Théa

Mi llegada a Ibiza marca un momento especial en mi vida. Es mi primera vez visitando esta isla paradisíaca, y desde el momento en que pongo un pie en ella, siento que estoy en un mundo completamente nuevo, lleno de belleza y libertad.

La sensación de estar aquí, junto a Pablo, es indescriptible. Nos encontramos lejos de preocupaciones y problemas, simplemente disfrutando de la compañía del otro y de la magia que rodea este lugar. Me siento afortunada de tener esta oportunidad de explorar Ibiza con alguien tan especial a mi lado y sobre todo, libre. 

El momento en que pisé Ibiza por primera vez quedará grabado en mi memoria para siempre. Fue como si un mundo completamente nuevo se abriera ante mis ojos, despertando todos mis sentidos y emociones de una manera que nunca había experimentado.

Desde el primer instante, quedé cautivada por la belleza incomparable de esta isla balear. El azul profundo del mar se extendía hasta donde alcanzaba la vista, fundiéndose con el cielo despejado en el horizonte. La brisa marina acariciaba mi piel suavemente, trayendo consigo el aroma fresco y salado del mar, que me envolvía en una sensación de paz y serenidad.

Muero por caminar por sus calles estrechas que parecen sacados de un cuento de hadas. Ver las casas blancas con sus puertas y ventanas de colores brillantes y nadar en ese mar color turquesa. Volver al mar, tal y como solía hacerlo cuando estaba pequeña. Pero primero, tenía que trabajar. 

Nuestro primer destino fue el bar del “Corazón Espinado”, donde Pablo necesitaba mi ayuda para revisar los libros y hacer algunos cálculos. Fue emocionante verlo, trabajar y descubrir su mundo desde otra perspectiva. Sorprendentemente, mi habilidad matemática resultó ser útil, y pude ayudarle a resolver algunos problemas de manera rápida y eficiente. Creo, muy dentro de mí, que impresioné a Pablo, bastante. Porque no dejaba de aprobar mis decisiones y anotar mis sugerencias. Supongo que aún no pierdo mi toque. 

Después de terminar en el bar, Pablo me llevó a una pequeña casa que había alquilado para pasar el fin de semana. Al entrar, quedé maravillada por la belleza y comodidad del lugar. La casa, decorada con un estilo moderno y acogedor, cuenta con una piscina interna con calefacción, perfecta para relajarse después de un día de trabajo. Tiene un pequeño jardín, con unos columpios por si se traen niños. Desde el balcón de la sala, se puede ver el mar y sentir el delicioso aroma que emana de él, y las habitaciones son tan amplias que uno puede dormir cómodamente.

Ahí, Pablo y yo, sin ni siquiera ponernos de acuerdo, nos metimos cada uno a una habitación y cerramos la puerta. Supongo que ambos aún no sabemos que es lo que debemos sentir o hacer juntos, así que lo mejor es poner una puerta de por medio, por ahora. 

Caí sobre la cama exhausta, como nunca en la vida había pasado. Parecía que tenía años de no dormir y que, ahora, en esta habitación en Ibiza había llegado el momento de hacerlo. No soñé. Por primera vez en meses no lo hice. No vino a mi mente Chez, ni el momento en que abusó de mí. No sentí la desesperación, ese sentimiento de que me ahogaba mientras sentía su cuerpo encima del mío. 

No soñé nada, pero, no me importó. Es mejor dormir con la mente en blanco y despertar como tal. Supongo que la tranquilidad del mar me ha ayudado a lograr eso. Tal vez, me venga a vivir al mar. 

Abro los ojos y noto que la habitación está completamente oscura. Cerré ambas cortinas, por lo que ni siquiera la luna puede entrar por la ventana. Reviso el pequeño reloj que hay en la mesita de noche, y noto que es exactamente la media noche. He pasado mucho tiempo dormida. Tal vez, Pablo ya está dormido de nuevo debido a que ni siquiera salí a cenar. 

Me levanto con cuidado, abro la puerta en silencio y noto que las luces más tenues de la casa están encendidas. Parecen pequeñas velas que me iluminan el camino hacia la sala. Noto que se encuentra vacía, al igual que la cocina y los otros lugares de la casa. 

