Moríns 

-Al día siguiente- 

Después de lo qué pasó con Sila, me dio tiempo de volver a reflexionar sobre como me estaba comportando y llevando la situación. Ella tiene razón, no todo lo que hace es para herirme y mucho menos para evitarme, sólo que mis inseguridades me están jugando una mala pasada y, no es para menos, quedarte en el altar en medio de tu boda no es algo que te dé la autoestima del mundo.

Sin embargo, mi relación con ella nunca ha sido difícil, y no debería ser así, por lo que he decidido, cambiar de actitud,hacer la paz con ella y que nuestra relación funcione, no por nosotros, si no por nuestro bebé, que lo que menos necesita son dos padres peleándose constantemente y de mal humor. Aunque eso no quiere decir que estemos juntos de nuevo, espero que eso le quede claro. 

Así que hoy me desperté con la idea de un pacto de paz, de hablar con ella  y hacerle un regalo, darle la cuna que le gustó y mandarla, por ahora, a casa de sus papás hasta que podamos decidir cómo le haremos para cuidar al bebé. Supongo que el Moríns del futuro podrá preocuparse por eso. 

—Bueno días, señor Moríns— escucho la voz de Marie al momento que abro la puerta de la oficina. 

La veo de pie al lado de mi escritorio, esta vez vistiendo unos pantalones tan pegados que parecen mallas, una blusa blanca de cuello largo y zapatillas beige que la hacen ver más alta de lo que es. Camino hacia ella y el aroma dulce de su perfume llega a mí, es inconfundible, podría saber que ella está en un lugar solo con olerlo. 

Al llegar a su lado, me ofrece el vaso con café y me sonríe.—Señor Moríns, espero haya descansado, tiene mejor color. 

—Gracias— le agradezco. 

Marie me sonríe— ¿Pensaste lo que te dije? 

—Sobre qué— pregunto. 

—Ya sabes, lo del elevador— me comenta, y comienza a arreglar la corbata— estamos solitos en esto, ¿por qué no acompañarnos?, ¿no crees? 

— Bueno, una amiga no me caería nada mal — le respondo y tomo un sorbo de café para evitar que ella siga acomodando mi corbata. Leo que en el vaso hay otra frase como la del día de ayer pero esta vez dice “buenos días, recuerda que aquí estoy para ti”. 

Volteo a verla y ella sonríe —¿Todo bien? 

—Sí, todo bien. 

—Moríns— escucho la voz de Xóchitl y al voltear la veo en la puerta, con su agenda en las manos y tres carpetas —Manuel quiere hablar con nosotros, vamos a la sala de juntas. Marie, ve a mi oficina y espérame ahí. 

—Sí señora — responde. Ella se aleja y Marie voltea a verme y se ríe bajito— jamás puedo pronunciar su nombre, en verdad es difícil. 

Voy hacia el cajón de mi escritorio y saco mi agenda y una pluma —es fácil, podría enseñarte a pronunciarlo— le comento y ambos caminamos hacia la puerta para salir de ahí. 

—¿Qué te parece hoy por la tarde?, ¿nos tomamos un café? — me propone. 

Llegamos al salón de juntas y antes de entrar, asiento con la cabeza —me gusta el café.— Respondo, para luego entrar al lugar. 

Inmediatamente veo a Xóchitl sentada en su silla y al lado a David Tristán, quien viene vestido de traje y con el cabello amarrado luciendo lo más formal posible. 

—¿David?— pregunto, —¿qué haces aquí? 

—En un momento se te explicará, toma asiento— me dice Xóchitl, y abre la silla a su lado para que me siente. 

Momentos después, aparece Manuel en la pantalla, con una sonrisa y creo que sintiéndose mucho mejor, ya que tiene un mejor semblante.—Buenos días. 

—Buenos días— respondo y después lo hace Xóchitl. 

