Entonces la noticia que por mucho tiempo había esperado llegó. Y en un segundo mi sueño de joven se había hecho realidad cuando me ofrecieron el trabajo de mis sueños. De pronto, todas las desveladas que pasé, las horas de guardia, los estudios y las especializaciones, dieron frutos, pero, ¿por qué me sentía tan confundido?, ¿por qué me sentía poco ilusionado?
Después de la junta con el decano y con Jordi, regresé a mi piso con la una extraña sensación en mí, una, que días después aún no puedo definir. Me siento como cuando los perros persiguen a los autos y cuando los alcanzan, no saben qué hacer con ellos. Lo peor de todo, es que tengo cinco días para decidir, para solo contestar si o no, y a pesar de que son palabras cortas y fáciles de pronunciar, me cuesta hacerlo. Una vez más, estoy perdido.
⎯ ¿En serio te dieron el trabajo? ⎯ escucho la voz de Ainhoa al otro lado del móvil ⎯, ¡qué genial!, ¡es todo lo que habías deseado desde que eras joven! ⎯ habla animada.
⎯ Lo sé, lo sé ⎯ respondo, mientras observo en anillo de compromiso delante de mí.
⎯ Y, ¿por qué no te noto emocionado? ⎯ inquiere ⎯, siempre pensé que cuando te llegara la noticia ibas a saltar de emoción e incluso aventarnos en cara el triunfo.
⎯ ¿Aventarles en cara?, venga Ainhoa, puede que a veces sea presumido, pero, jamás haría eso.
⎯ Imagínate como se pondrá mamá cuando se entere, se va a morir. Si ya te presume por guapo y educado, ahora que sepa que tendrá a un hijo, el jefe de pediatría más joven de un hospital, no podrá dejar de hablar de ti ⎯ me comenta.
Y sí, es verdad. Una de las razones por las que me hice pediatra fue porque mi madre me apoyó. Ella siempre me dijo que Alegra, mi madre biológica, estaría feliz de que yo lo fuera, y siempre creí que sería una bonita manera de mantener un vínculo, a pesar de mi padre; él quería que fuera cardiólogo u oncólogo.
⎯ No creo que presuma tanto ⎯ hablo.
Ainhoa suspira ⎯. ¿Por qué presiento que estas no son buenas noticias? ⎯ pregunta.
⎯ No, no, claro que lo son ⎯ le digo, y tomo en anillo entre mis dedos y noto como la perla brilla ligeramente ⎯, simplemente que, me cogió de curva.
⎯ ¿De curva?, ¡venga hermano!, tú siempre estuviste preparado para esto. No actúes como si nunca lo hubiese esperado. Hay algo más y no me quieres decir.
⎯ La plaza es en Barcelona, no en Madrid ⎯ le confieso, y un «¡ay, no!», se escapa de sus labios.
⎯ ¿En Barcelona?
⎯ Así es. Si la acepto tendré que irme a vivir a Barcelona. Lo que significa que tendré que dejar Madrid, cambiarme de piso y…
⎯ Luz… ⎯ infiere, dentro de todo mi discurso ⎯ ¿Qué pasará con tu relación con Luz?
⎯ No, no lo sé ⎯ respondo ⎯, por eso es que la noticia no es del todo buena.
⎯ Bueno, tal vez con ustedes también funcionen las relaciones a distancia ⎯ trata de animarme ⎯, ya ven como a Manu y a mí nos sirve. Llevamos mucho tiempo así y está de maravilla.
Claro que no está de maravilla, ¿qué ya se le olvidó las veces que lloraba en la noche por él?, pienso.
En realidad, no sé si la relación a distancia sea lo mío. No después de haber encontrado a la mujer de mis sueños y haberla recuperado después de un malentendido. Tendría que preguntarle a Luz si para ella está bien.
⎯ ¿David? ⎯ escucho la voz de mi hermana.
⎯ Supongo que tendría que preguntarle. Aun así, tengo cinco días para dar una respuesta.
⎯ Y estoy segura de que escogerás correctamente ⎯ me consuela. Escucho al fondo como la música clásica comienza y las instrucciones de la maestra ⎯. Me tengo que ir, cualquier cosa me llamas, ¿vale?
⎯ Vale ⎯ respondo, y de pronto escucho cómo la llamada se termina.
Pensé que la plática con Ainhoa me ayudaría en algo, pero, aún me sigo sintiendo perdido. Sin embargo, mientras veo en anillo no dejo de creer que esta es la única opción que tengo con Luz, pero, a la vez, no quisiera arruinar todo, tomando una decisión apresurada. Y mientras se termina el tiempo, no puedo dejar de pensar en Luz, y en la posibilidad de que ella me diga que sí.
