El piso de Luz es pequeño pero bastante colorido, está lleno de fotografías, plantas y un olor a lavanda que con solo respirarlo me tranquiliza. Ella entra segura, directo a una pequeña cocina limpia y ordenada, para después abrir la ventana del balcón dejando que el frío entrara a al piso. Un gato se desliza por el ventanal y entra.
⎯No sabía que tenías un gato ⎯ pregunto, al ver al mínimo pasarse entre mis pies.
⎯No es mío. Es de una de las vecinas pero, viene a instalarse aquí ⎯ habla segura, mientras acomoda las latas.
⎯¿Cómo se llama?
⎯Gato ⎯ contesta entre sonrisas.
⎯Tu gato se llama, gato ⎯ replico, un poco incrédulo.
⎯Así es, se llama así porque como no es mío, no le pongo nombre… no me lo quedaré ⎯ admite.
⎯Y, ¿por eso Gato tiene comida y agua? ⎯ pregunto, mientras veo los pequeños platos en el suelo.
⎯Puede que no lo sea pero, no puedo dejar a gato sin comer ⎯ se justifica.
Me río bajito. Siempre se me olvida que Luz debe tener la última palabra y es un tanto necia. Dejo de ver al gato y me acerco hacia la barra para comenzar a leer las latas en voz alta. ⎯ ¿Chiles en vinagre?, ¿para qué quieres esto?
Luz la toma y abre las puertas de la parte de arriba de la cocina y la guarda ⎯ mis padres me las trajeron de México, siempre me traen comida o lo que yo les pido. Tengo chiles, mole, chocolate, chamo, dulce de chamo, miguelitos, Tajín para la furia, papas, rancheritos… ⎯ me dice un montón de cosas de las que no tengo ni idea.
⎯Espera, espera, espera, no tengo ni idea de lo que me dices… ¿es picante?
⎯Se podría decir… ⎯ habla, par luego voltear y apoyando sus manos sobre la repisa de la cocina me ve a los ojos ⎯ahora, ¿venías a buscarme por qué?
Haz conversación David, si dices el motivo de tu visita estarás fuera de aquí en cinco minutos y lo sabes, pienso. Así que sé, debo hacer conversación, algo que ahora no sé como. Entonces, veo algo envuelvo en un papel blanco y lo tomo.
⎯¿Qué es esto? ⎯ pregunto, para evitar contestar la pregunta.
⎯Chocolate de Oaxaca ⎯ contesta de inmediato.
Lo llevo hacia mi nariz y al olerlo un delicioso aroma me envuelve. ⎯ ¿Puedo morderlo?
⎯No es un Milky Way, ¿sabes? ⎯ me dice divertida ⎯ Este se prepara con leche o con agua en al estuco y se bate con esto ⎯ y me enes un molinillo de madera.
Sonrío porque creo que ya encontré una razón para quedarme un poco más de tiempo. ⎯ Sabes, está haciendo frío y vengo cansado de la guardia del hospital, además de cargar cientos de latas de chiles en vinagre…
⎯Ajá ⎯ contesta Luz, cruzando los brazos.
⎯Así que un chocolate no me caería mal, ¿no crees? ⎯ le pido.
Luz arquea la ceja ⎯¿es tu excusa para quedarte más tiempo aquí?
⎯Es mi excusa para probar el chocolate de Oaxaca, hecho por ti ⎯ respondo, para luego sonreír.
Luz suspira⎯ Vale, pero luego te vas⎯ sentencia, para comenzar a sacar lo que necesita para el chocolate.
⎯¡Guau!, en serio eres excelente anfitriona con tus invitados ⎯ le digo, y ella simplemente me regala una sonrisa tímida.
Mientras Luz comienza a hacer el chocolate yo, me adentro en su mundo, uno al que había tenido poco acceso y que ella me mostraba a veces, cuando sentía que era lo correcto. Veo las fotos sobre los muros, los libros de fotos sobre la mesa y un pequeño librero con algunos libros perfectamente ordenados. La cama está perfectamente arreglada cubierta por un cobertor blanco que me hace imaginar las veces que despierta con la luz del sol entrando por el balcón.