Tal vez, Pablo tuvo que regresar al club y me dejó dormir al verme tan cansada. Debo confesar que el quedarme sola en una casa desconocida, no es algo que me agrade, pero, por alguna razón, aquí me siento muy segura, por lo que me atrevo a salir al pequeño jardín, con la piscina interna. 

El vapor sale del agua. La piscina tiene agua templada que, en contraste con el frío que hace afuera, hace que se vea tentador entrar; parece un enorme jacuzzi. En casa de los Karagiannis tienen 4 en los distintos baños, pero yo jamás pude bañarme en uno, así que esta puede ser mi oportunidad. Lástima que no tengo traje de baño. 

Me siento a la orilla de la piscina, y meto los pies al agua sintiendo su calidez. La noche está perfecta, la luna brilla hermosamente y yo, estoy en Ibiza, lejos de todo lo malo que me ha pasado últimamente. 

⎯¿Puedes creer tu suerte, Théa? ⎯me pregunto, mientras juego con el agua⎯. Hace unos meses, te encontrabas atrapada en esa enorme mansión con esas brujas y hoy, estás en Ibiza, con un hombre tan guapo que te hace sonrojar. ¿Será que se pueden cumplir más deseos? 

Recuerdo mi lista de deseos, en esa libreta que cuido celosamente y que me encanta repasar cada vez que puedo. Voy a la hoja de los deseos más “atrevidos” o personales y me viene a la mente uno que sé que puedo realizar en este instante; solo necesito una toalla. 

Me levanto corriendo y voy hacia mi habitación. Cierro la puerta y entro al baño para quitarme la ropa. Después me envuelvo con una enorme toalla y me veo frente al espejo. Una de mis fantasías era nadar bajo la luna desnuda, como lo vi en aquella película romántica. Sé que tal vez no sea el mar, pero la piscina servirá. Los deseos siempre vienen en formas que nunca esperamos. 

Vuelvo a salir de mi habitación y guiada por el camino de luces, voy hacia la piscina con una emoción traviesa. Sé que esto puede parecer tonto, pero, para mí, es un deseo escondido. Uno que solo en este lugar sé que puedo cumplir. 

⎯Vale, Théa. Te quitas la toalla y saltas a la piscina ⎯me digo a mí misma, un tanto nerviosa. 

Antes de quitarme la toalla, veo a mis lados para asegurarme que en realidad estoy sola, así que, en un solo movimiento, me quito la toalla y me lanzo al agua, cayendo al fondo y sintiendo el agua caliente en mi cuerpo. Nado a la superficie y salgo a respirar. Veo el vapor agitado al igual que el agua. Y siento el frío en mi cabeza. 

No dejo de reír, mientras nado en el agua, sintiendo cómo pasa por mi cuerpo, y se entromete en mis dedos. 

⎯El agua está perfecta ⎯hablo, para volver a meter mi cabeza y hacer para atrás mi cabello. 

Después, me pongo con el pecho para arriba y, al flotar, abro los ojos para ver la luna brillando encima de mí. Todo es paz, todo es tan bonito. Me siento como cuando nadaba de pequeña en la playa, después de la escuela, y me refrescaba en aquellas aguas azuladas. Quiero ser una con el agua, matizarse en su color, convertirme en frescura. Quiero ser mar. 

⎯¿Nadando por la noche? ⎯Escucho, la voz de Pablo. Mi concentración se va por los suelos y me veo aventando agua por todos lados, con tal de cubrir mi cuerpo. 

Logro moverme hacia una de las esquinas de la piscina, como si tratara de esconderme. Pablo, quien trae una ropa muy diferente a la que venía vistiendo en la mañana, se encuentra en una de las orillas, con su mirada brillando y esa sonrisa tan coqueta que tiene. 

⎯Pensé que no estabas ⎯digo en un susurro. 

Pablo se muerde los labios. 

⎯No podía dormir, así que fui a dar un paseo. Después te vi echarte el clavado y bueno… vine a verte. 

¡Dios mío!, ¿me habrá visto desnuda?, pienso. 

⎯Puedo nadar contigo. 

