Camisa perfectamente planchada, al igual que el saco. Unos pantalones hechos a la medida y el cabello recogido hacia atrás. Quiero verme perfecto, necesito verme así para poder ir a ver a mi Luz. 

Hoy es la noche de la beneficencia en el hospital y por primera vez iré acompañado de alguien. Otras veces no iba o simplemente hacía un acto de presencia, ya que mi padre dona dinero y debía representarlo, sin embargo, esta vez voy en verdad emocionado y listo para presentar a mi Luz. 

AINHOA 

Te ves guapo, ese traje te dije que te quedaba bien. 

Responde mi hermana el mensaje que le envíe, con una foto mía, listo para salir. 

AINHOA 

Que te vaya bien con Necedades y recuerda, ya deben hacer eso público porque las ansias me pueden. 

No aceptaré la presión de su parte, simplemente, me dejaré llevar por esto del noviazgo y lo disfrutaré lo más que pueda antes de que los padres metan su cuchara en esto. 

Así, vuelvo a verme en el espejo y antes de salir sonrío. Pase lo que pase hoy, soy el hombre más feliz del mundo, porque iré con ella, ya que estaré con Luz a mi lado. 

Entonces, salgo de mi piso y esta vez, tomo un taxi que me lleve al hospital. Le dije a Luz que pasaba por ella, pero me comentó que iría al salón para arreglarse y mejor llegaba al sitio de la beneficencia. Voy nervioso, tengo que confesarlo, pero son nervios bonitos, de esos que solo te hacen sentir cosquillas en el estómago. 

⎯  Podría fumar un cigarro en este instante ⎯  murmuro, mientras me voy acercando a la entrada del hospital. 

Me bajo del taxi y después de pagarle, me quedo esperando a Luz en la explanada antes de entrar. Puedo escuchar al fondo la plática, la música de jazz suave y el ruido de las copas. Todo esto me pone más ansioso, mientras mis ojos no se separan de la calle. En cualquier momento ella aparecerá, no sé cómo, pero lo hará, y yo correré a sus brazos. 

Momentos después, ella aparece, viene caminando y se atraviesa la calle para ir hacia mí. Al verme, sus ojos brillan y yo simplemente sonrío más de lo que ya no hago. Luz viene vestida con un vestido negro, largo, de manga larga y escote en “V” no tan profundo. La falda del vestido trae una abertura que empieza en la cintura, la cual está adornada con un cinturón dorado. 

Me acerco a ella y al llegar veo lo hermosa que se ve, o bueno, más de lo que ya es. 

⎯ ¡Guau! ⎯ expreso, bajito. 

⎯ Entonces le atiné a todo ⎯ contesta ella coqueta y sonriente ⎯, la chica del salón me dijo que si no decías ¡guau!, no debería salir contigo. 

⎯ Entonces, ¡guau!, ¡te ves hermosa! ⎯ le comento, para luego acercarme a su oído. ⎯ ¿Me das un beso, alma mía? ⎯ le murmuro. 

Luz sonríe y se sonroja.⎯ ¿Ahora si me llamo? 

⎯ Así te diré de cariño. Alma mía, porque eres mi alma gemela ⎯ le confieso, para después darle un beso ⎯, es mejor que Necedades, ¿no? 

⎯ Me gusta ⎯ admite. 

⎯ Entonces, mi alma, vamos… Necesito presentarte a alguien. 

Luz asiente con la cabeza y yo, tomo su mano para tomarla con cariño y comenzar a caminar hacia el sitio de la fiesta. Con cuidado, entramos al lobby y de inmediato, siento todas las miradas sobre nosotros. Veo a las enfermeras, algunas doctoras y sobre todo doctores que no pueden creer lo que está pasando. 

Yo, llevo a Luz directo a Lula, quién tan solo me ve, sonríe y se pone de pie para recibirme. 

⎯ Lula ⎯ pronuncio su nombre. 

⎯ ¡Doctor Canarias!, ¡qué gusto! ⎯ saluda, para luego ver a Luz. 

⎯ Como te lo prometí, te presento a mi Liz, es mi novia. 

Luz la saluda con una sonrisa y Lula la abraza con cariño.⎯ Así que eres tú la culpable de que el doctor ande por las nubes ⎯ le comenta y mi novia se sonroja. 

⎯ Sí, es ella ⎯ admito.⎯ Luz es fotógrafa documental, ha viajado por muchas partes y hoy me acompaña ⎯ hablo orgulloso. 

