A Contracorriente ©

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  Sila 

  Despierta Sila, despierta… 

  Escucho a lo lejos. 

  Despierta, Sila…. Despierta mi amor… 

  ⎯Estoy despierta ⎯ respondo. 

  ⎯Entonces abre los ojos ⎯ me responden y al hacerlo veo frente a mí a una mujer de piel morena, de cabello largo y negro rodeada de un aura tan bonita que me tranquiliza de inmediato. Sus ropas son de colores, trae puesto un huipil de flores que me recuerda a los que usaba mi abuela Ximena cuando ya estaba grande. 

  Ella me toma de las manos y de inmediato sonrío, no necesita decirme quién es porque lo sé muy bien, la soñaba de pequeña y ahora, después de tantos años, lo vuelvo a hacer ⎯ mamá Yesenia ⎯ pronuncio su nombre y un nudo se me hace en la garganta. 

  ⎯Mi hija querida, mi Sila… has crecido mucho, estás muy bonita⎯ habla, y puedo sentir su mano acariciando mi mejilla. 

  El sentir la reconfortante caricia de mi madre hace que comience a llorar. De pequeña la soñaba, recuerdo que me iba solo a platicarme unos momentos y me decía que me portara bien pero, nada como esto, esto en verdad se siente muy real. 

  ⎯¿Esto es real?⎯ pregunto, porque no creo que esto pueda ser posible. 

  ⎯Si lo crees, si lo sientes… es tan real como tú lo quieras… 

  Es el mundo de los recuerdos, me dice una voz en el viento que me hace sonreír. 

  No puedo creer lo que estoy viendo ⎯Mamá… ¿qué haces aquí?⎯ pregunto, ⎯pensé que ya me habías abandonado. 

  Mi madre niega⎯ jamás, siempre estoy contigo, te observo y sonrío, una madre jamás abandona a su hija⎯ me asegura.

  ⎯¿Entonces?, ¿por qué te dejé de soñar? 

  Ella suspira ⎯ porque, hay cosas que ya no me corresponden, Sila. Tú tienes a tus padres vivos. A la fuerte y valiente Luz y al bueno y maravilloso David. Ellos, son los ángeles más bonitos que llegaron a mi vida. Mírate, todo lo que te han dado, eres una gran doctora, tienes hermanas y un hermano… te han dado todo, eres de ellos. Tus abuelos me han contado tanto de ti. 

  ⎯Mis abuelos…⎯ pronuncio con alegría. 

  ⎯Así es, todos estamos aquí y estamos felices porque ahora, tienes una bebé. 

  ⎯Fátima… ⎯ murmuro. 

  ⎯Tan bonito nombre…

  ⎯¿No te importa que no la haya llamado como tú?⎯ pregunto.

  Mi madre sonríe ⎯ no, claro que no… yo, en realidad soy un recuerdo vago en tu memoria Sila, en verdad jamás me conociste. Tu verdadera madre es Luz y tu verdadero padre es David, no hay más, no busques más… ⎯ me pide. 

  Respiro, siento como todo mi cuerpo libre, ligero, sin dolor y luego veo a mi alrededor, unos bonitos campos de flores están a nuestro alrededor.⎯ Es San Gabriel, ¿cómo llegué a San Gabriel? 

  Veo los bonitos ojos de mi madre brillar. Ella estira sus brazos y me envuelve con ella en un abrazo que me reconforta⎯ Hija, mi hija… puedes quedarte conmigo o puedes irte. Pero si te vas, esta es la última vez que me verás. 

  Me separo de ella y niego con la cabeza ⎯ no, yo me quiero quedar contigo… yo tengo tantas cosas que preguntarte, tanto que decirte… aquí me siento feliz. 

  ⎯Yo estaría feliz si te quedas amor, pero, si lo haces debes dejar muchas cosas atrás… tu vida como la conoces, a tu hija, a ese muchacho Francisco. Él te ama, él te está pidiendo que regreses. 

  Volteo a mi alrededor y siento el sol en mi frente, el olor enervante de las flores, los brazos de mi madre que me aprietan a su pecho. A lo lejos escucho como el viento dice mi nombre “Sila”, “Sila”, y una preciosa luz resplandeciente que está a lo lejos. 

  ⎯Es tan bonito allá, se siente tan bien… 

  ⎯Lo es… ⎯ responde.⎯ Hija, tú y yo estamos unidas por el amor más grande que existe en este mundo y siempre lo estaremos pero, no estábamos destinadas a estar juntas. No debes estar aquí. En este lugar todos recordamos; allá, donde debes estar aún tienes mucho por vivir. 

  Regresa con tus padres Sila… 

  ⎯¿Este es el mundo de los recuerdos? ⎯ pregunto y ella asiente⎯¿mis abuelos también vendrán?, quiero verlos, llévame con ellos… los extraño. 

  Mi madre niega con la cabeza⎯ tus abuelos no van a venir, no es tu momento… y a ellos no les pertenece venir por ti. 

  ¡Sila!, ¡Sila!, escucho al viento. 

  ⎯¿No me quieren ver? 

  ⎯No es eso… pero todo tiene su tiempo Sila, y el tuyo no hay llegado… sé que es bonito estar aquí, en el mundo de los recuerdos pero… no es tu tiempo. 

  ¡Sila!, ¡Sila!, escucho al viento. 

  ⎯Pero si me voy… ¿por qué no te volveré a ver? ⎯ inquiero. 

  ⎯Porque me dieron permiso para venir a despedirme de ti, solo a eso… ⎯ pronuncia.La veo, me veo, por primera vez en toda mi vida me siento identificada con su tono de piel, su cabello negro, su sonrisa, sus ojos que, aunque no son verdes se parecen a la forma de los míos⎯ vine a cumplir tu deseo, querías conocerme, aquí estoy… querías respuestas y te las doy. 

