Sila

Me quedo en silencio tratando de comprender lo que acaba de pasar, no puedo creer que Moríns haya dicho el nombre de Marie mientras me besaba pero, supongo que le debo eso después de haberle dejado plantado en el altar. 

⎯Marie estuvo aquí ⎯ me dice, y sus hermosos y grandes ojos marrón me ven directamente. 

⎯Vale, está bien ⎯ trato de decir algo, pero Moríns me toma de las manos y me acerca. 

⎯Ella me dijo algo, no recuerdo bien, aún es muy borroso lo que recuerdo, pero, no me gustó. Discutimos, ella dijo algo y yo… recuerdo que justo le respondí que te amaba con todo el alma y que no importaba lo sucedido te perdonaba, que jamás te haría algo que te lastimara y que jamás te dejaría de amar. Luego, me puse de pie del sofá y me salí. 

⎯¿Qué nunca me harías qué…? ⎯ pregunto, pero los labios de Moríns me vuelen a besar silenciando mi frase.

Con su cuerpo me acorrala entre él y la encimera para luego sentir sus manos acariciar mis mejillas, mientras sus labios me besan como jamás lo hubiese hecho en la vida. Su respiración agitada se mezcla con la mía y al sentir como sus manos bajan hacia mi mallón, acariciando mis muslos, sé que no hay marcha atrás. 

Moríns se separa de mí y cerca de mis labios me murmura ⎯ sé que sonará tonto esto Sila pero, no sabes cuánto te extraño y hoy más que nunca quiero hacerte el amor. 

Al escuchar esa frase, siento como el color rojo sube por mis mejillas, y me muerdo los labios ligeramente ⎯¿qué significa esto, Moríns? ⎯ pregunto bajito. 

Él se quita la camiseta, mostrándome su torso y veo como sus rizos caen sobre su frente, viéndose increíblemente sexy ⎯ significa, que ahora no hay nadie que me lo impida. 

Me río bajito ⎯ ¿que te impida qué? 

Él toma mi mejilla y vuelve a besarme los labios, dejándome sin aliento y provocando que mis piernas tiemblen de los nervios. Se separa y viéndome a los ojos me murmura ⎯ que le dé rienda suelta a lo que siento. 

Ahora soy yo la que se quita el suéter, descubriendo mi pecho, para luego abalanza sobre él, atándome a sus labios y haciendo que nuestros cuerpos se junten tan cerca que mis pechos pueden rozar con su piel. Nos hacemos hacia atrás hasta que pegamos con el comedor de madera.

⎯Dirección incorrecta, Sila Canarias ⎯ me dice sobre los labios, para luego colocar sus manos debajo de mis muslos y levantarme con una habilidad increíble. 

Estar así, con Moríns, solo me hace recordar la inexplicable química que ambos tenemos en la intimidad, lo mucho que nos conocemos, que nos gustamos y sobre todo, lo bien que nos amamos. Él, de esta manera, me guía hacia el lado del piso correcto. Nuestros labios siguen comiéndose a besos haciéndome sentir un deseo y excitación por él, que va más allá de lo imaginable o de lo que había sentido. 

Finalmente, llegamos a la habitación y él me recuesta con cuidado sobre el sofá, para después ponerse de rodillas sobre la cama, dejando mi cuerpo debajo del suyo y viéndonos directamente a los ojos. Al ver como brillan, sé que mi Moríns está de regreso, que ese amoroso hombre, sensible y gracioso, está de nuevo aquí y que está dispuesto a amarme de nuevo. 

⎯¿Crees que bebé Moríns se dé cuenta de lo que hacen sus papás? ⎯ me pregunta. 

⎯En el segundo mes de embarazo, el embrión apenas se van formando las cavidades de las orejas, así que bebé Moríns no tendrá ni idea de lo que está pasando en el exterior ⎯ contesto. 

Moríns sonríe ⎯ extrañaba tus respuestas tan exactas, Silas Canarias ⎯me contesta. 

⎯Y yo te extrañaba a ti ⎯ le confieso. 

Moríns me da un beso sobre la frente, para después bajar a mi nariz y sonreírme ⎯ y yo a ti. ⎯ Responde. 

Los labios de Moríns bajan a mis labios de nuevo, pero esta vez se quedan un instante para bajar hacia mi cuello y después a mis pechos que, tan solo sentirlos, me hacen gemir. Siento como si fuera la primera vez que estoy con él: extasiada, excitada, feliz. 

