-Madrid/ días después- 

Toco la puerta desesperado, esperando que ella me abra y le pueda contar todo. Me siento tan emocionado que no sé como empezaré a contarle. Al ver que no me abren, vuelvo a tocar, hasta que ésta se abre. 

⎯¿Qué demonios?⎯ me responde Marta, mientras entrecierra la puerta⎯, mi abuela está dormida. 

⎯Lo siento, lo siento…⎯ me disculpo, y la tomo de la mano para que me acompañe al pasillo⎯ Es que vengo a decirte que estoy enamorado. 

Marta arquea las cejas y luego se ríe.⎯Es broma… 

⎯No, ¿por qué?⎯ pregunto, algo confundido.

⎯Mira Canarias, es un honor para mí que me hayas escogido como tu prospecto para enamorarte, pero por diferencias artísticas no creo que funcione⎯ me responde. 

⎯¿Qué?⎯ pregunto confundido⎯, ¿crees que estoy enamorado de ti?. No, claro que no… no hablo de ti. 

⎯¿A no?⎯ inquiere. 

⎯No, estoy hablando de Luz, de Luz Ruiz de Con, ¿recuerdas que te hablé de ella? 

⎯¡Ahhhh!, ¡guau!, me sentí reina y terminé de nuevo plebeya⎯ habla un poco molesta. 

⎯Bueno, eso te pasa por pensar que eras tú… ⎯respondo⎯, pero quería decirte que estoy enamorado y que ella me corresponde, ¡y de qué forma!, fui a Ibiza a verla y nos besamos, fue maravilloso, mucho mejor que la primera vez que lo hicimos y ella… es tan hermosa, tan inteligente y me hace reír mucho… yo…⎯ suspiro. 

Marta sonríe y acaricia mi rostro⎯ me da mucho gusto por ti Canarias, de verdad. 

⎯Jamás me había sentido así… todo lo que hago es pensar en ella… es… como si me hubiese hechizado. 

⎯Cada quién llama al amor como quiere. Yo decía que Pedro me tenía bajo un encantamiento. 

⎯Espera, ¿de qué Pedro hablamos?, ¿del primero o del segundo?⎯ pregunto, ya que Marta me ha contado todos sus desamores y de los cuatro hay dos Pedros.

⎯Del último Pedro…⎯ continúa⎯, pero que a mi me haya ido mal no quiere decir que a ti sí… ¿eh?. 

⎯Tal vez lo tuyo sea cambiar de nombre… ¿un David tal vez?⎯ sugiero, y ella sonríe. 

⎯Lo consideraré.⎯Marta me abraza.⎯Estoy muy feliz por ti David, y me agrada que estés contento, así me podré ir feliz y tranquila de que no acabaste con la rubia tetas de silicona. 

Escucho la frase de Marta y por una razón el corazón se me hace pequeñito.⎯¿Te vas?, ¿cómo?, y… ¿tu abuela?⎯ le hago tantas preguntas que no sé si ella está dispuesta a contestarlas. 

Marta suspira⎯ no a todos nos va tan bien en Madrid, así que me ofrecieron un trabajo en Portugal y me iré para allá a fin de mes. No puedo estar viviendo así toda la vida, ¿sabes?

⎯Pero… ¿quién cuidará a tu abuela?⎯ pregunto en verdad preocupado. 

⎯Pues… al final del mes mi madre vendrá por ella y se la llevará a una casa de descanso. Se venderá el piso y con ese dinero la mantendremos⎯ explica, aunque sé que le duele. 

⎯Pero… es que… tu abuela ama su piso. Ahí vivió con tu abuelo y tiene sus recuerdos y…⎯ empiezo a preocuparme, hasta que veo la sonrisa en el rostro de Marta. 

⎯¿A caso David Canarias está preocupado por nosotras?⎯ me pregunta, para luego tomar mi mano.⎯ Tranquilo David, los cambios son buenos, y Portugal no es tan malo. Además, ya aprendí como decir ‘¿dónde esta el baño?’, en portugués, una frase indispensable para sobrevivir en el extranjero. 

