No pude dormir en toda la noche pensando en Luz, en esa mirada que me lanzó y en el discurso que le diría; jamás me había pasado esto, jamás me había sentido así. Observé como de la luz de la luna pasé a la obscuridad total para, después, sentir los primeros rayos del sol del amanecer. Momentos después, un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos más profundos, distrayéndome por completo. 

    ⎯Joven David, tiene una llamada ⎯ escucho la voz de Esme. 

    ⎯¡Voy!

    Me pongo una playera, el pantalón del pijama y en seguida abro la puerta para ver a la bella Esme con el teléfono. 

    ⎯¿Quién es? ⎯ le pregunto. 

    ⎯El señor Ruíz de Con. 

    Al escuchar esas palabras mi corazón vuelve a activarse tan rápido que siento que me daré un síncope a las siete y media de la mañana. Tomo el teléfono y después de tranquilizarme le respondo con mi mejor voz. 

    ⎯¿Diga? 

    ⎯David, disculpa si te molesto a esta hora, supongo que te desperté ⎯ lo escucho, con ese acento tan singular que tiene. 

    ⎯No, no, estaba… haciendo deporte. 

    Esme niega con la cabeza de inmediato y hace los ojos hacia arriba al escuchar mi mentira. 

    ⎯¡Guau!, extraño ser joven… en fin, te llamo para pedirte si puedes venir a la casa a revisar a Sabina, mi nieta. No durmió en toda la noche y sospechamos que tiene un resfriado. Su pediatra está fuera de la ciudad y pensé que tú podrías revisarla, aprovechando que estás acá. 

    ⎯Sí claro… ⎯ respondo de inmediato, porque sé que eso significa que podré ver a Luz y disculparme ⎯¿a qué hora quiere que vaya? 

    ⎯Bueno, es sábado y comemos wafles, vente a desayunar en una hora y revisas a la pequeña, así sirve que todos se despiertan. 

    ⎯Sí, claro… claro que si ⎯ hablo feliz, bajo la mirada de Esme que nada más se ríe bajito. 

    ⎯Perfecto, te veo en una hora. Saludos y gracias. 

    ⎯De nada ⎯ respondo y después escucho como termina la llamada. 

    Le doy a Esme el teléfono y ella niega con la cabeza ⎯¿Deporte?, desde cuando es tan mentiroso, joven David. 

    ⎯No me molestes… una pequeña mentira para quedar bien no hace daño. A todo esto, ¿qué haces despierta tan temprano? 

    ⎯Aquí nos despertamos temprano, ¿qué ya se le olvidó cuando su madre lo tenía a las siete de la mañana duchado, vestido y peinado? 

    ⎯Ya, ya… gracias ⎯ le respondo para luego darle un abrazo fuerte que rechaza. 

    Hace muchos años después de que Mandy se fuera, Esme se encargó de cuidarme y desde ahí tengo una excelente relación con ella, aunque, la verdad, la conozco desde que tengo memoria; no puedo creer que aun siga en la familia. 

    ⎯Y, ¿ahora? ⎯ me pregunta extrañada ⎯¿qué mosco le picó, Joven David? ⎯ me pregunta. 

    ⎯¿Qué no puedo abrazar a mi chica favorita? ⎯ bromeo. 

    ⎯No, no… aléjese, seguro me va a pedir algo y tengo que hacer el desayuno fitness de su padre y no sé que tanto ⎯ me regaña, para luego alejarse de ahí. 

    ⎯¡No huyas al amor, Esme!, yo tengo mucho por darte ⎯ le bromeo, y de pronto escucho un “shhhhh” que viene de la habitación de mi hermana. 

    ⎯¡Deja dormir! ⎯ me grita, y yo simplemente me regreso a mi cuarto. 

    […] 

    Puntualmente llego a casa de los Ruíz de Con, vestido de la forma más sencilla pero también con algo de estilo para impresionar. Me arreglé el cabello mejor posible pero, no recordaba que el mar hace que mi cabello rizado sea un desastre, así que opte por dejarlo libre y que se acomodara a su gusto. 

    Toco la puerta y momentos después el mismo Tristán me abre la puerta, vistiendo un delantal y dándome esa sonrisa sincera que siempre trae ⎯¡Bienvenido!, vamos a la cocina ⎯ me invita. 

    El aroma a waffles invade toda la casa que, aún sigue solitaria en la parte de abajo, supongo que todos están arreglándose aún. ⎯ Gracias ⎯ hablo. 

    ⎯Pasa, pasa… ¿te gusta los waffles? 

    ⎯Sí, claro ⎯ respondo, al ver la enorme cantidad de waffles que ha hecho. 

    ⎯Debo decirte que eres un salvador. La pobre Sabina no pudo dormir en toda la noche, ni María julia, en realidad casi nadie de la casa. Cuando hay un bebé en casa no hay un descanso real pero, ¿qué me puedes decir tú si eres pediatra? ⎯ me pregunta y yo sonrío. ⎯¿Me ayudas a poner la mesa?, aquí están las cosas. 

