Sila 

Después de pasar la noche con Moríns en su piso, de volver a hacer el amor como antes lo hacíamos y de platicar un poco antes de quedarnos dormidos. Hoy vine a trabajar de mejor humor y con unos ánimos diferentes. Moríns y yo hemos llegado a una reconciliación y, a pesar de los obstáculos, ambos estamos dispuestos a volver intentarlo, esta vez sin secretos y sin esconder sentimientos; de nuevo estamos en el camino, sin expectativas, ni metas, solo caminaremos juntos. 

Así que, después de una mañana de café descafeinado, risas y unos deliciosos croissants de chocolate. Tuve que dejarlo por un momento para poder regresar al hospital y cumplir con mi trabajo mientras que Moríns iría a visitar a mi hermano a la fundación para ver si podía conseguir videos, fotografías o testimonios de las personas que trabajan ahí y así, poder probar su inocencia; por eso es lo que es, inocente. 

Sin embargo, por más que trato de concentrarme en lo mío, no puedo, me es imposible. No puedo dejar de darle vueltas al asunto, a lo que pasó ayer en el Conglomerado y en las acusaciones que hay en contra de él, ¿quién pudo ser tan cruel para cometer este acto?, solo alguien con mucho odio o con ganas de echar a perder todo el trabajo de una vida de mi familia. 

Las palabras de mi tía no se borran de mi mente, ¿será que Moríns fue solo una pieza de un plan que ya venía formulado?, o, ¿a caso será algún tipo de venganza sobre su persona?, ¿será posible que Moríns tuviese enemigos? 

⎯Sila ⎯ escucho una voz interrumpiendo mis pensamientos. Al voltear a la puerta, veo a Johanssen, con esas gafas redondas, como las de mi primo Daniel, y esa sonrisa tan perfecta que tiene ⎯¿puedo hablar contigo? ⎯ pregunta en ese acento español tan raro que tiene, ya que es su segundo idioma y no el materno. 

⎯Sí, claro… 

Johanssen se sienta a mi lado y me pone una caja de terciopelo, abierta, donde puedo ver una perla pequeña atada a una cadena de oro. Lo veo a los ojos y luego sonrió ⎯¿es en serio? 

⎯Lo vi y supe que debía comprarlo… ¿crees que le guste? ⎯ pregunta, y sus ojos se clavan en los míos tan profundo que me sonroja. 

⎯Pues… 

⎯Dijiste que Alegra era sencilla, eso es sencillo… ¿cierto? ⎯ insiste. 

⎯Sí, si lo es pero… cuando dije sencilla quiere decir que le compres algo menos… “de presión”. 

Johanssen arquea las cejas ⎯¿de presión?, ¿así como depresivo?

Me río ⎯ no, no… presión, de que la estás presionando. Este no es un regalo sencillo para una mujer que apenas y estás conociendo, ¿entiendes?, esto se da como cuando son novios… como esto. ⎯ Entonces descubro el relicario que me regaló Moríns y se lo muestro ⎯¿ves? 

⎯¡Dios!, es que Alegra es tan bonita, y tiene joyas preciosas y bueno, veo a tu familia y pensé que esto sería algo ideal. 

Sonrío, el pobre Johanssen anda perdidamente enamorado de mi hermana desde que ella le tomó esas fotos para el artículo de la revista de la fundación, y ella que simplemente se divierte ignorando al prospecto; quiero pensar que esa parte es cien por ciento culpa de mi padre. 

Lo tomo de la mano ⎯ no puedo creer que te esté diciendo esto porque oficialmente no soy así, pero, trata con cosas menos caras pero bonitas. 

⎯Lo sé, pero… ¿cómo qué?, no tengo ni idea… además, creo que ni siquiera sabe mis intenciones, ¿cierto? 

Me quedo viendo hacia la puerta y luego lo veo a los ojos ⎯ ¿Y si le mandas una carta? 

⎯¿Carta?

