Lila
-38 semanas –
¡Ya no aguanto más! Necesito que este bebé nazca ya. Estoy a punto de no poder moverme y estoy cansada de caminar, además de que muero de calor, ya que la primavera ha llegado a la ciudad.
En la última revisión, hace dos semanas, el doctor nos dijo que Mena puede nacer en cualquier momento, así que estoy lista y preparada, o al menos así me siento.
Toda la familia está aquí para el nacimiento de Mena. Y cuando digo toda, es toda, excepto Alegra, que ya no puede viajar debido a su embarazo. Aunque su ausencia es notable, su apoyo se siente de igual manera a través de llamadas y mensajes constantes.
Así que no he estado sola en ningún momento. Desde mis padres hasta mis hermanos, se han turnado para estar conmigo durante el día, y Antonio es quien está pendiente por las noches; él aún duerme en el piso de abajo. La sensación de unidad y cuidado que rodea este momento es reconfortante, haciendo más llevadera la espera del nacimiento de mi niña.
Todo es alegría, expectativa y anticipación. Hacía tiempo que el piso colorido no tenía tantos invitados, y que en los rincones de este lugar no se escuchaban las conversaciones de mi familia. De nuevo, este piso memorable tiene vida y es todo gracias a Ximena, la mía.
Evidentemente, Antonio y yo no hemos dicho a nadie que nos dimos una oportunidad; mucho menos a Pablo. No es que quiera ocultarlo, pero, de verdad, ahora no tengo cabeza para lidiar con eso, así que hemos decidido no mencionarlo. Por eso, Antonio ha mantenido su distancia y continúa viviendo en el piso de abajo. Acordamos que al nacer Mena, se mudaría conmigo al piso colorido.
En este momento, solo mis padres se están quedando en el piso conmigo, y mi hermano David, quien duerme en la sala en un colchón inflable. El resto de la familia va y viene. Ellos se quedaron en un hotel cercano, en el centro, pero pasan todo el día aquí, por lo que Antonio y yo no hemos tenido mucha intimidad o tiempo para pasar juntos. No queremos generar una situación incómoda, por lo que decidimos concentrarnos en el nacimiento de nuestra hija, después habrá tiempo para otras cosas.
Sin embargo, y a pesar de que mis padres me lo han prohibido, sigo trabajando en mi marca. Me ausentaré por algún tiempo para cuidar a Mena, por lo que necesito dejarle todo preparado a mi socia para que continúe. Ya no voy al taller, pero sí, continúo trabajando desde mi sala, aunque solo sea por dos horas, ya que me canso muy rápido y solo quiero ir a dormir.
El calor es terrible, estoy aburrida y quiero ir con mis primos a todos esos lugares a donde van; incluyendo el jardín del techo, al cual ya no puedo acceder; subir escaleras es el peor castigo que me pueden poner. Así que me entero a medias del reencuentro de Héctor y Mar, que fue bastante dramático, por lo que alcancé a escuchar. Escucho a ellos reír con los chistes de Moríns y las pláticas de mis tíos y solo quiero estar ahí. De pronto me siento un poco excluida. Si no fuera por Alegra, y sus videollamadas, posiblemente me sentiría peor.
Ella también se encuentra descansado, después del susto que tuvo semanas atrás, cuando pensó que tenía una amenaza de aborto. Ahora, ha dejado de trabajar, y se la pasa en casa arreglando el cuarto de sus gemelos.
Sin embargo, no puedo estar hablando con ella todo el tiempo, así que las horas se me pasan lento. Menos cuando mi padre viene a mi habitación a platicar y vemos en su computadora una película o una serie, que al final, termina durmiéndome sin que pueda evitarlo. Despertando al siguiente día, más embarazada que nunca. Necesito hacer algo. Algo divertido, y de pronto se me ocurrió.
⎯¿Una fiesta? ⎯inquiere Sila, mientras corta en pedacitos un sandwich y se lo da a Fátima.
⎯Sí. Mi última fiesta.
⎯¡Guau!, suena como que irás al más allá a visitar a la otra Mena ⎯contesta Moríns, quien ha salido del baño con Luciano⎯. ¡Ouch! ⎯expresa, cuando Sila le da un golpe sobre la cabeza.
