SILA
La noticia de mi compromiso con Moríns no fue lo que esperaba. Lo quería hacer a mi manera, discreto y sin tanto escándalo, pero debo confesar que desde que estoy con él nada de lo que yo planeo se da o sale según lo que quiero, por lo que esto no se me hace nuevo.
Mi madre, mis tías, mis hermanas y mis primas estaban de verdad emocionadas con mi compromiso y todas lo aceptaron con una naturalidad increíble. Sin embargo, había dejado a mi padre no solo confundido, si no que había hecho justo lo que a él no le gustaba, por lo que me sentía en realidad mal.
Sé que mi padre e incluso los Canarias, tenemos fama de chismosos, de siempre estar enterados o formar parte de los acontecimientos. No obstante, cuando se trata de una noticia como esta, él prefiere que se la digan en privado, para poder dar su opinión al respecto y luego comunicarlo con la familia. Sí, sé que puede ser contradictorio, pero la verdad, mi padre no es chismoso por que el los haga o los pase, si no porque estos le llegan; algo que realmente es justificable.
Así, que tan solo terminó la euforia, y todo se tranquilizó, regresé a buscar a Moríns al lugar donde lo dejé para encontrarme con la noticia de que mi padre se lo había llevado al despacho hace unos minutos atrás.
—Y, ¿por qué no me avisaste? — le reclamo a mi hermano.
—Porque no quería interrumpir, además, no quiero hacerte pasar un coraje, por el bien del bebé— comenta y me pone la mano sobre el vientre. Yo se la quito de un manotazo —¡Ouch!, pues si soy el tío del niño, ¿qué no?
—No estoy embarazada David Tristán Canarias Ruíz de Con — lo llamo por su nombre completo para que sepa que va en serio.
—¿Entonces?, ¿por qué te casas tan rápido?— inquiere.
—¡Pues por amor!, porque estoy enamorada de Moríns, no por un bebé.
—¡Guau!, pues mas vale que vayas adentro a defender a tu prometido que papá está que se lo lleva la chingada.
Tan solo me dice esa frase, camino lo más rápido que puedo hacia el despacho de mi tío Robert y al entrar veo a mi padre recargado sobre el escritorio, con los brazos cruzados, viendo a Moríns que se encuentra sentado en una silla como si fuera testigo clave de un asesinato.
—¡Sila!,¡bendito Dios que llegaste, tu padre no me cree nada!, ¡nada!
—¡Sé de mentiras!, leí un libro sobre eso— me dice mi papá enojado.
—Papá, lo que te dice Moríns es verdad — hablo, esperando no haber arruinado todo.
—¿Sobre que no estás embarazada? — responde y suspiro al saber que le he atinado al diálogo.
—Sí, no lo estoy. No estoy embarazada.
—¡Ve!, se lo dije— agrega Moríns.
Mi padre voltea y me ve a los ojos —¿es verdad?
—¿Por qué todo el mundo pensó que lo estaba?, ¿qué les pasa? — reclamo.
—Bueno, es que se acaban de reencontrar y se comprometen tan rápido y luego lo del piso…
Mi padre guarda silencio y, aunque tardo unos minutos en entender, cuando lo hago abro los ojos sorprendida —¡Ay Dios!, ¿le dijiste lo del piso? — le reclamo a Moríns.
—¡No!,¡Claro que no!— me responde de inmediato.
—¿Entonces?, ¿fue mamá?, ¿fue Sabina?, esa Sabina que luego se le escapan las cosas— hablo enojada.
—No, no fue Sabina, ni tu madre, lo escuché sin querer mientras hablaba y se supone que no debía comentarte esto— mi padre se separa del escritorio y luego va hacía a mí — por eso pensé que era verdad, los meses coinciden.
—Pero no lo es, me comprometí con Moríns porque estoy enamorada de él y es lo que quiero… no porque esté embarazada.
—Hija, ¿segura?,¿esto es parte de tu plan? — me pregunta viéndome a los ojos.
—Es parte del plan, no sabía cuándo, pero lo es — explico. Le tomo la mano a mi padre y la acaricio— pa, te juro que quería decírtelo en privado, porque mi idea era sorprenderte de que había llegado de sorpresa, así que lo siento si te confundiste. No era mi intención.
Mi padre sonríe y me da un abrazo — ¡Ay hija! — murmura.
—¿Estás enojado?, ¿debí consultarte ante de decir que sí? — pregunto.
Mi padre se separa un poco, me sonríe y niega con la cabeza —ya eres una adulta para tomar tus propias decisiones. No tienes que consultarme nada, Sila, si esto es lo que deseas, por mí está bien. Te apoyaré.
—Gracias, papá— respondo para darle un beso sobre la mejilla y abrazarlo.
Nos quedamos así por unos instantes hasta que escuchamos la voz de Moríns —me alegra que se hayan contentado y eso, pero, ¿era necesario que me interrogara como si fuera culpable de un asesinato?
Mi padre voltea a verlo — no seas exagerado, Moríns, solo te pregunté dos veces que si Sila estaba embarazada.
—Claro que no— reclama — también me dijo que si ya había planeado como mantenerla, darle techo y cuidados, que si me haría responsable,todo eso en un tono que casi hace que confiese todos mis pecados.
Comienzo a reírme bajito, ya que en verdad puedo ver la cara de frustración de Moríns sentado sobre la silla— Ya pa, dile que se puede poner de pie — le comento bajito.
—Shhhh, que piense que sigue amenazado— me responde entre risas.
Él me vuelve a ver a los ojos —hoy me has dado dos sorpresas, no solo que estás aquí para nuestra tradición familiar y el año nuevo, si no que te casas y eso, me hace feliz, porque veo que estás feliz.
—Lo estoy, te lo juro.
—Casarte es de esas decisiones que cambian vidas, pero sé que si lo dices en serio es porque sientes que es en serio. Así que nada me daría mas gusto que llevarte al altar y entregarte al hombre de tus sueños.
—Gracias pa— vuelvo a agradecerle.
Mi padre se voltea y va hacia Moríns, abre los brazos y con el rostro le insinúa que se ponga de pie para fundirse en un abrazo — te dije que pronto serías parte de la familia — le dice—estoy feliz por ti y por Sila, y los apoyaré en esto y en lo que decidan.
—Gracias, señor, ¿qué le parece una disculpa? — propone y mi papá niega con la cabeza.
—No, que se quede como antecedente de lo que puede pasar si le rompes el corazón a mi hija.
—Y, aquí están las verdaderas intenciones— responde Morñins con humor.
—Sabes que es broma, no hay hombre en todo el mundo en el que confío mas que en ti, después de mis cuñados.
—Lo tomaré como un cumplido.
Me acerco a Moríns y él me abraza, dándome un beso sobre el cabello —¿Entonces?, ¿nos das tu bendición? — pregunto.
—Ya estaba dada desde hace tiempo atrás, solo que tardó en llegar. Moríns, será un placer que te cases con mi hija.
—¡Sí!— se escucha afuera.
Mi padre niega con la cabeza— supongo que oficialmente ya le puedes decir a la familia — me invita.
Así, él camina hacia la puerta y la abre para ver a todos, incluso a Jo y Jon, pegados a la entrada escuchando la plática.
—¡Me voy a casar!— exclamo emocionada, haciendo que al final todos festejen conmigo.