***
Después de unos días ausente, al fin Luz, regresó de México, y tan solo puso pie en su piso, me llamó para que fuera a verle. Así, emocionado, me arreglé lo mejor que pude y dejando en anillo, por primera vez, en mi piso me dirigí hacia el barrio de La Latina para verla. Aún sigo sin tomar una decisión, pero, espero que al verla a los ojos y al hablar con ella, pueda hacerlo pronto.
Como el cumpleaños de Luz será pronto, y tuve la fortuna de tener el día libre para festejarlo. He decidido pasar a una pastelería y comprar una pequeña torta de cumpleaños para comerla juntos y que ella les sople a las velas. Este no es el primer festejo que pasamos, pero si, el primero que es especial, ya que no solo somos novios, sino también, porque la pasaremos solos.
⎯ ¡Hola! ⎯ expresa feliz, cuando Luz me abre la puerta de su piso y me ve a los ojos.
Enseguida yo le muestro la torta y coreo bajito ⎯. Feliz cumpleaños a ti…
⎯ Pero si es en dos semanas ⎯ responde ella, entre risas.
⎯ Lo sé. Pero ya sabes cómo son las guardias en el hospital y prefiero hacerlo hoy que tengo el día libre, que después.
Así, entro al piso y después de dejar la torta sobre la mesa, tomo a Luz de la cintura y la cargo. Ella, como siempre, enreda sus piernas en mi cintura y se aferra a mí.
⎯ ¿Me das un beso? ⎯ pregunto.
Luz se lanza hacia mí, y con unas ansias comienza a besarme, sin darle cuartel a mi respiración.
⎯ Alguien me extrañó ⎯ digo sobre sus labios y sonrío cuando siento que sus manos comienzan a desabrochar mi camisa ⎯. Amo que seas así ⎯ comento, para luego comenzar a caminar hacia la cama.
Al llegar, siento cómo mi torso se libera cuando ella termina de desnudarme y yo, hago lo mismo con su playera. Momentos después, Luz me muestra su hermoso y fino sostén, que enmarca perfectamente sus perfectos senos que son parte de mis fantasías más profundas. Entonces, cuando siento sus manos desabrochando mi pantalón, le pido que se detenga.
⎯ Espera ⎯ y sin decir más, me hago hacia delante para alcanzar la torta.
⎯ ¿Es en serio? ⎯ inquiere algo decepcionada.
La miro al rostro y sonrío ⎯. No comas ansias ⎯ y después, prendo como puedo la vela y la pongo frente a ella ⎯. Pide un deseo, hermosa.
Luz me ve a los ojos y noto como un pensamiento pasa por su mente. Después sopa a la vela, apagándola por completo.
⎯ Sé cuál fue tu deseo ⎯ le comento, en tono coqueto. Y con mi dedo tomo un poco de betún, y le doy a probar. Ella abre la boca y de manera provocativa, succiona mi dedo.
⎯ Hmmm, delicioso ⎯ expresa.
⎯ Lo sé ⎯ admito. Después, dejando a Luz en la cama, me pongo de pie para cerrar las puertas del balcón. En segundos regreso, tomo el pastel y vuelvo a tomar un poco del betún ⎯. Recuéstate ⎯ le pido, y Luz se sonroja, para después seguir mis instrucciones.
Momentos después, paso el dedo por la línea de sus pechos, colocándolo ahí, hasta llegar a la parte baja de su cintura. Luz se ríe, y a la vez, puedo ver en sus ojos cómo le brillan, esta vez expresando la excitación que siente en este instante.
⎯ Vamos a comer torta, ¿te parece? ⎯ le pregunto.
⎯ Hagámoslo, sedúceme, Picaflor ⎯ contesta.
Así, dejándome llevar por el momento, por el cuerpo perfecto de mi novia y mis bajos instintos que ella provoca al cien por ciento, vuelvo a tomar un poco de betún para, esta vez, ponérselo en los labios. Con mucho tiento, voy hacia ellos y lentamente comienzo a besarlos, disfrutando de las sensaciones que esto me provoca.
El sabor a mantequilla, mezclada con el azúcar, provoca en Luz un rush, que la invita a devorarme sin límites. Puedo sentir como ella usa su lengua para besarme, como sus labios se ponen calientes, y escucho los leves gemidos que esto le provoca.
Cuando el azúcar se termina de los labios, yo comienzo a bajar a las otras partes donde aún puedo probarla, y así, me dedico a besar su cuello, para luego bajar a otras partes de su cuerpo. Escucho a Luz extremadamente excitada, mientras sus manos se aferran a las sábanas y su cuerpo me pide más.
