Presumiendo de mis privilegios como hijo mayor de David Canarias, en lugar de decirle a Mateu que nos llevara al lugar de la segunda cita, yo pedí prestado uno de los autos de la empresa y manejé hasta el lugar.
Luz, al reconocer el lugar donde la traje, me voltea a ver con rostro de pocos amigos y me pregunta.⎯¿Es en serio que me trajiste a mi casa?
Me río.⎯ No, estamos a dos cuadras y además prometí que te dejaría en casa antes de que mi hechizo se terminara, y falta una hora para eso… no me quiero arriesgar.
⎯¡Ah!⎯ expresa, para luego reír. Lo hace con más soltura lo que me hace saber que está cómoda de estar conmigo.
Así, salgo del auto, le abro la puerta y la tomo de la mano para dirigirnos, así, hacia la playa. Al llegar, nos quitamos los zapatos, y bajamos a la arena que se siente algo fría pero solo suficiente para dejarnos caminar.
La playa es mi zona de confort, donde me siento libre y yo mismo, por eso la traje aquí. La noche está especialmente bonita y la hermosa luz de la luna alumbra todo como si fuera un gran faro. Las olas del mar nos dan esa melodía perfecta para la velada y yo, no puedo dejar de verla.
Luz voltea, me ve a los ojos y sonríe.⎯¿Qué? ⎯ pregunto.
⎯Bueno, que pensé que tu cita sería algo más… ruidosa.
⎯¿Cómo un bar?⎯ le digo y ella asiente.⎯ No, los bares son pésimos para tener citas, mucho ruido, poca intimidad y muchas distracciones. Puedes entrar acompañado y salir solo…
⎯¿Me lo dices por experiencia?⎯ inquiere ella, mientras balancea sus zapatos en la otra mano.
⎯Sí… yo siempre soy con quién salen…⎯ presumo y ella levanta la ceja para luego reír.⎯ Bueno, la verdad es que siempre me gustó esta playa.
⎯¿De verdad?⎯ inquiere interesada.
⎯Sí, la arena es suave y me gusta mucho donde está ubicada… perfecta para caminar⎯ explico.
Luz patea levemente la arena con su pie derecho⎯ Yo no era admiradora de la playa… hasta que me vine a vivir acá⎯ relata.
⎯¿En serio?
⎯Bueno, es que no vivía cerca de la playa, sino en una pequeña Ciudad llamada Cuernavaca. La playa más cercana es Acapulco y mis padres nos llevaban de vacaciones allá…
⎯Nunca había escuchado de Acapulco⎯ digo honesto. Y de pronto me percato que aún tengo mucho que aprender.
⎯Es bonita, aunque me gusta más Puerto Vallarta o Cancún…
⎯¿Puerto….?⎯ trato de repetir y ella se ríe.⎯ Lo siento, no conozco mucho México, incluso, solo estuve unas horas en el aeropuerto cuando viajé a Colombia.
⎯Deberías conocerlo algún día. Yo lo extraño, aunque ahora soy muy española para los mexicanos y muy mexicana para los españoles. Estoy entre un limbo de nacionalidades que me dan como resultado un acento raro y una mezcla de tradiciones⎯ habla entre risas.
Un acento que, por cierto, me vuelve loco desde la primera vez que lo escuché, pienso inconscientemente.
⎯Bueno, si de algo sirve, tienes una mezcla muy, muy especial⎯ le confieso, para luego detenerme y tomarla de la mano. La mirada de Luz se clava en la mía y de pronto el frío de mis pies se va, ya que mi cuerpo se calienta con solo estar cerca.⎯ Eres una chica muy especial, lo digo en serio, la más especial que he conocido en mi vida y, no lo digo solo por lo que pasó ayer, si no que siempre lo he sabido.
Luz se sonroja, y a pesar de la obscuridad lo puedo ver gracias a la luna.⎯ Pero David, antes ni me hacías caso.
⎯Pero eso no quiere decir que no te observara⎯ recito y ella se muerde los labios con esa coquetería que me encanta y que me da a saber que ella también se siente atraía a mí.
