⏤. Considero que es la mejor de las ideas. Estoy seguro de que serás una excelente terapeuta y ayudarás a muchas personas, como lo hiciste conmigo ⏤ le dijo. 

Sabina sonrío ⏤. ¿Es en serio? 

⏤ Sí. Además, esta noticia llega en buen momento porque, yo también quiero decirte algo. 

Sabina se acercó a él y le prestó atención ⏤. He recibido la oferta para abrir dos bares más. 

Su novia abrió la boca de inmediato, expresando sorpresa ⏤. ¿Cómo? 

⏤ Sí, como lo escuchas. Al Corazón Espiando le va tan bien, que Camilo ha tenido la astucia de contactarme con un socio que quiere poner otro bar en otro lado de la ciudad. Y, el segundo bar, sería en Ibiza. 

⏤ ¿En Ibiza?, sospecho que hay mano metida de algún Canarias o Ruiz de Con. 

⏤ Exacto. Tu tío David. 

Sabina se rió ⏤. ¡Dios mío!, ese hombre. 

⏤ En compañía de tu tío Manuel.

⏤ Y les dijiste que sí, ¿cierto? 

⏤ Les dije que sí ⏤ aseguró él. 

Sabina se lanzó a sus brazos y lo besó ⏤. Es una maravillosa idea, creo que eres un excelente hombre de negocios y que la harás en grande. 

⏤ Tu primo David también está interesado, así que no dudo que pronto se habrá otro en Madrid o Ibiza, o quién sabe, Puerto Vallarta. 

Ambos se rieron, solo de imaginar que el Corazón Espiando podría irse a Puerto Vallarta les hizo ilusión. Entonces, Cho tomó a Sabina de la mano y la invitó a ponerse de pie. 

⏤ ¿Bailamos para festejar? ⏤ le preguntó. 

Sabina asintió con la cabeza y acompañó a Cho a la sala, donde, como por arte de magia, la chimenea del lugar se encendió, las luces del lugar se atenuaron y la música se prendió en una suave melodía. 

Ellos dos se acercaron, cuerpo a cuerpo, mientras se veían a los ojos. Las manos de Cho se fueron directamente a su cintura y Sabina, se recargó sobre el pecho de su amado. Ambos comenzaron a moverse al ritmo de la música, dejándose llevar por el momento romántico que Cho le había regalado. Todo lo que había pasado en ese fin de semana había sido mágico, y había ayudado a Sabina a tomar una decisión. 

⏤ Hombre, voy a tomar el tratamiento hormonal ⏤ le dijo. 

⏤ Bien… 

⏤ Pero, creo que es importante que esperemos a que llegue la señal correcta antes de planear tener hijos. Ahora, tenemos proyectos aparte y no quisiera forzar o apresurar las cosas. Quiero que esperemos a la señal correcta. 

Adrián asintió con la cabeza ⏤. Estoy de acuerdo, Sirena. 

⏤ Estoy segura de que ambos sabremos cuál es la señal, aunque, si llegan antes, podríamos estar agradecidos. 

⏤ Lo estaremos. No hay nada que me ilusione más, y lo sabes. Pero, por lo mientras la esperaremos y cuando llegue, no habrá nada que lo pueda evitar ⏤ confesó Cho. 

⏤ Aunque, eso no quiere decir que no podamos seguir practicando. Estaba pensando que en la remodelación del piso, podríamos poner una tina de hidromasaje, ya sabes, por motivos de salud ⏤ bromeó Sabina. 

⏤ Ya está en el presupuesto ⏤ bromeó Cho, para luego darle un beso sobre la frente. 

Así la noche continuó entre risas, miradas cómplices y sueños compartidos, dándole a ese fin de semana un cierre mágico. Su amor, estaba más fuerte que nunca y una vez más estaban listo para enfrentar lo que viniera, no importara que tan retador fuera. Ahí, en esa noche, donde las estrellas brillaban en el cielo nocturno, Sabina y Cho acordaron que esperarían por la señal que les diría cuando sería el momento de expandir su familia, sin forzar nada, solo dejar que el destino hiciera lo suyo. 

One Response

  1. Que fin de semana tan bello han pasado, lo mejor es que ambos se complementan y crecen juntos en sus sueños y metas logradas. Ojalá sus bebés lleguen en el momento perfecto y la noticia sea igual de perfecta.

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