Madrid 

-Días después- 

Quien aseguró que planear una pedida de mano era fácil y sencillo, mentía. Y no solo lo digo por la logística y todo lo que conlleva, sino también mantener el secreto para que así quede la sorpresa. 

Al contrario de mi madre, yo soy pésimo manteniendo secretos, y si tocan los botones adecuados puedo dar todo tiempo de información en segundos, por lo que no me gusta mucho enterarme de la vida de los demás para no causar imprudencias. Sin embargo, ahora que convivo más con los Ruiz de Con, eso ha cambiado bastante, por lo que siento que pronto será mi perdición. 

En fin, planear la pedida de Luz fue bastante complicado para mí, a pesar de las influencias que tuve gracias a mi padre. Cerrar todo un el Real Jardín Botánico tan solo para pedirle que sea mi esposa, fue fácil, el tratar de no morir de nervios antes de hacerlo, lo difícil; sobre todo cuando tu hermana te está presionando vía mensaje de texto. 

AINHOA 

¿Ya?, dime que ya… ¿Ya se lo pediste? 

DAVID 

Sigo en su piso y me estás poniendo más nervioso. Yo te aviso, ¿quieres?

⏤ ¿Me pasas ese libro? ⏤ me interrumpe Luz, mientras señala uno de los tantos libros que están dispersos sobre su piso. 

Hoy nos encontramos en su piso, empacando todo para que ella lo pueda enviar a Ibiza a casa de sus papás. Yo, me ofrecía a ayudar, como una distracción para no colapsar de los nervios antes de la pedida de matrimonio, porque prefiero distraerme entre cajas y bolsas, que en la casa de mi padre, comiéndome las uñas antes del evento. 

⏤ Toma ⏤  y le paso el libro que está sobre la mesa. 

Observo a Gato, la mascota no mascota de Luz, y no sé por qué siento que él ve dentro de mi alma y lee mis pensamientos, ¿será que sospecha lo que estoy por hacer hoy? 

⏤ ¿Todo bien con Gato? ⏤  pregunta Luz, al ver nuestro intercambio de miradas. 

⏤ Todo perfecto ⏤  contesto, tratando de esquivar lo evidente. 

⏤ ¿Estás segura de que Gato se puede ir con nosotros? No quiero causar problemas en el piso de tus papás ⏤ me pregunta, ya que Luz se irá por unos días conmigo, porque su piso es un desastre. 

⏤ Claro que se puede. Además, se sentirá solito si lo dejamos aquí, entre tantas cajas. 

⏤  Bueno, Gato es un gato solitario, me preocupa cuando llegue a Ibiza ⏤  comenta, cerrando la caja. 

⏤ ¿Por qué?, ¿crees que no se acostumbre? ⏤ pregunto. 

⏤ No, por Sabina. Es tan empalagosa que querrá cargarlo todo el día. Pobre Gato, ya lo compadezco ⏤ dice, viendo al gato que al parecer no tiene ni idea. 

Luz voltea hacia las cajas para guardar los últimos libros. De reojo yo veo mi reloj de pulsera y me percato que es momento de salir. Mi móvil vuelve a vibrar y yo lo ignoro porque no necesito los nervios de mi hermana. Así que tomo los libros faltantes y los guardo por ella para apresurar las cosas. 

⏤ Alma, ¿qué te parece si vamos a dar un paseo? ⏤ propongo ⏤, necesito despejarme. 

Para no morir de ansiedad, me viene a la mente. 

⏤ ¿Un paseo?, ¿a dónde? ⏤ pregunta, algo sorprendida. 

⏤ ¿Qué te parece si de nuevo vamos al Real Jardín Botánico? ⏤ pregunto, y me percato que acabo de arruinar aparte de la sorpresa ⏤, es que, escuché que hay un hermoso espectáculo de luces y tengo ganas de verlo ⏤ trato de salvar todo.  

