Karl 

Regresar a España después de una prolongada ausencia se siente extraño, especialmente después de estar inmerso en el bullicio constante de la ciudad de Nueva York. La transición de esa frenética vida urbana al tranquilo entorno de la casa de David Canarias, en Ibiza, es casi surrealista. Sin embargo, lo más sorprendente de todo es que este regreso lo hice acompañado de mis hijos, algo que nunca imaginé que llegaría a suceder.

La llegada de Maël y Davide marcó un punto de inflexión en mi vida, cambiando radicalmente mi perspectiva y mi ritmo de vida. La mejor manera de describirlo es compararlo con la experiencia de conducir un auto deportivo a toda velocidad por la autopista, sintiendo la adrenalina y la libertad de la carretera abierta. Sin embargo, de repente, el tráfico comienza a acumularse y te ves obligado a frenar bruscamente hasta detenerte por completo.

En ese momento, te das cuenta de que ya no estás al mando de tu propio destino, sino que debes adaptarte a las circunstancias que te rodean. Ya no puedes seguir tu propio ritmo sin obstáculos, sino que debes ajustarte a la velocidad impuesta por el tráfico y las condiciones del camino. A veces te encuentras acelerando nuevamente, sintiendo la emoción de avanzar, pero otras veces te ves obligado a frenar, enfrentando los desafíos y obstáculos que se presentan en tu camino.

Así es como me sentí cuando Maël y Davide llegaron a mi vida. De repente, me vi obligado a cambiar mi ritmo acelerado y frenético por uno más pausado y adaptable. Ya no podía seguir adelante sin preocupaciones ni responsabilidades, sino que debía ajustarme a las necesidades de mis hijos y aprender a equilibrar mis propias aspiraciones con mis nuevas responsabilidades como padre.

Convertirme en padre ha sido la mejor experiencia de mi vida. Es un camino que nunca supe que estaba preparado para recorrer, pero ahora que lo hago, no puedo dejar de sentirme agradecido. Observar el crecimiento de mis hijos, presenciar cómo descubren el mundo, cómo inventan cosas nuevas y cómo desarrollan sus propias personalidades, todo esto solo puede describirse con una palabra: maravilloso.

Estoy ansioso por verlos crecer, por escuchar sus voces, por saber sus gustos. Quiero tomarlos de la mano y que los tres caminemos por la playa, jugar con ellos y escucharlos soñar. Es un placer, ser su padre y ser testigo de su paso por este mundo. Solo quiero que sean felices. 

Así que, ahora que soy padre, no comprendo ciertas actitudes de mi madre, y algunas decisiones de mi padre, pero, aprecio más la hermandad. Desde que mis hijos llegaron a mi vida, no he dejado de pensar en ellos, en la distancia que hemos puesto entre nosotros debido a nuestros trabajos y en los recuerdos que tengo de mi infancia. 

Ahora sé, que si no hubiese sido por ellos, probablemente mi vida hubiese sido solitaria, y posiblemente no fuese ni la mitad de la persona que soy ahora. Fueron ellos los que me animaron a ser doctor, los que me apoyaron cuando perdí a mi primera bebé, y siempre han estado al pendiente de mí. Mi hermana melliza, siempre me ha acompañado en el camino, así que ahora que veo a mis hijos crecer juntos, me aseguraré de que siempre se apoyen, se quieran y se motiven; en mi familia no habrá separaciones. 

Por otro lado, también me siento afortunado de que mis hijos hayan nacido en una familia como la de Alegra, llenos de tanta complicidad, apoyo, y alegría. Yo también soy afortunado de que ella me haya aceptado como pareja, porque conocí la vida familiar y eso me está ayudando a crear la mía. 

Los Canarias me han acogido, me han querido y apoyado. David no solo me ha dado la confianza de ayudarlo en sus proyectos, sino de cuidar y amar a su hija. Luz me quiere y me aprecia, y con el resto de la familia me llevo muy bien. Por lo que me siento en mi hogar. Me siento tranquilo. 

