Pablo
Parpadeo dos veces creyendo que es una ilusión lo que estoy viendo y que estoy confundiendo a Théa con la esposa de Antonio. Sin embargo, por más que trato de negarlo, no puedo. Es ella, es Théa. La mujer que durmió entre mis brazos noches atrás, y quién me besó en la piscina.
De pronto siento rabia, enojo, una gran desilusión. En pocas palabras, me siento traicionado y burlado. ¿Acaso esto fue algo que hizo Antonio para tratar de alejarme de Lila?, o, ¿para sacarme información con respecto a mi relación con ella? No puedo creer que una mujer como ella me haya manipulado así.
—¿Théa? —pronuncia Antonio su nombre.
—Un gusto —murmura. Sin decir más.
No respondo. Simplemente, asiento con la cabeza. No quiero que se note en mi tono de voz el coraje que siento. Antonio se hace un lado y yo paso con la bolsa de pañales.
—Lila te espera en la habitación —me informa.
—Lo sé —respondo frío.
Le doy una última mirada a Théa, y ella me ve directamente, con los ojos abiertos de par en par, sin poder creer lo que sucede. No digo más. Solo entro a la habitación de Lila, donde puedo verla con Mena entre sus brazos.
—¿Qué te pasa? —inquiere—. Estás pálido. Parece que viste un fantasma.
—Tal vez —respondo, poniendo las bolsas sobre la cama.
Con cuidado, comienzo a abrirlas y a sacar los pañales y otras cosas que me encargaron. Veo que Luz ya ha traído la comida y que Lila está picando un poco de fruta.
—¿Quieres que te ayude? —le pregunto.
Ella niega.
—Antonio vendrá a ayudarme, para que tú descanses —indica—. Por cierto, ¿qué es eso que me querías decir?, ¿lo que era importante?
Niego con la cabeza.
—No recuerdo. Lo olvidé.
—¿Seguro?, parecías algo insistente ayer.
Soy un idiota, es lo soy.
—Seguro. No tiene importancia —confirmo, para luego ir hacia ella y tomar a Mena entre mis brazos—. Yo la arrullo. Come.
—Gracias —contesta, para sentarse bien sobre la cama y comenzar a dar mordidas más grandes al sandwich.
La hermosa y pequeña niña se acomoda, y vuelve a quedarse profundamente dormida. Yo la arrullo por toda la habitación, sintiendo su aroma a bebé y sonriendo.
Sin embargo, por dentro estoy lleno de muchas preguntas, aunque de algunas sé que ya tengo respuestas. ¡Cómo se atrevió a hacerme algo así! Théa me ha conquistado, se ha cerciorado de que yo deje de pensar en Lila, y ahora, ¿es esposa de Antonio?, ¿por qué lo hizo?, ¿ella sabía que yo estaba con Lila desde el principio?, ¿ella hizo todo esto para ayudar a Antonio?
Momentos después, Antonio vuelve a entrar por la puerta, portando una sonrisa que, en estos momentos, no quiero ver.
—¿Todo bien con Théa? —pregunta Lila.
—Sí, viene cansada. Pero todo perfecto. Mañana por la mañana volverá —asegura.
David Canarias entra a la habitación.
—¿Me permiten un momento a solas con mi hija y mi nieta? —pregunta. Al parecer, hará una especie de revisión.
—Sí, claro —respondo.
—Tú también, Antonio. No te preocupes, no es nada para alarmarse. Simplemente que la habitación es algo pequeña.
—Sí, no pasa nada.
Reposo a Mena en los brazos de su abuelo, y David sonríe de inmediato. Comienza a decirle palabras tiernas, mientras Antonio y yo salimos de la habitación a la solitaria sala. Luz Ruiz de Con está hablando por teléfono en el jardín de arriba, y podemos escuchar la voz de Alegra.
El silencio se hace entre los dos. Aún no somos tan amigos como para conversar desinteresadamente o tener temas en común. Bueno, si uno, Théa.
—¿Crees que sea adecuado que Théa esté aquí? —pregunto.
—Lila me pidió que viniera.
—¡Ah! — expreso, como si no me importara.
—Es una buena mujer, verás que te agradará.
Sus palabras se me entierran como cuchillos. Porque en realidad me gusta mucho Théa, pero ya no sé si puedo confiar en ella.
—Antonio, ¿puedo preguntar algo? —Antonio asiente—. Théa, ¿cuál es tu relación con ella?
—Es mi amiga, podría decir que mi mejor amiga. Digo, sé que estamos casados, pero, no es por amor. Somos como compañeros de casa.
