A Contracorriente ©

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Sila 

No puedo creer que este sucediendo todo esto y sobre todo en esta época, donde las festividades se acercan y es momento de estar con la familia. Yo, ahora estoy lejos de Moríns pero mas cerca de mi familia, incluso mas que nunca y debo admitir que me encanta. 

Debido a todo lo que ha sucedido, me he mudado de nuevo a la casa de mis padres, por lo que volver a entrar a la dinámica familiar ha sido bonito. Estos días me he despertado con el olor a café, las noticias al fondo mientras mi padre se viste para ir a trabajar. Esas pláticas por las mañanas en el comedor con mis hermanas y hermano y por supuesto, llegar del turno y respirar el aroma de la cena. 

También, me encontré con la sorpresa de que mis padres me han cambiado de habitación, a una un poco más grande, ya que me llegó la cuna que Moríns y yo habíamos visto en aquel local hace mucho tiempo – lo que me emocionó hasta las lágrimas. Así que ellos para que estuviera más cómoda me acondicionaron el cuarto de visitas que está en la parte de abajo, para que cupiera la cuna y en su momento darle la bienvenida a bebé Moríns. 

Sé que parece un poco extraño que mis padres hagan todo esto, como si estuvieran pensando que Moríns tardará mucho tiempo en regresar y que probablemente tendré al bebé yo sola. Pero, no es así, solo quieren ser buenos padres y próximos abuelos, protegernos, ayudarnos y hacer que me sienta más cómoda, así que el cambio de habitación me ayudó a ilusionarme más con el hecho de que un nuevo Canarias llega a la familia, algo que alegraría al abuelo. 

Por otro lado, a pesar de todo lo que esta sucediendo alrededor, la fiesta favorita de mi madre llega pronto, el día de muertos, por lo que ella, como siempre, adelanta la tradición de poner el altar en la casa, por unas semanas, ya que dice que tres días es muy poco tiempo y eso no la deja disfrutar del olor a cera de vela, el cempasúchil y de lo bonitas que se ven las fotos ahí. Toda mi familia, suele poner altares en sus casas pero, desde que estamos juntos, ponemos uno grande en el jardín, para que podamos decorarlo y verlo. 

Si puedo ser honesta, entre que no encontramos quién es ese tal Alexandre Desplat, lo que pasó en la fundación y todo el drama alrededor, no he tenido tiempo de pensar en otras cosas, por lo que, ver a mi mamá cargando las flores para salir de la casa hacia el jardín me ha tomado por sorpresa; yo sigo viviendo en aquel día que dejé a Moríns en el altar. 

⎯¡Ey, mi amor! ⎯ se sorprende mi mamá al verme salir de mi habitación. ⎯Pensé que seguías en el hospital. No vi a Frank. 

⎯Supongo que se fue a descansar también, yo me tomé una siesta. 

⎯Ya veo, aprovecha mucho dormir ahora porque luego llega una época en que dormir es imposible y luego ya no duermes… jamás ⎯ bromea. 

Sonrío ⎯ ¿Quieres que te ayude? 

⎯ Sí, ya está todo afuera, acompáñame. 

Salgo de la casa y camino junto a ella bajo este frío que solo trae el otoño. Ella va cargando el cempasúchil y oliéndolo, y hablándole como si le escuchara; mi abuela Mena solía hacer eso, hablarle a las flores para que crecieran bonitas. 

Cuando llegamos al lugar del altar, veo que los niveles ya están puestos y que Jon está terminando de pegar el papel picado en cada uno de los rincones. Al ser la fiesta favorita de mi madre se preparara desde semanas antes, literal tiene su proveedor de papel picado, de velas y flores. Prepara el menú con mi tía María Julia e incluso aprendió a honrar pan de muerto; le sale delicioso. La caja de las fotografías también ya se encuentra ahí y Jo se encuentra limpiando los retratos con cuidado. 

⎯Este año saqué nuevas fotos ⎯ me confiesa emocionada, ⎯ incluso hay una nueva de Yessenia que encontré en un rollo de hace años. La rebelé hace días atrás, así que ya no tendremos que usar la tuya, la de tu mesita de noche. 

Me dirijo hacia el lugar y veo a Jo limpiando una fotografía de mi abuelo Tristán. Al parecer es una un poco más actualizada o sea de uno o dos años antes de que muriera ya que se ve más grande, pero su sonrisa y su mirada tranquila siguen siendo igual. 

⎯Ve quitándole los pétalos a las flores para el camino, Jon ⎯ le pide mi mamá. 

⎯Sí tía, ⎯ le responde con cariño. 

Todos ponemos la ofrenda en conjunto, aunque ahora son Jon y Jo sus principales ayudantes, así como antes lo fuimos nosotros, mis hermanas y mi hermano, y así como antes fue Sabina, y mi madre, así siguiendo la tradición.

 Entonces, Jo termina de limpiar las fotografías y luego se pone de pie ⎯ voy por las calaveras de azúcar ⎯ dice, para salir corriendo. 

⎯¡Están contadas, Jo!, te dejé una de chocolate en el refrigerador. ⎯ le grita mi madre. 

⎯¡Sí!, ya la vi. 

Entre mi madre y yo comenzamos a acomodar las velas sobre el altar, los platos donde irá la sal, el agua, y la comida. Con cuidado ponemos algunas flores, y la cruz de plata que, según mi madre era de mi bisabuela Lila. 