  ⎯Mamá, ¿entonces jamás nos volveremos a ver? ⎯ pregunto ansiosa. 

  ¡Hija!, ¡mi Sila!, ¡mi Sila! 

  ⎯Un día… un día lo haremos… pero ahora no. Mija, ya no busques en el pasado, no te sientas culpable por lo que pasó. Eres, y siempre serás la decisión más hermosa de mi vida, mi último acto de amor fue entregarte a tus papás, te salvé, te di libertad, vive la vida que yo no pude. Eres Sila Canarias y nadie más. 

  ¡Sila!, ¡Hija!, ¡Despierta! , se escucha el eco en mi mente un poco más fuerte. 

  ⎯No quiero que te vayas⎯ pronuncio entre lágrimas,⎯ no quiero que me dejes… 

  ⎯Jamás… siempre, óyeme, estaré aquí contigo…⎯ y toma mi relicario de corazón y lo besa⎯ ahí estoy viva y puedes hablarme cuando quieras… yo te escucho. Ya no sufras más… no te preguntes más. Eres Sila Canarias, hija de David y Luz, hermana de Alegra, Lila y David pero lo más importante madre de Fátima… ella te necesita, has lo que yo no pude hacer por ti… vive. 

  ¡Sila!, ¡te lo ruego no me dejes!, ¡no te vayas!, ¡no me dejes!

  ⎯Te amo, ma. Te amo mucho… 

  ⎯Lo sé… ⎯Mi madre me da un abrazo fuerte, y un beso en la mejilla que siento tan real; cierro los ojos para disfrutarlo.⎯ El mundo de los recuerdos aún no es para ti, vete… 

  Abro los ojos y veo como la luz se aleja de mí. Aún siento el abrazo de mi madre, su olor, su hermoso y sedoso cabello. 

  ¡Sila!, ¡Silaaaaaaa! 

  El amor, Sila, es el único que puede vivir en todos los planos de este mundo. El amor traspasa barreras, incluso la barrera de la muerte y puede regresarte la vida, escucho la voz de mi abuelo Tristán, haciéndome sonreír, nosotros seguimos amando en este plano, como ustedes nos aman a nosotros en el otro. 

  Dile a tu madre que fue valiente… dile que yo la recuerdo con cariño, suena en mi mente la voz de mi abuela Mena. 

  ¡Sila!, ¡Sila!

  Vete Sila… no es tu momento… vete, escucho la misma voz del principio que ahora sé es la del abuelo David. Dile a tu padre que estoy en paz. 

  ¡Sila mi amor!, ¡Sila, no te mueras Sila!, ¡no por favor….! 

  ¿Moríns? , murmuro. 

  Ya no busques en el pasado Sila, lo que importa es el presente…vete sabiendo que eres la niña con suerte, todo estará bien…, finaliza mi madre. 

  Los quiero… pronuncio. 

  ¡Encontré el pulso! , ¡encontré el pulso! 

  ¡Sila!, mi amor… ¿me escuchas?, ¡Sila!, escucho en mi mente a Moríns. 

  Pulso aumentando… pulso aumentando… abre los ojos mi amor, abre los ojos…Escucho la voz de mi papá. 

  Entonces abro los ojos y veo una luz que me ciega por completo. El calor del cuerpo de mi madre se aleja de mí, y el frío hace que mi cuerpo empiece a temblar. Cuando abro los ojos puedo ver la mirada de mi padre brillando, los ojos hinchados de tanto llorar y sus manos tomando mi muñeca. 

  ⎯Sila⎯ escucho una voz al lado de mí, para luego cruzar mi mirada con la de Moríns⎯¡estás viva!, ¡estás viva!⎯ me dice para luego soltarse a llorar como niño pequeño. 

  ⎯Moríns… 

  Escucho otra voz en la habitación y luego veo a mi madre acercarse a mí, aún con morados en su rostro, el labio partido y los ojos llenos de lágrimas; al verla sonrío. 

  ⎯Mamá⎯ pronuncio. 

  ⎯¡Mi Sila!, ¡mi pequeñita! ⎯ expresa para soltarse a llorar⎯ ¡mi pequeñita!, pensé que te perdería… me muero si te pierdo, me muero… ⎯ y toma mi mano para comenzar a besarla. 

  ⎯¿Y Fátima? ⎯ inquiero viendo a Moríns. 

  ⎯Está bien… Fátima está bien⎯ pronuncia. 

  ⎯¡Sáquenla de aquí!, ¡ahora!⎯ escucho al fondo, y veo cómo mis padres y Moríns voltean al pasillo. El aroma de un perfume conocido llega a mí, haciendo que la cabeza me duela un momento. 

  ⎯¿Qué pasó? ⎯ inquiero. 

  ⎯Nada⎯ pronuncia Moríns⎯ estás viva, viva… y te amo⎯ repite Moríns acariciando mi cabello. 

  ⎯Vi a mi madre⎯ pronuncio y volteo a ver a mis papás⎯ ella los quiere, mis abuelos los extrañan, mi abuela dice que te recuerda con cariño⎯ y al pronunciar esas palabras mi madre se suelta a llorar ⎯ y mi abuelo dice que está en paz⎯ le digo a mi papá. 

  Los ojos de mi padre se cierran y puedo ver como las lágrimas salen de sus ojos. Una vez más el amor me salvó, una vez más mis padres estuvieron ahí conmigo, una vez más soy la niña con suerte, una vez más… me siento en paz. 

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