⏤ ¿Un jardín?, ¿no hace mucho frío?, además por la tarde y ya casi anochece. 

⏤ Sí, pero, podemos comprar un chocolate caliente e ir. ¡Anda! ⏤ la animo ⏤, es la última oportunidad de verlo antes de irme de Madrid. 

Luz me sonríe. Deja la ropa que tiene sobre las manos y que estaba a punto de empacar y luego va hacia el perchero y toma su abrigo ⏤. Me convenciste con el chocolate ⏤ contesta. 

⏤ Bien, entonces vamos por un chocolate grande ⏤ contesto. Voy hacia la entrada y tomo mi abrigo. Mientras Luz abre la puerta me aseguro que el anillo venga en el bolsillo y al tocarlo, respiro tranquilo. Sería una ironía que después de cargarlo por meses en todo tipo de ropa, justamente hoy no esté cuando lo necesito. 

Luz voltea a verme y sonríe ⏤ ¿qué pasa? 

⏤ Nada, ¿estás lista? 

⏤ Lista, pero, primero el chocolate ⏤ me pide. 

⏤ Primero el chocolate ⏤ le prometo. Así tomo su mano y ambos salimos de ahí. 

Ambos bajamos entre besos y risas, y lo primero que hacemos es tomar el metro para llegar al lugar favorito de Luz, donde venden chocolate de todas partes del mundo y ella se puede deleitar probándolos todos. El local queda un poco retirado del jardín, pero también debo hacer tiempo para asegurarme de que todo esté listo. 

Finalmente, Luz se decide por una bebida, y volvemos a salir del local para retomar el camino hacia el Real Jardín Botánico. Las luces de la ciudad se van encendiendo iluminando las calles, a lo lejos el sol se va metiendo y el frío se intensifica, pero, no lo sentimos. 

⏤ ¿No es muy tarde para ir a un jardín? ⏤ me pregunta ella cuando ve que se enciende la luz del faro que está arriba de nosotros. 

⏤ De eso se trata, de que esté oscuro, Alma ⏤ contesto con ternura, para darle un beso sobre los labios que me sabe a chocolate. 

El semáforo nos da el paso y tan solo veo las puertas del sitio, me pongo nervioso. Meto de nuevo la mano en el abrigo, por décima vez en este recorrido, y me aseguro una vez más que el anillo esté ahí. 

⏤ ¿Vamos? ⏤ pregunto, para hacer la fila. 

⏤ Sí que hay gente ⏤ contesta Luz. 

Y claro que tenía que haber gente. Una de las condiciones que puso Del Río para hacer esto, es que se pudiese compartir la iluminación con todos. Yo solo pedí que el sitio donde le pediré matrimonio quede despejado y nosotros a solas. 

Así, entramos y tan solo veo como quedó el lugar sonrío. Gracias, papá, en verdad eres extraordinario, pienso, al saber lo que hizo por mí.

 Ahí, frente a mí, veo cada árbol, arbusto y estructura llena de luces blancas alumbrado todo el lugar. Al parecer, mi padre entendió bien lo que deseaba, porque mi visión está hecha realidad frente a mis ojos. 

⏤ ¡Guau! ⏤ expresa Luz ⏤, Sabina hubiera amado esto. 

⏤ Lo sé ⏤ murmuro, con una sonrisa de oreja a oreja. 

⏤ Ojalá hubiera traído mi cámara ⏤ me dice. 

No te preocupes, también pedí un fotógrafo para captar el momento. 

⏤ Si quieres podemos regresar a tomar fotos ⏤ le comento. 

⏤ No, está bien, quiero disfrutarlo así, de tu mano ⏤ contesta, y aprieta mi mano ⏤. Las fotografías mentales son los recuerdos que uno se lleva al morir ⏤ contesta. 

⏤ ¿Cómo? 

⏤ Eso decía mi maestro de fotografía para que no nos obsesionáramos con captar cada segundo de nuestra vida. Decía que cuando el cerebro se apaga, nos regala los recuerdos más bonitos que grabamos en el subconsciente. Y sé que este se quedará en el mío. 

Ella comienza a caminar y de pronto nos vemos envueltos en los hermosos e iluminados jardines. Estamos rodeados de una luz blanca por todas partes, desde los árboles hasta las figuras. Nos fijamos en cada detalle, en las flores de invierno que han logrado florecer, en la luna que, al aparecer, está presente para este momento y hasta en el sabor del chocolate que estamos compartiendo. 

Así, veo que me acerco al lugar donde diré la gran pegunta, por lo que meto la mano en el abrigo y al tocar la caja los nervios regresan, es el momento. Me percato que estemos solos, veo a un joven del personal cerrando el sitio para que nadie pase y al fotógrafo listo para tomar el momento. Me detengo. 

⏤¿Qué pasa? ⏤ me pregunta Luz. 

Suspiro ⏤. ¿Recuerdas que me comentaste que querías ver cómo iba mi origami? Pues te voy a mostrar la última pieza que hice para tu deleite. 

⏤ ¿Ahora?, estamos en medio de este espectáculo ⏤ me dice, algo confundida. 

⏤ Vamos, es rápido, ¿me dejas? ⏤ le pido. 

⏤ ¿Es otra rana? ⏤ me pregunta, en un tono sarcástico. 

⏤ No, es algo mucho más avanzado. Yo lo llamé mi graduación del origami ⏤ bromeo. 

⏤ Bien… ⏤ accede. 

⏤ ¿Estás lista? 

⏤ Lista. 

⏤ Bueno, pero quiero que cierres los ojos ⏤ le pido. 

Luz me pone rostro de pocos amigos ⏤. ¿Por qué?, ¿tardarás? ¡Ay no, David!, hace frío y… 

⏤ ¿Me dejas, Necedades? ⏤ la interrumpo. 

Luz cede, y cierra los ojos mientras esboza una ligera sonrisa. Yo meto la mano a la bolsa del saco y saco de ahí la cajita de papel que he estado cuidando durante todo el día. Tomo su mano y la pongo encima. Ella comienza a tocarla. 

⏤ No sé qué es ⏤ me confiesa. 

⏤ Quítate los guantes y tócala de nuevo ⏤ le pido. 

Luz obedece, se quita los guantes y ahora si toca la caja de papel. Ella sonríe ⏤. ¿Qué es? ⏤ y al abrir los ojos ve la caja de origami. 

⏤ Es una caja, ábrela ⏤ le animo. 

Luz la abre con cuidado y al ver lo que contiene adentro, se muerde los labios y sus ojos brillan ⏤. ¿Es un anillo de origami? ⏤ pregunta, y las lágrimas comienza a correr por sus mejillas. 

⏤ Así es ⏤ respondo. Lo tomo con cuidado y se lo muestro. Luego, lo pongo en su dedo anular, donde se supone que va el anillo de verdad y ella se emociona ⏤. Luz Ruiz de Con Caballero. 

⏤ ¡Ay, Dios! ⏤ dice emocionada y tratando de no llorar más y quita la mano unos momentos para echarse aire en el rostro. 

⏤ ¿Puedo? ⏤ pregunto. 

Ella asiente con la cabeza y me ve a los ojos. Las luces del camino me permiten ver su rostro emocionado, su bella sonrisa, pero, sobre todo, su mirada, esa que me puede convencer de lo que sea. 

⏤  Luz Ruiz de Con Caballero, mi exploradora de cuevas, mi mujer con aventura en la sangre. La más inteligente, tierna, guapa y que me enseñó un talento que no sabía que tenía.

Luz se ríe al escuchar lo último, y a mí me permite respirar. 