⎯Sí, una carta anónima. Mi hermana ama las sorpresas como mi madre y es muy curiosa… como mi madre… si le envías la carta anónima llamarás su atención y posiblemente haya una oportunidad ahí, ¿qué te parece? ⎯ le propongo. 

⎯¿Crees que funcionará?, no soy mucho de cartas y así… 

⎯Funcionará… en México tenía un admirador secreto que le enviaba cartas, dulces y flores… lo adoraba pero, antes de saber quién era nos venimos a vivir a Madrid, así que… ahí está tu pista. 

Johanssen se pone de pie y me da una abrazo ⎯ ¡Gracias, Sila!, si logro casarme con tu hermana… 

⎯Espera… ⎯ le digo entre risas y me separo de él ⎯ te metiste con una Canarias complicada… primero las cartas y luego la boda…¿vale? 

⎯Vale. 

Johanssen vuelve a abrazarme y cuando lo hace, veo a Moríns en la entrada del cuarto de descanso ⎯¿Moríns? ⎯ pregunto, y me separo para ir hacia él ⎯¿qué haces aquí? 

Él me toma de la mano y me ve a los ojos ⎯¿Crees que podamos hablar? 

⎯Sí, claro… ⎯ respondo. Antes de irme volteo con Johanssen y le digo ⎯ Si quieres, escribe y yo te doy mas detalles nuevos, ¿vale? 

⎯Gracias, Sila, estoy feliz ⎯ responde, para después guardar el collar en el bolsillo de su bata. 

Veo a Moríns ⎯ ¿qué me quieres decir? ⎯ pregunto. 

Él me jala y me lleva hacia el pasillo del hospital ⎯ es algo urgente, pero, no podía irme sin verte. 

Al escuchar la última frase, siento como la temperatura de mi cuerpo se vuelve fría ⎯¿irte?, ¿a dónde?, ¿por qué? ⎯ inquiero.

Moríns suspira ⎯ ¿Confías en mí? ⎯ me pregunta. 

Mi mirada se clava en la suya y yo asiento con la cabeza ⎯ si, confío en ti. 

⎯Tanto como para que me pueda ir sin darte explicaciones, hasta después de mi regreso. 

⎯Pero… ⎯ trato de decirle. 

Él me toma el rostro y hace que lo vea a los ojos ⎯ si te digo, harás preguntas, querrás involucrarte más y no quiero que tú y el bebé salgan lastimados o heridos. 

⎯Moríns, me asustas…¿qué pasó?, ¿por qué te vas?, ayer estábamos juntos y… 

Él me da un beso sobre los labios, para luego verme a los ojos ⎯ te amo, voy a regresar pero, necesito alejarme… te lo pido. Sila, confía en mí, ¿si?, dime que confías en mí. 

Sin entender nada y con un nudo en la garganta, asiento con la cabeza ⎯sí, confío en ti. 

Moríns me abraza y suspira profundo ⎯ prométeme que no importa lo que escuches, no importa lo que veas, seguirás confiando en mí. 

⎯Te lo prometo… ⎯ respondo. Veo su rostro y sin poder evitarlo vuelvo a preguntar ⎯¿será muy lejos?, ¿será mucho tiempo? 

Él acaricia mi rostro ⎯ será el tiempo suficiente y a la distancia que necesito… espero sean semanas y no meses… 

⎯Vale… ⎯le digo. 

Volvemos a besarnos ⎯ te prometo que tendrás respuestas, solo que no ahora… ¿si? 

⎯Sí ⎯ hablo asustada. Moríns se da la vuelta y antes de que se vaya lo tomo del brazo para que voltee ⎯ cuídate y regresa, por favor… tenemos un camino que recorrer. 

Él me sonríe ⎯ prometo regresar y recorrer ese camino hasta llegar a la meta… y ser el hombre que necesitas, tú y bebé Moríns. Te amo. 

⎯Te amo ⎯ pronuncio, y después de darle un beso, lo veo partir.

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