⎯¿Me observabas?⎯ pregunta, en un tono de misterio que me hace sonreír.
⎯Así es… aunque no lo creas. Pasamos tiempo juntos y tal vez no convivimos pero, lo hacía… por ejemplo, ¿aún usas gafas para ver?
⎯Eso es taaaaaaaaaan básico Canarias… todo el mundo sabe que ya no… uso lentillas.
⎯¿Qué me dás si te digo algo más específico?⎯ la reto y sus ojos se abren en signo de interés.
⎯¿Qué tanto?⎯ inquiere.
⎯Mucho muy específico… algo que ni siquiera recuerdas⎯ me atrevo a decir, captando su interés.
⎯Hmmmm… no lo sé⎯ contesta.
⎯Venga… ¿qué me das?⎯ pregunto, y mi cuerpo está tan pegado al de ella que ya no hay espacio entre los dos.
Luz lo nota y en otro gran escape se agacha para tomar arena y grita⎯¡te doy arena!⎯ para luego echarlo a mi rostro y salir corriendo.
Me quitó rápidamente la arena y salgo corriendo tras ella como si ambos fuéramos dos adolescentes. Entonces, la tomo del brazo, la jalo levemente y entre risas ambos caemos sobre la arena. Mi cuerpo queda encima cubriendo en de ella y nuestros ojos se encuentran de inmediato.
Tener el cuerpo de Luz cerca del mío es tan sensual que me siento excitado pero, me controlo. Entre los dos irradia una conexión increíble que no solo se puede sentir en nuestros cuerpos, si no en las miradas y la manera en la que nos sentimos. El pecho de Luz sube y baja agitado, tiembla nervioso pero su ojos me dicen otra cosa.
Paso mi manos sobre el rostro, acaricio su mejilla y luego sus hermosos y largos pendientes, para luego acariciar su cuello.⎯ Entonces, ¿qué me das Ruíz de Con?⎯ murmuro bajito, y en un tono de excitación y de que me muero por besarla de nuevo.
⎯¿Qué quieres?, ¿un beso?⎯ pregunta, y sé que ella también quiere volver a repetir lo de ayer por la tarde.
⎯Te iba a pedir el 20% de tus acciones pero… un beso no está mal⎯ bromeo, para bajar esta tensión que se ha dado entre los dos. Luz se ríe, lo hace con libertad y yo quedo completamente encantado.⎯Te ríes muy bonito, jamás te había oido reír tanto.
⎯Es el alcohol se justifica. Venga Canarias, dime… ⎯ insiste.
Podría pedirle un beso, o tres, pero sé que eso no funciona si ella no quiere darlo, así que se me ocurre otra cosa.⎯ Una cita.
⎯¿Una cita?, y ¿esto qué tenemos que es? ⎯ pregunta.
⎯Fue un momento que compartimos juntos en sustitución de nuestros padres, no es una cita, cita… pero, ¿qué dices?, ¿aceptas? ⎯ insistió.
Ella suspira y asiente con la cabeza.⎯ Vale, una cita y ya.
⎯Una y ya⎯ reafirmo, para acercarme a sus labios llevado por la posición en la que nos encontramos y el impulso loco que tengo de volver a besarla.
Los rozo ligeramente y siento esa suavidad que ayer me volvió loco. Luz no se aleja, al contrario, permanece en su posición esperando por mas.⎯ No me vas a decir eso tan especial.
⎯Especial no, específico⎯ murmuro en su oído, para después besar su frente y volverla a ver a los ojos.
Llevado por el deseo, por el momento y todo al rededor, me atrevo a besarla sobre los labios, esta vez por más tiempo y haciéndolo de manera coordinada. Luz sube sus manos hacia mi espalda y me empuja levemente hacia ella para que el beso intensifique.
Me siento en la gloria, me siento feliz. Mi cuerpo reacciona de inmediato y lo único que quiero es volcarme en ella y comerla entera Luz me prende, me excita, eleva a niveles que nadie había logrado y eso, que solo estoy cerca de ella, no me imagino lo que sería hacerle el amor, sentir su piel y tocar su cuerpo.