⎯¡No! ⎯expreso, bastante avergonzada⎯. No te acerques. ⎯Y cubro mi cuerpo con mis manos⎯. Te lo pido. 

⎯Entonces, ¿no puedo nadar contigo?, ¿no quieres? 

⎯¡NO!, bueno, ¡sí!, lo que sucede es que… 

Pablo se queda en silencio, esperándo mi respuesta. Yo no digo más, simplemente nado hacia la luz y él nota lo que está pasando entre las aguas. Al verlo, se sonroja. Después, voltea la mirada hacia otro lado. 

⎯¡Oh, Théa! ⎯expresa. 

⎯Pensé que estaba sola. Así que pensé que sería divertido, y luego llegaste y…

⎯Está bien… nadaré otro día ⎯me asegura. Mientras se cubre los ojos para hablarme directo⎯. Buenas noches, Théa. 

Pablo camina sin verme hacia la puerta de la sala y antes de entrar, en un impulso, lo detengo. 

⎯¡Espera!

Pablo no se mueve. 

⎯Si quieres… puedes nadar conmigo pero… si prometes no acercarte. 

Pablo voltea. Yo me encuentro pegada a la orilla, así que no ve mi cuerpo. 

⎯No, Théa. Si te sientes incómoda…

⎯No, está bien. La piscina es grande y puedes quedarte de un lado y yo del otro. ⎯Le propongo. 

Pablo sonríe. 

⎯¿Es en serio? 

⎯Sí, cien por ciento ⎯aseguro. 

Él camina hacia la orilla de la piscina y yo regreso a mi lado, el que está más oscuro. 

⎯Vale, pero, hagamos las cosas iguales ⎯comenta. 

En ese instante. Pablo se quita el suéter y después la camisa, descubriendo su pecho. Me quedo sin palabras. Yo sabía que Pablo era guapo, pero ahora sé que mi imaginación se ha quedado corta. 

Pablo posee un cuerpo bien ejercitado y tonificado, reflejo de su dedicación al cuidado físico y a un estilo de vida activo. Sus músculos están marcados y firmes, delineando su figura con una apariencia atlética y poderosa. 

Su piel, de tono moreno y broceado por el sol, resplandece con una saludable luminosidad. Las luces de la piscina, lo hacen ver increíblemente atractivo. Tatuajes adornan su torso, abdomen y brazos, agregando un toque de misterio y rebeldía a su apariencia. 

Siento como si estuviera viendo una obra de arte en movimiento, un adonis, el hombre más guapo que he visto en mi vida, y no hago más que sonrojarme; agradezco estar lejos de la luz para que él lo note. 

Él se queda en bóxers y antes de entrar a la piscina, me ve y me pregunta en un tono sensual: 

⎯¿Te gusta lo que ves? 

Automáticamente, asiento con la cabeza, pero, me arrepiento. 

⎯Si bueno, es muy bonito. Digo, con todo el respeto. No es que piense que eres feo pero tampoco sé si te puedo decir que eres… guapo ⎯murmuro la última palabra. 

Pablo se ríe. 

⎯Está bien, Théa, puede gustarte ⎯comunica. 

Pablo entra de un clavado a la piscina y cuando sale me muestra sus bóxers y los lanza a la esquina. Inmediatamente, se va de su lado, quedándose a kilómetros de mí; o al menos así lo siento. 

⎯Me encanta nadar desnudo. Lo hice una vez, ¿sabes?, en el mar que está por cada de mi abuela. Mala idea, pero, bonita experiencia. 

⎯¿Por qué mala idea? ⎯inquiero. 

⎯Bueno. Comenzó a llover y al salir mi ropa estaba empapada. Tardé una eternidad en ponérmela. Al final, tuve que irme con bóxers y la playera, porque el pantalón me fue imposible. 

⎯¡Dios! ⎯expreso. 

⎯Ya sé. Imagíname, caminando por casi todo el malecón, con los pantalones sobrepuestos y empapándome bajo la lluvia. Al siguiente día, amanecí con resfriado. 

⎯¡Qué mal! ⎯ digo entre risas.

El silencio se hace, solo para seguir con la conservación. 

⎯Yo. Bueno, yo lo tenía en mi lista de deseos. 

