*Ibiza*
Jamás había venido tanto a Ibiza y ahora parece que estoy aquí cada fin de semana. Sé que tal vez suene un poco hipócrita porque solo vengo por Luz y no por mi familia, aunque trato de que el tiempo que estoy aquí también visitarla.
Aun así, no cabe duda que estoy aquí por Luz y solo por ella. Supongo que mis dotes de conquista están siendo bien recibidos por esa hermosa mujer y su familia, ya que siempre que llego me reciben como si fuese parte de la familia, y no voy a mentir, me agrada mucho.
Hoy se supone que teníamos una cita, pero, las circunstancias cambiaron, al parecer el destino siempre tiene planes para impedir que salgamos, y por más que nuestra tercera en discordia sea una niña linda y tierna, no quita el hecho de que yo deseaba estar a solas con Luz; besarla, enamorarla y perderme en sus preciosos ojos cafés que me vuelven loco.
⎯ ¿Cómo que no tendremos cita? ⎯ pregunto, mientras ambos estamos en la cocina de su casa, ya que he llegado temprano para poder estar más tiempo con ella.
Luz me sonríe ⎯ Lo siento, es que mi hermana me pidió que cuidara a Sabi y bueno, es el regalo de mi padre, como es su cumpleaños.
⎯ ¡Ah!, ya veo ⎯ respondo, mientras acaricio su cabello.
Luz se sonroja, aún no está acostumbrada a tenerme así de cerca, o que yo la acaricie.
⎯ ¿Estás enojado? ⎯ inquiere ⎯ mira que hice lo posible porque esto no pasara, pero, tampoco me puedo negar. Lo siento en verdad.
⎯ No, claro que no estoy enojado ⎯ respondo, porque en realidad no lo estoy, sé que Luz es una persona muy familiar y que le gusta pasar tiempo con ellos ⎯, cuidaremos a Sabina, seguro que nos divertimos los tres ⎯ acepto, ya que con tal de estar con ella estoy dispuesto a cuidar a la pequeñita.
⎯ Te prometo que tendremos otra cita ⎯ me comenta, y yo asiento con la cabeza.
Así, tomamos a la niña que iba feliz con nosotros y la subimos al auto para llevarla a comer un sorbete o como dice ella helado. Creo que es mi momento para demostrar que puedo ser buen tío David, y que no quede duda de lo mucho que quiero entrar a estar familia.
Entonces, después de comprar lo que la niña deseaba, los tres no dirigimos a una playa cerca, no tan popular en Ibiza para poder disfrutar al menos un poco del romance y del atardecer.
La niña hace castillos de arena para después pedirme que la llevase al agua, ya que quería nadar.
⎯ Como una sirena ⎯ comenta, mientras chapotea con los pies descalzos.
Las horas pasan rápido y cuando menos me doy cuenta, Sabina ha caído dormida en brazos de su tía. Yo voy hacia el auto, tomo una manta y la cubro para que el aire, aún fresco, no le pegue tan fuerte en el rostro. Después solo estamos Luz y yo.
⎯ Jamás pensé que cuidar a un bebé fuera tan difícil ⎯ le comento, mientras murmuro, para no despertar a la niña.
⎯ Lo dice alguien que se dedica a los niños ⎯ responde entre risas.
⎯ Es diferente, los curo y se van con sus padres, pero, esto es otro nivel.
⎯ Y eso que lo lograste porque mi hermana Julie a veces enloquece porque no se duerme, pero tú, solo necesitaste cansarla al extremo. ⎯ Me acerco a su rostro y Luz me sorprende dándome un beso en los labios. Lo disfrutamos por unos momentos, hasta que ella se separa y me dice tierna. ⎯ Gracias, David, gracias por ser tan comprensivo, tan lindo… tan…
⎯ ¿Tan yo? ⎯ le pregunto y ella se ríe.
⎯ Tan bueno, posiblemente tío ⎯ me dice.
Al escuchar esa frase, vuelvo a besarla, pero esta vez no es de una forma sencilla, al contrario, comienzo a jugar con su lengua, dejándola sin respiración sintiendo cómo su cuerpo se deja llevar y como el mío se llena de placer. Jamás en la vida había sentido esto y Luz, con una mirada o un beso, me lo contagia.
⎯ Luz ⎯ murmuro, dejándome llevar ⎯ ¿quieres ser mi novia?
No puedo creer que esta frase se me haya escapado, no formaba parte de mi vocabulario y ahora que la dije, para mí es toda una revelación. Luz, abre sus hermosos ojos marrones, ya que está sorprendida, después veo un pequeño destello en sus ojos y como su cara se torna roja; supongo que es la primera vez que se le declaraban.
⎯ David ⎯ me responde.
⎯ No me tienes que decir ahora ⎯ le pido, tratando de guardar el momento ⎯ quiero que me contestes cuando sepas la respuesta correcta, pero, quiero decirte que estoy enamorado de ti, y que sería lo mejor de mi vida, que lo aceptaras.
Estoy listo, muy listo para esto…
Luz se recarga sobre mi hombro y huelo el aroma a lavanda que tanto me gusta. Siento una enorme tranquilidad en este momento, mientras ambos vemos al hermoso horizonte con una puesta de sol increíble que me hace recordar lo bonito que es el mar, pero más, lo increíble que es tener que alguien te comprenda y te quiera.
⎯ ¿Puedo responderte en la cita de mañana? ⎯ me pregunta ⎯, porque creo que te debo una.
⎯ No me debes nada, esta es la mejor de las citas ⎯ comento.
⎯ No finjas.
⎯ No lo hago, pero si confieso que me gustaría solo estar contigo, y besarte hasta que nuestros labios se desgasten.
Ella me ve a los ojos y vuelve a darme otro beso ⎯ mañana tendrás una respuesta ⎯ me dice, para después recargarse en mí.
Y así, nos quedamos los tres sentados en aquella arena, donde por primera vez admití que ya no quiero estar más solo, que quiero compartir mi vida con ella. A lo mejor, dentro de unos años y si todo sale bien, Luz y yo nos encontremos así, en alguna playa, en algún lugar con una pequeña hija entre nuestros brazos. No hay nada más que me haga ilusión que formar una familia con ella.