⎯No digas eso, ¡ni lo quiera Dios!
⎯Pero, ella lo dijo… ¡Ouch! ⎯Expresa nuevamente, esta vez la mano de mi hermano se hace presente.
⎯Lo siento, siempre quise hacerlo ⎯responde, entre sonrisas.
⎯No sé si una fiesta sea algo bueno en tu estado ⎯habla Sila.
⎯No será una gran fiesta, solo nosotros, los primos, los hermanos, los cuñados…
⎯¡Ah! ⎯expresa Moríns, que como siempre está un paso adelante de nosotros⎯. Lila, Lila, Lila, eres perversa.
⎯¿Por qué? ⎯inquiere Daniel, quién se ha acercado al círculo que se ha formado en la cocina.
⎯Porque aquí, tu prima, mi cuñada, quiere hacer una fiesta para integrar a Antonio, ¿no es así?
⎯No ⎯respondo, mientras bajo la mirada.
La verdad es que ese es mi plan. Todo este tiempo Antonio ha estado solo en su piso mientras nosotros hemos estado aquí, sin ni siquiera tomarlo en cuenta.
⎯Así que, estás haciendo una fiesta para tener pretexto de llamarlo y que conviva con nosotros.
⎯Bueno, pensé que Antonio les agradaba.
⎯Nos agrada ⎯responde Daniel.
⎯Pero… ⎯agrega mi hermano.
⎯Pero no creemos que tenga esa vibra que mantiene esta familia.
⎯¿De Chismosos y desmadrosos?, ¿esa vibra?
⎯No somos chismosos, solo altamente comunicativos ⎯corrige Moríns.
⎯Entonces, ¿no les agrada?
⎯Sí, pero le hace falta algo. Digo, no me lo tomes a mal, es guapo, rico, preciosos ojos esmeralda, pero le hace falta “eso”.
⎯¿Eso?
⎯Eso… ⎯repite mi cuñado.
⎯¿Qué es? ⎯Insisto.
⎯Lo que tiene Karl, pero en él.
⎯¿Un hermoso trasero? ⎯habla Jo, quién ha bajado del jardín, un poco roja por el sol ⎯. O abdominales más marcados.
⎯Jo, estás hablando del novio de Alegra, ten más respeto ⎯comenta mi hermana.
⎯No estoy diciendo nada que no esté a la vista. Es como negar la belleza de Cho.
⎯O los años de Xes Santander ⎯agrega Moríns. Jo lo ve con rostro de pocos amigos.
⎯¡Basta! Nos estamos alejando de lo importante, la fiesta ⎯aclara mi hermano⎯. Creo que es buenísima idea. La podemos hacer aquí, involucrar a los ancianos.
Todos nos aguantamos la risa. Si mi padre supiera que su propio hijo le dice anciano, sería una de las escenas más esperadas por todos.
⎯Puede ser leve, digo, Alegra no está aquí para poner reggaeton y que la fiesta termine en azul policía ⎯contesta Daniel.
⎯Me agrada, ¡fiesta aprobada! ⎯expresa mi hermano.
⎯¿Están locos? ⎯pregunta Sila, bastante preocupada⎯. Lila, estás a nada de parir. Debe descansar, estar lista y evitar emociones fuertes. Podría empezar el trabajo de parto en cualquier momento y…
⎯¿Arruinar la fiesta? ⎯agrega mi hermano⎯. No te preocupes, si eso pasa tenemos doctores en la familia.
⎯No, Cho no cuenta como doctor, él es dentista… ¡ouch! ⎯ expresa y ahora es el mismo Cho quien le da un golpe en la cabeza. Había aparecido detrás de él sin avisar⎯. Ese si me lo merezco ⎯admite.
Todos se alegran por la fiesta, menos Sila, que no está muy de acuerdo. Seguro que después se deja contagiar por el ambiente.
⎯Entonces, ¿puedo invitar a Antonio? ⎯insisto.
Un suspiro colectivo se escucha en el lugar.
⎯Vale, invítalo. Digo, tenemos que encontrar “eso” en él. Espero no sea un aguafiestas.
⎯No lo será ⎯digo con seguridad, aunque no tengo ni idea de cómo es Antonio en fiestas o si ha ido a alguna.
