Pablo 

No es por quejarme, pero tengo más trabajo del que antes había tenido. No sé si es porque son principios del año o porque el nuevo artículo que salió sobre Cho, “el nuevo joven empresario”, nos ha dado más publicidad que nunca y ahora los “Corazones Espinados” están abarrotados.

Es bueno para el negocio, sí, pero no lo es para mi relación con Lila. Se supone que hace dos semanas debí regresar, pero no he podido. Dejar todo controlado y listo antes de volar a México no ha sido nada fácil, sobre todo porque ahora tengo que combinarlo con mis propios negocios, que tampoco les va tan mal.

El club de strippers también está en su apogeo. Al parecer, les gusta bastante el concepto y la voz se ha corrido por todas partes. Los jueves, que es cuando es el show principal, se llena hasta reventar, y hay veces que los lugares se terminan en la reservación, dejando casi nada para el público general.

Me he visto con la necesidad de poner otro show especial los viernes y los sábados para poder llenar las demandas de la gente. Por otro lado, ayudar a María Julia con lo del Conglomerado también me da trabajo, y ahora mi madre quiere poner una escuela de idiomas y quiere que le ayude, por lo que me he embarcado en realizar su plan de negocios. Todavía falta lo de Antonio, que no tengo ni idea de lo que va a hacer. También lo de Lila, a quien le estoy ayudando con los números y con ciertos papeles legales de su marca, entre otras cosas que ya ni sé qué estoy haciendo.

Por otro lado, también está mi situación familiar, que no es mala, pero se ha vuelto algo rara. Resulta ser que después de muchos años, la familia de la madre de mi padre lo ha contactado, ya que al parecer, “mi abuela”, está enferma y lo quiere conocer como último deseo. Mi padre ha dicho un rotundo “no”, ya que por la memoria de mi abuelo dice que sería traición, y ahora todo esto ha llegado a afectar a mi papá en varias formas, por lo que ha estado de mal humor.

Nunca nos había reprochado a Mar y a mí nuestras decisiones de vida, ni estudios y oficios, y hoy, parece que soy el hijo que ha tirado su vida al desperdicio, a pesar de que me he hecho solo desde los dieciséis años. Sé que es una etapa y que prácticamente es respuesta al dolor que está sintiendo. Pero se ha vuelto algo insoportable, por lo que mi madre ha decidido que se irán de vacaciones a Veracruz, aprovechando el regreso de mi abuela a México.

Sea bueno o malo, todo esto me ha afectado, y lo único que me mantiene cuerdo es saber que pronto regresaré con Lila, terminaremos de arreglar el piso, y que la pequeña Mena llegará para alegrarnos, aunque ella no sea biológicamente mía. Sin embargo, últimamente he tenido algunos problemas de comunicación con ella. Simplemente estamos muy cansados para hablar o ella no responde. Lo comprendo, debe estar exhausta y lo único que quiere es dormir. Yo también lo haría.

Mientras tanto, sigo aquí, de mejor humor posible, siendo el jefe-socio ideal y haciendo una nueva amistad con Théa, que ahora trabaja en uno de los Corazones Espinados en un puesto que no existe y que Jaz inventó exclusivamente para ella. No sé por qué Théa necesita un trabajo si se nota que no lo necesita en absoluto, pero se ve tan feliz trabajando, ayudando en el bar y asistiendo a Pilar, que uno se lo deja de preguntar. Simplemente verla es algo especial.

Desde que Théa comenzó a trabajar en el bar, he sido testigo del esfuerzo incansable que pone en su labor. No importa lo ocupado que esté el lugar o lo estresante que sea la situación, ella siempre está ahí, atendiendo a los clientes con una sonrisa en el rostro y una actitud amable que contagia a todos a su alrededor. Es impresionante ver cómo ella se desempeña en su papel de asistente de Pilar, siempre dispuesta a ayudar en lo que sea necesario. Se nota que tiene un talento natural para este trabajo, ya que sabe exactamente qué hacer en cada momento y cómo mantener el ambiente del bar alegre.

Pero lo que más me llama la atención de Théa no es solo su profesionalismo, sino también su belleza tímida y cautivadora. Con sus ojos brillantes y su bonita sonrisa, ilumina el lugar y hace que todos se sientan bienvenidos. Su forma de hablar, tan propia y animada, se contagia y de pronto, uno se pone de buen humor. Debo confesar que nunca esperé que Théa fuera así. A veces la veo tan llena de miedo y de tristeza, que pensé que sería así en el trabajo. Sin embargo, se ha transformado. Incluso ahora se viste con un par de vaqueros y camisetas básicas y lleva su cabello en un moño algo que enmarca su rostro. Dos de sus mechones rizados caen del lado de sus orejas, haciendo que se vea especial; esa sería la palabra. Sé que tal vez sea algo raro que describa tan bien a Théa, pero, no puedo evitarlo. Ella camina por el bar y yo estoy detrás de la barra, así que mi vista se centra en ella, debido al ángulo donde me encuentro. Además, en mi defensa, siempre que voy ella está ordenando las sillas y limpiando, así que hoy hay otra opción.