Esbozo una leve sonrisa.⎯ Los cambios son buenos, pero para una señora de la edad de tu abuela, no será así. Para una de tu edad posiblemente… 

Marta me da un golpe ligero sobre el pecho.⎯Debes ser mas lindo, estás enamorado Canarias. Mejor dime que todo saldrá bien, ¿si?

Abrazo a Marta con cariño y, en este instante, me percato que me estoy despidiendo de la única amiga verdadera que he tenido por tantos años y que creo no aproveché lo suficiente. 

⎯Te irá bien, María Marta Gómez Ramírez, solo debes alejarte de los “Pedros” ⎯ digo y ella comienza a llorar.⎯¿Por qué lloras?⎯ inquiero. 

⎯Porque pensé que no te sabías ni mi nombre completo y ahora resulta que si…¡Ay Canarias!, sí que eres todo un caso. Siempre supe que detrás de esa máscara, había un hombre bueno y cariñoso… me alegra haberlo visto antes de irme. 

Sonrío y beso su cabeza⎯ Eres una amiga especial Marta, sin tus regaños, y tus consejos, tal vez hubiese acabado peor… pero, gracias a ti ahora veo la vida diferente. Nunca te lo he dicho pero, tu compañía fue todo para mi. 

⎯¡Basta!⎯ me reclama, y se separa de mí para limpiarse las lágrimas⎯ ahora me voy, tengo que ir a hacer el arroz… ⎯ habla, para luego sonreírme.⎯ Estoy muy feliz por ti, prométeme que vas a luchar por ella y no te irás por la vía fácil. Y por favor… ya no más rubia tetas de silicona, ¿si? ⎯ me ruega. 

⎯Te lo juro Marta⎯ contesto⎯, no me rendiré. 

⎯Te creo Canarias…⎯ me advierte. 

⎯¿Cuándo te vas?⎯ inquiero, mientras veo como abre la puerta para entrar al piso de su abuela. 

⎯El finde, pero estaré regresando para mudar a mi abuela así que, aquí nos vemos⎯ me promete.

⎯Aquí nos vemos⎯ repito⎯,gracias por todo. 

⎯Recuerda… nada de rendirse, ¿eh? Eres un buen hombre Canarias… nunca lo olvides⎯ finaliza. 

⎯Nada de rendirse⎯ repito⎯ y tú, aléjate de los Pedros⎯ hablo. Ella asiente con la cabeza, para luego verla desaparecer. 

Me quedo un momento en medio del pasillo, con este sentimiento de nostalgia y pérdida que no me agrada para nada. Después volteo, tomo los paquetes que me han dejado afuera de la puerta y la abro para entrar a mi tranquilo y reluciente piso. 

Dejo todo en la mesa al lado de la puerta y tiro la maleta al suelo. Después me quito los zapatos y dejo que el frío del piso de madera refresque mis pies. Me encanta andar descalzo por la casa, lo hacía desde pequeño en Ibiza ya que era todo tan cálido que me hacía feliz. 

Así, me dirijo hacia mi habitación y me echo sobre la cama para sentir la suavidad del colchón. Un largo suspiro hace que me acuerde de Luz, de sus labios, de su corazón latiendo fuerte a la par del mío, y de esa sonrisa tímida que me hace sonreír. 

⎯Falta poco para el fin de semana… ¿estarás igual de ansiosa que yo?⎯ pregunto en voz alta, para luego abrazar la almohada. 

Jamás en mi vida me había sentido tan feliz, tan pleno, tan yo. Como me dijo Marta, las máscaras se han ido, ya no debo de protegerme más, porque ahora sé que con Luz estoy a salvo… puedo ser yo sin ninguna preocupación. 

Eres un buen hombre Canarias, pienso. Así que me levanto de inmediato, tomo el móvil y marco. Espero a los timbrazos y después escucho esa voz que tantas veces me ha llevado la contraria. 

⎯¿Papá?⎯ pregunto, como si no supiese quién es⎯, sabes que no te pido nada nunca pero, ¿puedo pedirte algo hoy?.

⎯Dime⎯ contesta. 

⎯¿Crees que podamos acoger a la Señora Ramírez?⎯ le pregunto⎯, es mi vecina y tiene problemas económicos… no quisiera que la pasara mal⎯ empiezo mi argumento para después tratar de convencerlo. 

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