Lo que importa, es que podré pasar tiempo con él, me divertiré un rato, y mi familia podrá conocerlo en otras facetas. Necesito que les agrade, que Antonio sea igual de aceptado que Karl. Porque cuando se enteren de que le he dado otra oportunidad, esto podría resultar un desastre.
Antes de que comiencen a planear, aprovecho que David está solo, y lo tomo del brazo alejándolo de la cocina.
—¿Qué pasa? —pregunta.
—Por favor, integren a Antonio, ¿sí? Sé que aún están molestos con él por lo que pasó, y lo comprendo, pero, es importante para mí.
David asiente.
—Vale… lo haré. Lo integraré, pero no puedo hacer que a todos les agrade. Él debe esforzarse.
Lo abrazo como puedo.
—Gracias.
Mi hermano me da un beso sobre la frente y ambos nos integramos a la planeación de la fiesta.
***
Antonio aceptó gustoso e incluso se atrevió a decir que pagaría toda la fiesta. Un acto que encantó a todos, porque literalmente pidieron tanta comida y bebida como si fuera una boda para doscientas personas. Seguro que sobrará mañana.
Al contrario de lo que Lila había dicho, mis padres estuvieron de acuerdo con la fiesta, al igual que mis tíos. Incluso sugirieron que ellos se quedarían en el piso cuidando a los niños, mientras nosotros ocupamos el jardín de arriba.
De pronto, no solo era la familia, sino que hasta Maggy estaba invitada, con sus dos hijas, Celeste y Ari, quienes tímidamente entraron al lugar. Mar también llegó, captando las miradas de todos y recordándome que Pablo no estaba aquí y que en algún punto tenía que llamarle.
Sin embargo, no quise preocuparme. Simplemente, me dejé llevar por la música y la fiesta, y me integré sin problemas. Pablo ya debería estar dormido, pronto amanecería para él, así que mejor lo dejo descansar.
De pronto la terraza se llenó de música, de conversaciones indistintas y de música. Las estrellas brillaban en el cielo y la luna era tan grande como las que veía en el balcón de mi taller. En la parte de abajo. Mis sobrinos y primos juegan en la sala, mientras mis tíos y padres los cuidan. Acaricio mi vientre, y me imagino a mi Mena dentro de unos años dibujando con crayones sobre la mesa de la sala, mientras mi madre le enseña a combinar los colores, tal y como solían hacerlo conmigo.
—Al parecer, la fiesta fue todo un éxito. —Escucho la voz de Antonio, quien ha llegado con un vaso con agua mineral y una rodaja de limón—. Me uno a tu abstinencia.
—Gracias —contesto, regalándole una sonrisa.
Los dos nos vemos a los ojos y sé cómo nuestras miradas brillan. Cada vez que lo tengo cerca siento ese deseo del que Alegra hablaba, el de besarlo, desnudarlo y hacerlo mío de nuevo; aunque en este momento no sea viable.
—Te extraño —murmura.
—Yo también.
—¡Ey!, Antonio de Marruecos. —Se escucha a lo lejos. Ambos volteamos a ver y es mi hermano quien lo está llamando—. Ven, queremos hablar contigo.
—¿Crees que sea algo malo? —inquiere, bastante preocupado.
Le acomodo el cuello del saco y le arreglo el cabello.
—Solo ve y sé tú. No pasará nada.
—¿Seguro?
—Seguro. Solo sé tú mismo.
Antonio me da un beso sobre la frente y sonríe. Después se aleja. Puedo ver cómo mi hermano lo integra, tal como se lo pedí. Una sonrisa se dibuja en mi rostro.
—¿Has pensado qué le dirás cuando hables con mi hermano? —pregunta Mar, tomándome con la guardia baja.
Volteo a verla y ella no se ve tan feliz como los demás. Tal vez, porque está peleado con Héctor, o porque sabe lo mío con Antonio.
—Mar —murmuro.
—Mi hermano te quiero, ¿sabes? Yo le insistí en que no se liara de nuevo contigo, pero, al parecer, los Canarias y Ruíz de Con hacen lo que se les pega la gana.
—Mar, ahora no —le pido.
—No, ahora sí. Tenemos que hablar —me exige.
