A Contracorriente ©
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Sila
Moríns y yo ya habíamos regresado a nuestra rutina normal, él a la fundación con una pila de trabajo por hacer y yo, al hospital, como mano derecha de mi padre. Por fortuna, mis primeras semanas han sido muy buenas, ya que descubrí que mis conocimientos sobre pediatría están intactos lo que me hace muy feliz.
Sin embargo, mis habilidades y movimientos son los que me están costando. Me es imposible inyectar, ya que la mano me tiembla y no me permite hacerlo sin que se mueva y cause dolor, por lo que me estoy enseñando a inyectar con la izquierda para poder lograrlo. Por ende, no puedo poner intravenosas, ni nada que tenga que ver con un procedimiento con bisturí o algo punzo cortante.
Por fortuna, Cindy, se ha vuelto el ángel de mi guarda y una de mis amigas más cercanas. Ella, ha tomado este papel de mi enfermera “de mano derecha”, siempre a mi lado ayudándome a aplicar lo que necesito y, sobre todo re enseñándome cosas que había olvidado. Al principio, era muy frustrante pero, poco a poco, me he ido haciendo a la idea de que pedir ayuda no está mal.
Por otro lado, mi hermosa Fátima crece cada vez más y está mucho más fuerte. En la última revisión que tuvo con su pediatra favorito, mi padre, salió bien de los pulmones y del corazón; uno que está latiendo fuerte y a ritmo. Mi niña por fin está comiendo muy bien, así que ha dejado la ropa de bebé prematuro para pasar a una para bebé más grande. Ya sonríe fija la mirada en nosotros y sobre todo, está sana, muy sana, lo que me hace infinitamente feliz.
Sin embargo, hay muchas cosas por hacer. Además del trabajo, una vez más, hay una boda por planear, con menos invitados pero, con el mismo entusiasmo de la última vez. Ahora, tengo que volver a mandar a hacer un vestido de novia, ya que el de mi abuela lo arruiné. Cuando mi madre me lo volvió a mostrar lloré como imbécil toda una tarde y le pedí perdón como dos horas. También, debemos buscar una fecha, un lugar y miles de cosas que no recordaba eran tan tediosas de hacer o al menos, ahora estoy más cansada, debido al trabajo y el cuidado de mi nena.
No obstante, creo que todo alrededor de mí a cambiado, ya que siento que, de pronto, me he atrasado en algunas noticias o situaciones que tienen que ver con mi familia, como por ejemplo, ¿en qué momento mis padres decidieron hacer un viaje a Colombia y a Perú? Y la que más me ha sorprendido, ¿como es que mis hermanas se irán a vivir a Nueva York?
⎯Así es ⎯ confirma mi padre, mientras pica la cebolla y ayuda a mi madre hacer la cena del día de hoy ⎯ tus hermanas se van en julio para Nueva York a estudiar sus carreras.
Veo como se quita una de las lágrimas del rostro y no sé si llora por la cebolla o porque las va a extrañar. Cuando yo me vine para España, estuvo llorando bastante, mi papá llora incluso más que mi mamá.
⎯Entonces, ¿quiere decir que solo quedará David?
⎯Así es, solo David, pero al paso que va seguro y también vuela de la casa. Y tendremos el nido casi vacío, se cierra la guardería y se abre el parque de diversiones ⎯ agrega mi madre, para después ponerse a bailar mientras revuelve la ensalada con las manos.
Me quedo en silencio ante la noticia. De pronto me da mucha nostalgia, mis hermanas, mis mellizas, esas que toda la vida habían estado conmigo ahora, ¿se van?, ¿cómo es eso posible?, ¿cómo pasó todo esto tan rápido?
Mi padre se limpia las lágrimas ⎯¿Por qué ese rostro? ⎯ pregunta.
⎯Bueno, pues, es que Moríns y yo estamos planeando la boda para este verano, ya que en diciembre queremos ir a Puerto Vallarta con sus padres. Pero, no estarán Alegra ni Lila y, al parecer, ustedes saldrá de viaje a Colombia y a Perú.
⎯¡Así es parce! ⎯ contesta mi padre imitando un acento que para nada es colombiano ⎯ mis amigos Zimmer y Alegría aparecieron al fin, y muero por verlos. Quiero presentarles a tu madre ⎯ comenta y la toma de la cintura para darle un beso sobre la mejilla ⎯ además, quiero regresar al lugar donde la vi y pateó mi trasero. Tu madre y yo hemos querido hacer este viaje desde hace años pero, ustedes son prioridad, ahora, creo que podemos dejarlos solos, ¿no?