La idea de asistir a la boda de mi padre la próxima semana no es precisamente algo que me entusiasme, pero sé que es algo que debo hacer. Mis hermanos me han instado a que vaya, y hasta sugieren que lleve a los niños para que puedan conocer a la familia extendida. Sin embargo, les he propuesto que, en lugar de eso, vengan a Ibiza para que conozcan a los pequeños y a los Canarias.

La propuesta ha emocionado a los Canarias. Finalmente, tendrán la oportunidad de conocer a mis hermanos y a sus parejas. Los han invitado a una comida que se celebrará mañana por la tarde, por lo que habrá casa llena. No obstante, siento la necesidad de hablar con mis hermanos antes de este encuentro. Aprovecharé la ocasión en que Alegra esté en casa de su abuela para reunirme con ellos en la casa que han alquilado y pasar un tiempo juntos. Creo que esta conversación es necesaria para aclarar algunas cosas, ponernos al día y sobre todo, convivir a solas, sin nuestros padres. 

Después de que Alegra y los niños nos instalamos en la habitación, llamé a mi hermana y nos invitó a cenar. La verdad es que me sorprende que todos se hayan coordinado para estar aquí. Sé que tienen otras responsabilidades, y que el final del año siempre es un momento complicado. Aun así, han venido, y eso me alegra, aunque no logre expresarme por completo como lo hacen la mayoría de las personas.

Uno de los choferes de los Canarias me llevó hacia la dirección donde se estaban hospedando, un poco alejados de dónde me encuentro. Me sirvió para recorrer la isla, conocerla e imaginar los veranos de Alegra aquí. Con tantos clubes, ya imagino lo divertido que se lo habrá pasado. 

Unos treinta minutos después, llegamos al lugar. Le pido al chofer que se regrese y que alguno de mis hermanos me llevará a la casa, por lo que él se da la vuelta y me deja en la puerta. Una sensación de nerviosismo llega a mí. Siento como si un nuevo Karl estuviera a punto de entrar. 

Toco el timbre, espero mientras el aire da en mi rostro y me ayuda a bajar los nervios. La puerta se abre y cuando veo a mi hermana Hanna sonrío, y no solo porque es ella quien me abre la puerta, sino por el abultado vientre que se esconde ligeramente bajo el vestido. 

—¿Cómo es eso posible? —pregunto, con una sonrisa. 

—Con sexo, Karl —responde directamente y entre risas.  

—Basta, sabes que lo que te pregunto por qué me has tomado por sorpresa. 

Me acerco a mi hermana y le doy un abrazo.

—¿Por qué no me lo dijiste? —inquiero, posicionando mi mano sobre su vientre. 

—Porque quería verte ese rostro de sorpresa que es muy difícil de provocar.

—Estoy tan feliz por ti. 

—Gracias. Se llamará Sophia, es niña. Pronto mis sobrinos tendrán una prima con quién jugar. 

La abrazo. En verdad me siento sumamente emocionado por la noticia y sobre todo por la forma en como me lo dijo. Ella cierra la puerta y ambos caminamos hacia la sala, donde están mis hermanos. 

Caly y Johan se acercan de inmediato, como siempre bien arreglados y con la espalda erguida, orgullosos de lo que son. Ambos traen una copa entre sus manos y una sonrisa en sus rostros. 

—¡Karl, cariño! —me habla Caly, mientras se acerca a mí y me da un abrazo—. Gusto de verte, ahora como padre. 

—Gracias. Gusto de verlos por igual. He escuchado que te va muy bien en el hospital, y a ti en las publicaciones —le digo a mi hermano. 

—He escuchado que te estás postulando para ser el nuevo presidente de la Fundación de Canarias —insinúa. 

—¿Dónde escuchaste eso? Es mentira. Ese puesto ya está tomado. 

—Solo escuché. 

En ese instante Phillipe llega a la sala y detrás de él lo acompaña Étienne, su pareja. Étienne es un prestigioso político en su natal, Francia, por lo que siempre trae una actitud recta y serena. Sin embargo, cuando está con mis hermanos se relaja, y llega a ser bastante gracioso. Quiero pensar que a los Canarias les agradará mucho. 

