A Contracorriente ©
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Moríns
Volteo a mi alrededor y me percato que estoy en un parque hermoso, lleno de árboles y esculturas donde, al fondo, se ve un precioso lago que refleja la luna. El lugar donde estamos está cubierto con una carpa blanca, donde hay luces tenues que la iluminan, y lo que pensé era un sofá, es una silla preciosa que está en una mesa para dos.
⎯¿Sorpresa?⎯ comenta David, mientras me sonríe.
⎯Dios, el corazón me descansó⎯ comento y ellos dos se ríen.
⎯¿Qué es este lugar?⎯ inquiero.
⎯El parque del Capricho, uno de los más bonitos de Madrid⎯ responde Sila entre sonrisas.
⎯Bueno, los dejo⎯ habla David y me da una palmada sobre la espalda.
⎯Recuerda… ⎯ le advierte Sila.
⎯Sí ya sé donde estaño las cosas. Si pasa algo con Fátima te marco de inmediato. Tranquila, no eres la única pediatra y madre en la casa⎯ reclama David.
⎯Gracias⎯ le responde su hermana, y le da un beso sobre la mejilla.
⎯Sí, sí… adiós, dramoríns…
⎯¡Adiós!⎯ respondo entre risas.
Vemos como se aleja dejándonos solos a Sila y a mí, en medio de este fantástico lugar, con un chef particular preparando bocadillos y un mesero esperando para comenzar a entendernos.⎯ Dijiste que querías una despedida tranquila y la única
que podríamos tener con esas características es con solo nosotros dos⎯ me dice ella entre sonrisas⎯ aunque tuve que prometer que iríamos a la de Cho y no prometió que fuera algo tranquilo.
⎯Gracias mi amor⎯ le digo. Ella se sienta a mi lado y de inmediato el mesero se acerca con la bebidas y con el primer platillo.
⎯ ¿Recuerdas ese restaurante en Puerto Vallarta?, ¿el elegante que nos gustaba ver desde la costera cuando caminábamos por ahí?⎯ me pregunta Sila.
⎯Café des artists ⎯ pronuncio y sonrío⎯ tenía una vista fenomenal, siempre soñé con llevarte a cenar ahí, aunque fuera agua y pizza⎯ bromeo.
Sila se ríe⎯ bueno, comer espiro papas mientras caminábamos por el malecón también me gustaba.
⎯Hmmm, las espiro papas, a veces las extraño⎯respondo.
Juro que a veces extraño la tranquilidad del lugar, en Madrid todo va muy rápido.
⎯Bueno, pues, tal vez no te pueda llevar a Café des artists pero, te decoré el lugar tal y como estaba⎯ indica y al verlo me percato que es cierto.
⎯Lo recordaste⎯ comento feliz, porque Sila ha perdido varios de sus recuerdos pero éste lo tiene muy presente.
⎯Y moví mis influencias un poquito para traerte al chef⎯finaliza y volteo a ver al hombre que está cocinando en una barra improvisada.
Abro los ojos sorprendido al escuchar eso⎯¿qué?, ¿es en serio?
⎯Sí, pensé que como despedida, podíamos cumplir uno de nuestras tantas citas de ensueño y bueno…⎯ dice, enseñándome todo el lugar⎯ no es Vallarta pero, tenemos el lago como mar, árboles al rededor, la luna… y el chef.
Sonrío. No puedo creer lo afortunado que soy por tener un mujer como Sila. Sé que tal vez muchos opinarán que era mejor dejarla, irme a México y jamás regresar pero, yo no lo veo así. Creo que todos nos merecemos una segunda oportunidad y si a mi la vida me dio tantas para retomar el camino, creo que ella se merecía la suya.
Veo como toda la copa con la mano derecha y le tiembla un poco, pero luego logra controlarla y la alza; la terapia le está haciendo bien.⎯Brindemos. Por seguir en el camino juntos, por las nuevas oportunidades y por el futuro.
⎯Porque nuestro amor sea para siempre, y por lo que está por venir⎯ respondo.