⎯Sí, tienes razón ⎯ hablo.
⎯Dios, esta cebolla morada está potente ⎯ comenta él.
⎯Sí claro, la cebolla, Canarias. Desde que te enteraste que Alegra y Lila se van, has estado picado cebolla ⎯ responde mi madre para luego reír. Mi madre me ve a los ojos ⎯ ve y avísale a tus hermanos que la cena está lista y dile a David que no se esté haciendo y venga a poner la mesa.
⎯Lo haré ⎯ comento, para luego salir de la cocina y dirigirme hacia mi habitación. Ahí, veo a Moríns arrullando a Fati, mientras pasea a lo largo de lugar hablándole bonito. Mi hija, está aferrada a su camisa y él, no puede dejar de sonreír.
⎯¿Amor? ⎯ murmuro y Moríns voltea y me ve.
⎯Está a nada de dormirse pero, creo que cuando la deje sobre la cama llorará.
⎯Dámela ⎯ le pido y Moríns me la pone sobre los brazos para que yo la cargue y lo deje descansar. Me quedo un instante viéndolo y suspiro. De pronto, los recuerdos de la boda de mi tía Ainhoa llegan a mi mente.
⎯¿Qué tienes? ⎯ me pregunta.
Volteo a verlo a los ojos y sonrío ⎯ ¿tú sabías que Alegra y Lila se irán a vivir a Nueva York? ⎯ le pregunto y él niega.
⎯Sabía que habían aplicado pero, no que habían sido aceptadas ⎯ comenta.
⎯ Que mis padres cambiaron su renovación de votos por un viaje a Sudamérica ⎯ agrego.
Moríns me ve a los ojos ⎯ ¿Y?
⎯Bueno, nosotros teníamos planeado casarnos en el verano, para volver a hacerlo en Ibiza y tener un clima rico para Fátima pero, organizar una boda así será bastante apresurado.
Moríns levanta la ceja izquierda ⎯ Sila, me alegra que me lo digas ahora pero, no me lo digas así.
⎯No amor, si quiero casarme contigo solo qué, no creo que sea el momento de una boda como la que íbamos a tener. Creo que, deberíamos casarnos en una boda pequeña, solo la familia, sin mucha organización y después casarnos a lo grande como lo deseábamos ⎯ veo a Fátima ⎯ estaba recordando la boda de mi tío Manu, Sabina y yo fuimos niñas de las flores y es una experiencia que jamás voy a olvidar. Me gustaría que Fátima fuera la niña de las flores en nuestra boda por la iglesia, que lleve un vestido bonito y que recuerde esto el resto de su vida.
Moríns sonríe, y al parecer, la idea de ha agradado ⎯ creo que tienes razón.
⎯Sí, podemos casarnos aquí, en los jardines, puedo usar un vestido sencillo y tú un traje. Podríamos decirle a Héctor que toque el piano y adornar con antorchas el lugar, no sé, supongo que Sabina y Cho saben un poco más, ¿qué dices?, una boda sencilla para un amor tan grande como el nuestro. Una, donde podamos festejar solo el hecho de que estamos juntos, vivos y enamorados.
Moríns me da un beso sobre la frente ⎯ me parece perfecto, pero, me tienes que prometer una cosa.
⎯Lo que desees ⎯ le digo.
⎯Nos casaremos en una boda grande en algunos años más… ¿te parece?, cuando Fati ya pueda caminar y ser la niña de las flores. Yo pongo la fecha.
Beso sus labios y froto mi nariz con la suya ⎯ me parece perfecto, entonces, ¿decidido? ⎯ inquiero.
⎯Decidido. Nos casaremos aquí, en familia, sencillo, antes de que todos tomen sus caminos y sobre todo, que esté tu abuela… además, creo que todos estarán bastante felices de nuestra decisión. Cho me dijo ayer por la noche que Robert y María Julia están planeando una boda de tres días para él y Sabina.
⎯Se merecen una boda de tres días ⎯ aclaro, recordando todo lo que pasaron.
Moríns le da un beso a Fátima que acaba de quedarse dormida y luego acaricia su cabello ondulado ⎯ lo importante es que estemos nosotros, lo demás no importa. Contigo, Sila Canarias, me casaría en un callejón si tú quisieras… me casaría contigo, ahora mismo.
⎯Y yo contigo…tenlo por seguro ⎯ le garantizo.
Ambos vemos a Fátima ⎯ tienes razón… ver a Fati repartiendo las flores en nuestra boda, será genial.⎯ Me dice Moríns.
⎯Lo será ⎯ comento, para después, darle un beso sobre la frente.