Mi hermano, también tuvo problemas con mi madre por su pareja, pero para ellos fue más fácil alejarse de ella. La familia de Philippe, igual que la de Alegra, lo han aceptado como si fuese un hijo y por eso mi hermano está feliz. 

—¿Cómo está el nuevo padre? —me pregunta mi hermano, mientras me abraza con fuerza. Yo le respondo el abrazo y también saludo a Étienne. 

—Exhausto. Veme, Hanna, porque así te verás dentro de unos meses — le comento a mi hermana.  

—Gracias por los ánimos —agrega Freud, que ha salido de la cocina, con un delantal y con un plato entre sus manos. Al parecer, él hizo la cena de esta noche, lo que garantiza que será todo un banquete de manjares. Él deja el plato sobre la mesa de la cocina y va hacia mí—. Espero que te guste la sorpresa principal. 

—Y, ¿esa cuál es?, ¿Étienne y Philippe adoptarán o Caly también está embarazada? 

—No, no, no… los Johansson – Jones no tendrán descendencia —me recuerda Calypso. 

—¿Entonces? 

Al mismo tiempo, todos voltean hacia el pasillo que lleva a las habitaciones de abajo, y cuando yo lo hago, puedo ver a mi padre con una sonrisa, esperando a hacer su entrada a la conservación. No sé qué sentir. Mi padre siempre ha tenido una buena relación conmigo, pero la reciente situación ha provocado que me aleje un poco de él. Nuestra relación es muy diferente a la que alguna vez tuve con mi madre, así que no debería de haber problema con que él esté aquí. 

—¿No vas a saludar a tu padre? —me pregunta, abriendo los brazos para que lo abrace. 

Por un instante lo dudo, porque no estoy seguro de lo que sucederá. Me quedo unos instantes esperando a Helena, pero creo que no ha venido. No puedo creer que mi ex prometida, pronto, será algo parecido a mi madrastra. 

—Ella no ha venido. —Intuye mi padre la razón por la que veo hacia la puerta—. Helena está muy ocupada con los últimos preparativos de la boda. Solo seremos nosotros. 

Entonces, camino hacia él y lo abrazo con fuerza. Es muy raro que en esta familia nos abracemos, no como los Canarias, que se abrazan a cada rato y es parte de su día a día. 

—Felicidades por tu reciente paternidad, hijo. Me hubiese gustado mucho conocer a mis nietos. 

—Si te soy honesto, no sabía si querías hacerlo. Después de la experiencia que tuve con mamá, decidí alejarlos un poco. 

Mi padre sonríe. 

—Te comprendo. Pero, ese no es mi caso. Mira, sé que mi matrimonio con Helena es raro, y también entiendo que no estés muy de acuerdo. 

—En realidad, padre, no me importa mucho —digo con honestidad—. Si Helena y tú son felices, entonces, ¿qué puedo decir yo? 

—Bien. Entonces, ya el punto aclarado. Vine a decirte, a ti, cómo se lo dije a tus hermanos, que yo sí quiero formar parte de sus vidas. Sé que su madre tomó acciones un tanto raras. 

—¿Qué fue lo que hizo? 

—Vendió la casa y se fue a un retiro espiritual a la India —agrega Johan. 

—¡Vaya! —expreso. 

—Yo sí quiero ser parte de su vida. Quiero ver a mis nietos, conocer a sus familias. Ir a sus bodas. Sé que no he sido el padre ideal o presente como en muchas otras familias, pero, saben que siempre podrán contar conmigo. Creo que podemos salvar un poco nuestra relación y mejorarla, sobre todo ahora que estoy retirado y tengo más tiempo. Así que, Karl, he venido para hablar con la familia de Alegra, conocer a mis nietos si me lo permites y estar presente. Incluso, poner límites con Helena, si es que no están de acuerdo. 

—Helena es bienvenida —agrega mi hermana—. No tenemos problema con ella. 

Mi padre suspira. 

