Pablo

¿Quién es esa persona que sigue a Théa?, y lo peor, ¿cómo sabe siempre a dónde va?

Lo vi cuando las puertas del vagón se abrieron y él la esperaba en la esquina de las escaleras, con un cigarrillo en los labios. De pronto, el miedo se hizo presente en mi cuerpo, y supe que no podía dejarla sola, a pesar de que momentos atrás, acordamos que después de ese beso, todo volvería a la normalidad.

No sé qué me pasa con Théa, en verdad no lo comprendo. Pero la mayoría de las veces que la veo, solo quiero abrazarla y cuidarla, situación que no me pasa con Lila, por lo que me molesto. No debería desear eso, no soy yo.

¿Qué es lo que me está sucediendo? Yo no soy así. Soy una persona fiel, con honor, prácticamente no suelo tener estos comportamientos. No sé qué pensar, tal vez el exceso de trabajo o encontrarme en este lío amoroso me ha hecho daño. Creo que debería irme con cuidado.

—¡Aquí! —exclamo, poniéndome de pie, y jalo a Théa antes de que las puertas del vagón se cierren.

Ella sale conmigo, y a tiempo salimos antes de que el tren avance.

—Lo siento, estaba distraído.

—Sí, lo noté —dice ella entre sonrisas.

Voltea a ambos lados y se percata de que la estación está un poco sola.

—Nunca había venido por aquí.

—Bueno, pues tal vez puedas aumentar a tu lista “visitar una estación del metro desconocida” —bromeo.

Théa se ríe, y su risa hace eco en toda la estación.

—Pues, no era mi plan, pero tal vez lo haga.

—Deberías —contesto.

—Bueno, ya, dime dónde vamos.

—Dijiste que confiabas en mí, ¿no?

—Sí, lo hago —me responde, con su mirada color avellana, brillando.

—Entonces… sígueme. —Y diciendo esto le doy la mano.

Théa la toma. Ambos comenzamos a caminar escaleras arriba, hasta que salimos a la calle. Se nota que el invierno se está alejando y la primavera está a punto de entrar. Solo de pensar en los parques en primavera, me hace sonreír.

—¿Qué te vino a la mente? —me pregunta.

—Pues… Recordé la primavera, cuando era pequeño. Mis padres solían traernos al parque a dar un paseo y luego hacer un picnic. Mi padre jugaba con nosotros, mientras mi madre se acostaba a leer sobre la manta. Mi madre lee muchísimo, y siempre tiene millones de temas de conversación; además de que habla muchos idiomas.

—En mi lista está aprender un nuevo idioma. Empezaré por inglés, y luego estaba pensando en coreano.

—Tengo un buen maestro de coreano. No está aquí, pero, es bueno —le comento, pensando en Cho.

Théa suspira.

—Tienes bonitos recuerdos de tu infancia. Eso es bueno.

—Sí. Mis padres, a pesar del trabajo, fueron padres presentes y eso hizo que mi infancia fuese hermosa. Además, de que podía ir a visitar a mis padres biológicos.

—¿Eres adoptado? —pregunta, incrédula.

—Sí. Mi hermana Mar y yo. Ambos fuimos adoptados. Mi madre tuvo cáncer, sigue en remisión, pero tuvo miedo de que sus hijos tuviesen la misma enfermedad, así que nos adoptó, es una adopción abierta. Lo que significa que puedo ver a mis padres biológicos y convivir con ellos.

—¡Guau! —exclama.

Ambos hemos llegado al final de la calle, y yo le indico que doble a la izquierda para llegar al edificio.

—Yo también soy adoptada.

—¿De verdad?

—Sí, pero mi historia no es tan bonita como la tuya. Si te soy honesta, no quiero contarla ahora.

—Y, ¿algún día me la contarás? —inquiero.

—Tal vez… pero ahora no.

Los dos nos detenemos. El Planetario de Madrid se alza ante nosotros, de pronto, los recuerdos llegan a mí y sonrío

 una vez más.

—Este es el lugar favorito de mi mejor amigo, es todo un sabiondo —hablo, acordándome de Daniel.

—Bueno, pues entremos —dice, emocionada.