Noto que no tendremos privacidad, además la música está muy fuerte, así que le digo que vayamos abajo, aprovechando que deseo ir al baño. Mar baja las escaleras. Se nota bastante molesta. Sin embargo, no sé si es por lo que está pasando con Héctor, o por lo de Pablo.
Ambas entramos a la habitación. Yo entro directo al baño y cierro la puerta. Mar me espera afuera.
—Ahora sí. ¿Cuándo le dirás a mi hermano? —Apenas escucho su pregunta.
— No lo sé aún, pero sé que debo hacerlo pronto —respondo, con un nudo en la garganta.
—¿Pronto? Creo que debiste hacerlo primero. —Escucho.
Ya he terminado, así que abro la puerta del baño para escucharla mejor. Sin embargo, Mar entra y cierra la puerta de un portazo.
—¿Es en serio?
—Mira, Lila Canarias. Te diré algo increíblemente honesto y que creo que todos deberían saber en esta familia. Los queremos, son como nuestros hermanos mayores y menores. Pero, últimamente, lo que nos están haciendo es una gran falta de consideración.
—Mar…
—No, déjame hablar. Mi hermano es un buen hombre, Lila. Toda la vida ha estado enamorado de ti, ¡TODA! Y por primera vez, le das una oportunidad, él se ilusiona y está allá en Madrid, partiéndose la madre para poder resolver sus pendientes y mudarse a México contigo, solo porque tú insistes en vivir acá, sabiendo que todos sus negocios los tiene allá. Pero la niña caprichuda quiere estar en México, porque quería evitar a la persona que, ahora, ya está aquí.
—Mar…
—Y lo primero que haces cuándo él se aleja, es meter a Antonio a tu piso, reconciliarte y hacer una fiesta, mientras mi hermano está de tu pendejo en Madrid, tratando de estar a tus expectativas. Porque tristemente, nunca lo está, ¡nunca! No te pensé capaz de eso, Lila Canarias. De ser una mujer que juega con los corazones de los demás. Ahora no veo tan ilógico que la vida te haya regresado rompiéndote el corazón.
Las palabras de Mar son hirientes, contundentes pero, con un poco de razón entre líneas. Sin embargo, me siento enojado por lo último que dijo, así que sin poder evitarlo, le doy una bofetada, sorprendiéndola, por completo. Me desconozco, en verdad. Nunca pensé que sería una de esas personas que cuando les dicen sus verdades reacciona así. Supongo que esta vez no estoy de humor.
—Lo siento, de verdad lo siento —me disculpo de inmediato.
—No te disculpes conmigo, hazlo con mi hermano, ¿vale? —contesta, sobándose la mejilla.
—Lo siento, Mar. Déjame revisarte.
—No, estoy bien. Esto no dolió nada. La traición de tu primo fue peor.
—Mi intención no es jugar con Pablo, te lo juro. Simplemente, quería darle una oportunidad, pero, no lo quiero de esa manera. Me duele y no creas, tengo miedo de enfrentarlo. No quiero romperle el corazón y que quede resentido conmigo. Sin embargo, tú más que todos sabes, que cuando el corazón te dice que es ahí, es porque lo es y no hay manera de evitarlo. Eso siento con Antonio.
—No confundas lo tuyo con lo mío, Lila. Héctor y yo tuvimos algo, él me quería. Habíamos soñado un futuro juntos. Hasta que cambió de opinión, sin consultármelo. Pablo y tú siempre han tenido una amistad, una muy buena amistad. Que si me lo preguntas, arruinarán con un romance que no llegará a ninguna parte. Así que no juegues con Pablo. Parece duro y fuerte, pero en realidad, tiene un enorme corazón, que es su debilidad; lo sabes.
—Lo sé.
—Eres su debilidad. No seas cruel y te aproveches de él.
Mar se voltea y va hacia la puerta. Trata de abrirla, pero la madera se ha hinchado y la puerta se atasca.
—¡Maldición! —expresa, mientras la jala.
—Tiene truco, solo debes de jalar y… —intento ayudar, pero antes de poder terminar mi frase, jalo la puerta con fuerza, pero esta no cede. Lo hago varias veces, con fuerza, pero ya es imposible—.Pablo iba a arreglar esta puerta al regresar.