En eso ella lanza una leve risa ⎯. ¿Qué pasa? ⎯ inquiero.
⎯ Tu barba, me hace cosquillas ⎯ confiesa, pero luego me toma del rostro y hace que la vea a los ojos ⎯, pero sigue.
Esta vez soy yo quién sonrío, y continúo besándola y pasando mi lengua por su cuerpo, quitando hasta el último rastro del betún. Poco a poco comienzo a quitar el resto de las ropas, a besar su hermoso tatuaje y sentir el cuerpo caliente de mi novia que solo quiere más.
⎯ Me encantas ⎯ le murmuro ⎯, no sabes lo mucho que me excitas.
Luz se ríe, y con los ojos aún cerrados disfruta de lo que le estoy haciendo con tanta dedicación. Así, alcanzo un poco más de betún y bajando un poco su braga lo unto cerca de su intimidad ⎯. Vamos a ver si esta combinación te gusta.
Mis dedos, levemente, comienzan a formar figuras con el betún, provocando que Luz gima y comience a mover sus caderas. Momentos después, mi lengua es la que comienza a hacer el trabajo, a saborear el azúcar para luego, sentir otros sabores.
Las manos de Luz se van inmediatamente a mi cabello y comienzan a jalarlo indicando donde es el lugar perfecto para que yo continúe con lo que estoy haciendo. Me desvivo por ella, lamiendo, chupando y acariciando, mientras sus gemidos leves me indican el camino.
Luz trata de controlarse, apretando los labios y aferrándose como puede y donde puede, hasta que sus caderas enloquecen y de golpe, suben para luego bajar contra el colchón y sentir un fuerte apretón en mi cabello, seguido de esa risa que me vuelve loco y levanta mi ego.
⎯ Lo siento, lo siento ⎯ me pide perdón, al sentir cómo sus manos jalan mi cabello.
⎯ Jamás te disculpes por esa risa. En realidad me vuelve loco ⎯ confieso, mientras subo mi rostro para ver el suyo.
Ella sonríe ⎯. Tal vez, no sea el momento correcto para decirte esto, pero, te amo, David, te amo como no tienes idea.
⎯ Y yo te amo más ⎯ respondo.
En eso, el rostro de Luz cambia y mordiéndose los labios, me pregunta con timidez ⎯ ¿Crees que podamos probar algo?
⎯ Dime.
Luz se levanta un poco y me pide que me recueste sobre la cama. Después, de un movimiento, me quita los vaqueros y la ropa interior, descubriendo mi hombría por completo. Ella termina de desnudarse y decida, se monta sobre mí, haciendo que entre en ella.
⎯ Espera, espera, Luz ⎯ le pido, algo asustado, ya que los viejos hábitos mueren lento, y en este momento no tengo un preservativo puesto. Sin embargo, ella no se detiene y enseguida siento el placer recorrer todo mi cuerpo.
Mi novia comienza a moverse despacio, mientras mis manos se aferran a sus caderas y le indico lo que me gusta. Pronto, Luz y yo estamos en la misma sintonía y, sin poderlo parar, ambos nos volvemos locos.
Poco a poco el fuego empieza a subir, mi mente se empieza a nublar y cuando menos lo pienso, ambos llegamos a ese clímax tan esperado. Desde que estoy con Luz, la frase de la cabeza fría y el cuerpo caliente, se ha vuelto bastante difícil de seguir.
⎯ Me encanta ⎯ murmuro, sintiendo todo el placer recorrer mi cuerpo.
⎯ A mí más… no tienes idea ⎯ me confiesa Luz, para luego levantar el rostro e irse directo a mis los labios ⎯. Desde la primera vez que te besé, ya no puedo dejar de hacerlo.
⎯ Me tienes loco, Luz, no tienes idea cuánto. Todo el día pienso en ti, en esto, en acariciar tu piel, en besar tus labios. Dondequiera que voy, siempre estás conmigo. Te llevo a todas partes.
Luz me regala una sonrisa, para luego intercambiar besos conmigo. Ella se sigue moviendo sobre mí, y entre caricias ambos llegamos a nuestro punto máximo, donde su risa es lo que corona el momento.
Pudo sentir mi corazón latiendo rápido, mi cuerpo completamente relajado y mi mente clara y despejada. La veo y sé qué hacer, sé cuál es mi camino, y no hay duda de que ya sea Barcelona o Madrid, mi destino es estar a su lado.
⎯ ¡Feliz cumpleaños mi! ⎯ dice coqueta, mientras se recarga sobre mi pecho.
Entonces, yo, llevado por el momento, me levanto para quedar frente a su rostro y sin pensarlo más, le digo ⎯ Luz, cásate conmigo.