Un turno de 48 horas y aún no me sabe cómo cuando trabajaba en Colombia y Perú. Sin embargo, mi cuerpo está exhausto y se nota, ya que he empezado a sentir ese ligero mareo que avisa que necesito dormir, y eso es lo que haré. 

Me acerco entonces a la computadora para meter la última comuna del día y cuando cierro la carpeta, suspiro, es momento de marcharme y de ir a mi piso a darme un buen baño y tirarme sobre la cama. 

Un experto en pediatría se le pide pase  al área de urgencias.  

Escucho a lo lejos, y volteo a mi lado solo para saber si hay más pediatras por acá; hasta ahora no veo a ninguno. 

Un experto en pediatría se le pide pase al área de urgencias. 

Checo mi reloj de pulsera y me percato que ya estoy fuera de turno y que prácticamente ese llamado no me corresponde. 

Un experto en pediatría se le pide pase al área de urgencias.

⎯ Crep que dejaré ese llamado para el siguiente doctor⎯ comento, para después dirigirme hacia el centro de enfermeras y entregar la carpeta. 

⎯¿Ya te vas Canarias?⎯ me pregunta Alexandra en tono provocativo. 

⎯Así es, es hora de descansar⎯ contesto, tratando de usar un tono que le avise que no tengo humor de que vaya conmigo al piso. 

Un experto en pediatría se le pide pase al área de urgencias. 

⎯¿No responderás al llamado?, Ulises aún no ha llegado⎯ me comenta Lula, quién acaba de acercarse. 

⎯Lo siento, no está dentro de mis horarios de consulta⎯ contesto en verdad firme, aunque muy dentro no estoy seguro de lo que estoy diciendo. 

Un experto en pediatría se le pide pase al área de urgencias. 

⎯¡Mierda!⎯ murmuro, al saber que no tengo otra alternativa. 

⎯Así me gusta… el deber ante el sueño⎯ me anima Lula y yo suspiro. 

⎯Alexandra, Cariño, ¿crees que puedas llamarle a Ulises y peguntarle donde está? Iré a atender este llamado, pero cuando regrese, necesito que esté aquí⎯ le pido, de la forma más seductora posible. 

⎯Claro bebé, ⎯ contesta y luego de ver la mirada de Lula, recapacita⎯ sí, doctor Canarias. 

⎯Gracias⎯ respondo, después de lograr mi objetivo, y camino hacia el elevador para ir hacia el elevador y bajar al área de urgencias del hospital. 

Mientras bajo, voy moviendo mi cuello, mis brazos y tratando de despertar para poder tener mi mejor rostro. Cuando las puertas se abren, voy hacia donde están las enfermeras y la enfermera que está a cargo me da la carpeta. 

⎯Tardaste una vida Canarias⎯ me reclama⎯, está en la tres. 

⎯En la tres⎯ contesto, para luego caminar hacia allá, abrir la cortina y sonreír como idiota. 

Ahí, en ese lugar, se encuentra la hermosa Luz sentada en la camilla con una bebé que parece haber llorado mucho antes. Me quedo observándola por un instante, hasta que mi mirada pesada hace que ella voltee. 

⎯¡Ay Dios!⎯ murmura. 

⎯Parece que volvemos a encontrarnos⎯ le comento, mientras sonrío como idiota. 

⎯¿Diez pediatras y apareces tú?⎯ me pregunta, un poco incrédula. 

⎯Sí, somos diez, pero, yo solo estoy en guardia⎯ le contesto. Dejo la solicitud sobre la mesa y luego voy hacia la pequeña que ella trae entre sus brazos.⎯ ¿Quién es esta hermosura?

⎯Mi sobrina, Sabina. La traje unos días a Madrid y hoy por la mañana se cayó en el parque. Le estaba tomando una foto⎯aclara. 

Tomo a Sabina entre mis brazos, la siento sobre la camilla y comienzo a revisar el golpe.⎯ De tal tía, tal sobrina⎯ murmuro. Luego volteo hacia Luz y la veo a los ojos⎯tú tampoco regresaste para que revisara las puntadas de tu herida⎯ le comento, y me atrevo a acariciar su cicatriz con la huella de mi dedo pulgar. 

Nuestras miradas se cruzan y de inmediato esa sonrisa de idiota se refleja en mí. Comienzo a deslizar mi mano por su rostro, acariciándolo, hasta que llego a su mentón y hago que me ve de frente. Esos ojos color café con esa intensa mirada, es el café fuerte que me gusta tomar todas las mañanas. 

Tenía años sin verte y ahora, te encuentro dos veces en el mismo año. 

⎯¿Crees que puedas ayudarme?⎯ me pregunta. 

⎯¿Con qué?⎯ pregunto embelesado y feliz por lo que estoy sintiendo. 

⎯¿Con mi sobrina?⎯ dice, mientras voltea a verla. 

⎯¿Sobrina?⎯ pregunto, para luego recapacitar⎯¡Ah!, si, sí… claro que si⎯ comento saliendo del trance⎯¿puedes recostarla?⎯ le pido. 

Luz se aleja de mí y con cariño recuesta a la bebé sobre la camilla y yo me acerco a revisarla.

⎯Así que te tocó cuidar a María Julia⎯ hago conversación. 