Me acerco a ver los títulos de los libros y sonrío al ver que tiene una gran variedad.⎯No sabía que te gustaba leer⎯ hablo, cuando siento que el silencio es incómodo.
Claro que lo sabes…mi mente responde.
⎯Si, mi abuelo me heredó sus libros favoritos y los he leído varias veces, por ejemplo este libro “Médico de cuerpos y almas”⎯ comenta y me lo muestra.
Nuestras miradas se cruzan y ella se sonroja, creo que no lo puede evitar así como o no puedo evitar ser un idiota en frente de ella.
⎯¿Me lo prestas? ⎯ se lo pido.
⎯¿En serio?
⎯Digo, me gusta leer y dice Médico, yo soy uno…⎯ aclaro.
Luz sonríe supongo que mis estupideces le dan risa⎯ ¿lo puedo pensar?
⎯Vale⎯ accedo.
Después de caminar y ver una que otra fotografía que, como siempre, tiene una historia detrás. Nos acercamos a la cocina para hacer el chocolate. Ella se acerca a la olla y me muestra como hacerlo⎯ debes frotarlo así⎯ me indica,⎯ hasta que suba la espuma.
⎯¿Cómo?⎯ pregunto, y en un momento de coquetería mía y con mis ansias de acercarme a ella, me pongo detrás de su cuerpo y por el costado paso mis manos tocando las suyas.
⎯Así⎯ me indica un poco nerviosa.
Puedo sentir el aroma del chocolate mezclado con el de su cuello, y por un momento cierro los ojos para recordar cada detalle. Ella sigue batiendo conmigo, puedo sentir el calor de sus manos con las mías mientras hipnotizados vemos el brillante color del chocolate. Mis ganas de besarla son enormes pero, sé, que si lo hago la pierdo para siempre y no deseo arriesgarme.
⎯Listo⎯ murmura ella.
⎯Huele muy rico⎯ murmuro en su oído, arriesgándome a que Luz me de otro golpe en el estómago.
⎯Sí, el chocolate de Oaxaca tiene un olor rico.
⎯Yo hablo del perfume⎯ respondo, y puedo ver como la piel de Luz se sonroja por competo.
⎯Gracias⎯ murmura.
Por un momento nos quedamos así, quietos, juntos, disfrutando el momento a nuestra manera y sintiendo nuestras manos que están en verdad calientes.⎯ Tengo que apagar el fuego, si quieres puedes pasar a la sala⎯ me responde nerviosa. Luz se separa y se hace a un lado, supongo que nuestro momento se ha terminado.
Ambos nos sentamos en la sala junto con la taza con chocolate y al darle un sorbo siento un sabor diferente. Con ella, siempre hay sabores y colores nuevos y cosas por aprender, es como si fuera un nuevo mundo y yo el explorador que solo quiere saber más de ella.
⎯Esto está buenísimo⎯ le confieso.
⎯Lo sé… por eso lo atesoro, solo lo tomo en ocasiones especiales.
⎯O cuando quieres correr a la gente de tu piso⎯ comento y ella me ve a los ojos.
⎯Si hubiera querido, te echo de aquí sin ni siquiera probarlo, ¿eh?
⎯Entonces me considero afortunado⎯ respondo, para volver a tomar. Supongo que esto era una ocasión especial para ella.
Así se nos pasa el tiempo, entre risas y recuerdos, entre fotos y tazas de chocolate, escuchando el ruido de la calle, viendo como las luces del edificio de en frente se prenden y observando a gato echado sobre el otro sofá.
⎯¿No me vas a decir que es lo que haces aquí?⎯ me pregunta al fin.
Sé que no puedo prolongar más esto, así que tomo la mochila y busco la muñeca dentro.⎯Vine a darte algo que no esperas.