⏤  Te conocí cuando éramos solamente dos desconocidos conviviendo. Años después, te encontré de nuevo y me encontré a mí mismo.  Me diste el sobrenombre más gracioso del mundo y luego me diste la dicha de ser el primer hombre en tu vida.  Me convertiste de conocido, a amigo, a novio, a tío David y ahora, mientras estamos en medio de este jardín, donde todo empezó, te quiero pedir que cuando tú lo desees, mi Alma, me hagas el honor de ser tu esposo. Aunque me haría aún más feliz ⏤ y diciendo esto, saco el hermoso anillo que me dio mi padre, me arrodillo y se lo muestro ⏤, si aceptas casarte conmigo antes de embarcarnos en nuestra aventura. 

La veo completamente sorprendida, respirando profundo para no llorar de la emoción. Su mira en la mía me comunica millones de pensamientos y sé no lo está pensando, solo está guardando este momento en su mente, como una fotografía, que se quedará en su subconsciente hasta el último momento de su vida. 

⏤ Sí ⏤ pronuncia, en voz baja, pero llena de emoción ⏤, David Canarias, acepto que seas mi esposo. 

⏤ ¿Antes de irnos a México? ⏤ pregunto. 

⏤ Antes de irnos a México ⏤ contesta. 

De pronto los nervios se fueron y la emoción invadió mi cuerpo. Pongo el anillo sobre su dedo y como la joya cobre vida y no lo digo por lo bien pulida que está, sino porque parece que estaba esperando este momento para brillar, para hacerse notar. Me pongo de pie y de inmediato la cargo entre mis brazos. 

⏤ Te amo, te amo, mi alma ⏤, expreso, completamente, feliz ⏤, te amo con todo mi ser. Por fin, después de tantos años buscándote, te encontré. 

Y es verdad lo que le digo. Después de tantos años solo, de pensar que no encontraría a nadie. De pasar horas entre las sábanas de diferentes camas buscando el sentimiento del amor. Lo encontré en su mirada, en su voz; lo encontré en Luz Ruiz de Con. 

⏤ Nos encontramos ⏤ me responde ⏤, te amo ⏤ y me besa con sabor a chocolate ⏤. Ojalá hubiera traído mi cámara. 

⏤ No te preocupes, tengo eso cubierto ⏤ le confieso, y hago que voltee hacia una esquina, donde está el fotógrafo. 

Luz sonríe ⏤. Si te hubiese dicho que nos casáramos después de regresar de México, ¿me hubieras dado el anillo de papel? ⏤ pregunta. 

⏤ No, era solo para demostrarte que me hiciste un experto en origami ⏤ contesto ⏤. Si supieras todo lo que tuve que hacer para lograrlo. Encontrar los colores indicados, hacer siente intentos, medir en dedo de mi hermana para que saliera la forma y el tamaño ⏤ y pongo en anillo de papel en su dedo ⏤. Quedo perfecto. 

⏤ Gracias ⏤ contesta. Luz se ve el otro anillo brillando en su dedo ⏤. Es hermoso. 

⏤ Era de mi madre ⏤ murmuro, y al pronunciar esas palabras me da un sentimiento más fuerte que la tristeza, lo podría describir como añoranza, al recuerdo de mi madre que estoy seguro estaría feliz por mí. 

⏤ Me encanta, jamás pensé que tendría uno en mi dedo ⏤ confiesa. 

⏤ Pues ahora lo tienes.  Pronto yo también llevaré con orgullo uno en mi dedo. 

―¿Quieres decir que atrapé al picaflor? ⏤ me pregunta coqueta. 

―No lo atrapaste, lo enamoraste ⏤ respondo. Y diciendo esto le doy un beso sobre los labios. Uno que apenas empieza nos enciende a los dos, así que me detengo ⏤. Soy un picaflor enamorado ⏤ confieso, y si más palabras, continúo besándola en medio de ese jardín lleno de luz y de romance, ese que desde el minuto uno estuvo destinado a ser, solo que se tomó su tiempo para florecer.

Yo fui suyo desde la primera vez que la vi, soy suyo ahora y seré de ella, por el resto de mi vida. 

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