Sueño
Años atrás – Verano
A mi padre jamás le gustaron las vacaciones, incluso, no tengo recuerdos de vacaciones en mis primeros años de infancia. Cuando se casó con Fátima, solíamos viajar a Estados Unidos por una semana, pero siempre acompañado de una junta de negocios o algo por el estilo.
En realidad, empezamos a vacacionar cuando los Ruíz de Con llegaron a nuestra vida, ya que Tristán venía con una mentalidad diferente, más freso y relajado, lo que nos ayudó bastante a los Canarias.
Así fue como empezamos a pasar pequeños lapsos de vacaciones con ellos. Siempre eran en verano porque en diciembre Tristán llevaba a su familia de regreso a México y regresaban al inicio del ciclo escolar. Recuerdo que los niños Ruíz de Con regresaban renovados, como si México les diera una especie de medicina que necesitaban; los Canarias, la pasábamos bien también pero no regresábamos con ese aspecto.
Pasamos muchas vacaciones juntos, unas educativas y otras, no tanto. Sin embargo, una que nunca salió de mi mente fue las vacaciones en la playa, donde mi padre los invitó a viajar en yate y salimos todos de Ibiza hacia otros lugares. Después, nos quedamos en un hotel increíblemente bello, pero no lo recuerdo. Lo único que viene a mi mente es Luz y su bikini amarillo.
Ese día, fue un gran cambio para mí. Por mucho tiempo había convivido con los Ruíz de Con, pero nunca me había fijado que Luz, la niña que había llegado a mi vida hace años atrás, ahora era un jovencita y una que podría hacer que mi cabeza estallara.
Recuerdo que estaba en la piscina, leyendo un libro de Hermann Hesse, cuando la figura de Luz llegó a la piscina, envuelta en una bata blanca, caminando a pasos pequeños. De pronto, ante mis ojos, se quitó la bata mostrando un precioso bikini amarillo, que desató mis fantasias de inmediato.
Luz era bella, hermosa, ¿desde hace cuánto tiempo? No me había percatado lo guapa que era hasta ese momento, que me quede viendo como idiota mientras el se caía de mis manos. La observé un rato, mientras se untaba un poco de protector solar y luego, llamada por sus hermanos y la mía, se echó un clavado a la piscina que me hizo prestarle más atención.
Sin embargo, momentos después, la tenía nadando hacia mí y saliendo por la orilla de la piscina lo que me hizo recoger el libro y fingir que leía. Ella se puso de pie y, como si nada, se sentó en la otra tumbona.
⎯¿Es una nueva versión de Hermann Hesse?⎯ me comentó para luego reír.
⎯¿Cómo?⎯ pregunté como idiota, y tratando de que todo pareciese normal.
⎯Tienes el libro al revés⎯ me indicó y luego lo señaló haciendo que yo lo voltee, sin decir nada.
Me quedé en silencio un momento mientras ella cerraba los ojos sintiendo los rayos del sol⎯ ¿por qué no te metes a la piscina?
⎯No me gustan las piscinas⎯ respondí⎯ me gusta el mar.
⎯Y, ¿por qué no te gustan las piscinas? ⎯ insistió.
⎯Tienen muchos químicos que pueden arruinar la piel… por eso.
⎯¿Siempre tienes que ser tan aburrido?⎯ inquirió⎯no puedes, solo disfrutar.
⎯Estoy disfrutando⎯ contesté y luego me senté para verla de frente.
Ella sonrió⎯ siempre estas disfrutando con un libro en la mano o haciendo algo alejados de los demás, a mi me parece que nos estás evitando.
⎯Evitar, disfrutar… ambos terminan en “ar”⎯ respondí como imbécil y ella negó con la cabeza.
Luz suspiró⎯ no disfrutas todo lo que tienes. Lo haces como si te tuvieran que rogar para hacerlo, como si tu padre tuviera que sobornarte para venir… tienes todo esto, un yate, un hotel de lujo, bebidas y comida gratuita y tú… te fundes en un libro para ignorar que venimos los demás contigo.
⎯No pensé que lo vieras así…
⎯Así se ve, David. Siempre tenemos que rogarte para que vengas, y a mi me molesta porque siempre tengo que venir yo a “integrarte”.
⎯Pues no vengas…
⎯La próxima vez no lo haré, pero, tampoco te integrará tu familia. Un día saldrán de vacaciones sin ti, no te invitarán, y tu pretenderás que no te importa pero, por dentro, te dolerá el hecho de que no te hayan avisado. Pero será tu culpa, porque nunca quieres estar aquí, aunque hay cosas que mueres por hacer…
Me río⎯¿de dónde sacas tantas tonterías?