—Hmmm
—Estará aquí por unas semanas, después, nos iremos juntos y te quedarás a solas con Lila —contesta.
No respondo nada. Simplemente, me quedo con las palabras de Antonio repitiéndose en mi cabeza: te agradará.
Claro que me agradaba…
***
Abro los ojos y noto que afuera sigue oscuro. No sé qué hora es, pero, por lo profundo de la oscuridad, sé que está a punto de amanecer. A tientas tomo mi móvil y noto que son las 6:30 am.
David Tristán duerme a pierna suelta y ronca sobre el sofá, mientras el antiguo ventilador le da sobre el rostro, debido al calor insoportable que hace en la casa. El aire acondicionado se descompuso, y debido a que la niña no puede ser expuesta a ruidos fuertes o por temor a que la humedad le dañe, no puedo arreglarlo. Por lo que la casa está llena de ventiladores para aminorar el calor.
La puerta de Lila está abierta, Antonio es quien la acompaña en el cuarto ahora. Yo duermo en el otro sofá, o dormito, ya que les ayudo con las tomas nocturnas de Menita, o nos turnamos para arrullar y que otros puedan dormir.
Entre sombras, veo a Antonio salir de la habitación y buscar un poco de agua en la cocina. Lila tiene sed, siempre le da sed a esta ahora y luego, con la lactancia, ha de ser el doble.
—Me, me, me —dice David, que habla dormido. Después, se voltea y ahora el aire le da directo en la espalda.
Antonio sale de la cocina, y regresa a la habitación. Yo ya estoy del todo despierto, y el recuerdo de Théa regresa a mí. Ahora está abajo, sola, seguro, feliz de saber que su juego dio resultado y que soy yo quien duerme en la sala y no Antonio, como debió ser.
—Sí que me he vuelto amargado —murmuro.
Con cuidado y sin hacer ruido, me pongo de pie. Me pongo la playera y las bermudas, y sin más salgo del piso hacia el fresco pasillo de las escaleras. Respiro profundo, siento cómo la corriente me refresca y ahora deseo dormir aquí afuera que allá adentro.
Tengo que hablar con ella, no me puedo quedar con esto que tengo dentro. Debo aprovechar que Antonio está acá arriba, y que podré preguntarle a Théa todo lo que deseo.
Así que, bajo las escaleras y me dirijo hacia el piso. Me quedo de pie frente a la puerta, tratando de encontrar las palabras correctas, pero, no puedo. Solo necesito hablar con ella, necesito saber ¿qué es lo que pretende?
Toco dos veces. La luz se prende, puedo verlo por debajo de la ranura, y momentos después, escucho su voz.
—¿Diga?
—Soy yo… —hablo.
Théa tarda un momento en abrir, pero lo hace. Nuestros rostros se ven fijamente por primera vez y ella se nota triste, al parecer ha estado llorando.
—¿Por qué no me lo dijiste? —pregunto directo, aún en el pasillo.
—¿Cómo?
Empujo mi cuerpo hacia dentro, y ella entra al piso. Noto que su maleta está hecha y se encuentra en la entrada, ¿acaso te ibas a ir sin avisar?
—¿Te vas?
—Sí. No tengo nada que hacer aquí —contesta.
—No, no te puedes ir. No antes de explicarme, ¿por qué lo hiciste?
—¿Hacer qué? —inquiere.
Respiro hondo y saco el aire con fuerza, como si fuese un toro que acaba de ver el color rojo y solo quiere atacar.
—Me enamoraste, Théa. Me hiciste sentir único. Me engañaste con tus historias de drama y todo para qué, ¿para darle a Antonio ventaja?
—¿De qué estás hablando? —me pregunta.
—No finjas que no sabes — alzo la voz—. No finjas por favor. ¡DEJA DE FINGIR!
—¿Fingir qué?
—Que no sabes lo que hiciste. Sé que esto es un juego entre Antonio y tú para lograr separarme de Lila.
—¿Qué juego?, ¿de qué hablas? —levanta la voz—. No te entiendo.
—¡CLARO QUE ME ENTIENDES! — le grito, provocando que ella me mira asustada—. Pensé que te gustaba, que en verdad teníamos algo. Y resulta que solo era un engaño que hiciste con Antonio para separarme de Lila y que él tomara ventaja.
Théa se queda en silencio. No sé si lo hace porque tengo razón o porque no sabe qué decir.
—Espera, ¿piensas que yo hice todo esto para darle ventaja a Antonio? —pregunta—. Yo no tenía ni idea de que tú eras novio de Lila.
—No sé si creerte.