Ambos chocamos nuestras copas y luego tomamos un sorbo para después reír ⎯ te dije que pasaría el resto de mis días demostrándote lo mucho que te amo, así que espera sorpresa así, muchas sorpresas así… tal vez mañana, te lleve a Puerto Vallarta al verdadero Café des Artists.
⎯Creo que esto superó al Café des Artists, ya no necesito ir⎯ le respondo.
El mesero nos pone el primer platillo, una sopa de tortilla que huele delicioso, luego, delante de nosotros nos pone el queso, la crema y los chiles⎯ provecho.
⎯Gracias⎯ respondemos al unísono para comenzar a comer.
Parece que ambos tenemos hambre, ya que literal atacamos la sopa de tortilla que está deliciosa. A lo lejos puedo ver que el chef está asando algo y solo de imaginármelo me da más hambre. Mi mirada se encuentra con la de Sila y ella ríe ⎯¿Qué pasa?
⎯¿Querías otro tipo de despedida?⎯ le pregunto, ya que seguro sus primos habrían planeado algo genial.
Sila niega ⎯ no, quiero que todo sea sencillo. Creo que tú y yo somos diferentes al resto de la familia, y no queremos las mismas cosas que ellos. Nuestra relación ha sufrido tantos acontecimientos que nos han llevado a límite de la paciencia, de la desesperación, de la esperanza, más allá de nuestras creencias y, creo que lo único que deseamos es estar juntos tú y yo, pasar ese tiempo perdido, ¿no crees? ⎯ me pregunta.
⎯Justo eso⎯ hablo y la veo a los ojos⎯ ¿todo bien?
Sila sonríe ⎯ todo perfecto. Me siento un poco nerviosa, lo confieso, por lo que está por venir pero, sé que lo superaremos juntos. No tienes nada que temer mi Moríns.
⎯No temo, solo que hace mucho que deje de dar todo por sentado, me di cuenta que no funciona así. He cambiado.
⎯Hemos cambiado⎯ me corrige Sila⎯ yo también cambié sin embargo, quiero pensar que lo hice para ser una mejor persona. Una más abierta, más comprensiva, más yo. Lo único que deseo es que ambos seamos felices mi amor con nuestra pequeñita, la valiente Fátima, con todos los problemas que tengan que venir y también las alegrías. Que nuestro camino esté lleno de felicidad y de amor, solo quiero que seamos felices dejando el pasado atrás.
Me hago hacia delante y le doy un beso sobre los labios⎯ siempre te he amado Sila Canarias, como eras antes, como eres ahora. Te amo desde el primer día que tus ojos se cruzaron con los míos y, dentro de unos días, uniremos nuestras vidas para siempre, para criar juntos a ese ser humano que se formó gracias al amor, Fátima está hecha de puro amor.⎯Ambos nos damos un beso sobre los labios, uno que nos sabe a puro amor verdadero para después sonreír⎯ siempre quise besarte en el Café des Artists⎯ confieso.
⎯Yo siempre te quise besar, donde fuera dice entre sonrisas.
Tomo su mano derecha y le doy un beso. De pronto, a lo lejos escucho una tonada que me hace separarme de ella. Levanto la ceja y sonrío⎯¿a caso es un mariachi?⎯ pregunto.
⎯Así es… ⎯ responde Sila entre risas y luego les hace una señal con la mano para que se acerquen todos cantando la canción que siempre escuchábamos desde el malecón, “deja que salga la luna”⎯ no podía ser Café Des Artists, sin el mariachi.
El mariachi entra al lugar, vestidos con esos trajes negros con botones brillantes y juro que de pronto olvido que me encuentro en medio de Madrid. Tal vez no sea la despedida que todos querían pero, para nosotros, es más que perfecta. Entonces me pongo de pie y estiro mi mano para que ella la tome.
⎯ Y no podía ser una despedida de soltero sin un baile sensual, ¿no?⎯ le digo. La tomo entre mis brazos, poniendo mi mano sobre la cintura y le doy un beso sobre la frente⎯todo estará bien⎯ le aseguro⎯ te juro que nuestra vida será hermosa, Sila Canarias.
⎯Lo sé, todo está perfecto, todo ya es perfecto⎯ responde, para luego recargarse sobre mi pecho y seguir bailando conmigo al ritmo del mariachi.