Una vez más todo se volvió gris. Cuando yo creía que mi vida daba un giro inesperado, lleno de amor y de aventuras al lado de Luz, volvió a quedar en el mismo lugar: vacío, sin ganas, con mucha tristeza. 

Estoy consciente de que tengo que decirle esto a Luz personalmente y ya me he tardado, todo porque la familia de la supuesta madre de mi hijo me ha hecho quedarme un poco más. Lo más gracioso de todo, es que ella no quiere hablar conmigo a solas y les ha dicho a sus padres que aún está lista para hablar conmigo, una bandera roja si me preguntan.

Sin embargo, antes de irme para Ibiza tenía algunos asuntos que arreglar y eso incluye a Alexandra, ya que aún había cosas pendientes con ella, por lo que la cité en mi piso antes de partir. No sé si sea buena idea, pero, es algo que debo hacer. 

⎯ Pasa ⎯ le pido al abrir la puerta. 

Ella entra como si nada y cuando me tiene de frente me dice.⎯ No me ruegues porque eso no te va a servir. 

⎯ No te rogaré, solo que hice limpieza y encontré cosas que te pertenecen, llévatelas por favor. 

Alexandra se ríe y después se acerca a mí para tomar mi mejilla y apretarla. 

⎯ Pudimos ser felices, ¿los sabías?, nos llevamos bien, teníamos algo… 

⎯ No teníamos nada, Alexandra. Teníamos amistad, pero no amor, teníamos sexo pero, no intimidad. Te hubieses aburrido de mí, y yo de ti tan rápido se hiciera oficial. No teníamos futuro ⎯ recito. 

Ella sonríe.⎯ Si tú lo dices, Canarias ⎯ Alexandra camina hacia el sofá y deja su bolsa ⎯, pues, estás de suerte, porque me cambiaré de hospital y necesito mis cosas. 

⎯ ¡Qué bien!, me alegro ⎯ respondo, para luego darme la vuelta e ir hacia mi habitación. ⎯ Asegúrate de no dejar nada, no quisiera tener que donarlo ⎯ le advierto. 

⎯ ¡Qué mal geniudo! ⎯ expresa, para luego entrar conmigo. 

En ese justo momento, el timbre de la puerta suena y yo camino a abrirla; debe ser el café que encargué porque no tengo nada en la alacena. Sin embargo, al abrirla me quedo frío al ver a Luz frente a mí. 

⎯ Vengo a decirte que me encantas y que me gustas mucho. Jamás me había sentido así con alguien y … ⎯ en eso el rostro de ilusión de Luz cambia por completo a una de completa desilusión. 

Volteo y veo que Alexandra va saliendo de mi habitación. El mundo se me viene encima por completo, no quería que esto pasara, que ella pensara mal, pero, de pronto, entiendo que tal vez es lo mejor. Dicen que una imagen dice más que mil palabras y posiblemente ya no tenga que explicar tanto. 

⎯ Hola, ¿qué haces aquí? ⎯ pregunto, en el tono más frío que puedo. 

⎯ Pues, no me contestabas el móvil y pensé en darte una sorpresa como tú me la diste a mí ⎯ contesta, aun con su mirada en Alexandra. Después, se da la vuelta para salir de ahí, pero voltea con los ojos llenos de lágrimas ⎯ ¿Por qué? 

⎯ ¿Por qué, qué? ⎯ contesto, tratando de no quebrarme. 

⎯ ¿Por qué lo haces? Me siento como idiota, ¿sabes? ⎯ comienza a llorar ⎯, ¿fue mi inexperiencia lo que te llevó a hacer esto? ⎯ me pregunta, bastante dolida. 

⎯ Tienes razón, Luz ⎯ le doy por su lado ⎯, siempre tuviste razón y no voy a cambiar, soy un picaflor y no voy a mentirte, me gusta ser así. Lo reflexioné todo este tiempo y bueno, hice lo que tenía que hacer. 

Me duelen en el alma estas palabras que le estoy diciendo por qué en realidad no quiero decirlas. Sin embargo, la mentira y la idiotez ya está hecha y es más fácil explicar esto que todo lo demás. 