⎯Te leo⎯ me dijo, y luego tomó mi mano y comenzó a pasar su dedo por la palma.
⎯¿Qué haces?⎯ pregunté.
⎯Leyendo tu mano…⎯ contesta segura, y mis ojos se clavan en los de ella, haciendo que la memoria del bikini regrese a mí haciéndome sonreír⎯¡uy!, interesante.
⎯¿Qué dice?⎯ inquirí siguiendo su juego.
⎯Aquí dice que te quedarás soltero por toda la vida, no tendrás hijos y para tu mala suerte, tendrás una gran piscina, justo aquí⎯ y en ese momento subió mi mano hacia su lengua y mojó mi palma.
⎯¡Luz!⎯ le reclamo, para luego limpiarme la mano de inmediato⎯¡Dios, cómo puedes ser así!
Ella comenzó a reír, parecía que le divertía hacerme rabiar. Después se puso de pie y me dio la mano⎯¿vienes?, anda… porque si no mi mamá me hará pedirte que te unas otra vez y eso arruinará mi día… ¿en verdad quieres arruinar mi día?
Dejé el libro a lado y me puse de pie. No lo supe en ese momento pero, ahí Luz supo que tenía ese poder de convencimiento sobre mí. Yo supe que, a partir de ahí, mi nueva perspectiva sobre Ruíz de Con sería totalmente diferente y que traería un confín de sentimientos en mí, además de la frase que los apagaría todos, “las Ruíz de Con están prohibidas, en especial Luz”.
-Diciembre-
Abrí mis ojos y una vez más me encontraba en Ibiza, había cumplido la promesa que le había hecho a mi padre. Acomodé todos mis horarios y había logrado despejar dos semanas para poder ir y celebrar con ellos. Sin embargo, había otra cosa que también me movía… Luz Ruíz de Con.
Al entrar a mi casa, el olor a Navidad llegó por completo. Mi madre ama decorar todo de Navidad e, incluso, siempre tiene unos adornos exclusivos que trae desde Estados Unidos. El pino siempre es fresco y los regalos abundan en su falda.
Cuando mi padre me vio entrar sonrío, había cumplido mi promesa y eso para él, era oro. Mi madre se emocionó y corriendo hacia mí me abrazo feliz.
⎯¡David!⎯ expreso feliz, mientras me estrujaba contra ella.
⎯¡Mamá!⎯ respondo.
⎯¡Qué gusto verte!, ¡David!, ¡nuestro hijo llegó!⎯ le comunica alegre, como si no me hubiese visto.
Mi padre se acerco a mí y con una expresión de cariño, nueva para mí, me tomó el rostro y me vio a los ojos⎯¡qué milagro!, nevará en Ibiza⎯ bromea.
⎯Pasa, hijo, pasa⎯ continua mi madre ⎯ pediré que preparen tu habitación, ¿solo vienes por un día?
⎯No, vengo a pasar Navidad y posiblemente año nuevo con ustedes.
Ambos de mis padres se ven sorprendidos y los comprendo, mi respuesta es del todo inusual.
⎯¿Y mi hermana?⎯ pregunto, rompiendo la extrañeza.
⎯Salió de compras con unas amigas. Pero, ¿tienes hambre?, ¿sed?⎯ insiste mi madre.
⎯No, desayuné, pero comeré con ustedes.
⎯¡Perfecto!, dime que traes un traje⎯ me comenta mi madre.
⎯David siempre trae trajes, amor. Está acostumbrado⎯ contesta mi padre por mí.
⎯Si lo traigo, ¿por qué?⎯ pregunto extrañado.
⎯Iremos a comer a la fiesta de la empresa. En lugar de ser cena navideña será comida y sería genial que nos acompañaras. Los Ruíz de Con estarán ahí⎯ comenta, como si supiera algo.
Sonrío por fuera pero por dentro, mi corazón late emocionado, ¿será que Luz estará?, ¿será posible que la vea tan solo llego a este lugar?
⎯Me encantaría ir⎯ respondo, tratando de no sonreír de más.
⎯¡Perfecto!⎯ expresa mi madre abrazándome de nuevo⎯ bienvenido, me hace muy feliz tenerte aquí.
⎯Y yo estar aquí⎯ respondo, mientras no puedo dejar de pensar que posiblemente, hoy la vuelva a ver.
Aunque esté prohibida.