    Me acerco para tomar los manteles y cubiertos y me acerco a la enorme mesa de madera que los Ruíz de con tienen en la cocina. Me encanta que todo en esta casa sea tan grande, me da un sentimiento de que todos son bienvenidos y siempre hay lugar para todos. 

    Termino de poner la mesa y luego me siento en el lugar asignado. Tristán me platica sobre temas tan al azar como interesantes, hasta que, por la puerta de la cocina entra ella… Luz. Me quedo observándola como un idiota, no puedo evitarlo, y la verdad esos vaqueros ajustados hasta la cintura y esa playera blanca de rayas negras que marcan perfectamente sus curvas no me ayudan en nada. 

    ⎯Pa’, crees que puedas ayudarme con esto de la cámara, creo que se trabó ⎯ le dice a su papá, aún sin verme. De pronto voltea al comedor y al verme sentado su rostro expresa que en realidad está sorprendida, esboza una leve mueca para después borrarla ⎯¿qué haces aquí? 

    ⎯Luz, saluda bien. David es nuestro invitado ⎯ le pide su padre. 

    Luz me ignora, supongo que sigue molesta por lo que hice ayer o, tal vez siempre está molesta conmigo. 

    ⎯No sabía que usabas gafas para ver ⎯ comento, tratando de romper el hielo. 

    ⎯No sabía que podíamos traer gente a la tradición familiar del sábado de waffles ⎯ responde, ignorándome. 

    ⎯A veces se hacen excepciones ⎯ me defiende su padre. Ambos vemos a Tristán arreglar la cámara y mientras yo tomo sorbos del café me percato que Luz me está viendo de reojo, cuando nuestras miras se cruzan, le sonrío, provocando que el color rojo suba por sus mejillas. Listo Lucito ⎯ le dice su padre. 

    Luz toma su cámara y la dirige hacia mí para tomarme una foto ⎯ es de prueba ⎯ me comenta, y yo simplemente le sonrío y niego con la cabeza. 

    Me pregunto ¿qué hará Luz con todas las fotos que me toma?, ¿se las quedará?, ¿las borrará? 

    ⎯ Ve y llama a tus hermanos⎯ le pide su padre y luego voltea a verme⎯David, ¿te gusta la crema batida?⎯ me pregunta. 

    Entonces tomó un sorbo de café y sin dejar de ver a Luz respondo⎯ me encanta la crema batida. 

    Luz se sonroja, para después salir de lugar y dejarme con la sonrisa de idiota en el rostro. Momentos después entra Ximena a la cocina y al verme sonríe. 

    ⎯¡Ey!, El joven Canarias vino a visitarnos… va a nevar en Ibiza.

    Me río, al parecer todos están extrañados de que esté aquí. Supongo que tantos años de ausencia han dejado un precedente.

    En cuanto menos lo espero, todos los Ruíz de Con se reúnen en la cocina haciendo que el ruido aumente, las risas estallen y se sienta ese ambiente familiar que yo pocas veces he sentido en mi casa. No lo tomen a mal, hay ambiente pero, es distinto. Nosotros nos sentamos a la mesa, nos sirven en desayuno y comemos en silencio escuchando las conversaciones de mi padre o de mi madre. Es algo más propio, menos… caótico, pero el caos de los Ruíz de Con me gusta, y me gusta mucho. 

    […] 

    Después del delicioso desayuno que me hace pensar qué Tristán hace los mejores wafles del mundo. Subo a la habitación de Sabina junto con María Julia quien me cuenta todo lo que pasó por la noche. Reviso a la niña, me aseguro que no tenga nada grave y saco de mi bolsillo una de mis recetas y escribo los medicamentos. 

    ⎯Gracias, David⎯ me agradece⎯ dile gracias a David, Sabina. 

    ⎯¡Davi, gashas!⎯ me agradece, haciéndome sonreír. 

    ⎯De nada…⎯ respondo y le acaricio el cabello. 

    Salgo de la habitación y recorro el pasillo de los Ruíz de con. Regresar a esta casa en realidad es un viaje a mi pasado, a los años que pasé entre estas paredes y que tristemente no aproveché. Si tan solo no hubiese hecho lo que hice tal vez, solo tal vez, me hubiese quedado para siempre. 

    Bajo las escaleras y justo al entrar a la sala veo a Luz frente a mí⎯ Tu sobrina tiene principios de catarro, ya le di una receta a tu hermana⎯ le comento. 

    ⎯¿Crees que podamos hablar?⎯ me pregunta Luz seria. 

    ⎯Claro⎯ contesto 

    Ella camina hacia el jardín y ambos salimos de ahí. Sé que está molesta no sé si porque vine o por lo de la copa de anoche. Nos alejamos lo más posible de la casa hasta que quedamos en medio del jardín, luego voltea y me ve a los ojos, desarmándome por completo pero, ella no lo sabe 

    ⎯David, sé lo que estás tratando de hacer y no va a funcionar⎯ me habla firme. 

    ⎯¿Qué es lo que según hago?⎯ inquiero, y me cruzo de brazos. 

    ⎯No soy tu tipo. No soy como las chicas a las que estás acostumbrado. Creo que viniendo a “ganarte” a mi familia es una movida muy baja. 