⎯ ¿Pero? ⎯ me pregunta, con los ojos llenos de lágrimas ⎯, en la playa me dijiste que me amabas e incluso me pediste que fuera tu novia y… ⎯ la presencia de Alexandra no ayuda en nada, así que se da por vencida.⎯ ¿Solo fui otra más, cierto?, ¿una más en tu lista?, conmigo sacaste todas tus armas y al final te cansaste ⎯ me quedo en silencio, porque siento que si hablo lo arruinaré aún más.⎯ Dicen que el que calla otorga, así que supongo que es verdad. 

⎯ ¡No puede ser más verdad, nena! ⎯ expresa Alexandra. 

Luz suspira para poder quitarse las lágrimas y controlarse. ⎯ Jamás confío en las personas, me cuesta mucho relacionarme, me encierro en mi mundo y son pocas las personas que son parte de él ⎯ se le pone el rostro lleno de coraje.⎯ Por primera vez en toda mi existencia confíe en alguien que no fuera de mi familia, lo hice dos veces y las dos han sido tú… Ahora me encuentro con esto. Ilusamente, caí en tu trampa y yo que venía a decirte que aceptaba ser tu novia dándote una oportunidad más. Fui una tonta, ilusa, engañada por el picaflor.

Luz termina su discurso y yo hago lo que mejor sabemos hacer los Canarias, fingir que no pasa nada. 

⎯ Tú lo has dicho todo, Luz ⎯ respondo ⎯, no hay nada más agregar. 

⎯ Regresame mi libro ⎯ responde ⎯ el que te presté de mi abuelo, no quiero que tengas nada de mí, así que, regrésamelo. 

El libro, ese que Alexandra rompió y que por varias circunstancias no pude arreglar, ese que será el último golpe en esta situación. 

Así, voy hacia mi habitación y con todo el dolor de mi corazón tomo el libro. Cuando regreso y se lo doy y de respuesta recibo un bofetón tan fuerte que me marea.  

⎯ Te dije que era especial y, aun así, ¡me lo das roto! ⎯ me reclama y creo que le dolió más esto que el hecho de que yo la haya traicionado. 

⎯ Luz, es que… ⎯ Trato de justificarme, pero recibo una nueva bofetada, creo que más fuerte que la anterior. 

⎯ No mereces nada que puedas cuidar, David, ¡nada! Ojalá te quedes en tu estúpido mundo Picaflor y nos dejes en paz ⎯ habla con sinceridad.⎯ ¿Sabes lo que más me duele?, ¡qué te metiste con mi familia!, te hiciste pasar de chico bueno que iba a comer wafles los sábados y cuidaba a la sobrina. Cuando en realidad usabas todo eso para llegar a mí, no te hubiese molestado tanto, ¿sabes?. Todas esas maravillosas citas, el cuidarme cuanto tenía alergia y la declaración en la playa, hubiesen sido suficiente para mí, pero los engañaste y ellos te creyeron. 

Es que todo es verdad, todo… pienso, pero ya no puedo hacer más. 

Luz saca una marco de su bolsa, para después aventarlo a mis pies y que este se rompa. Luego toma la foto y la rompe. 

⎯ Ni yo quiero tener nada de ti, hasta luego, David Canarias, espero no volverte a ver en mi puta vida ⎯ sentencia, para después azotar la puerta e irse de ahí. 

Me quedo frío, sin poder decir nada, ni siquiera bastaron tantas palabras para arruinar todo, supongo que hubiesen sobrado las explicaciones. 

Alexandra sale de la habitación con una bolsa llena de cosas y sonríe.⎯ Listo, Canarias, ya recogí todo ⎯ me avisa, para después ir hacia la puerta.⎯ Al menos ambos conseguimos lo que queríamos, ¿no?, yo mis cosas y un traslado, tú, quedarte solo, ¿no era eso lo que deseabas? ⎯ inquiere. Y luego abre la puerta y sale de ahí. 

Me quedo de pie en medio de mi piso, sin saber qué decir o hacer. Perdí a Luz, lo hice de una manera tan absurda y solo se necesitaron dos cosas: mi reputación y mis acciones. En pocas palabras, fue mi culpa, y si estoy solo es mi culpa… No tengo por qué pensar que no. 

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