El museo nos da la bienvenida. Puedo ver a Théa feliz, caminando entre los corredores y viendo las distintas exposiciones. Yo continúo hasta la sala de proyecciones. Compro dos boletos y después la invito a pasar. Para nuestra ventaja, el museo está casi vacío, así que la sala debería estar igual.

Una vez dentro, nos encontramos con la impresionante sala de proyecciones, con su techo abovedado que simula un cielo estrellado. Nos sentamos juntos en las cómodas butacas, ansiosos por comenzar la función. Théa me mira con una sonrisa mientras se acomoda a mi lado. Yo le susurro al oído:

—No solo estoy cumpliendo tu deseo de ir al cine, sino también el de acercarte lo más posible a las estrellas.

Ella me mira con gratitud y cariño, agradecida por mi gesto. Después, ella se acerca a mí.

—Y, ¿las palomitas?

—Pues, creo que no venden. Eso quiere decir que toda la vida me engañaron mi amigo y su papá.

—¿Cómo?

—Manuel solía darnos palomitas. Ahora creo que él las metía a escondidas. Venía con él y con Daniel, mi amigo, a cada rato. Él está algo obsesionado con el cielo y las estrellas, así que le encantaba venir. Yo era el único que venía con él, al parecer, las estrellas no son para todos.

Théa se ríe.

—Siempre has sido un buen amigo. Primero con Daniel y ahora, conmigo. Gracias a ti, podré tachar dos deseos de mi lista. Ver de cerca las estrellas e ir al cine —responde, con una chispa de alegría en sus ojos.

—Trato —respondo.

Nos quedamos en silencio por un momento, sumergidos en la anticipación de lo que estaba por venir. Théa se acomoda, puedo sentir su felicidad que irradia de alguna forma de su cuerpo. Ella, se toma con fuerza de los antebrazos de la silla, con la mirada al techo.

He venido muchas veces a este lugar y de pronto, se siente como la primera vez. No puedo creer que una mujer como Théa tenga deseos tan sencillos. Es irreal, irrealmente misteriosa.

La proyección comienza y nos quedamos maravillados ante la belleza de las imágenes que se despliegan ante nosotros. La pantalla se ilumina con la inmensidad del espacio, mostrándonos galaxias distantes que parecen flotar en la oscuridad cósmica.

Nebulosas etéreas se forman y se desvanecen, como gas y polvo estelar que dan vida a nuevas estrellas. Planetas gigantes emergen de la nada, con sus anillos brillando con la luz de lejanos soles. Y entre todo esto, las estrellas, pequeños puntos de luz titilantes que parecen guiarnos a través del vasto universo.

Nos quedamos absortos en el espectáculo, hipnotizados por la majestuosidad de lo que vemos. Las imágenes parecen cobrar vida ante nuestros ojos, transportándonos a lugares lejanos y desconocidos. La sensación de asombro y admiración nos envuelve, haciendo que nos sintamos parte de algo más grande que nosotros mismos.

La música celestial que acompaña a la proyección nos envuelve, añadiendo una capa de magia al espectáculo visual. Es como si estuviéramos en un sueño, flotando en el espacio infinito y sintiendo el pulso del universo latir a nuestro alrededor.

Cada imagen que se despliega ante nosotros es más sorprendente que la anterior, y nos encontramos sin aliento ante la magnificencia del cosmos.

—Me encanta el espacio. Es un recordatorio de lo pequeños que somos en comparación con la inmensidad del universo, pero también de la belleza y la grandeza que nos rodea — murmura, con una sonrisa en su rostro.

Nos quedamos allí, unidos por el asombro y la admiración, mientras las estrellas parpadean en la pantalla y el tiempo parece detenerse. En ese momento, somos simplemente dos almas perdidas en el vasto mar del espacio, encontrando consuelo y esperanza en la belleza del universo que nos rodea.

Cada imagen que se despliega ante nosotros es más sorprendente que la anterior, y nos encontramos sin aliento ante la magnificencia del cosmos.

Nos tomamos de la mano mientras observamos maravillados, compartiendo ese momento especial juntos.

 Envueltos en la magia de la proyección, nuestros ojos se encuentran y nos sonreímos cómplices. El brillo de las estrellas reflejado en sus ojos me deja sin palabras, provocando en mí decenas de sensaciones.

Poco a poco nos acercamos el uno al otro, sintiendo la conexión entre nosotros crecer con cada segundo que pasa. Cada mirada, cada gesto, parece fortalecer el vínculo especial que compartimos. Nuestros corazones laten al unísono, y el aire que nos rodea se carga de una energía palpable, llena de anticipación y deseo.

Estamos a punto de besarnos de nuevo cuando, de repente, la proyección llega a su fin y las luces se encienden, devolviéndonos bruscamente a la realidad. El sonido del público levantándose de sus asientos y el murmullo de las conversaciones rompen el hechizo del momento, recordándonos que estamos en un lugar público, rodeados de extraños.

Théa suelta un suspiro de decepción, y yo la miro con pesar, lamentando que el momento mágico se haya interrumpido tan abruptamente. Me duele ver la tristeza en sus ojos, y desearía poder detener el tiempo para poder prolongar este instante especial un poco más.

—Gracias, Pablo —dice Théa con voz suave, rompiendo el silencio—. Gracias por cumplir mi sueño de ver las estrellas tan de cerca.

Me siento conmovido por sus palabras, pero también siento la necesidad de aclarar las cosas entre nosotros.

—Théa, somos amigos —digo con delicadeza, buscando su mirada—. Y nuestra amistad es lo más importante para mí.

Théa asiente con comprensión, aunque una pequeña sombra de tristeza cruza su rostro.

—Sí, solo amigos… —responde, con seguridad.

Nos miramos el uno al otro por un momento, la tensión es palpable entre nosotros. Entonces, sin previo aviso, nos inclinamos hacia adelante y nos besamos tiernamente. El beso es suave y diferente, muy diferente al que nos dimos anoche. Este es menos intenso, y nos permite separarnos para vernos a los ojos.

—Solo amigos —murmura, para volver a besarnos.

Me separo.

—Solo amigos…

—Amigos…—contesta.

Y así, protegidos por una bóveda estelar, seguimos besándonos como si fuese nuestro lugar seguro, envueltos en la luz. Porque aquí, entre la magia del universo y el calor de sus besos, he encontrado mi verdadero lugar, aunque por dentro quiera negarlo: a Théa, le pertenezco a Théa.

16 Responses

  1. 😱😱😱😱😱😱😱 me encantaaaaaaaaa…. me fascina q pablo tambien este descubriendo sentimientos nuevos, son amores diferentes. Y su alma gemela es Thea. 🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳 me.encantaaaaaaa. gracias Ana.

  2. Amo esa conexión tan hermosa que sienten y que cada encuentro genere miles de sensaciones que ya no pueden ocultar… 💞💞💞🥰

  3. Es que esa conexión no se puede negar, tu tranquilo Pablo que el destino les tiene preparado un amor bonito 😍

  4. Ojo sólo amigos!!! Jajajaja

    Que emociónnnnnn!!!!!!!
    A Pablo le mueve el tapete Thea, sólo tiene que ser sincero y cortar con Lila!!!!!

  5. Awwww!!!!❤️❤️ mi corazón late emocionado jajaja solo amigos 🥰🥰🥰 que bonita conexión.. 💕

  6. Si, Pablo lo aceptó. Ahora haynque esperar que Lila también lo haga y los 4 luchen por la felicidad y la libertad ansiada

  7. -grito de emoción- 😍 todo se está acomodando para que puedan estar juntos. 🫶🏼
    Por suerte Pablo logró captar a Chez antes de que Théa saliera del vagón 😌.
    Odio a ese sujeto 😠. Tiene que desaparecer pronto de sus vidas 💥.

  8. Yo sí decía… Pero quizá ese sentimiento de protección de Pablo lo ayude a reconocer los amores de su vida y darle la oportunidad a su corazón de vivir el amor que merece.

  9. Me encanta como se siente Pablo, como va descubriendo lo que le provoca Théa 💕 van a ser muy felices

  10. Me recordó la canción los amigos no se besan jijiji y ellos son solo amigos dicen jijiji me encanta que por fin Pablo se de cuenta de que lo que le pasaba con Lila ya no es lo que era y ahora solo ellos si serán solo amigos =)

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