—Pues no me importa. No puedo creer que pienses que todo lo que pasó entre nosotros fue una estrategia para darle a Antonio ventaja. Que si me permites decírtelo de frente, ¡NO LA NECESITA!
—¡LILA ES MI NOVIA! — grito.
—Puede ser tu novia, pero no es la mujer que te ama. Yo sí estoy enamorada de ti.
—Pffff, no me vengas con eso. No estuviste enamorada de mí. Solo inventaste tus dramas para conmoverme.
—¿Qué dices?
—Sí. Lo del tal Chez, lo de tu familia. Seguro que eres igual de perversa que ellos y no te importa lastimar a nadie con tal de obtener lo que quieres.
En ese instante Théa me da un bofetón fuerte. Uno que me desequilibra y casi provoca que me caiga al suelo. Sin embargo, logro cogerme del sofá y mantenerme de pie.
—¿Crees que inventé lo de mi abuso para manipularte? —pregunta, entre lágrimas.
No digo nada, pero sé que con eso podría decir que lo admito.
—Crees que hice todo esto para separarte de Lila pero, no fue así. Y no me importa si me crees o no, esa es la verdad. Además, ¿cómo demonios iba a saber quién era si jamás mencionaste su nombre?
—¿Ahora es mi culpa?
—¡LO ES! —grita—. Es culpa tuya, es culpa de Antonio, por no hacer las cosas bien. ¡Qué hombre tan enamorado jamás menciona el nombre de su novia!, ¡Si estuvieras tan enamorado de ella, no me hubieses besado!, ¡no me hubieses dejado dormir a tu lado!
—¿Eso tiene que ver?, ¡TÚ SABÍAS QUE TENÍA NOVIA Y NO TE IMPORTO!, PORQUE EVIDENTEMENTE SABÍAS QUE ERA LILA.
—¡NO TENÍA NI IDEA DE QUIÉN ERAS! Y ojalá hubiese seguido así. Porque ahora me rompiste el corazón y las ilusiones que tenía en Ibiza se fueron por la coladera.
—No te creo.
—¡Pues me importa un carajo si me crees o no! Estoy cansada, harta de juntarme con personas que no me quieren. Estoy harta de seguir cargando con problemas que no son míos. Estoy cansada de mendigar amor. Estoy cansada de confiar en las personas equivocadas. Estoy cansada de Lila Canarias, de Antonio, y de tu necedad. ¡ESTOY HARTA! —grita—. A mí me da igual si tú y Lila regresan, o si Antonio la conquista.
—Eso es lo que quieres que crea.
—No, Pablo, conmigo no. Que esto no te ayude a convencerte de que tú y Lila están hechos el uno para el otro. No me tomes como excusa para decirle al mundo que hay gente en contra de tu amor. Nadie puede estar en contra de un amor que no existe —sentencia—. Yo sí te quiero o, te quería. Estaba dispuesta a enfrentar todo por ti. Te confesé lo más profundo de mi alma y ahora, piensas que solo fue un juego. No tienes idea como se me rompió el corazón en pedazos cuando supe que eras tú la pareja de Lila. Ahora la envidio de verdad.
—Solo dime, ¿desde cuándo Antonio y tú planearon esto? —insisto.
Théa hace una mueca, como si quisiese sonreír.
—No lo sé, adivínalo —finaliza, secándose las lágrimas.
Théa se va a la barra y toma su pasaporte. Después deja una nota en sobre ella y toma su bolsa.
—Me voy. No tengo nada que hacer aquí. Puedes quedarte pensando lo que se te pegue la gana, ya no me interesa. —Ella camina hacia la puerta y toma la maleta—. Solo te diré una cosa, Pablo. Me creas o no, sabes que las conversaciones que tuvimos sobre nuestras parejas fueron reales. La mujer que pensabas que no te quería, es Lila. Y el hombre que te dije que estaba conquistando al amor de su vida, era Antonio. Tú, ya no tienes nada que hacer ahí. No insistas. Sabes que la vez que Lila entró al piso, no fue destino, fue una casualidad. Hasta luego, Pablo.
Théa sale por la puerta y la cierra dejándome solo. Aún siento el ardor de la bofetada en mi mejilla, y sus duras palabras en mi pecho. Soy volátil, pienso lento cuando estoy furioso, o no pienso para nada. Le reclamé todo esto a Théa, aunque vi en sus ojos la tristeza, el asombro y sobre todo, que dice la verdad. Y no solo que no tenía ni idea de quién era yo, sino, de la casualidad. Con Lila, siempre ha sido casualidad.
Voy hacia la barra y leo la nota que ha dejado:
Antonio. Tengo trabajo y debo irme. Dile a Lila que lo siento. Disfruta de tu hija, avísame cuando estés de vuelta en Madrid para cuadrar historias.