—¿No quieres mejor una foto? —Escucho la voz que me distrae. Al parecer mi mente se ha ido por completo y me he quedado viendo a la nada.

—¿Foto?, ¿de quién? —pregunto.

Jaz se ríe bajito.

—¿De quién más? —Y voltea para señalarme a Théa.

—No seas ridículo, Jaz. No la estaba viendo. Estaba perdido pensando en todo lo que tengo que hacer, es todo.

—Hmmm, se queja, para luego continuar viendo los libros.

—¿Qué te molesta?

—Nada.

—Pues, ese Hmmm, ¿de dónde viene? Tú sabes que yo tengo pareja.

—Lo sé.

—Y a Théa la veo porque trabaja… 

—…Jaz.

—Déjala, ve como está… feliz. Esto era lo que deseaba, ¿qué te cuesta?

—No digo porque me molesta tenerla aquí. Es más. La barra jamás había estado tan limpia y ordenada, y hace de todo. Solo que, sigue siendo un misterio.

—Un misterio que te mantiene atrapado —comenta, y me regala una sonrisa.

—Nada que ver.

—Es normal que te guste, es bonita, tranquila, y tiene una risa bastante armoniosa.

—Théa, está casada.

—Yo no veo un marido por aquí, y tampoco veo a tu “pareja” —me comenta Jaz.

En realidad, odio cuando me dicen ese tipo de cosas. Me hacen sentir como que estoy perdiendo el tiempo con Lila y que debería dejar todo por la paz.

—No tengo humor, Jaz. Estoy cansado, todavía debo llegar a casa para hablar con Lila y se ha oscurecido muy pronto. Todavía tengo que ir a Ibiza a ver el bar de allá.

—¿Ibiza? —Escucho la voz de Théa, y noto que ya está a mi lado, con una bolsa de piel en el hombro y poniéndose los guantes—. Jamás he ido, ¿es bonito?

—Lo es, yo solía vivir allá —contesta Jaz por mí.

Théa sonríe.

—Sí, es bonito… —respondo, viendo sus aretes largos de color oro.

—Si vas, me atraes una postal —comenta—. Me voy, ya es tarde y debo llegar a mi casa. No me gusta andar sola por la calle en la oscuridad.

—Bien… — Jaz se levanta y le entrega un sobre que ya tenía preparado—. Tu salario.

—¡Muchas gracias! —expresa con alegría, y se lanza a él para abrazarlo—. No sabes cómo te lo agradezco.

—No hay nada que agradecer. Además, estás haciendo une excelente trabajo. Me dijo que Pilar que eres muy buena haciendo el inventario del bar, bastante hábil.

—Gracias. Al menos sé que tengo habilidad para algo.

Entonces, Théa voltea a uno de los libros de contaduría y pone el dedo sobre una cifra.

—Aquí está mal sumado.

—¿Cómo? —pregunto, sin entender nada.

—No sé quién hizo esto pero, aquí está mal sumado. La cifra no concuerda, con el número de lote, ¿ven?

Le quito a Jaz el libro, y lo acerco a mí para ver el libro. Me toma unos minutos hacer la cifra pero, noto que Théa está en lo correcto. Bajo el libro y la observo, bastante sorprendido.

—¿Cómo lo hiciste?, esto apenas se puede notar.

—Pues, no sé. En realidad soy muy buena para las matemáticas. Gané premios en los maratones de la escuela. Hace mucho que no estoy muy en contacto con esto, pero, al parecer, mi habilidad no se ha ido. Es fácil, muy fácil.

—Pues, ¡vaya! — expreso, con una sonrisa.

—Y yo llevaba horas tratando de buscar el error.

Théa sonríe.

—Me alegra haber ayudado. Ahora, si me disculpan, me voy. Nos vemos mañana.

—Hasta mañana… — contesto, y ella me sonríe.

Sin embargo, Jaz en ese instante me interrumpe.

—Oye, Pablo, ¿por qué no contratas a Théa como tu asistente?

—¿Qué?

—Ella puede ayudarte con los libros de los otros bares, es buena. Puedes ponerla a prueba en el bar de Ibiza, es uno de los más populares.

Théa voltea a verme.

—¿Como asistente de Pablo? Es mucho y no creo que sea lo correcto.

—¿Por qué no? —insiste Jaz.

—Porque le ayudo a Pilar.

—Pili se las puede arreglar sola.

—Y no sé si pueda viajar tanto. Además, en unas semanas tengo que viajar a ver a mi esposo y…

—Exacto. —Le doy la razón a Théa.