Siento que mi padre es sincero, y que en realidad quiere estar presente en nuestras vidas. Él ha hecho un esfuerzo por venir hasta acá, y mis hermanos se notan tranquilos. Supongo que darle una oportunidad a él, no me cuesta nada. 

—Vale. Supongo que un plato más en la mesa de los Canarias no será un problema. Hablaré con David al llegar. 

—Excelente. Muchas gracias. 

—¿Creen que podríamos primero cenar aquí? —interrumpe Freud—. La comida se está enfriando y pasé toda la tarde cocinando un banquete digno de un embajador. 

—Sí, sí lo haremos. Solo que yo también tengo algo que anunciarles —habla mi padre. 

Todos le prestamos atención y él comienza a hablar: 

—De verdad, hijos. Quiero agradecerles por ser lo suficientemente maduros para ver la situación de esta manera. Traté por muchos años llevar una buena relación con su madre, pero, no funcionó. Quiero pedirles disculpas si alguna vez se sintieron no amados. Por mi padre, yo los amo a todos. Como son y con lo que hacen. A sus parejas, a sus hijos, a todo. Estoy muy orgulloso de ustedes, de sus logros. Y quiero que sepan que aquí estoy para ustedes, aunque yo inicie otra etapa de mi vida. Espero que en esta nueva oportunidad que tengo de ser feliz, sea un mejor padre no solo para ustedes, sino para el pequeño Kun. 

Al principio, nos quedamos callados. Creo que nadie entendió la noticia, o más bien, el impacto fue tan fuerte que tardamos en procesarla. Mi hermana es la primera que reacciona. 

—¿Estás diciendo que Helena está embarazada y serás padre de nuevo? —pregunta. 

—¡Suegro! —expresa Freud. 

Mi padre asiente con la cabeza. Saca su móvil de la bolsa y nos muestra el video de un ultrasonido. Ahí, se ve la prueba de que todos tienen una oportunidad para hacerlo bien o tal vez mejor. 

—¡Oh por Dios! —expresa mi hermana emocionada — ¡Tendremos un hermanito! 

Todos voltean a verme a mí, como si esperaran mi reacción, porque saben que será sincera. Pero yo, en realidad, estoy enamorado de mis hijos y mi familia, así que, no tengo otra reacción más que felicitarlo. 

—Supongo que Hanna y yo dejamos de ser los pequeños —agrego, con una sonrisa. 

Mi padre respira tranquilo. Al parecer, pensó que esto podría salir mal. Pero no fue así. Mi hermana se acerca a él y lo abraza. 

—Felicidades, papá —le murmura, para luego soltarse a llorar. 

En ese momento, todos se acercan a abrazarlo, formando un círculo  alrededor de él. Mi hermana me jala suavemente para que me una a ellos en ese abrazo colectivo, y aunque al principio me siento un poco incómodo por la intensidad, pronto me dejo llevar por el momento. 

En ese instante, me doy cuenta de que a pesar de nuestras diferencias y conflictos pasados, todos merecemos una oportunidad para ser felices, para hacerlo bien desde la raíz, y esta es la oportunidad de mi padre. Supongo que él se siente feliz de que sus hijos lo sigan en esta nueva vida que está por comenzar. Y yo, creo que no estoy tan solo como pensaba. Sí, tengo una familia. 

7 Responses

  1. Que bonito momento, ahi la que dañaba todo era la mamá, vieja amargada y envidiosa. Menos mal se fue a su retiro jajajaja. Me alegra que Karl se sienta amado por su familia, se lo merecen y su familia se merece edtos momentos y las 2das oportunidades. ❤️❤️❤️ mi karlangas 😍

  2. Hay Karl lo mereces eres un gran hombre y mereces una familia y te apapache y respalde =) igual es raro eso del papá pero como dicen si la mujer amargada no supo ser feliz con su familia el mereces serlo.

  3. Ojalá que esta nueva etapa les permita re-conocerse en la adultez y generar el vínculo de la infancia.
    Y de paso que Doña Malas Vibras se quede en la India vibrando lejitos.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *