— Al día siguiente-
A pesar de que pasé toda la noche en vela por mi padre, cuidando que la presión no subiese y tomando sus signos vitales, la alegría de haber tenido una increíble cita con Luz no se fue, al contrario, sabía que si continuaría hasta la próxima cita, una que esperaba con ansias.
Mi alegría era tanta que se reflejó aún más mientras atendía a mis pacientes, y recorría el hospital como en esta especie de nube invisible que indicaba que estaba sumamente enamorado y ya no me importaba esconderlo, es más, quería gritarlo a los cuatro vientos y contárselo a todos; era algo digno de festejo.
⎯ Lula, Lula, Lula ⎯ me acerco a la pequeña estación de enfermeras, donde ella se encuentra con la mirada fija en el ordenador, y bastante concentrada.
Ella levanta la vista y me ve de forma sospechosa. Nos quedamos un momento así, yo tratando de comunicarle lo que deseo y ella de adivinar lo que quiero. ⎯¿Qué se te ofrece, Canarias? ⎯ me pregunta, mirándome fijamente a los ojos.
⎯ ¿Qué no notas algo nuevo en mí? ⎯ trato de hacerme el misterioso, aunque sé que eso a Lula no le cae muy bien. Ella es directa y es lo que más me gusta de ella. Sin embargo, hoy tengo ganas de ser misterioso con ella, y ver si quiere adivinar.
⎯ Sí, ya te he dicho que te arregles ese cabello. Sé que se te ve bien, pero si quieres traerlo largo necesitas amarrarlo bien.
Me río, y lo hago con un gusto que a ella se le hace sospechoso. ⎯ ¡Ay Lula!
⎯ Bueno, ya dime… que tengo mucho trabajo y tu amiga Alexandra cada día va peor.
Así, me acerco un poco más a la recepción, meto un poco mi cuerpo haciéndolo hacia delante y cuando estoy cerca de ella, le digo.⎯ Lula, mi amor… Estoy enamorado.
Ella me sonríe.⎯ Canarias, soy muy vieja para ti, podría ser tu madre ⎯ me responde, ya que piensa que estoy bromeando.
Vuelvo a reír.⎯ Lula, sería un honor que fueras tú, el amor de mi vida, pero no es así. La mujer de la que estoy enamorado vive en el hermoso barrio de La Latina y se llama… Luz, Luz Ruiz de Con. Y escúchame bien, Lula, me casaré con ella.
Lula me ve a los ojos.⎯ ¿Es en serio?
⎯ Te lo juro…
⎯ Y, ¿qué pasó con el desliz del fin de semana? ⎯ me pregunta segura, y en este momento odio trabajar en un hospital donde hay tanto cotilleo.
⎯ ¿Cómo sabes eso? ⎯ inquiero estúpidamente, cuando de pronto escucho la voz de la persona que sé le dijo todo.
⎯ ¡Canarias!, déjame arrodillarme ante ti y alabarte por esa labia que tienes para hacer lo que haces. ¡Oh, alabado el rey! ⎯ exclama Ulises, mientras se acerca a mí.
⎯ Basta Ulises ⎯ le pido, ya que está gritando en todo el lugar.
⎯ Por eso no te creo lo que me acabas de decir, Canarias ⎯ me comenta Lula ⎯ por eso…
Ella regresa a lo que está haciendo y yo en ese instante solo quiero darle un golpe a Ulises en el rostro. Él, al contrario, me da palmadas de felicitación sobre la espalda mientras me felicita.⎯ ¡Eres un crack!, ¿estaba buena?
⎯ Uli ⎯ murmuro con mucha vergüenza. Años atrás estar sería una plática más o menos normal entre los dos.
⎯ Venga, nunca has sido tímido en contarme esas cosas, ¿qué te pareció?, tenía cuerpazo, ¿si sabes que fuiste su gran regalo de consolación? ¡Y qué regalo! Venga dímelo todo.
Suspiro, ¿en qué momento me conseguí este amigo?.
⎯ No me acosté con ella ⎯ murmuro, mientras acomodo los papeles que traigo en la mano.
⎯ ¿Qué? ⎯ me pregunta Ulises, bastante sorprendido y confundido.
⎯ No me acosté con ella ⎯ repito.
⎯ ¿Disculpa? ⎯ vuelve a preguntar, ahora si incrédulo.
Volteo a verle.⎯ Lo que escuchas, no me acosté con ella y ya ¿vale? Ahora si me disculpas tengo mucho trabajo que hacer hoy.
Trato de huir de ahí. La verdad no tengo tiempo para estar discutiendo lo que pasó o lo que no pasó. Sin embargo, la curiosidad de Ulises va más allá, y me persigue hasta que vuelve a alcanzarme. ⎯ ¿Qué pasó?, ¿problemas con…? ⎯ y baja su mirada hacia mi pantalón.⎯ Porque si es así, tengo un amigo especialista que es muy discreto y puede…
Niego rotundamente.⎯ No fue eso, y espero en realidad nunca tener un problema. Esto fue por algo distinto.
⎯ ¿Cómo qué? ⎯ insiste.
¡Dios!, ¿por qué no me lo puedo quitar de encima? No tengo humor para estar soportando esto. Pienso.
⎯ Dije el nombre de otra ⎯ confieso en un suspiro.
Lula, que va pasando por ahí, se para en seco y me ve sumamente interesada. Ulises comienza a reír, y en verdad no me extraña, es una reacción muy de él.
⎯ ¿Quieres callarte? ⎯ le pido.
⎯ No, espera, espera, espera. No puedo creerlo, ¿dijiste otro nombre?, ¿no se supone que está prohibido decir nombres? ⎯ me aclara.
⎯ Pues, esta vez no fue así. Sí, dije otro nombre y resulta que la chica era muy sensible. Así que me corrió de su piso, apenas me dejó vestirme y bueno… fue todo un espectáculo. Ni siquiera recuerdo bien por donde vive, solo que tiene mi saco favorito y gasté parte de mi dinero en ella.
⎯ ¡Uy, hermano! ⎯ expresa.
⎯ Nada de “¡uy”!, en verdad ya no quiero hacer esto, ¿sabes?. Hasta ahora no comprendo el porqué me fui a bar en primer lugar, debí irme a casa.
⎯ Porque no puedes evitarlo, es quién eres, David. Un hombre fiestero que le gusta salir, divertirse, tener amigos, conquistar chicas y ayudarle a tu mejor amigo de años a no hacer el ridículo conquistándolas. Sin ti seguiría virgen, pero gracias a la fiesta en la facultad donde me conseguiste esa morena… ¡Uff!
⎯ Sí, pero, ya no estamos en la facultad, ¿sabes? ⎯ le respondo, bajo la mirada atenta de Lula.⎯ Ya somos unos hombres, es hora de buscar algo más, ¿qué no quieres casarte y tener hijos?
Lula, al escuchar mi última frase escupe el té que está tomando. Volteo a verla para ver si está bien, pero no puedo dejar de sentir la mirada de Ulises sobre mí.
⎯ ¿Es broma? ⎯ inquiere. Sin embargo, al parecer mi mirada le dice que no.⎯ ¡Oh por Dios! Perú te cambió, ¿dónde está mi amigo David?, ¿quién es este monstruo?
⎯ ¿Monstruo? ⎯ pregunto bastante ofendido y sorprendido, ⎯ ¿por pensar en un futuro con alguien me hace un monstruo? ⎯ lo enfrento, con una seriedad que no me conocía.
Lula se acerca a mí.⎯ Tengo que escuchar esto ⎯ asegura.
⎯ ¿Qué no estás cansado de llegar a tu piso cada noche y amanecer solo?, ¿de tener sexo porque si, sin saber lo que es hacerle el amor a una persona y no crear intimidad? ⎯ pregunto ⎯ ¿no te gustaría tener citas, reírte como idiota por cosas que solo a ustedes les hace sentido?
Ulises se ríe, lo toma como broma; sin embargo, yo lo digo muy en serio. ⎯ ¡Guau, Canarias!, ¿te han dado alguna pócima?, ¿tan mal estaba esta mujer?
⎯ ¡No!, es que no entiendes, no todo en la vida es esto que tenemos, Ulises. Un día te darás cuenta de que esto que te dijo es increíble. El poder verla a los ojos y decirle: te encontré.
Lula me aplaude, rompiendo el silencio que hay entre nosotros e interrumpiendo el hermoso momento que tenía con ese discurso. Ya no sé si se está burlando o en serio festeja.
⎯ No sé quién esta chica, pero te caló hondo ⎯ me comenta Ulises.
⎯ Ya te dije, estoy enamorado.
⎯ ¡No, no, no! ⎯ se escucha la voz de Ulises.⎯ De ninguna manera, ¿qué pasa con el David Canarias que decía “el amor no es para mí”?
⎯ Lo dije cuando tenía veinte o veintidós años, era un chaval ⎯ me justifico.⎯ Pero Ahora, sentí cómo se llama, eso que sientes cuando vez a alguien y sabes que es la indicada.
⎯ ¿Erección? ⎯ bromea.
En eso Lula, que ya no se aguanta, le da un golpe sobre la cabeza, uno tan seco que hasta a mí me duelo.⎯ ¡Corazonada, tonto!
⎯ Eso, corazonada. Cuando sabes que no necesitas buscar más, que podrías tomarla de la mano y casarte con ella en ese momento porque es la indicada, ya que ella es lo que necesitas y ya no más.
⎯ ¡Ay Dios! ⎯ se queja Ulises.⎯ Detén este discurso Canarias, no estás enamorado, simplemente te interesa porque seguro no la puedes tener fácil. Pero, no me preocupo, la llevarás a la cama y cuando todo termine le dirás muchas gracias, fue genial y te irás de ahí. Yo lo sé, Lula lo sabe y Alexandra lo sabe… todos en realidad.
Me quedo en silencio escuchado todo su discurso y confieso que me duele. Sin embargo, solo es consecuencia de la fama que me he hecho durante años y en la que me he encasillado, así que no me extraña para nada.
No todo termina ahí, Ulises, como si fuera divertido, comienza a hacer un conteo de todas las chicas con las que me he acostado, y eso me destroza por dentro, ¿qué clase de hombre era?, ¿a cuántas mujeres no les rompí el corazón?, antes me sentía un salvador, un hombre que las consolaba… hoy me siento como un verdadero idiota.
⎯ Con ella no es así, quiero estar todos los sábados de wafles con su familia. Que Sabina me llame tío David y poder despertar todos los días junto a ella y decirle: buenos días, mi amor, aquí está tu café.
⎯ Puff ⎯ hace Ulises, para luego reírse ⎯, ¿buenos días, mi amor? Vamos Canarias, ni siquiera te quedas por las mañanas. Esa es tu primer regla, no quedarse hasta el amanecer. Regla número dos, que no te hagan el desayuno. La regla número tres borrar el número de tu móvil.
⎯ ¡Ya sé! ⎯ expreso enojado.⎯ Pero las reglas se hicieron para romperse, Ulises, y yo lo voy a hacer. Porque ya te dije, Luz no es ninguna chica que se puede recoger en un bar, es una chica que merece salir de blanco de casa de sus padres e ir directo al altar.
⎯ Me rindo ⎯ me dice Ulises ⎯, pero recuerda esto Lula, David Canarias no durará mucho con esa chica, se aburrirá y vendrá a rogarme que le presente a alguien más ⎯ dice para luego alejarse de ahí.
Simplemente, trato de que el trago amargo pase, tomo los papeles y cuando estoy a punto de irme, Lula me toma del brazo. ⎯ Yo si te creo Canarias, solo que no la vuelvas a cagar con el fin de semana, tu reputación te precede y va a ser duro para la chica creer en ti. Así que si la quieres, debes dejar tus amigos hábitos y seguir como hasta ahora, ¿vale?
⎯ Así será…⎯ le aseguro.
⎯ Por cierto, te estuve marcando a tu móvil y no contestaste.
Me quedo pensativo, ya que María me marcó a mi móvil ayer, pero luego recuerdo que me marcó al privado, al que tengo exclusivamente para la familia, para no mezclar números o algo peor. Aun así, no sé dónde quedó el otro.
⎯ Debí olvidarlo, lo siento.
⎯ Vale, ahora a trabajar, que esa chica suena excepcional.
⎯ Lo es, es única… ⎯ murmuro, para volver a sonreír.
Lula me deja solo con una sensación rara entre felicidad e incertidumbre. Que Ulises me recordara todo lo que hice en el pasado me ha hecho pensar que definitivamente no era el hombre maduro y seguro que pensaba, en realidad era un desastre, uno que tenía que arreglar antes de que Luz estuviese conmigo. Todo mi pasado me da pena, al menos espero que mi presente y futuro con ella, sean dignos de recordar.