A Contracorriente ©

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IG: @anamarescritora 

Sila

El hospital fundado por mi padre, debido a un excelente artículo que le hicieron en una revista médica, ahora es considerado uno de los mejores de España, por lo que el trabajo aumentó al doble. Además, Karl Johanssen, está en tratos con la mesa directiva para empezar la donación de un edificio que estará al lado de la clínica, donde se ofrecerá asesoría gratuita a personas de la tercera edad, como una área exclusivamente geriátrica y, eso, levantó aun mas la reputación. 

Así que ahora el hospital está pasando por su mas grande renovación, a pesar de que siempre le dan una reglamentaria a las instalaciones para que sigan cumpliendo los estándares, se están acondicionando más áreas para mas camas y contratando más personal para poder atender óptimamente a todos los pacientes; estoy muy feliz por él. 

Sin embargo, todo esto se ha traducido a trabajo y más trabajo, por lo que he dejado toda la carga, de nuevo, a Sisi, la wedding Planner que me recomendó Alegra y que además es su amiga incondicional. Al principio, no quería que nadie más se hiciera cargo de la planeación de la boda, quería verlo todo yo junto con mi prometido, para estar atentos de cada detalle pero, se nos ha hecho imposible, por lo que Sisi se ha vuelto la organizadora total y solo Moríns y yo opinamos cuando debemos hacerlo. 

Así, con la boda cerca y, a pesar de que es pequeña, todavía hay detalles que debemos arreglar como algunos de la decoración, decidir si serán velas o antorchas y lo que vestiremos, ya que la boda será simplemente por el civil. 

Debo confesar que aún sigo un poco apenada y enojada por lo que pasó con el vestido de mi abuela, tanto, que en verdad siento que no merezco un vestido bonito para mi boda y solo uno sencillo comprado en alguna tienda local de vestidos de novia. No es que esté echándole tierra a los otros diseñadores pero, no son los vestidos de mi abuela. Ella, era la mejor sin duda alguna y yo por idiota arruiné su vestido más bonito; ojalá eso lo hubiese olvidado. 

En fin, como mi horario cada vez está más cerrado y mi padre en unas semanas me dejará el mando del área de pediatría, por lo que debo hacer muchas cosas antes de eso y de mi boda, mis hermanas, mis primas, mis tías, mi hija y mi madre, hemos planeado una tarde de mujeres para ir a escoger el vestido de novia y comprarlo de una buena vez, ya que el tiempo está encima y no puedo llegar al altar usando ropa del hospital y la bata blanca encima, aunque Moríns dice que aún así se casaría conmigo. 

Así, todas vamos al centro comercial, a la área deluxe como dice mi hermana, y recorremos el lugar con diferentes estilos en mente e incluso tonalidades de blanco que yo no sabía que existían, para mí todo es blanco y eso hace rabiar a las gemelas de la moda, quienes, mientras recorremos los pasillos empujando la carriola de Fátima, no dejan de darme una cátedra de las tonalidades de blancos que hay. 

⎯ Está el blanco puro, blanco seda, blanco hueso, blanco antiguo, blanco crema, blanco roto, blanco tiza, blanco frío… 

⎯Gracias Lila, agradecemos tu gran cátedra de blancos ⎯ le interrumpe mi madre, con ese tono tierno que siempre usa con nosotras ⎯ pero solo venimos por un vestido, no por la gama entera.

Mi hermana sube la ceja y luego la mira ⎯¿entonces para qué me trajeron? 

⎯Para convivir⎯ habla Sabina, quien también está atenta a los vestidos de novia, ya que dentro de unos meses ella empezará a planear su boda para casarse el próximo año con Cho⎯ solo para convivir prima amada. 

⎯Llevamos horas recorriendo el lugar y no escoges nada Sila⎯ se queja Jo. 

⎯Escoger un vestido de novia no es fácil⎯ habla Alegra⎯ debe tener ese je ne sais quoi pronuncia en perfecto francés. 

⎯El truco es que escojas un vestido con el que te sientas cómoda⎯ interrumpe mi Tía Ainhoa⎯ uno con el que te puedas sentir como la reina que eres. 

⎯Tu tía Ainhoa por eso escogió tres⎯ habla mi tía Julie, ⎯ porque se sentía cómoda con tres. 

Mi tía volteó a verla y le sonrío ⎯ es de mi familia tener tres vestidos, mi madre, cuando se casó con mi padre tuvo tres. Uno para las fotos, uno para la ceremonia y otro para la fiesta, sin mencionar el de la boda por el civil, precioso por cierto. Si tuviese una hija, tendría tres vestidos. 

⎯Y, ¿por qué tiene tres vestidos?, ¿les gusta gastar a los Canarias? ⎯ pregunta Alegra. 

⎯Bueno, no podemos negar que los Canarias somos espléndidos⎯ presume⎯ y deben admitir que es cierto, su padre David es igual a su abuelo, pero es por una tradición familiar por parte de los Lafuente. 

De pronto todas nos reunimos a su alrededor y le prestamos atención ⎯ ¿y qué tradición es?⎯ pregunto. 

⎯Bueno, no sé de donde viene, solo la siguen. La siguió mi abuela, luego mi mamá y luego yo. El tener tres vestidos simboliza los tres estados de una novia, como su recorrido en esos momentos antes de volverse la pareja oficial de alguien, sin embargo, también está cargado de tres deseos: la prosperidad, la felicidad y la fertilidad. 

