Moríns
Hoy fue el día más raro que he pasado en todo este año porque, días raros los he pasado en otras ocasiones, solo que esté estuvo cargado de tantos sentimientos que en realidad no sé como explicarlos; me siento como un niño haciendo berrinche, quiero pero no quiero y al final, no le veo sentido a nada. Aún con todo esto, continué mi día, sumergido en la gran pila de trabajo que me mantiene distraído al igual que la conversación con mi nuevo asistente, David, quién debo admitir es bastante brillante y bueno.
Admito, que al principio pensé que estaba conmigo por imposición de la familia, por algún tipo de vigilancia pero, luego, entre pequeñas pláticas me dijo que en verdad está haciendo esto para mantenerse ocupado mientras decide qué hacer con su vida, por lo que no solo trabaja de asistente conmigo, sino que también pasea perros y tiempo atrás trabajó de mesero en la cafetería de un tal Jaz.
David, me recuerda mucho a mí, un hombre que de pronto no sabe que quiere pero desea que algo pase, algo más allá de lo extraordinario que le haga saber que ese es el camino y que es momento de seguirlo. Yo, lo encontré con Sila hace muchos años atrás, admito que me desviaba un poco por razones de la edad pero, siempre regresaba a ella. El día que la esperaba en el altar pensé que sería el último camino que tendría que recorrer, ahora, me siento perdido, como si estuviera dando vueltas en el bosque sin poder orientarme por las estrellas.
Aún así, sigo caminando, lo hago guiándome por mi propio instinto, aunque eso no signifique que sepa a dónde voy. Sila siempre sabía donde iba y yo la seguía, supongo que ahora que los dos estamos perdidos en el mismo bosque no tenemos ni idea de dónde iremos a encontrarnos o si en realidad alguna vez lo haremos. Tal vez, ella va para el sur, yo para el norte y jamás volvemos a vernos, todo depende en qué punto del camino nos encontramos.
Así, al finalizar mi jornada de trabajo, regresé a mi piso para cambiarme el traje y luego ir a la cafetería donde me quedé a ver con Marie. No sé si sea buena idea o mala, pero una cosa si estoy seguro, necesito salir, dar la vuelta y conocer más de esta ciudad, en lugar de pasarme encerrado en el departamento, viendo televisión con tal de evitar encontrarme con Sila; aunque creo que eso ya es imposible.
⏤¡Moríns! ⏤ escucho la voz de Marie al entrar a la cafetería.
La veo de lejos, vistiendo un vestido negro, tejido, de cuello alto y sobre él un collar de perlas tan grandes que se podrían ver desde lejos. Ella se pone de pie, y puedo ver sus mallas color negro, increíblemente pegadas que parecen parte de su piel, obviamente con esas botas hasta la rodilla que, debo admitir le quedan fenomenales.
Ella viene hacia mí y me da un abrazo que me toma por sorpresa ⏤ siempre me da gusto verte.
⏤Gracias ⏤ pronuncio, y luego nos vemos a los ojos. Los de ella son azules y grandes, tan grandes que uno puede ver desde la pupila hasta el iris sin problema. Su olor a miel y flores me empalaga por unos momentos.
⏤¿Vas por el café? ⏤ pregunta, ⏤ yo voy hacia la mesa.
⏤Sí, claro ⏤ respondo.
Camino hacia la barra y comienzo a ver el menú ⏤¡Un café frío, por favor cariño! ⏤ expresa desde lejos.
La chica que está esperando por atenderme me ve con un rostro de pocos amigos, así que le hago la orden de los cafés y luego los espero en el sitio de la entrega. Volteo a ver a Marie, se está viendo en el espejo, pintándose los labios y peinándose el cabello largo y rubio que cae sobre sus hombros. Luego comienza a sonreír y me percato que me está viendo a través de él.
⏤Su café ⏤ me interrumpe la chica y yo volteo de inmediato.
⏤Gracias.
Los tomo y después de tomar los sobres de azúcar, voy hacia la mesa donde ella me espera con una sonrisa tan amplia que me hace sonreír a mí ⏤ aquí tienes, espero que te guste.
⏤Siempre me gusta ⏤ comenta y toma un sorbo del café frío directo de la pajilla.
