Lo que me dijo Luz me dolió, sí definitivamente pero, ¿estaba justificado?, también, claro que lo estaba y mucho, por lo que no tengo mucho que decir al respecto. Así que lo único que hice fue regresar a mi casa, aventarme sobre la cama y cerrar los ojos, tratar de calmar toda la revolución de sentimientos que sentía por dentro y que no querían irse de mí.
Yo sabía que estar enamorado era maravilloso pero, en mi caso era, raro, muy raro. Siempre supe como lidar con otros sentimientos como el de pérdida, el de coraje y la nostalgia pero el de amor, no sé como lidar con el amor, por eso es que iba de una cama a otra, para no encontrarlo y ahora, me topé de frente con él y me pegó duro en la cabeza.
¿Cómo lidiar con el amor cuando no se sabe?, esa es una de mis preguntas ahora. ¿Cómo lidio con todo lo que siento sin volverme loco?, ¿cómo le demuestro a Luz que he cambiado y que ella, es la indicada?
⎯Tal vez si volviera a nacer ⎯ respondí la última pregunta, evidentemente sin ser objetivo.
La puerta de mi habitación sonó y después de un desganado “adelante”, vi entrar a mi madre con la misma sonrisa de siempre pero, ahora, vestida de una forma bastante informal.
⎯¿Me ayudas con las nuevas plantas que traje para el invernadero? ⎯ me pregunta.
No tengo nada más que hacer, así que me pongo de pie y voy con ella en silencio. Había olvidado lo aburrido y tranquilo que es Ibiza para mí. No me importa si es la capital de los festivales, la playa y la fiesta, para mí es el lugar de plantar plantas, caminatas por la playa y estar encerrado en mi habitación.
⎯Tu hermana me ayuda siempre pero, esta vez se fue con Manuel. Iban a ir al cine.
Pfff, al cine, pienso, porque no creo que sea verdad.
Llegamos al invernadero, una pequeña parte de la casa que mi padre le construyó exclusivamente a mi madre ya que adora las flores y las plantas. Desde que tengo memoria, mi padre le envía a mi madre un ramo de flores diario, por lo que siempre hay jarrones llenos de ellas por toda la casa. Si yo le envío a Luz flores, tal vez venga y me las azote contra la cabeza.
Mi madre y yo tomamos las herramientas y vamos hacia la jardinera. Desde pequeño me enseñó a plantar las flores y sacarlas de las macetas, era una actividad que hacíamos juntos y que me permitía tocar la tierra y jugar con ella. Me tranquiliza, me concentra, tal vez es lo que necesite para hoy.
⎯¿Cómo te fue con los Ruíz de Con? ⎯ inquiere mi madre, mientras rocía agua en sus hermosas rosas.
⎯Bien, Sabina solo tiene gripe, se curará mañana⎯ respondo, mientras escavo el primer hoyo sobre la tierra.
⎯Y, ¿ya?
⎯Y ya…⎯ comento, y levanto la vista para verla a los ojos.
Mi madre niega con la cabeza y suspira⎯ David, David, David… a mi no me engañas.
⎯Mi intención no es engañarte, madre⎯ respondo.
⎯Lo es y tratas pero, no soy tonta. Te conozco como la palma de mi mano y sé que te pasa algo por la mente, dímelo… ¿qué tan malo puede ser?
Si mi madre supiera las cosas “malas” que hago, posiblemente no quisiera que le contara lo que pasa por mi mente, pienso.
La veo a los ojos y le sonrío⎯si me conoces tan bien, entonces… ¿dime qué tengo?, si lo adivinas, te lo cuento todo.
Mi madre acaricia mi rostro⎯ estas enamorado⎯ me comenta⎯ ¿cierto o falso?
⎯Verdadero⎯ respondo y ella se emociona.
⎯¡Por fin!, ¿quién es?, ¿le conozco?⎯ me cuestiona, y más vale que le diga todo antes de que esto se salga de control.
⎯Te lo digo si no le dices ni una palabra a mi padre, ni a Ainhoa. Quiero que la mujer de los mil secretos lo guarde como si fuera el más grande que conoce.
Mi madre sonríe, se persigna y me contesta⎯ te lo juro.
Yo dejó de escavar y me sacudo las manos⎯ estoy enamorado de Luzruízdecon⎯ lo digo tan rápido para que no lo escuche.
⎯¿Cómo?
⎯De Luzruízdecon⎯ vuelvo a murmurar.
⎯David…
⎯De Luz Ruíz de Con⎯ digo firme y, de inmediato, mi madre abre lo ojos y sonríe.
⎯¡Qué!
⎯Madre…
⎯¡Oh por Dios!, jamás me lo imaginé… es… ¡guau!⎯ habla emocionada, para luego darme un abrazo⎯ es una buena mujer, merecedora de un buen hombre como tú.