⎯¡Oh!, pues mi abuela hizo un trabajazo porque logró meter en un vestido los tres deseos para mi madre ⎯ bromea Lila. Mi madre se voltea y la ve con ojos serios⎯ ¿O qué?, ¿lo vas a negar?⎯ y abraza a Alegra. 

⎯En fin, los tres vestidos representan tres etapas, la primera es el vestido de la ceremonia, mayormente blanco porque simboliza pureza. 

⎯Hmmmm…⎯ hace Julie. 

⎯Dije simboliza⎯ recalca⎯ el segundo es el vestido de fiesta, donde la ya esposa se muestra ante el mundo como mujer casada, normalmente en mi familia es el más deslumbrante y el tercero es el que lo abandona de la mano de su marido. 

⎯¡Guau!⎯ expreso ⎯ eso es genial. 

⎯Y, ¿qué haces con tu colección de vestidos?⎯ inquiere Jo.

⎯Los quemé. 

⎯¡QUÉ!⎯ gritamos en unísono. 

⎯¿Quemaste los tres vestidos de mi madre?⎯ pregunta la mía un poco ofendida. 

⎯Ella lo sabía, se lo dije cuando me los estaba haciendo, es tradición familiar… mi madre también quemó los suyos. 

⎯Guau, si Sila se sentía mal por arruinar el vestido de la abuela, ahora tenemos una ganadora. 

⎯¡¿Cómo te atreviste?!⎯ sigue mi mamá, bastante herida. 

⎯Esperen, esperen…⎯ habla mi tía Ainhoa tranquilizando⎯ es una tradición que trae prosperidad, pureza y mantiene la llama del amor viva⎯ comenta⎯ lo que hacemos es quedarnos con los velos, y recortamos un pedazo de tela del vestido como un bonito recuerdo, es el pedazo de tela que Jo tiene en su manta, está lleno de amor para ella. 

⎯No lo puedo creer. 

⎯Venga Luz, son tradiciones y han funcionado. Ya viste cuánto duró el amor de mis padres y el mío con Manuel. David siguió tus tradiciones y sé que tu guardaste tu vestido pero, en mi familia, mantener el vestido de novia por años guardado y luego heredarlo no es bien visto, se tiene la teoría que cuando el vestido se empolva y envejece puede reflejarse en la relación. Por eso es que se queman, para que nada pueda provocar que las relaciones terminen y menos el amor. Así, cada boda son vestidos nuevos y diferentes, porque cada amor es diferente, es todo. 

⎯Tiene razón, además así te ahorras espacio en el clóset⎯ responde mi tía Julie, que es un poco más abierta que mi madre. 

Ainhoa ve a mi madre a los ojos y le sonríe ⎯ no te enojes Luz, tu sigues tus tradiciones y yo las mías pero, por eso las Lafuente y las Caballero se complementan tan bien. Sabes que tu madre tenía una teoría al respecto, ¿me perdonas? 

Mi madre sonríe ⎯ no tengo nada que perdonarte, solo que me sentí un poco incómoda. 

⎯Lo sé, duele pero, es así⎯ comenta, para darle un abrazo. 

⎯Y, ¿qué tiene que ver con el vestido de Sila?⎯ inquiere Jo, que ha estado muy atenta. 

Mi tía Ainhoa voltea y me dice ⎯ lo que quiero decir, es que si buscas un vestido igual al de tu abuela, jamás lo encontrarás. Cada vestido es único, tiene una historia de amor atada, por eso es que lo hace especial, y es por esta razón que no encuentras un vestido ideal, porque tienes en mente el de tu abuela, cuando deberías tener en mente el tuyo. Esa es la razón por la que las mujeres Lafuente queman el suyo, para escoger el vestido con el que se quiere iniciar esta nueva vida, tu vida. 

Todas nos quedamos en silencio ante lo que acaba de decir y olvidamos por completo lo del vestido de novia quemado, porque ella tiene razón, si se va a empezar de nuevo, si hay una segunda oportunidad, se merece un vestido que lo refleje. 

⎯Solo cierra los ojos Sila, ve a tu recuerdo más feliz con Moríns e imagina el vestido con el que quieres que el hombre de tu vida te vea, el primero de los tres… y el que te venga a la mente, ese es el indicado⎯ comenta Ainhoa⎯ no importa si no es blanco puro, blanco seda o blanco hueso, puede ser el vestido que tú desees, del color que quieras, del patrón que sea… solo, que represente como quieres que tu amor sea. 

Así, cierro los ojos y viene hacia mí esos preciosos momentos que ambos teníamos en la playa, esa despedida que definió nuestros caminos, y el atardecer que vimos cuando nos dimos nuestro primer beso; y de pronto, ahí lo supe. Ante mí, estaba el vestido que usaría para mi primera boda, para esa que uniría nuestras vidas para siempre. 

⎯Creo que ya tengo el vestido⎯ murmuro y al abrir los ojos sonrío y me volteo a ver los aparadores⎯ pero no está aquí. 

⎯Y, ¿dónde está?⎯ pregunta Alegra. 

⎯Tengo que llamar a mi suegra⎯ comento, para después sacar mi móvil y alejarme de ellas. 

Y no, mi vestido no es blanco seda, ni blanco hueso, pero es el vestido con el que sorprenderé a mi esposo en unas semanas.

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