⎯Sabina⎯ me corrige⎯, María Julia es mi hermana. 

⎯Lo siento, no estoy muy familiarizado con las nuevas generaciones de los Ruíz de Con Caballero⎯  comento. Luego veo a Sabina y le sonrío⎯ a ver preciosa, sigue la luz⎯ le pido y ella lo hace para luego sonreírme por igual⎯ sí que eres una lindura, ¿eh?

Siento la mirada de Luz sobre la mía y le sonrío⎯¿qué pasa?

⎯No pensé que fueras pediatra, ¿cómo es que me atendiste a mí?⎯ inquiere. 

⎯Puedo ser doctor general y allá lo era. Acá mi especialidad es pediatra y por eso estamos aquí. 

⎯¿Tú?, ¿pediatra? ⎯ pregunta insegura. 

⎯¿Qué no puedo?⎯ pregunto para luego reír. Tomo a Sabina y la pongo de pie sobre la camilla⎯cógela, por favor⎯ le pido y Luz lo hace en el momento. La reviso con mucha concentración y luego le aviso a Luz.⎯ Tu sobrina no tiene nada más que una pequeña hinchazón, el golpe no fue grave, solo algo normal. Sin embargo, mantenla en observación y si se siente mal la traes de inmediato. 

⎯¡Vale, gracias!⎯ responde feliz, para luego cargar a Sabina.⎯¿Escuchaste eso mi amor?, estás bien podemos seguir recorriendo los parques, ¿eh?. Te prometo que no más fotos, ¿si? ⎯La niña asiente con la cabeza y luego le sonríe feliz. 

Veo como Luz se va preparando para salir, tomando su bolsa y la mochila de la bebé. Se va, ¡Canarias!, ¡se va!, no la dejas ir… ¡no la dejes ir! 

⎯¿Puedo ir con ustedes? ⎯ inquiero. 

La mirada de ella se cruza con la mía y ella niega⎯ No, jamás, este viaje es de sobrina y tía y tu… eres David. 

⎯¿No puedo ser tío David?⎯ inquiero⎯, según yo entendí en tu familia los que son cercano pueden ser tíos… mi padre es tu tío. 

⎯Es diferente⎯ se zafa de la indirecta. 

⎯¿De qué manera? 

⎯Que…⎯ y veo en sus pupilas como está pensando un pretexto⎯, Sabina y yo hicimos una junta, hoy por la mañana, y decidimos que para ser tío se necesitan cumplir ciertas cosas. 

Sonrío, olvidaba lo buena que era Luz para zafarse de cosas inventando pretexto que siempre se me habían hecho lindos. 

⎯¿Como qué cosas?⎯ le sigo el juego. 

⎯Se necesitan… muchos… dulces, helados y figuras de origami⎯ comenta. 

Río⎯¿origami?⎯ pregunto. 

⎯Así es, origami, porque el origami requiere paciencia al igual que ser tío. 

⎯Vale⎯ respondo, así que me doy la vuelta, abro una pequeña caja y saco una paleta de caramelo.⎯ Dulces cubiertos⎯ comento y se le entrego a Sabina⎯¿quieres que el tío David te la abra? ⎯ Sabina asiente con la cabeza. 

⎯Gracias por la palera⎯ me dice Luz. 

⎯De nada, ahora, ¿puedo acompañarte?⎯ insisto. 

Luz se sonroja, supongo que mi presencia le causa algo.⎯ Nos… nos tenemos que ir… gracias⎯ me dice, para luego salir del lugar y alejarse de ahí. 

¡Corre!, ¡corre!, ¡se te va! 

⎯Venga Luz⎯ me atrevo a hablar, o más bien a rogar, pero es que siento que se va de mi vida y no puedo permitir que eso pase.⎯ mi turno ya terminó y no me caería mal una cara conocida en este momento. 

⎯¿Conocida?⎯ pregunta. 

⎯Sí, acabo de regresar y creo que perdí a todos mis amigos⎯ invento, o tal vez no.⎯ Y me gustaría pasar más tiempo contigo y María Julia… 

⎯Sabina⎯ corrige. 

⎯Sabina⎯ hablo. 

Luz se acerca a mí  con esa mirada profunda que hace que mi corazón se acelere y me pregunta⎯ y, ¿por qué quieres pasar tiempo con nosotras? 

Porque lo deseo, porque no sé como decirte que no he podido dejar de soñarte… 

⎯Porque, como pediatra tengo que estar al tanto de la pequeña y puedo ayudar a llevarla… no me importa empujar la carriola o cargarla⎯ contesto, y sé que he dado en el clavo porque ella sonríe.⎯ Además, tengo que esperar a que mi auto esté listo. 

¡Idiota!, ¡ibas tan bien…!, me grito a mi mismo. 

⎯Te creo más la última⎯ contesta. 

⎯¿Eso es un sí? 

⎯Es un eterno tal vez… pero me ganaste con eso de cargarla⎯ dice simpática. 

Mi corazón se acelera cada vez mas y juro que en este momento podría saltar de emoción pero, no lo haré, sería una gran metida de pata en este instante. 

⎯Bien, ¿me esperas en el lobby?⎯ le pregunto y ella asiente. 

⎯ Vale te veo ahí⎯ contesta, para luego alegarse de mí, dejándome completamente encantado. 

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