Cuando pasamos a las fotografías, ella toma de la mi abuelo y la besa ⎯ Sé que te lo digo todos los días pero, te ves guapísimo ⎯ le dice, y la pone sobre la parte de arriba. Luego saca la foto de mi abuela y la besa ⎯ mi viejita bella, no sabes como te extraño ⎯recita con la voz entre cortada. Después la de mi abuelo David, la de mi madre Yessenia, los abuelos de Jon y Jo, mis bisabuelos, la tía Lucha, mi tío Francisco Caballero y finalmente a Alegra Bustamante, mi otra abuela, mostrando esa sonrisa que es igual a la de mi padre. Las acomoda una y otra vez, hasta que quedan perfectas y sonríe. 

⎯Si esto te pone triste, ¿por qué lo haces? ⎯ pregunto. 

Mi madre se limpia las lágrimas ⎯ no me pone triste, me emociona. El hecho de saber que por una noche volverán a nosotros y verán como los recordamos, me hace feliz. La ilusión de que tu abuela probará la comida que le hice, que tus abuelos brindarán con mezcal como solían hacerlo, que tu abuela Alegra es bienvenida después de tantos años y que tu madre es recordada, me alegra. Quiero pensar, que algún día mi foto estará aquí y que mis hijos encenderán una vela por mí, que me hará venir a visitarlos, espero. 

⎯¡Ay mamá!, no digas eso, con todo lo que está pasando no es un buen comentario. No quiero que las fotografías en la ofrenda aumenten. 

⎯Eso espero yo también ⎯ ella se sienta a mi lado y me abraza ⎯ por eso tomo tantas fotografías ¿sabes?, es mi propia tradición. 

⎯¿Propia tradición? ⎯ pregunto. 

⎯ Así es, unas se adaptan, otras se crean y algunas se siguen. Por ejemplo, antes de que yo naciera casi nadie tomaba fotografías, hasta que llegué yo, ahora Alegra la siguió y me hace feliz. O, por ejemplo, tu abuelo David, tenía la tradición del árbol genealógico, ¿lo recuerdas? 

⎯Sí, el que está en su estudio, donde mandó a restaurar el nombre de la abuela Alegra ⎯ lo recuerdo, ya que antes estaba cubierto. 

⎯Ese, tu abuelo tenía ese tradición, ahora lo sigue tu padre y creo que espera que algún Canarias la siga. Bueno pues, todo tenemos tradiciones y eso es bonito. A veces las respuestas están ahí, en las tradiciones. 

⎯¿Las respuestas? ⎯ inquiero. 

⎯Sí, ves una foto y dices ¡Ah vaya!, por eso tengo cabello rizado o, ves un escrito y te enteras de algo. Así como tu abuelo Tristán decía “que el hogar nunca cambia, solo se hace más grande”, tu abuelo Canarias tenía otra que siempre le decía a tu padre. 

⎯¿Un hombre siempre debe tener un buen barbero, un buen abogado y un amigo confiable? ⎯ pregunto, acordándome de sus consejos que nos hacían reír. 

⎯Era sastre, no barbero… ⎯ me corrige ⎯ y no, no es eso. Él siempre decía que las respuestas estaban en la familia. 

⎯¿Las respuestas estaban en la familia? ⎯ pregunto. 

⎯¡Tía Luz! ⎯ escuchamos la voz de Jo desde lejos ⎯¡dice mi mamá que vayas a tu casa rápido! 

Mi madre se pone de pie y sin decir más, camina hacia la casa siguiendo a Jon, que ha corrido detrás de su hermana. Yo me pongo de pie, casi unos segundos después, y me dirijo hacia mi casa donde, para mi sorpresa, ya se encuentran mi padre, mi tía Julie, mi tío Robert, la abuela Fátima y y mi hermano en frente del televisor de la sala. 

⎯¿Qué pasa? ⎯ pregunto de inmediato. 

Mi tía le sube el volumen a la televisión y escucho. 

La fundación Sila Canarias, entonces, será investigada a profundidad para descartar los rumores de ser usada para lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, las investigaciones comenzarán pronto. 

Mi tía baja el volumen y voltea a vernos ⎯ esto se está saliendo de control ⎯ habla y se sienta sobre el sofá para ponerse las manos sobre el rostro ⎯no sé que hacer, no sé. 

Jamás en mi vida había visto a mi tía Julie tan preocupada y sobre todo sin opciones. No sabía como pero, la habían acorralado de alguna forma. Mi madre va hacia ella y la abraza, al igual que Robert. 

⎯¿Qué haría tu padre, David? ⎯ le pregunta. 

⎯Él, diría que respiras profundo y observaras. Creo que lo que quieren es que actúes de forma precipitada, debes esperar. Lo importante es que todos nos mantengamos juntos, que mantengamos a todos bajo la misma línea. Iré a hablar con Nadir Lafuente, llevaré a mi madre. 

⎯Gracias David ⎯ pronuncia mi tía. 

⎯Mañana iremos juntos a ver lo de la fundación, será un día agitado hijo pero… 

⎯Cuenta conmigo pa ⎯ le tranquiliza David. 

No por qué siento que lo que hice en el altar les trajo a todos mala suerte, tal vez si me hubiera casado con Moríns el día premeditado, ahora estaríamos viviendo situaciones diferentes y la familia no estaría pasado por esta situación. En eso, la frase de mi madre pasa por mi mente haciéndome voltear hacia la oficina de mi padre. La familia, pienso, la respuesta siempre está en la familia.

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