⎯¿Tú?, ¿darme algo?⎯ pregunta incrédula. Así, saco a la muñeca de trapo y se le enseño.⎯¡Bebé!⎯ exclama feliz y la toma entre sus manos.⎯ Pensé que la había perdido en la cueva de Perú…
⎯No, se te cayó de la mochila cuando huiste de mi, ¿recuerdas? ⎯ comento.
⎯Y, ¿por qué no me la diste en el hotel?
⎯Porque recuerdo que alguien me roció con gas pimienta los ojos y me dolió como el carajo, ¿recuerdas?
Luz se ríe, para después darle un beso sobre la frente.⎯ Bebé me recuerda que mi hogar siempre está esperándome, por eso siempre la traigo conmigo. No importa si estoy en la Patagonia o en China, sé que mi familia me espera feliz⎯ recita.
La veo atento y no puedo creer lo hermosa, sensible e inteligente que es, me tiene hechizado por completo y si es así no quiero que jamás me quiten este encantamiento que ha puesto en mí. Sin poder contenerme, paso mi mano por unos de sus mechones haciendo que ella se sonroje.
⎯Gracias⎯ me agradece.
⎯No hay de qué… si tan solo hubiera sabido que era importante para ti.
De pronto, el ambiente se torno algo tenso, el chocolate caliente y las ganas de dar ese siguiente paso se mezclaron. Mientras le veía directamente a los ojos comencé a sentir un cosquilleo en mis labios, su mirada se cruzó con la mía y supe que Luz siente algo por mí, no sé que sea pero, no estoy solo en toda esta batalla de sensaciones. Me acerco a ella y le doy un beso sobre la nariz para después subir a su frente y besarla. El contacto de mis labios con su piel provocó que mi piel se erizara.
Estaba a punto de bajar a sus labios y rozarlos, solo rozarlos cuando ella pasando saliva me dice⎯ David, lo que quieras hacer yo… ⎯ trata de decir y yo aún cerca de su rostro le respondo.
⎯¿Qué es lo que quiero hacer?
⎯Yo…⎯ comienza y después, como si hubiera salido de un trance me dice ⎯ ya te dije que no soy para ti. No soy el tipo de chica que buscas y no harás lo que quieres hacer.
⎯Insistes con eso ⎯ contesto un poco molesto, supongo que estoy cansado de que mi pasado me pase factura.
⎯Y seguiré, hasta que comprendas que yo no soy una mujer de una sola noche⎯ habla firme⎯ no me llevarás a la cama como capricho. Tienes una fama difícil de olvidar y yo no estoy dispuesta a ser parte de ella, así que no insistas⎯ finaliza.
Ella se pone de pie y yo lo hago por igual. De pronto estoy molesto, enojado, odio ser yo en este momento pero, ya no puedo evitarlo. ⎯No vine a eso Luz pero, tampoco voy a negar que me gusas mucho y mucho ⎯ le confieso, y cada vez que lo hago se siente mejor⎯ mira, yo no obligo a nadie pero, no soy el tipo de persona que crees, y si no quieres averiguar quien soy pues… ¿qué puedo hacer?⎯ hablo decepcionado⎯ quédate con lo que sabes, comprendes y captas bien⎯ hablo.
⎯Es que no hay de otra, David, te conozco⎯ me responde.
⎯Si eso es lo que crees⎯ le digo decepcionado y herido. No debería pero, supongo que esto pasa cuando por antes años te creas una fama y luego tratas de cambiar.⎯ Solo quería traerte a Bebé y gracias por el chocolate, suerte⎯ me despido, aun sintiendo la sensación de mi piel en sus labios.
Salgo de su piso y mientras bajo las escaleras no puedo dejar de odiar toda mi reputación. Juro que si en este momento tuviera una vara mágica la borraría y me iría al momento donde pude haber cambiado mi vida para siempre, ese instante donde perdí su confianza, donde pude haberle dicho sin temor que me gustaba y que estaba enamorado de ella… tal vez mi futuro con ella… sería otro.