⎯¿En la parte que no me dejaste leer? ⎯inquiere, de inmediato. 

⎯Sí. Me daba pena que lo leyeras. Bueno, además que hay más deseos personales. 

⎯Y, ¿los puedo saber? ⎯me pregunta. 

Su rostro está hermosamente iluminado por la luz de la piscina. Puedo ver su torso en el reflejo del agua pero, nada más. Mi curiosidad es grande, pero, no me atrevo. 

⎯No. Bueno. Son demasiados, pero, algunos son pensamientos de una niña tonta. Una que hace muchos años no le permitieron soñar y decidió apuntarlos para que no los olvidase. 

El rostro de Pablo cambia. Puedo ver la compasión en sus ojos, y la calma en sus gestos. Sé que él me comprende y que quiere ayudarme, pero todavía no me siento en confianza. 

⎯Yo… ⎯comienza⎯. Trataré de ayudarte a cumplir algunos. Sin embargo, debes decírmelos. 

⎯¿Lo harás?, ¿por qué? 

⎯Porque… quiero hacerlo. 

Me muerdo los labios. No puedo creer lo que estoy escuchando y mucho menos de la persona que nunca pensé que me lo diría. 

⎯¿Qué dices?, ¿hay algún otro deseo que quieres que te cumpla? 

Dudo un poco. No sé si decirlo o no. Tal vez sea un poco atrevido, porque además, estamos desnudos. No obstante, la noche es perfecta, y creo que él lo puede cumplir. 

⎯Siempre. ⎯Inicio con un hilo de voz⎯. Siempre quise un beso bajo la luna. 

Pablo sonríe, y noto un ligero rojo en su rostro. 

⎯Pues, para cumplirlo, debes acercarte. 

¿Acercarme?, ¿desnuda?, ¿qué tal si no le gusto?, pienso. 

Pablo me sigue esperando. Él continúa de su lado, sin forzarme a nada. 

⎯Que tal si te parezco fea ⎯murmuro. 

Él niega. 

⎯No, Théa, eso no. Para mí eres una mujer hermosísima. No tienes idea lo mucho que me atraes. 

Ahora soy yo quien se sonroja. 

⎯¿Es en serio? 

⎯Lo es… lo prometo. 

Tomo un respiro. Mi corazón y mente se han alineado, y yo deseo volver a probar sus labios. Después de pensarla un poco. Nado hacia él, y llego a poca distancia de donde estamos. 

⎯Esto es… ⎯Y comienzo a reírme de los nervios. 

⎯Te prometo que no pasará nada, ¿confías en mí? 

Asiento con la cabeza.

⎯Sí. ⎯Me limito a responder. 

Así, bajo la luz plateada de la luna, con el agua reflejando su resplandor. Pablo se acerca a mí y con un movimiento fluido y seguro, me atrae a él, tomándome de la mano. Me ve con una mirada intensa, llena de pasión contenida. Él me sonríe. 

⎯¡Oh, Théa!, has sido mi perdición ⎯murmura, con esa voz que me derrite. 

Entonces, sus labios, húmedos, se encuentran con los míos en un beso cargado de deseo y anhelo. El contacto es suave al principio, apenas un roce fugaz que nos despierta sensaciones eléctricas en cada centímetro de su piel. Él se separa de mí y me pregunta: 

⎯¿Todo bien? 

⎯Sí ⎯expreso, aún nerviosa. 

Nuestros cuerpos están ligeramente separados. No se tocan, pero, tampoco están tan alejados. Sus labios vuelven a besarme, en un beso casto que de pronto va aumentando su intensidad. 

Me entrego al beso, no pongo restricciones. Mis manos comienzan a deslizarse por su bien formado torso, siento la firmeza de sus músculos bajo la piel. Siento sus brazos, sus hombros, parte de su cintura, mientras ambos nos fundimos en este beso, envueltos en un espiral de deseo y atracción. 

⎯¡Oh, Théa! ⎯murmura entre besos, acercándonos cada vez más. 

En eso, siento cómo una de sus manos baja a mi cintura, pegándome a su cuerpo desnudo, y la ansiedad aumenta. Me tenso por completo, Pablo aún no lo nota. Trato de controlarme, pero, al sentir mi cuerpo rozando el suyo, las imágenes vienen a mi mente. Todo está perdido. 