⎯Dime⎯ murmura un poco excitada.
⎯Lo especifico⎯ le digo mientras beso sus labios⎯, señorita de Con⎯ y vuelvo a besarla⎯, es que… cuando duermes roncas ligeramente.
Sin embargo, si yo pensé que besarla y tenerla cerca de mi me excitaba, me equivoqué, porque había algo más que me prendería mucho más… el escucharla reír.
Luz lanzó una carcajada liberadora, sacando los nervios y posiblemente demás sensaciones que no podía controlar, para luego decirme divertida⎯ ¡Claro que no!
⎯Lo juro⎯ le comento con una sonrisa y dejándome llevar por el momento.
⎯No es cierto… además, ¿cómo sabes eso?
⎯ No te diré, además tu hermano Manuel te lo puede asegurar…⎯ le digo, y ella sigue riendo.⎯ Entonces qué… ¿Me das una cita?
⎯Eso no se vale⎯ trata de evadir.
⎯Sí, sí se vale… vamos Luz, una cita nada más.
Ella sonríe y antes de que me conteste vuelvo a sus labios y me ato a ellos. Puedo sentir esas cosquillas recorriendo too mi cuerpo, mi cuerpo caliente y mi corazón latiendo tranquilo. Esta vez nuestros labios se coordinan, se mueven al unísono, disfrutándose y encontrándose cuantas veces quieren. Ayer Luz, parecía una novata en esto de besar, pero, ahora, me da los dulces más ricos, excitantes y tiernos que me han dado en toda mi vida.
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero ella y yo seguimos recostados sobre la arena, besándonos como si fuera la última vez y sintiendo cada sensación recorriendo nuestros cuerpos. Poco a poco nos comenzamos a separar, dándonos ligeros besos hasta que volvemos a vernos a los ojos.
⎯¿Dime qué sentiste lo mismo que yo?⎯murmuro, aún sintiendo su sabor.
Luz se muerde los labios y me da otro beso, este más rápido y dulce. Después se levanta para quedar sentada sobre la arena y respirar. Ella se pone de pie.
⎯¿Entonces?, ¿mi cita?
⎯Sí la tendrás⎯ responde⎯ pero cuándo yo diga.
⎯¿Qué?⎯ pregunto sorprendido, y entre risas.
⎯Dijiste una cita pero, no cuando…debes cuidar tus palabras⎯ me advierte.
Río, lo hago de felicidad, por el hecho de que sé que Luz siente lo mismo y que hay una probabilidad de que termine a mi lado. La tomo de la cintura y la cerco a mí.⎯¿me das otro beso antes de irte?⎯ le murmuro.
Luz niega con la cabeza⎯ ya estuvo bueno por hoy…⎯ responde, para luego alejarse, dejándome con las ganas.
⎯Venga Luz… ¿me vas a dejar así hasta la próxima cita?, ¿no me digas que será cuando regreses a Madrid? ⎯ le pregunto o más bien ruego.
⎯Puede ser que si, o puede ser que no⎯ contesta coqueta, sonriéndome.⎯ Gracias por la velada, nos vemos mañana…⎯ habla.
⎯¿Mañana?⎯ pregunto, sin entender nada.
⎯Es sábado de wafles, ¿no? Tengo entendido que mi familia te ha dado una amplia invitación…⎯ me recuerda, lo que me hace sonreír.
Luz, corre hacia las escaleras de la entrada de su casa y antes de subir y entrar me voltea a ver⎯ solo dime una fecha⎯ le pido.
⎯Entre el 19 de febrero y el 31 de diciembre de este año… Buenas noches Canarias⎯ me dice, para luego entrar corriendo como si estuviera llegando tarde.
⎯ Buenas noches⎯ murmuro, mientras la veo partir y con una sonrisa tatuada en el rostro volteo hacia el mar y le digo a mi madre.⎯ Me quiere, mamá… ella me quiere⎯ para luego seguir caminando por la playa.