⎯ Gusto en conocerla, Lula ⎯ habla al fin Luz con su dulce voz. 

⎯ El gusto es mío, señorita Luz. Te prometo que este es un buen hombre, solo que a veces le gana la fiesta. 

⎯ ¡Lula!  ⎯ expreso algo avergonzado, haciendo que Luz se ría. 

⎯ Lo sé, no te preocupes. Conozco a este Picaflor más de lo que tú crees. 

Lula me ve y, guiñe un ojo.⎯ Bienvenida, Luz ⎯ comenta. 

⎯ Gracias ⎯ contesta. 

Así, después de despedirnos de Lula, tomo a Luz de la mano y ambos buscamos una mesa. La verdad, el ambiente es agradable, solo que las miradas están empezando a incomodarme, aunque Luz, no las toma en cuenta. 

⎯ Parece que eres el foco de atención ⎯ me murmura, mientras tomo su mano y la beso. 

⎯ No les hagas caso ⎯ le pido. 

⎯ No lo digo por eso, solo que me da curiosidad saber qué es lo que piensan. 

Suspiro.⎯ Nada nuevo ⎯ comento, para luego acercarme a su oído ⎯, piensan que eres la mujer más bella de todas. 

Luz sonríe.⎯ No de todas… 

⎯ Claro que sí. Mira esos ojos, todo se están muriendo de envidia ⎯ le digo. Luz se ríe, para luego dejarse besar por mí.⎯ Si quieres nos vamos. 

⎯ No, esto me gusta, la música, el vino… Solo me falta algo de comer. 

Así, me separo de ella y le sonrío.⎯ Estoy en ello, Alma ⎯ contesto, para luego besar su nariz y dirigirme hacia la mesa de los canapés. 

Bajo las miradas de algunos, atravieso el lugar hacia la mesa, y me entretengo buscando los bocadillos vegetarianos para llevarlos, y algunos para mí. De pronto, escucho cómo se rompen unas copas, la expresión asombrada de los invitados y, al voltear, veo a Luz con el pie encima del pecho del doctor Salivar, mientras él se quejaba. 

Entonces corro hacia ella, y a pesar de que veo que tiene todo bajo control no dudo en preguntar si se encuentra bien. 

⎯ ¡Ya!, te lo pido, ¡deja de presionarme, me duele el pecho ⎯ se queja Saldívar. 

⎯ Ahora sí, rogando, ¿no?, pero hace rato te atreviste a darme una palmada en el trasero, ¡idiota! ⎯ le responde Luz. 

¿Qué?, pienso. 

⎯¡Cómo te atreves a tocar a mi novia! ⎯ grito, bastante enojado, y en ese momento quisiera comenzar a molerlo a golpes. 

⎯ Basta David, ya no importa, vámonos de aquí ⎯ me pide Luz, para luego tomar mi mano y alejarnos. 

Sin embargo, cuando pensé que el trago amargo había pasado, Saldívar dijo la última y única frase que me haría comportarme mal. 

⎯ Salió brava la muy zorra. 

⎯ ¡David! ⎯ me grita Luz. Pero ya es demasiado tarde porque he soltado su mano y me he abalanzado contra Saldívar para comenzar a golpearlo. Logro darle un puñetazo, pero él me responde con otros que en realidad me dejan mareado. 

⎯ ¡Cobarde!, ¡Cabrón! ⎯ le digo, y de pronto hay un golpe que me deja tirado sobre el suelo. Saldívar está a punto de molerme a golpes cuando veo a Ulises atravesándose y separándome de Saldívar. 

⎯ Vete, vete ya, David, antes de que esto se haga más grande ⎯ me pide. 

Luz se agacha, me toma del brazo y me murmura.⎯ Vamos, esto no es necesario. 

Así que, con trabajos, me pongo de pie y tomando su mano salimos de ahí. Luz no dice nada, simplemente llama a un taxi con la mano y segundos después entramos a él. 

Ya a salvo en el asiento, ella se voltea y me ve al rostro.⎯ Todo estará bien, ahora te curo ⎯ me dice, para luego besar mi labio que siento empieza a inflamarse. 

⎯ Lo siento, no era mi intención. 

⎯ Lo sé… ⎯ comenta, para después, recargarse sobre mi hombro. Supongo que esta velada terminó de la peor manera. 

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