⎯¡NO! ⎯expreso, empujándolo. 

⎯Théa… ⎯pronuncia mi nombre confundido. 

⎯¡No!, ¡no!, ¡no!, ¡no te me acerques! ⎯ grito. 

⎯Pero… ¿Te lastimé?, ¿te hice algo? 

⎯¡Vete!, ¡VETE DE AQUÍ! 

Pablo trata de acercarse, pero yo lo empujo. 

⎯¡LÁRGATE!, ¡NO ME TOQUES! ⎯grito. Desgraciadamente, esa furia no va contra él. 

Pablo, severamente confundido. Sale de la piscina, se pone los pantalones y junta su ropa. Mientras yo me quedo en la esquina escondida, cubierta por el pánico y llorando desesperadamente. 

⎯Aquí te dejo tu toalla ⎯me dice con voz tranquila, para luego, meterse a la casa. 

Tomo la toalla como puedo y la llevo hacia la escalera para envolverme en ella. Después, me siento en la orilla y sin poder hacer más, lloro. Lloro hasta que me quedo sin lágrimas. 

19 Responses

  1. Buenoooooo esto fue un un sube y baja de emociones. Pero Pablo siiiii ya se atrevio a mas
    Wiiiiii. Lastima el final por su ataque de panico, es entendible. Pobre Thea. Ahora le toca a Pablo indagar mas y lograr saber toda la verdad para ayudar a Thea. ❤️❤️❤️ gracias Ana

  2. Tan hermoso momento ❤️, Pero esos terribles recuerdos lo empañaron 💔🥺🥺🥺
    Thea necesita contarle lo sucedido, así Pablo entenderá sus miedos y le ayudará a sanar su corazón… 🙏❤️

  3. Ya es hora de que Thea le cuente todo a Pablo… Creo que nos merecemos una maratón de capítulos ya no puedo esperar más necesito saber que Thea estará bien 🤣🤣

  4. Con Théa siento las mismas ganas de abrazarla así como con Alegra, me entristece mucho saber lo que la límite esa horrible experiencia con Chez, pero se que con Pablo sanará, él le va a ayudar

  5. Sueños cumplidos, lástima el final, desgraciado Chez, un día Théa será libre de los Karagiannis y de Chez, hasta del mismo Antonio y Pablo le dará los mas bonitos recuerdos.

  6. Es hora que tea se sincere con Pablo y contarle todo lo sucedido con chen y así Pablo sabrá por qué el siempre está detrás de ella y así podrá ayudarla💯💯💯🥰🥰

  7. Uuuuuyyyyyy de verdad que eso es un trauma que para superarlo se lleva mucho tiempo, pero la inseguridad siempre va a estar allí. Ojalá Pablo se entere de lo que le pasó a Thea y sea súper comprensivo con ella, es lo que más va a necesitar Thea.

  8. Que pesar con Thea, pero debería contarle a Pablo para q la ayude a sanar, así el pobre no pensara q le tiene miedo. Pero q bonito q están empezando algo aunq les va a costar ir lento

    1. Thea hermosa!! Se que si hablas con Pablo te sabrá ayudar, confía en tu corazón éste no te engaña!!!
      Mereces una vida con ilusión, deseo, acercamiento, te doy un abrazo!!

  9. Ay 🥺 pobre Thea, estar en esa situación no es nada fácil. Pongo mi fe en que Pablo la ayude a sanar todo 🙏🏻💚

  10. Thea necesitas abrirte y contarle a Pablo todo, ayudará a desahogarte y sanar.🥰🥰🥰🥰, ese papasito te ayudara

  11. Ay Dios!! Que pena la forma en que se rompió el momento. 😢
    Pablo regresa para que puedan conversar, para que Thea te cuente lo que le pasó y le ayudes a superarlo. 😔

  12. Sé que eres intuitivo Pablito, no me falles y ponte en campaña por Thea que te necesita 🙂

  13. Pobrecita lo que la ha hecho vivir ese maldito de Chez la atormenta y ocupa mucha paciencia y ayuda de Pablo que se que no la dejara sola.

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