Jaz suspira.

—Mira Théa, solo es un pequeño viaje a Ibiza, será de un fin de semana. Y si no te gusta el trabajo siempre te esperará tu trabajo de asistente de bartender.

Puesto que no existe, pienso.

Théa voltea a verme.

—¿Qué dices?

Un poco cansado de esta conversación, simplemente accedo.

—Vale, por qué no.

Théa sonríe, lo hace tan ampliamente que puedo ver su felicidad.

—¡Gracias!, ¡Dios!, no puedo creer que ya haya tenido otra oportunidad con ustedes. De verdad son los mejores.

Jaz sonríe, luego me ve de reojo y con un gesto me dice que hice lo correcto. Últimamente no sé ni lo que hago, así que creo que da igual si fue lo correcto o no.

—Bueno, me voy.

—Yo me voy contigo —aviso en voz alta—. Estoy un poco cansado y necesito alejarme de aquí.

—Bueno.

Tomo mi abrigo de color negro, me lo pongo y acomodo. Después tomo los guantes de piel y cubro mis manos.

—¿Te vas conmigo? —le pregunto a Jaz.

—No, no. Cairo y Pilar me llevarán. Tenemos una cena familiar.

—Me saludas a Cairo —responde Théa, para luego alejarse de ahí.

La sigo. Théa va buscando algo en su bolsa y asegurándose de que lo traiga. Viene tan concentrada que cuando la alcanzo, saliendo del bar, se asusta dando un brinco.

—Lo siento. No era mi intención — le pido, y ella vuelve a darme esa sonrisa tan bonita que tiene.

—No, la verdad es que soy bastante nerviosa. Además, tú sabes bien lo que he pasado y debo andar con la guardia arriba.

—¿Quieres que te acompañe a tu casa?

—No, no… de verdad estoy bien.

—Venga… me sentiría más tranquilo. Además, necesito caminar, necesito aire fresco.

Théa asiente con la cabeza, y ambos comenzamos a caminar con dirección hacia su casa. Ella lleva la mano metida en la bolsa, mientras que yo vengo disfrutando el paisaje invernal. Amo Madrid en el invierno, las calles, ese dejo de nostalgia, y los últimos retazos de las fiestas decembrinas.

Volteo a ver a Théa, quién va a mi lado sin decirme una palabra.

—Así que, ¿experta en matemáticas?

—Es una larga historia, pero sí —admite.

—No cabe duda que estás llena de muchas sorpresas —le hago saber, y Théa se sonroja.

—Ni tanto. Solo son habilidades escondidas que tengo y que hace mucho me enseñaron a no mostrarlas. Esta nueva “independencia”, me ha hecho bien. Ahora tengo auto, aunque todavía no  me animo a manejarlo sola. Tengo un trabajo, dinero en mi bolsillo que me permite comprar cualquier cosa que desee y amigos, jamás había tenido amigos. ¿Qué más puedo pedir? —me pregunta.

Théa, a pesar de que se nota que ha llevado una vida muy triste, siempre trata de poner una actitud positiva; supongo que tengo mucho que aprender de ella. Aunque su origen siga siendo un misterio.

Ambos damos la vuelta en una esquina para dirigirnos a la calle principal. El tráfico ha comenzado a disminuir y los autos pasan de forma espontánea. Las luces de los locales siguen encendidas, por lo que aún hay personas caminando por la calle como nosotros.

—Y tú, ¿qué te pasa? Desde hace días traes un rostro de pocos amigos. Por eso no me he atrevido a acercarme.

—¿Tan mal me veo? —pregunto, en un tono de sorpresa.

—Bueno, te ves… perdido.

—Tal vez lo estoy —contesto.

—¿Algo que me quieras decir?, digo, tal vez no te pueda dar el mejor consejo, pero, puedo escucharte.

Asiento con la cabeza.

—Pues, no sé si te pueda decir mucho. Necesitarías mucho contexto y ahora estoy casado —admito—. Sin embargo, puedo decirte que no me he sentido yo mismo desde hace mucho tiempo, que tengo muchísimo trabajo que me mantiene lejos de mi pareja y que hay situaciones externas a mí que me ponen algo pensativo. En realidad, siento que solo son tonterías y que se arreglan fácil.

—Nada es una tontería, nada. Todos sentimos y reaccionamos diferente a ciertas circunstancias. Tal vez, esta es tu forma de reaccionar. Todo importa. Bueno, a mí me importa.

—¿A ti?

Théa lo admite.

—Sí. Me importa. ¿Por qué no debería de importarme? Digo, en el momento exacto a ti te importó lo que me pasaba y no dejaste que me aventara a las vías del metro. Prácticamente estoy aquí, por ti. Y trabajo gracias a ti, sé manejar gracias a ti.

—Soy el peor profesor de manejo, Théa —digo entre sonrisas.