Por un momento me quedo en silencio, observando cada detalles de la cafetería y oliendo el olor a café y cigarro en la habitación. Al voltear, nuestras miradas vuelven a coincidir y yo, simplemente tomo un sorbo del café que, particularmente hoy y a pesar del azúcar me parece amargo.
⏤Sabes, hoy que vi a Sila Canarias en la empresa, pensé que dirías que no a nuestro café.
⏤Y, ¿por qué debería decir que no? ⏤ pregunto.
Ella toma otro sorbo ⏤ porque, ya ves como son las ex novias, te dejan y luego cuando empiezas a hacer tu vida y te ven con alguien más, te quieren de regreso, es patético.
⏤Parece que viviste una situación igual ⏤ le comento y ella asiente.
⏤Sí, tuve un novio, me comprometí con él y mientras preparaba todo lo de la boda me dejó por otra, se enamoraron en un viaje, ¿puedes creerlo? Y, aquí estaba yo, de idiota, ilusionándome por todo y él follándose a la otra rubia ⏤ me dice y aprieta el vaso de café tan fuerte y salpica un poco de café hacia mi suéter. ⏤¡Lo siento!
⏤No, no importa ⏤ le comento, mientras me limpio el suéter con las servilletas. Marie, acerca su silla y con un pañuelo de tela que saca de su bolsa, comienza a hacerlo por ella misma. Lo hace con sutileza, con cariño y con atención.
⏤Arruiné tu suéter tan bonito ⏤ me habla, tan cerca de mi rostro que huelo su perfume y el café.
⏤Nah, está bien… lo compré en Zara hace unos días, no pasa nada.
⏤¿En Zara? ⏤ pregunta y luego se ríe ⏤ ¡Ay Moríns!, con el salario que ganas deberías de comprarte en mejores locales, o qué, ¿te da miedo gastar el salario que tienes?
Me río ⏤ no, no es eso… solo qué.
Ella me da el pañuelo y luego suspira ⏤ ya sé, sientes que no te lo mereces, ¿cierto? Que ese puesto que tienes debería ser de alguien más, que ese dinero en tu cuenta no te lo ganaste y que solo te están pagando por seguir órdenes… pero no es así, Moríns. Si estás ahí es porque te lo mereces y lo sabes.
⏤¿Qué me lo merezco? ⏤ pregunto algo confundido.
Marie asiente ⏤ sí, ellos arruinaron tu vida, ¿no crees? Tú te querías alejar y ellos te jalaron de nuevo como si no quisieran dejarte ir y sigues sus órdenes todos los días, así que te mereces ese salario, esa ropa fina que podrías usar y ese chofer que te niegas a ocupar fuera de las horas de trabajo. Te mereces el mundo, Moríns, no dejes que nada te haga pensar que no.
Me quedo en silencio escuchando sus palabras, en cierta parte Marie tiene razón, yo ya estaba por irme y ellos volvieron a jalarme, aunque, también me dieron la opción de elegir y pues es parte mi decisión, parte ese imán que la familia tiene.
⏤¿Cómo sabes eso de que me jalaron?
⏤Uffff, ese hombre, David, lo dijo en voz alta hoy por la mañana… pero en fin ⏤ cambia de tema.⏤Sé que esta reunión en nuestra pequeña cafetería no es para eso, pero, si gustas, yo puedo darte una nueva imagen, conozco los mejores lugares para eso y los más finos…
⏤No lo sé… ⏤ respondo.
⏤Creo que deberías aceptarlos y vestirte para el puesto que tienes…
⏤Eso me lo dijeron hace mucho y lo acepté, pero, este puesto no es mío.
⏤Lo es, tu firmas, tu ordenas, tu hablas… es tuyo. Tómalo Moríns… tómalo. Necesitas levantar tu autoestima y ese puede ser el inicio… ¿no crees? Yo solo quiero ayudarte.
Esbozo una ligera sonrisa ⏤ bueno, supongo que tener mejor ropa, no me hará daño.
⏤Ves… todos necesitamos un amigo que nos diga qué paso sigue… y yo, soy esa amiga. ⏤Marie toma el café y lo alza ⏤¿Qué dices?, ¿amigos?
Tomo el mío y brindo ⏤ amigos ⏤ hablo dejándome llevar.
⏤¡Excelente!, ahora… ¿cambio de imagen?, tengo unas ideas.