    Sonrío levemente ⎯ tu familia me llamó a mí, es más fue tu padre. Y si, de paso vengo a verte a ti pero principalmente a Sabina y a comer wafles. 

    ¡Dios David!, ¿qué clase de defensa fue esa?, ¡concentrate! 

    ⎯ No⎯ me responde firme ⎯ no soy tu tipo. 

    ⎯Eso lo decido yo, Luz, no tú⎯ contesto, y los ojos de ella se abren de inmediato. De pronto, siento como un fuego por dentro comienza a arder y, sin poder controlar, me dejó llevar por esta llama ardiente que supongo es amor ⎯Luz, cuando te vi en Perú, pensaba de vez en cuando en ti. Pensé que era algo pasajero y que solo era por al anécdota pero, después del parque, del rato que pasamos juntos… yo no puedo dejar de pensar en ti⎯ confieso, mientras mis ojos no dejan de mirarla. 

    Luz esquiva mi mirada y puedo ver como se sonroja. En este momento siento todo, absolutamente todo, siento que si no lo digo voy a explotar, mis sentimientos me queman y se siente bien, se siente muy bien. 

    ⎯Pues “despiensame” y ya⎯ me contesta, regresándome una mirada más compuesta. 

    ⎯”Despiensame”, esa palabra no existe, por lo que es imposible que lo haga. Gobiernas mi cabeza Luz Ruíz de Con y te confieso que… me gusta mucho. Me gustas mucho. 

    Y entonces lo digo y puedo sentir como mi cuerpo se libera, como mi pecho crece y mi piel se eriza. Desde pequeño soy bueno escondiendo lo que siento y decirlo hoy, en voz alta, hace que todo tenga sentido… me gusta y sé que yo no le soy indiferente pero, la he lastimado y me costará. 

    ⎯¡Basta!⎯ contesta de tajo y me ve a los ojos ⎯ David, somos incompatibles. Yo soy tímida, reservada no…⎯ pero al parecer a ella también le cuesta trabajo expresarse ⎯ en fin… no soy para ti, ni para eso que tu quieres. 

    Doy un paso para adelante acercándome mas a ella ⎯ y, ¿qué es eso que yo quiero?, ¿qué es lo que quiero? Dímelo que te ves muy segura de saberlo. 

    ⎯Lo que yo no te voy a dar, eso es lo que quieres… ⎯ me responde⎯ mira, tal vez la chica del hotel funcione, pero conmigo no. Somos amigos porque nuestras familias se conocen pero, eso no te da derecho a meterme on ellos y venir al sábado familiar a “agradarles”. Lo siento, eso no funciona, ¿OK?⎯ sentencia, ⎯ así que, gracias por curar a Sabi y espero que hayas difrutado los wafles y adiós. 

    ¿Entonces Luz piensa que todo esto es un truco de conquista?, no, esto es real… me gusta, me gusta mucho. 

    Luz se aleja y yo en un impulso la tomo del brazo y la acerco a mí. Ella queda casi pegada a mi cuerpo y su mirada se cruza con la mía⎯ no espera⎯ hablo⎯ no hubo nada entre Sofía y yo, solo fue una copa y regresé a casa de mis padres⎯ confieso. 

    Ella encoge los hombros ⎯ Pues, que bien…o qué mal, no sé, no me incumbe⎯ responde, aunque veo que su mirada dice otra cosa. Está feliz, está verdaderamente feliz de que no hubo nada.⎯Ahora si me disculpas, me tengo que ir.⎯ Sin embargo, yo no la quiero soltar, no quiero que se vaya, quiero que se quede conmigo. Veo por un instante sus labios, esos que muero por besar, sentir y saborear, esos que se han vuelto parte de mis fantasias. Luz no lo ve pero, su mirada lo refleja todo, absolutamente todo; le gusto y solo lo quiere esconder⎯ solo déjame ir. 

    ⎯Por ahora lo haré porque tu hermana no está viendo por la ventana pero, no te será tan fácil deshacerte de mí⎯ hablo, para luego soltarla. 

    ⎯David, crecimos juntos, nos veíamos todos los días en la escuela y jamás me buscaste. Ahora estás aquí de necio, queriendo que te haga caso pero, no funcionará, no me “conquistarás”, y lo sabes. Te conozco bien. No me llevarás a la cama, si ya se terminaron las mujeres para follarte, el mundo es muy grande para que encuentres una. 

    Escucho su discurso y me duele pero, es lo que es. Luz, desgraciadamente conoce toda mi transformación, toda mi situación y ella, no caería jamás en algún truco de los que uso para salirme con la mía… ella merece alguien que la enamore día a día y en ese hombre me transformaré, no me rendiré. 

    ⎯Ten⎯ le digo serio y le entrego un pequeño gato de origami que hice ayer por la noche⎯ la próxima vez será uno más difícil, dile eso a Sabi⎯ le confieso, para después irme de ahí. 

    Definitivamente, venir a casa de los Ruiz de con es toda una experiencia. Hoy entré como David Canarias, el pediatra y salgo como David, el hombre que ya no le duele admitir que está enamorado de Luz Ruiz de Con…y está dispuesto a conquistarla. 

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