Siento sus labios recorriendo mi vientre, Moríns me besa con ternura a la altura donde nuestro bebé se refugia, para después sentir sus labios removiendo con cuidado los millones y deslizándolos por mis piernas. Cuando los veo volar por la habitación, estiro las manos para alcanzar el botón de sus vaqueros y así desabrocharlo. 

⎯¿Quieres que lo haga por ti? ⎯ me pregunta. 

Niego con la cabeza y me levanto para poder arrodillarme sobre el colchón y terminar de desabrochárselo y bajar su pantalón hasta liberar su bóxer de color blanco. Él termina de quitárselo y de pronto, nos encontramos los dos en ropa interior, como dos adolescentes, besándonos sobre el colchón, sintiendo nuestras pieles y acariciándonos con cariño. 

⎯Te amo, Sila ⎯ me murmura sobre el oído mientras sus manos remueven lo que falta de mi ropa interior. 

⎯Te amo, Moríns ⎯ le respondo entre gemidos. 

Moríns termina de quitarse lo último que cubre su piel, y luego, colocando sus manos en mi espalda baja, me acerca a él haciendo que nuestras intimidades rocen y ambos sintamos el placer. Momentos después, él entra en mí, haciendo que yo me acomode de cierta forma que me hace sentarme sobre él. 

Entre besos, caricias, y movimientos lentos de cadera, Moríns y yo comenzamos a hacer el amor, pegados, cuerpo a cuerpo, boca con boca, reviviendo ese fuego que no estaba apagado dentro de nosotros, si no más bien enterrado en un mar de dudas que nos hicieron separarnos pero jamás alejarnos. 

Siento como mis pechos rozan su torso, como sus manos juegan con mi cabello, y las mías acarician su nunca mientras nuestros labios se besan como si esta fuera la última vez que se probaran, como si mañana fuera a cambiar todo, como si el mundo llegara a su fin y nosotros quisiéramos irnos de aquí haciendo el amor. 

Puedo sentir su piel erizada, nuestra intimidad húmeda y escuchar los gemidos que salen de nuestros labios, mezclándose con nuestros alientos.Entonces, él se hace para adelante y ambos caemos sobre la cama, para seguir amándonos de esta forma. 

Lo siento dentro de mí, esas embestidas que llevan un ritmo especial. Puedo sentir mis manos sujetando las sábanas y mi cuerpo sudoroso debajo del suyo que también está igual. Entre más se mueve sobre mí, mas agitados nos volvemos y ambos sentimos ese placer infinito que se refleja en todo lo que hacemos en este instante. 

Así, acariciando su piel, jugando con su cabello y escuchando los gemidos en mi oído, voy sintiendo como el orgasmo tan esperado se va formando entre mis piernas, hasta que éste llega haciendo que todo mi cuerpo tiemble y de mis labios se escape un gemido que solo llena sus oídos. 

Él cuerpo de Moríns se tensa y momentos después siento como tiembla sobre mí y luego descansa, para luego abrazarlo y pegarlo a mi, como si no quisiese que se fuera, como si quisiera que este momento durara para siempre y jamás se terminara. 

Moríns, después de unos minutos, levanta el rostro y me ve a los ojos. Puedo ver los suyos brillantes, llenos de vida y esa sonrisa tan bonita que siempre me da. A la luz del faro de afuera, acaricio su rostro y él besa mi mano. 

⎯¿Qué significa esto, Moríns? ⎯ vuelvo a preguntarle y él sonríe. 

⎯Significa que si este es nuestro camino, lleno de obstáculos y retos, lo caminaremos juntos, ¿no es cierto? 

Asiento con la cabeza ⎯ te juro por nuestro bebé que jamás volveré a desviarme del camino, te juro, que esta vez iremos juntos. 

⎯Y que yo llegaré a tu meta, mi meta, a la nuestra…no importa si lo hacemos en años o en una semana… siempre juntos, mi Sila. 

⎯Siempre juntos, mi Moríns ⎯ le respondo para luego abrazarlo y darle un beso sobre la frente. ⎯ No importa lo que se venga, te juro que lo superaremos juntos ⎯ le juro, para así quedarnos en medio de la habitación, abrazados, listos para lo que sea.

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