—Está junta no tomará más que quince minutos, así que será rápido,— habla y veo como David me sonríe— Moríns, recibí tu informe de los proyectos. 

—¿Hay algo mal? — Inquiero. 

—Para nada, están perfectos. Sólo que aún no he recibido los papeles aprobados por Sila. 

—Justo ayer se los envíe por correo, debería de aprobarlos hoy y… 

Veo como Manuel niega con la cabeza, interrumpiéndome — sabía que harías eso. 

—¿Hacer qué? — pregunto.

—Tratar de hacer esto a distancia. Moríns, por primera vez tienes a la creadora del proyecto cerca, puedes intercambiar ideas y mejorarlo entre los dos y, ¿lo quieres hacer por correo?, mira, una cosa es que Sila y tú hayan tenido sus problemas, pero este es trabajo y sabes que puedes hacerlo mejor. 

Suspiro— bien, iré al hospital y le diré a Sila… 

—No, demasiado  tarde, ya se tomaron cartas en el asunto. Mientras hablamos, David le está informado a Sila que deberá pasar tiempo contigo en la fundación creando los proyectos, deben estar listos para presentarse en la fiesta de aniversario. 

—¿Espera, cómo?— pregunto, porque no puedo creer lo que está pasando —es una emboscada? — bromeo. 

Manuel se ríe —No, es trabajo en equipo y una colaboración de dos excelentes mentes. Sé que les saldrá bien. También les anuncio, que como el trabajo aumentará entre los proyectos y la organización de la fiesta de aniversario se necesitará más personal y David, mi sobrino, entrará a trabajar con ustedes a la fundación por este tiempo. 

David sonríe y luego me dice —un placer. 

—Bien, y ¿cuál será su trabajo?— pregunto. 

—Tu asistente personal. Llevará tu agenda, te acompañará y representará en algunas juntas y lugares a los que no puedas ir. Espero no te moleste, quiere aprender un poco más de la fundación— habla Manuel. 

—No me molesta pero, ¿Marie? 

—Marie es mía— interrumpe Xóchitl y me sonríe. 

—Ella es asistente de Xóchitl y tienen mucho trabajo, no pueden compartirla. Así que ahora cada quién tiene lo que necesita—finaliza Manuel. 

—Bien, si a David no le molesta ser mi asistente en lugar del presidente, por mí está bien—comentó y David me sonríe. 

—No te preocupes por eso, Moríns, mi abuelo empezó trabajando en marketing y terminó fundando un conglomerado con mi otro abuelo… ¿quién quita y nosotros tenemos la misma suerte?— responde, y me cierra un ojo. 

—Bien, entonces todo entendido y acordado, regresen a su trabajo. Y Moríns, espero lo mejor de ti… créetelo— finaliza y la pantalla se apaga. 

Los tres nos quedamos en silencio y Xóchitl se pone de pie —bien, ya escucharon a Manuel— nos dice. 

David y yo nos ponemos de pie y salimos junto con ella del salón solo para encontrarme con la imágen del personal acomodando otro escritorio dentro de la oficina. 

—¿Qué pasa aquí? — pregunto. 

—Es el escritorio de Sila, necesita un lugar para trabajar, ¿no? — me dice Xóchitl —David por ahora trabajará en la sala de juntas, luego lo acomodamos. 

Volteo a ver a Xóchitl —Tengo la sospecha que tuviste algo que ver con esto. 

—¿Con qué? — pregunta. 

—Todo, absolutamente todo… 

Ella me sonríe — no lo hago por ti, lo hago por el bien del trabajo que amo…— me comenta, luego me cierra un ojo — me lo agradecerás, ahora ponte a trabajar que tienes agenda llena. 

Xóchitl le da mi agenda a David y luego camina hacia su oficina. David se pone frente a mí y con una sonrisa me dice — y ahora, ¿qué sigue, jefe?— y aún sin poder creerlo y riéndome de la situación, entramos a mi oficina para ponernos a trabajar. 

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