Antonio 

Mis días últimamente se convierten en un torbellino de responsabilidades, emociones y expectativas. Desde que Lila regresó a mi vida, siento que todo cobra un nuevo matiz, como si el mundo se pintara de colores más vivos y brillantes. Pero también hay sombras, sombras que recuerdan la distancia que aún existe entre nosotros, las barreras que hemos construido y las heridas que aún no han sanado del todo.

El beso que compartimos me deja con una sensación extraña en el pecho, una mezcla de esperanza y anhelo que no he experimentado en mucho tiempo. Es como si un rayo de luz atravesara las nubes oscuras que cubren mi corazón, recordándome que aún hay algo por lo que vale la pena luchar. Desde entonces, estoy decidido a reconquistar a Lila, a ganarme su corazón y demostrarle qué juntos podemos superar cualquier obstáculo.

Sin embargo, la vida parece tener otros planes para nosotros, planes que nos obligan a tomar un paso atrás y a ser pacientes. El estado avanzado del embarazo de Lila ha complicado nuestras posibilidades de tener citas tradicionales, pero eso no significa que no podamos encontrar otras formas de estar juntos, otras formas de celebrar nuestro amor y nuestra conexión.

Así que decido darle dos sorpresas, dos pequeños gestos que espero le demuestren cuánto la amo y cuánto deseo estar a su lado en este viaje tan especial que estamos emprendiendo juntos. La primera sorpresa es la habitación de Mena, la pequeña sultana que pronto vendrá a alegrar nuestras vidas. Paso horas eligiendo cada detalle, cada mueble, cada adorno, asegurándome de que todo sea perfecto para recibir a nuestra hija en un ambiente cálido y acogedor.

El resultado es una habitación decorada con tonos suaves y delicados, con muebles de madera blanca y detalles en rosa pálido. Una cuna con dosel en el centro, rodeada de peluches y almohadas de colores pastel. En una esquina, un pequeño rincón de lectura con un sillón cómodo y una estantería llena de cuentos infantiles. Solo faltarían las paredes, pero, eso será entre los dos. 

Muero de ganas por enseñárselo, y espero con paciencia la llegada de Lila del trabajo. Esta vez le dije que se fuese sola, para que yo pudiera hacer lo mío. La segunda sorpresa, es una cena tranquila en el jardín del techo, bajo las estrellas, recordando una de las tantas noches que pasamos en Madrid.

Quiero consentirla, darle amor, cariño, seguridad, confianza. Darle todo lo que no pude por las decisiones que tomé. Lila y mi hija se merecen el mundo y yo se los voy a dar. No importa si me tengo que echar encima a todos los Karagiannis, disfrutaré esto, como siempre lo he querido. 

Así que, termino de arreglar todo, luego bajo a mi piso para escoger la mejor de mis ropas, y le pido a Maggy que me avise cuando Lila esté por subir. Recibo la comida que pedí a domicilio, una que nos haga bien a los dos, y escojo la música perfecta. Lila, llega a casa justo a las siete de la noche. 

—Bien, es momento. Vive tu vida por ti. Por ellas —murmuro. 

Me arreglo el cabello por última vez, y luego salgo de piso para ir escaleras abajo. Lila viene subiendo, poco a poco, con una bolsa de manta llena de cosas y el vientre abultado. Unas semanas más y Mena estará con nosotros. 

—Si sigo subiendo escaleras, llegaré a labor de parto más pronto de lo que creo —me confiesa, cuando ambos nos encontramos. 

—No digas eso. A Menita le faltan unos días para estar lista para nacer. 

—Lo sé. No quisiera parir en las escaleras. 

Lila llega hasta la puerta del piso y me ve. 

—Y, ¿por qué tan guapo? 

—Bueno, es una noche especial. 

—¿Ah sí? 

Abro la puerta, y antes de entrar le cubro los ojos con una tela que tomé de su piso. 

—Venga. ¿Confías en mí? 

—Sabes que sí —me asegura, con una sonrisa. 

Así, después de que todo está listo, los dos entramos a su piso y a pasos pequeños nos dirigimos a la habitación de Mena. 

—Sé que dijimos que lo haríamos más adelante, sin embargo, no me pude resistir, y tuve que hacerlo. 

—¿Hacer qué? 

Entonces, le quito la venda de los ojos y la hermosa habitación de Mena se muestra. La madera blanca, la luz, todo es perfecto y ella lo sabe, ya que sus ojos se llenan de lágrimas y su sonrisa ilumina la habitación. Se acerca a mí y me abraza con fuerza, susurrándome al oído: 

—Es hermosa. ¿Cómo pudiste hacer todo esto en tan poco tiempo? 

—Bueno, tengo lo mío —presumo. 

Lila recarga su cabeza sobre mi pecho. 

—Gracias. En verdad me encantó. Y que hubieses puesto el nombre de Ximena en letras, me encanta. Creo que alrededor pondré las fotografías que mi madre le tome. Será hermoso. 

—Lo será. 

Por un momento nos quedamos en silencio. Siento el calor de su cuerpo, su hermosa figura robusta y ese olor natural a lavanda. 

—Las sorpresas no terminan ahí —le murmuro. 

—¿No? 

Me separo de su cuerpo, la tomo de la mano, y le pido que me siga hasta la sala. Ella, camina despacio y cuando ve las escaleras, suspira. 

—¿Es en serio? 

—Lo es, pero… —Entonces, como puedo la cargo entre mis brazos, haciéndola reír. 

—¡Basta, no! —expresa, aferrándose a mí—. Te vas a lastimar, Antonio. Peso como diez mil kilos. 

—En realidad estás muy ligera —presumo. 

La subo por las escaleras hasta el techo. Debo confesar que en el segundo escalón, mis piernas ya están flaqueando, pero, deseo hacerla sentir cómoda. Lo logro subir hasta la cima y cuando llego, todo vale la pena. 

—Pero, ¿qué es esto? —dice ella sorprendida. 

Lila ve la mesa elegante con velas y flores en el centro, rodeada de sillas cómodas y manteles blancos. La comida es sencilla, pero deliciosa. Con platos que sé que a Lila le encantarán: ensalada fresca, pasta con salsa de tomate casera y un postre de frutas con crema batida.

El ambiente es perfecto, con una brisa suave que juega con nuestros cabellos y el sonido de la ciudad que se desvanece en la distancia. Las estrellas brillan, como si estuviéramos inmersos en alguna parte del universo. 

—Solo me faltó el cuarteto de cuerdas, pero… —Y en eso, meto las manos a una de las bolsas de mi pantalón, y presiono el botón del control remoto. Una suave melodía comienza a escucharse. La tomo de la cintura y le pido que baile conmigo. 

—No sé si podamos bailar juntos —dice entre risas. 

—Claro que puedes, así, despacito. 

Lila sonríe. Junta sus manos con la mía y se deja llevar al ritmo de la música. Su cuerpo ha cambiado desde la última vez que bailamos en el taller. Ahora, su hermoso vientre se impone ante nosotros y sus pasos son un poco más lentos. 

Sin embargo, sigue siendo una maravilla estar a su lado. Sentir su piel cálida y suave, su respiración sobre mi cuello y ese olor a lavanda que sueño todas las noches. Extrañaba esto. Antes de encontrarla, decía que daba toda mi fortuna, incluso mi vida, solo por un momento así con ella. 

Sin palabras, seguimos bailando al ritmo de la música. Ella se recarga sobre mi pecho, descansando su cabeza y abrazándome un poco más. El calor de nuestros cuerpos aumenta, y las ganas de besarla toda la noche vuelven a mí. 

Estoy vivo. Después de meses, muerto en vida, estoy vivo. Escondidos, en este pequeño paraíso, en medio de una de las ciudades más grandes del mundo. Podría quedarme toda la vida aquí, escondido con ella en este piso, teniendo la familia que siempre soñé al lado de la mujer que amaré hasta la muerte. 

En este instante no existen los Karagiannis, no existe Pablo, ni todos los problemas que nos rodean. No existe el desamor, la tristeza o la decepción. Lila es la persona correcta para mí, pero que llegó en el momento equivocado. Pero ahora, sé que es el momento, y yo ya no puedo esperar. Solo tengo una vida y no la pasaré viendo cómo ella la vive con otro. 

—Te amo, Lila —le murmuro al oído—. Y sé que tú me amas. No lo puedes esconder, aunque lo desees. 

Ella se queda en silencio. Se separa de mí y me ve a los ojos. Una leve sonrisa se escapa de sus labios. 

—¿Podemos sentarnos? —me pregunta. 

Asiento con la cabeza. Y, aun tomándola de la mano, la llevo hacia la mesa. 

Nos sentamos juntos, y ella se acomoda en la silla, al parecer, no es tan cómoda como parece. Su vientre ya no le permite estarlo. 

—¿Crees que pueda comer un poco?, tengo náuseas. 

—Sí, sí claro. 

Lila toma un poco de pan relleno de queso, y le da una mordida grande. Después de unos bocados, habla. 

—Antonio. 

—No, Lila —interrumpo, al escuchar su tono de voz. 

—Solo déjame hablar. —Me pide con cariño.

Espero.

— Antonio, siempre soñé con una historia de amor, tal y como la vivieron mis abuelos. Siempre tuve esa ilusión y crecí con la idea de que todos somos merecedores de un amor bonito. Lo busqué por años, incluso estuve en relaciones un tanto serias, pero nada como lo que tengo contigo. Sin embargo, hay un problema.

— Y, ¿cuál es ese? —pregunto, bastante interesado.

— Que nunca pensé que fuese tan complicado, con tantos obstáculos, llena de secretos.

— Lila…

— Y, sin embargo, no importa lo que haga, a dónde vaya, me vuelvo a encontrar contigo. Y es terrible, porque vuelvo a sentir todo, a amarte como si nunca hubiese pasado nada entre los dos. Se despierta la necesidad de estar a tu lado y ahora que seremos padres, es un sentimiento con el que no puedo luchar. He tratado de evitarte, de distraerme. He tratado de pensar más en Pablo y en ti, pero me es imposible. No hay duda de que yo te amo.

Mi corazón late emocionado. Nunca pensé que las palabras de Lila fueran esas. Estoy emocionado, lleno de júbilo, con ganas de besarla y de abrazarla; ella continúa.

— Pero, no dejo de pensar que si te digo que sí, hoy, tendríamos que vivir esto escondidos, bajo las sombras, escudándonos y no sé si lo podré hacer. Porque no sé por cuánto tiempo deberemos vivir así. Y nuestra hija.

Hago la silla hacia adelante, me acerco a ella y tomo sus manos.

— Lo comprendo. Pero, sería un pequeño sacrificio para un bien mayor. Te protegería, haríamos estrategias. Solo necesito tiempo y si tú estás a mi lado, apoyando, y estando segura de que todo estará bien. Te juro que saldremos de esta y podremos vivir los sueños de los que tanto hablamos. Solo te pido una oportunidad, Lila. Y lo haré bien.

Lila suspira.

— ¿Y Pablo?

— Si me preguntas, quiere decir que no amas a Pablo. Sé que lo quieres, como amigo, pero sabes que él no es la persona que esperas para tu esposo. Y si te soy honesto, Lila, no quiero pasar el resto de mi vida viendo cómo, por miedo, estás con otra persona. Esta es mi última oportunidad para hacerlo bien, para resarcir mis errores, para estar con mi hija. Si quieres a Pablo, dímelo de una vez, pero si no, te pido, no te ruego —le comento casi de rodillas—, que te quedes conmigo, que confíes en mí.

Lila suspira. Me ve a los ojos. Brillan, brillan tan bonito, que juro opacan toda la luz que hay alrededor. 

—Y, ¿si no funciona? Si en verdad no estamos destinados a estar juntos. Si los obstáculos son más grandes que nuestro amor. 

—Siempre se encuentra la manera. Pero, no puedo hacerlo solo. Necesito que, cuando recorra ese hilo rojo, tú estés del otro lado. Si nos encontramos, Lila, fue por algo. Si esta niña llegó, fue por algo. Las señales están ahí. No las ignores por favor. 

—Y, ¿tu mujer? 

—Théa me usa de escudo, como yo la uso a ella. Es raro decirlo, pero, es parte de mi vida porque solo unidos podemos obtener la libertad que deseamos. Nos queremos, pero no de la manera que crees. 

—Sigo sin comprender mucho, pero, te creo. 

—Te juro que cuando la conozcas entenderás. Pero, —La tomo de las manos—, no es el momento para hablar de ella. Es el momento de que me digas, si estás dispuesto a amarme, aunque sea así, escondidos por un rato. 

—Así comenzamos nuestra relación y mira cómo terminó. 

—No, ahora será diferente. Tu familia sabe quién soy, tú sabes dónde voy y con quién. Aprendí de mis errores, y jamás, escúchame Lila, jamás volveré a mentir. Solo te pido que me des una oportunidad. Viviremos esto en privado, pero no escondidos. Jamás lo volveré a hacer. 

Lila toma mi rostro y sonríe. 

—Si 

—¿Sí? 

—Sí. Hagámoslo. 

—¿En serio? —inquiero, sin poderlo creer. 

—Es muy en serio —Y me sonríe—. Solo déjame hablar con Pablo, revelaremos esto después de que nazca Mena. Quiero que Pablo lo sepa por mí y tratar de que siga en mi vida. Es un hombre extraordinario y no quiero herirlo. No puedo hacerlo. Tengo una responsabilidad moral con él y… 

—Se lo diremos, juntos. A mí Pablo también me agrada, es un buen hombre. 

De pronto, Lila comienza a llorar. Se lleva las manos al rostro y rompe en un llanto que me provoca abrazarla. Lo hago con fuerza, tratando de contener todo, pero se desborda. No puedo imaginar lo que vivió Lila, la incertidumbre, el corazón roto, la decepción. Las amenazas de una familia que ni siquiera conocía y, lo peor, el perder todo el amor que había construido, en un solo día. Además de la ilusión. 

Las decisiones deben ser tomadas con cuidado, porque no se sabe a quién más afectará. La decisión que hoy tomó Lila, afectará a Pablo, pero es mejor dejar las cosas claras – ¡si lo sabré yo! 

Sin embargo, el amor, no es exclusivo de las relaciones románticas, sino que también se encuentra en la amistad y la familia. Y yo solo espero que podamos encontrar eso en Théa y Pablo. Que la conexión que hemos construido a lo largo de estos meses sea suficiente para superar cualquier obstáculo y que juntos podamos encontrar la felicidad que tanto anhelamos.

14 Responses

  1. Hayyy siii el corazón de Pablo ya late por alguien más 🤩🤩🤩

    Me encanta como se van dando las cosas al mismo tiempo para los 4 🥰🥰

  2. Esto será un alivio para Pablo, otro deseo cumplido de Théa y una complicidad de 2 parejas destinas a estar juntos

  3. Nada pasa en la vida por azar. Ojalá fuéramos tan responsables emocionalmente como para resarcir bien nuestros errores.

  4. Peor ya quiero que Pablo sepa quien es Thea, que por lo menos sepa que tipo de relación tiene con su esposo, porque Pablo se va resistir por respeto…. Ya quierooooooo

  5. Awwwww bendito destino. ❤️❤️❤️❤️❤️ Lila debe hablar con Pablo pronto para que el nl sienta que lo engaño. Y lo libere jejeje. Me encantaaaaaaaaa. Ya todo se va acomodando.

  6. Que bonito, solo espero que ya no sufran mad y vivan su amor a plenitud, se que Pablo es un hombre maduro y entenderá y Thea es una gran mujer 💕💕💕💕

  7. Ya quiero que se den cuenta que Thea es la esposa de Antonio y que Pablo es la pareja de Lila para que solo sea un intercambio de parejas, porque la llama de Thea y Pablo se encendió

  8. Siiiii =) su amor es mas fuerte que todo y con Menita uff infinito =) creo que al final no se sentirán tan mal entre los 4 como dicen todo queda en familia =)

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