⎯Ahí está la situación, Luz no piensa que soy un buen hombre. Incluso, ni siquiera estoy en su lista de prospectos para ser el hombre…
⎯¿Pero qué dices?⎯ me pregunta mi madre seria,⎯ eso es mentira. Tú, David Canarias Lafuente, eres el mejor hombre del mundo. Eres tierno, comprensivo, buen hijo, tienes una gran carrera, eres inteligente, sin descartar que eres guapísimo.
⎯Gracias, madre, pero no creo que ella piense así.
⎯Es porque no se lo has demostrado…siempre llevas esa máscara arriba de ti, pero no te descubres, ¿cuántas veces te lo he dicho?, no tiene nada de malo abrir tu corazón⎯ me habla sincera, para luego tomar mi mano⎯ eres un hombre que tiene lo mejor de lo mejor, y no hablo del dinero ni el estatus. Tienes lo mejor del alma de tu madres y de tu padre…
Sonrío⎯¿de mi padre?
⎯Claro que sí. Tu padre puede llevar esa fachada dura y rígida pero es un hombre tierno y comprensivo. Es romántico a su manera y mira lo felices que somos… tienes algo de él que, por más que lo niegues sabes que es verdad.
⎯Y, ¿eso qué es?⎯ inquiero algo pensativo.
⎯Constancia… cuando algo quieres lo consigues porque sabes que es lo correcto. Tú y Luz siempre han tenido una relación especial.
⎯Especial⎯ digo en un suspiro.
⎯Lo era… o lo es. En cierta forma, se entienden, siempre lo han hecho o, ¿ya olvidaste las largas pláticas que tenían?, ¿como se veían?, incluso me atrevo a decirte qué, creo que Luz estaba enamorada de ti…
Al escuchar eso me quedo en silencio un rato y recuerdo aquella ocasión cuando estábamos cubriendo a Manuel y Ainhoa en el edificio del conglomerado y minutos antes de el bofetón que me dio sobre la cara yo le había dicho que era muy bonita y me había acercado a ella para besarla pero, me arrepentí y ella pensó que solo jugaba con ella pero, no era así… en realidad siempre pensé que era bella, y me gustaba pero era prohibida. Ahora que mi madre lo pone así, supongo que si le rompí el corazón.
⎯No lo creo…⎯ respondo.
⎯Aún así, nada está perdido, ¿sabes?, las cosas cambian y las personas también… y estoy segura de que si le demuestras a Luz que has cambiado ella, lo comprenderá. Su carácter es dulce, es linda y comprensiva. Solo asegúrate de ser constante con tus promesas, si vas a cambiar, hazlo, pero no por ella, por ti y para ti…
⎯Y, ¿qué pasa si yo no sé amar?⎯ le pregunto a m madre y ella sonríe.
⎯Se aprende a amar… amando. No hay de otra. Es riesgoso, sí, pero si es correspondido, es la mejor sensación del universo, jamás querrás perderlo.
¡Mi amor!, ¡ya llegué!
Escuchamos la voz de mi padre, y ella sonríe. —Ve a pensar cómo le harás para conquistar a Luz, yo le pediré a tu padre que me ayude con las flores.
⎯Pero, ni una palabra, ¿quieres?
⎯Nada saldrá de mis labios… si tú supieras todos los secretos que he guardado⎯ me contesta y me da un beso sobre la frente⎯ ve, y recuerda… te lo mereces, te mereces todo lo bueno de este mundo, David Canarias Lafuente.
Me pongo de pie, dejando atrás todos los instrumentos de jardinería y regreso a mi habitación, no sin antes toparme con mi padre y decirle que mi madre está en el invernadero. Después, subo a mi habitación y vuelvo a estar solo pero, ahora, con una sensación de alivio que jamás había sentido. Hoy he confesado dos veces mis sentimientos y me siento ligero, creo que es algo que necesitaba.
Así, me siento sobre la cama y veo hacia la ventana, dirijo mi mirada hacia ese lugar donde sé es la casa de Luz y sonrío, ¿cómo puedo hacer para acercarme?, ¿cómo doy los primeros pasos?, de pronto siento que el tiempo se termina y que, si no hago algo, ella se enamorará de otro que no sea yo y le perderé para siempre.
Entonces, volteo hacia mi maleta y al abrirla saco la muñeca de Luz, olvidó en Perú, cuando la sacó de su bolso para revisarlo y lo tomo.⎯¿Quieres ser mi cómplice?⎯ le pregunto y luego sonrío⎯ supongo que mi madre tiene razón la única manera de aprender a amar es… amando. No pierdo nada con intentarlo. Supongo que ahora soy un David enamorado…