A Contracorriente ©
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Moríns
Había escuchado las despedidas de solteros de los Ruíz de Con, Canarias y Carter son las mejores de las mejores y que cada uno de los miembros que se ha casado, ha tenido de todo tipo de aventuras a la hora de “desquitarse” en la última noche de solteros. Algunos las hacen por separados, otros en conjunto, y ha habido de todo. Personas aventándose del paracaídas, robo de botellas y por lo que sé hubo uno que otro baile sensual.
Yo, antes de que pasara todo, era fanático de las fiestas, solía ir a algunas en la playa en Puerto Vallarta y pasármela genial, pero, ahora debo confesar que ya no estoy en el humor para hacerlo. Desde que pasó lo de Sila, el nacimiento de emergencia de mi hija y todo lo de Marie y Alexandre, ya no quiero emociones fuertes y solo quiero estar en paz. Por lo que solo saber qué Cho, David y Daniel son los encargados de organizarme mi despedida de soltero me pongo a pensar en millones de cosas que creo la imaginación no me da a basto.
He tratado de encontrar pistas, incluso, juro que he tratado de sobornar a la asistente de David para ver si escuchó algo pero, no hay nada y Jo me dijo algo de el mar y un yate, tampoco le creí. Todo lo que me toca es esperar y hacerme a la idea de que algo va a pasar y si es como la información que sé, entonces ya me veo tirándome de un paracaídas mientras por dentro me cago de miedo; supongo que no hay de otra.
Con esto en mente, veo el reloj de mi oficina que marca las 18:30 hrs y suspiro. En treinta minutos tengo que irme a mi casa y encontrar “despedida” sorpresa que ellos me quieren hacer. Me pongo de pie para guardar uno de los archivos en la pequeño cuarto que tengo al lado y me entretengo viendo otros que para la junta de mañana necesitaré. Gracias a todo lo que pasó con Marie y Alexandre, la fiesta de aniversario de la fundación se pospuso hasta este año y mañana debo poner de acuerdo con todos para organizarla; no sé como le haré con la licenciatura y el trabajo.
⎯¡Hola cuñado! ⎯ escucho la voz de David en mi oído que me hace saltar asustado; él se ríe.
⎯¡David! ⎯ le reclamo ⎯ casi se me sale el corazón, te pondré un cascabel en el cuello para escucharte.
David sigue riendo ⎯¿pero si soy yo?, ¿qué pensaste?
⎯Nada, no pensé nada ⎯ contesto, para luego agacharme y comenzar a recoger los papeles.
⎯¿Estás nervioso, eh?, jamás había visto a alguien tan nervioso por una despedida de soltero ⎯ me dice, para seguir riendo.
Me pongo a su altura y lo veo a los ojos ⎯ Los conozco, a ti y a Cho como son. El pobre Daniel es el que solo les sigue el juego.
⎯¿Pobre de Daniel? ⎯ pregunta David, y alza la ceja ⎯ Daniel es el peor de los tres, que esa carita de ángel y que sea buen con su madre no te engañen, es el más canalla de los tres. Yo también soy bueno con mi madre pero, es el rostro de mi padre el que no me ayuda.
Me salgo de cuarto y voy hacia mi escritorio para tomar mis cosas ⎯ Jo habló sobre un Yate y un mar.
⎯¿Yate?, ¿mar?, en Madrid no hay mar.
⎯Lo sé, pero tienen medios para llegar a esos lugares.
⎯No creo que mi tía Julie nos preste el avión para llevarte al mar y luego traerte de regreso, no somos los Del Faro Santander, que usan el suyo hasta para ir al supermercado ⎯ bromea ⎯ Jo está enojada porque le cerraste tu negocio del cuarto de lavado. Yo debería estar enojado también.
⎯Lo cerré porque no es bueno que una adolescente de doce años alquile su cuarto de lavado y tú, no chingues, tu tío Nadir tiene hoteles, dile que te regale una habitación y las llevas ahí ⎯ le comento.
⎯Es que ese cuarto de lavado tiene algo especial… no será lo mismo. En fin, vamos que se nos hace tarde ⎯ me cometa, arreglándose el cuello de la camisa.
Niego con la cabeza ⎯ Dios, esta bien, solo te recuerdo que mañana tengo que estar a las 8:00 am en punto para recibir a todos los del comité de organización, bueno, tenemos.
⎯Sí, sí, ándale, ándale, vamos, que se nos está haciendo tarde y los aerosoles para el cabello se van a secar.
⎯¿Qué? ⎯ pregunto en verdad asustado.
⎯Es broma, venga, vamos… te va a gustar.
Tomo mi saco y me lo pongo ⎯ vale, confío en ustedes ⎯ finalizo para luego salir de ahí junto a él.
[…]
La camioneta se detiene en frente de lo que parece un parque y antes de bajar, David me muestra una antifaz de color negro y sonríe.⎯ ¡Oh no!, no, no, no, no señor.
⎯Venga, te juro que todo estará bien⎯ promete David.
⎯No, definitivamente no.
David me mira a los ojos ⎯ te juro que todo estará bien, vas a arruinar la sorpresa, solo, cúbrete de los ojos.
⎯¿No puede ser sin los ojos cubiertos?
⎯No, matarás la sorpresa Moríns, ándale.
Suspiro⎯ Vale, pero solo me pasa algo⎯ le amenazo.
⎯Basta, dramoríns, te prometo que vivirás un día más para casarte con mi hermana. Le tomo el antifaz y me lo pongo cubriendo por completo los ojos. Después, la obscuridad me invade y solo escucho como él abre la puerta y de inmediato siento el viento⎯¿confías en mí?⎯ me pregunta.
⎯No.
⎯¡Es neta!, ¿no confías en mí?⎯ se queja⎯ si me conoces desde pequeño.
⎯Por eso. Aún no olvido cuando cambiaste el azúcar por sal y se la puse al agua de tamarindo.
Tristán se ríe⎯ si cierto.
⎯Y el hueco en el jardín, la ventana rota, la silla que rompiste, la pasta…
⎯Basta, ya entendí la indirecta, ¡qué rencoroso me saliste!⎯ me responde⎯ ya maduré, ahora soy un director de proyectos de una fundación importante, no más bromas; por cierto, escalón⎯ me advierte y yo doy paso. Al no sentar nada azoto el pie sobre el cemento.
⎯Tristán⎯ hablo.
⎯Esa fue la última⎯ me asegura.
Ambos seguimos caminando en silencio por este parque donde se siente una tremenda tranquilidad. Es tan silencioso que puedo escuchar nuestros pasos, los grillos cantando e incluso algunos autos al fondo. El brazo de David me lleva seguro y, aunque dije que no confiaba en él, lo hago, es un buen hombre solo que le falta madurar un poco.
Así, subimos unas escaleras para después comenzar a caminar por una explanada. Momentos después él se detiene. ⎯ Bien, es momento para que te sientes aquí.
Estiro la mano y toco lo que parece es una sofá. Con cuidado me doy la vuelta hasta llegar al asiento y sentarme sobre la suave tela siento que me deja solo⎯¿Tristán? ⎯ pregunto⎯¿Tristán?, dijiste que todo estaría bien.
⎯Y todo estará bien⎯ escucho la voz de Sila, para después sentir cómo me quita el antifaz y descubre mis ojos; sus ojos verdes se reflejan en los míos⎯ hola.
⎯Hola⎯ murmuro, mientras le doy una sonrisa.