—¡Sí, claro! También esto es culpa de mi hermano.
—No estoy diciendo eso, es solo que…
En eso, siento cómo mi vientre se endurece y momentos después, una gran cantidad de líquido baja por mi pierna.
—No —murmuro.
—¿No qué?
Ella voltea, y al ver mi rostro lleno de incertidumbre y pálido, mis manos sobre el vientre y el líquido goteando, entra en pánico.
—¡La fuente! —exclama Mar, comprendiendo lo que ha sucedido— ¡se te rompió la fuente!
—Sí… —Es todo lo que respondo.
—¡Ay por Dios!, ¡ay por Dios! — expresa, mientras comienza a jalar la puerta como loca.
—Tranquila. Antes de que empiecen las contracciones fuertes, pasa un poco de tiempo.
—Pero, ¿y si la puerta no se puede abrir? —me pregunta, bastante asustada—. Tendrás a Mena en el baño… ¡EN EL BAÑO! Yo no sé nada sobre dar a luz, ni parir. Necesitamos salir.
—Mar, tranquilízate —le pido, porque su actitud comienza a asustarme.
—No, no… yo te sacaré de aquí. Ni un bebé nacerá en este baño.
En eso, Mar jala la puerta tan fuerte que rompe la perilla, y amabas damos un grito ahogado. Nos quedamos en silencio, la canción de Biscochito de Rosalía suena a todo volumen, y me imagino a mi hermano David cantando a todo pulmón y gritando: ¡Esa es mi canción!
Mar ve la perilla y murmura:
—¡Tonto Pablo!, ¡por qué no arreglaste la puerta! —Para después, comenzar a pegar como loca en la puerta—.¡Ábranos, necesitamos salir!
Y así lo hizo, durante diez minutos.
Wow…. Bien hecho Mar, me gustó cómo defendió a Pablo, tiene razón en todo lo que le dijo, punto para ella 😎
Y estoy de acuerdo, necesitan salir de ahi, no es posible que Mena nazca en el baño 😱
Wow Mar me dejo sorprendida… y a veces necesitamos que nos digan las cosas asi sin anestesia. Suena duro y cruel pero es necesario aunque tampoco es que Pablo la este pasando mal pero claro eso no lp sabe Mar jajajaja. Y ahoraaaaaa 10min gritando. Me las imagino entrando en panico jajajajaa (risa nerviosa) ay Dios ay Dios.
Nunca un nacimiento normal jajajaja
Ay mi Lila, yo te quiero mucho pero algo de razón le doy a Mar porque Pablo también se está cohibiendo pensando en no decepcionarte como Antonio…
Noooo Ana …. cómo nos dejas con un capítulo así sin más, será como el nacimiento de luz en medio de una fiesta necesito maratón 🙏🏼🙏🏼🙏🏼
😳😳😳😳
Mar de carácter bien fuerte defendiendo a su hermano, lo bueno es que Pablo ya encontró su destino también! ❤️❤️❤️
Mar toda una leona defendiendo a su cría. Q bonito vínculo de hermanos. Aunq con palabras hirientes fue justa. Ya q es lo q piensa aunq quizás si pudo ser un poco más gentil. Digo la pobre lila esta x dar a luz
Bonitos los hermamos, ojalá que lo de casa uno salga bien.. y ahhhhhhh alguien escucheeee jajajaajaj 🫨🫨🫨🫨
Wow Mar cuida a su hermano, me encanta.
Mar defendiendo a Pablo y Pablo bien de coqueto con Thea!!
Bien dicho Mar, alguien tenía que dar su punto de vista de la nueva situación en la que Lila se está enredando… Me alegra que haya defendido a Pablo. Y aunque no sé que rayos pasó entre ella y Héctor. Lila no debió intentar tomarlo de ejemplo.
Por otro lado… Abran esa puertaaaaa!! 😱
Pues en mi punto esta bien esta defendiendo a su hermano, pero eso que dijo de los Canarias y Ruíz de Con y como se expreso si fue por lo que sea que paso con Héctor y pues termino desquitándose con Lila que claro mentiras no dijo, pero su hermano esta en las mismas que Lila así que calmada mujer.
Y ahora por hablar tanto y encerrarse no pueden salir y Menita ya quiere =)