—Pero, al menos ya sé que “R” no es de rápido.

Ambos reímos.

—Bueno, también evitaste que me pasara algo la otra noche. Así que claro que me importa, y mucho. Quiero que sepas que yo también estoy para ti. Para cualquier cosa que quieras decirme o simplemente para caminar en silencio. A veces el silencio dice más que todas las palabras del mundo.

—Eso sí —admito.

—Así que si necesitas algo, aquí estoy. Quiero que lo recuerdes, siempre.

—Lo haré.

Así, ambos comenzamos a atravesar la calle para pasar del otro lado y continuar con nuestro camino cuando, de repente, un auto negro emerge de la nada, sin luces, rugiendo hacia nosotros con una velocidad aterradora.

—¡Théa, cuidado! —grito, mientras tiro de su brazo con todas mis fuerzas, arrastrándola hacia un pabellón cercano justo a tiempo para esquivar al vehículo fuera de control.

La adrenalina bombea furiosamente por mis venas mientras nos recuperamos del susto, sintiendo el corazón latir desbocado en mi pecho.

Miro a Théa, buscando signos de daño, temiendo lo peor.

—¿Estás bien? —pregunto, mi voz temblorosa con preocupación.

Ella asiente con la cabeza, con la  respiración agitada pero su mirada firme y decidida.

—Sí, estoy bien —responde, tratando de mantener la calma—. No lo vi, fue todo tan rápido.

Entonces, Nuestros ojos se encuentran en la penumbra, y en ese momento, toda la tensión y el miedo se disipan, dejando solo una conexión intensa y ardiente entre nosotros. Al parecer, Théa y yo tenemos una proximidad con la muerte que nos une en lugar de repelernos. Sin embargo, esto que estoy sintiendo es algo que antes no había experimentado, como si de repente todas nuestras barreras se desvanecieron entre los dos.

En eso, llevados por un impulso, aún esclavos de la adrenalina, nos acercamos rápidamente el uno al otro y nuestros labios se unieron sin ni siquiera querer evitarlo. Es un beso cargado de pasión y deseo, como si estuviéramos liberando todo  reprimido durante meses en un solo momento.

Nuestros cuerpos se acercan más, el calor de su piel se fusiona con el mío en un abrazo apasionado e intenso. Cada beso es un torrente de emociones desenfrenadas, llevándonos a un lugar donde solo existíamos ella y yo.

El mundo parece desvanecerse a nuestro alrededor mientras nos entregamos al impulso del momento, perdidos en la vorágine de nuestras emociones. Por un instante, todo se olvidó, todo quedó en el pasado, ahora me sentía vivo, con el cuerpo caliente y los labios embriagados por los suyos. 

Así como juntamos nuestros labios, ella se separó de mí, y nuestras miradas se convirtieron en una.

¿Estuvo bien, estuvo mal?,¿qué es lo que está pasando? Esto solo hace que me confunda más. ¿Por qué la bese?, ¿por qué ella lo aceptó?, ¿por qué se sintió tan bien?, ¿por qué no puedo dejar de sonreír?

—Me tengo que ir —anuncio con un tono de disculpa, apartándome de ella.

—Sí, yo también —asiente, sus mejillas aún encendidas por el beso.

Nos alejamos en direcciones opuestas, cada uno sumido en sus propios pensamientos y emociones tumultuosas.

¿Qué acaba de pasar?, ¿qué significa todo esto?, ¿cómo voy a enfrentarme a Lila después de esto?

Lo único que sé es que las cosas han cambiado entre Théa y yo, y no hay vuelta atrás.

15 Responses

  1. 😱😱😱😱😱 ahora ya no siento culpa por Pablo por lo de Lila y Antonio. Jajajajaja ya tuvo su buena dosis de adrenalina tambien, y le gustooooooooo…. Que emoción jajajajaja. Eres lo maximo Ana. Me super encanta como se estan dando las cosas. 🥳🥳🥳🥳🥳🥳

  2. Siiiiii las estrellas se están alineando con el destino!
    Todos merecen ser felices.

    El carro debe ser Chaz o Cassandra 🤔

  3. El día que se encuentren los 4 frente a frente se desatará todo, llegará la hermosa libertad y cada corazón encontrará el hogar al que pertenece.

  4. Que capítulos, me encantó, que hay cosas que solucionar? si por supuesto pero creo que todo está tomando el rumbo que debe tener!!!

  5. Siiiiii por fin!!! Ahora que todo fluya entre ellos dos y se vayan rápido para México dónde Thea pueda estar más segura

  6. Yo necesito que todos se pongan en actitud “Protejamos a Thea” porque hay muchos buitres rodeándola.

  7. Y sin querer el Chez los termino de acercar porque pienso yo que el fue el del carro así de la nada o sus hermanas, pero ante un mal sale algo mejor =)

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