Saludos, Théa.
Noto que al lado ha dejado su libreta, esa que siempre carga y en la que tacha los sueños que ha cumplido. Por las prisas de huir de aquí, olvidó lo que más protege en este mundo: sus sueños.
Tomo la libreta y salgo del piso para dirigirme hacia el piso colorido. Abro la puerta solo para notar que la luz del sol está iluminando la sala. Tristán sigue dormido, y en el cuarto se escuchan murmullos.
Me acerco lentamente a la habitación de Lila, y noto que Antonio está sentado en la orilla de la cama. Ambos ven a su hija con una sonrisa y luego él, la besa tiernamente sobre la frente y luego, los labios; en ese momento, las palabras de Théa tienen todo el sentido del mundo.
Haya sido un plan o no, hay dos cosas que no se puede negar. Lila y Antonio están juntos y se quieren, yo ya no tengo nada que hacer aquí. Y la segunda, que yo estoy enamorado de Théa, y que le creo, le creo todo lo que me ha dicho, le creo todo lo que ha pasado. Simplemente, le creo.
—¡Qué idiota! —murmuro.
Para, en seguida, darme la vuelta y salir del piso.
Pero la cagaste Pablo, cómo le puedes decir que se hizo de drama para conquistarlo?, y más con lo de su abuso??
Ahí te me caíste!!!
Ayyyy nooo si q es cierto que es bien lento o bruto cuando se enoja, como le va a decir que sd invento todo el drama e historias 😱😱😱 mas que merecida esa cachetada. Bien hecho. Y con ese cuadro de Lila y Antonio❤️ toma tu realidad. Ahora ve por Thea y espero Thea lo ponga a rogar jajajaja😅. No es justo todo lo que le dijo.😓
Hay mi Pablo es humano al fin, también se equivoca… Para mí la falla fue Lila, siempre supe que iba a pasar esto….
Porque Lila? La falla fue que nunca dijeron nombres, Thea lo entiendo por el peso del apellido de Antonio y Pablo quien sabe, pero también nunca dijo su nombre y el apellido de Lila nunca estuvo presente en ninguna conversación o el entorno de Thea como para unir puntos
Ayyy noooo ..! Ya quiero saber qué pasará!
Ay este capítulo me deja con ganas de llorar 🥺 de pana Pablo, que idiota!!! Búscala!!!
Pobre Thea…lloré al escuchar las palabras de Pablo😢😭..buuu fuiste cruel con ella.😤..Claro que te entiendo que pienses que era un plan…la rabia te cegó…y la cagaste al decirle todo eso…Te va a costar bastante que Thea te perdone…Ojalá no le pase nada y ese Chez no le haga más daño…..Ana no nos dejes así…está muy buena la novela
Ay Pablito que metidota de pata. Ojalá que Chez no aproveche para llevársela porque ahí si me meto al libro y lo ahorco.
La cachetada se queda corta para la crueldad de sus palabras.
Hay Pablo tan efusivo que no te diste cuenta que thea decía la verdad. Ahora agarra fuerzas y ve arreglar el problema que causaste
Ojalá y esa bofetada te haya ordenado las ideas, porque lo que dijiste no fue bonito y como dice Thea le rompiste el corazón… Y ella no tiene porqué cargar con problemas ajenos. Quizá con esto no solo te diste cuenta de que tu lugar no es con Lila sino que tampoco tengas chance con Thea.
Si piensas arreglar las cosas, te deseo mucha suerte.
Auch!!!! La cachetada no fue nada, comparado con lo cruel que fuiste al decirle todo eso a Thea🥲🥲 confió en él para decirle su dolor más íntimo.. hazlo sufrir Thea me dolieron sus palabras.. no pensé que reaccionará 💔
Pobre corazón de Thea 💔🥺 el enojo de Pablo la hirió más, ojalá la alcance y trate de remendar su dolor… ❤️🙏
Ayyyy dolió esa bofetada🥴 pero bien merecida Pablo👏🏻 ahora CORRE CORRE 🏃🏃por Thea🥰🥰
Uuuyyy no Pablo tienes que ser más como decía Ximena Caballero en ese aspecto cabeza fría y corazón cálido. Por ese impulso le causaste dolor a la pobre Thea y a ti mismo 🥺😢
Ay Pablito, que te digo en una parte te entiendo, pero en otra no. 😞😐
Cuando uno esta enojado dice cada idiotez hay Pablo como así ahora te toca remediar todo lo que le dijiste y curar un corazón que de por si ya estaba muy mal trecho=(