A Contracorriente ©
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Moríns
-3 am-
El llanto del bebé me despierta y, en seguida abro los ojos para checar a Fátima que duerme en medio de los dos; ella está tranquila.
Sin embargo, Sila ya está de pie, cargando a uno de los bebés que está llorando y meciéndole con ternura para que él vuelva a estar tranquilo.
⎯Tranquilo mi amor⎯ le murmura, mientras el otro bebé comienza a ponerse intranquilo.
Sila lo pone sobre su hombro y acaricia su espalda con ternura. De verdad admiro la paciencia y el amor de mi esposa, la forma en como trata a los bebés sin desesperarse, sin perder la cabeza con los llantos.
⎯Deja te ayudo con el otro⎯ le murmuro, y cargo al que ahora sé es Lolo.
El niño de inmediato se aferra a mi cuerpo, como si no se quisiera ir, e igual que Sila, lo pongo sobre mi hombro para comenzar a mecerlo. De pronto, ambos nos vemos a los ojos y sonreímos.
⎯Teníamos ya tiempo sin hacer esto⎯ le digo y ella sonríe.
⎯Y ahora, tu hija duerme como piedra⎯ me comenta y volteamos a ver a Fátima quién abraza a bebé, mi muñeca de trapo antes perteneciente a mi madre cuando era pequeña.
⎯Es una Moríns, definitivamente⎯ bromeo.
Los bebés comienzan a calmarse y de pronto parece que Sila y yo hacemos una tipo danza por toda la habitación mientras arrullamos a ambos niños. Es una sensación tan conocida y rara a la vez, porque, aunque no quiera, ya siento algo por ellos pero me da miedo sentirlo… no sé como explicarlo.
⎯Mañana iremos a casa de Ana Borda y hablaremos con ella, sé que nos dará una explicación⎯ me murmura Sila, mientras Luciano yace dormido de nuevo; aún así no lo pone sobre la cuna.
Asiento con la cabeza y luego checo a Lolo que aún sigue dormido⎯ ¿cómo es que logramos ser padres así?⎯ le pregunto.
⎯¿Cómo así?
⎯De una forma tan… peculiar. A veces me parece que tú y yo no podemos tener algo de la forma normal, siempre parece que luchamos a contracorriente en todo. Desde los inicios de nuestra relación hasta al momento de formar nuestra familia. Si no es con Fátima ahora es esto⎯ hablo y Sila sonríe.
⎯¿Pero qué lindas anécdotas tenemos?, ¿no es cierto?⎯ me pregunta y yo asiento con la cabeza⎯ no hubiese querido pasar todo lo que pasamos si no fuera a tu lado, mi Moríns.
Me acerco a ella y con cariño le doy un beso sobre la frente⎯ ni yo, mi vida hubiese sido muy aburrida.
Sila vuelve a moverse de un lado al otro del lugar, arrullando a Luciano que sigue cómodo sobre su hombro; de nuevo su mirada se junta con la mía⎯ no luches a contracorriente amor, déjate llevar⎯ me comenta, y admito que esta nueva Sila me agrada por sus consejos⎯ si luchas, todo pesará, mejor… dejarte llevar…
⎯¿Lo dices porque los niños son hijo de alguien bastante poderoso?
⎯Lo digo porque, por fin lo entendí… cuando el destino se acomoda y pone las cosas en el momento exacto, todo hay que tomarlo y estos bebés nos quieren y nos necesitan. No solamente nosotros los queremos, sino Fátima, que estoy segura que ya los quiere como hermanos y mis padres, mis hermanos y primos, ¿qué no viste a Daniel en la cena?, ya hasta le decía a Lolo “ven con el tío Daniel”.
Suspiro⎯ es que, no estoy acostumbrado a que todo se me dé tan fácil, siempre he tenido que buscar todo y ahora, tenerlos aquí como un regalo se me hace, increíble.
⎯Lo es, ¿no es cierto?⎯ habla con ternura, mientras acaricia a Lolo que ya se ha quedado dormido⎯ mis niños tan chiquitos, no tienes idea como me reflejo en ellos… perder a su madre tan pequeños y tener la suerte de encontrar una familia que los amen, como me amaron a mi.
Con mucho cuidado, Sila pone a Luciano sobre la cuna y al verlo sé que él es quién va a tener que remar a contracorriente el resto de su vida.
⎯Luciano será grande⎯ murmura, mientras acaricia su cabello rizado y castaño,⎯ haremos todo lo posible para que lo sea, y lo amaremos tanto que olvidará que tiene una condición diferente a sus hermanos.
Pongo a Lolo a su lado, y al verlo dormido, sonrío⎯ mañana que hablemos con Ana Borda, serán definitivas muchas cosas, ¿estás segura de qué quieres hacer esto? ⎯ le pregunto.
Sila voltea a verme y me toma de la mano⎯¿lo vas a hacer conmigo?⎯ pregunta.
Asiento con la cabeza⎯ claro que sí, ¿con quién más lo haría Sila Canarias?, si no es contigo.
⎯Entonces, estoy dispuesta a hacerlo, porque estoy segura de que podremos y que estos niños van a ser felices a nuestro lado. No lo tomes como una lucha a contracorriente, si no más bien, un llamado contestado, una felicidad doble, algo que saldrá bien, muy bien.
Ambos cubrimos a los bebés que se han vuelto a dormir y después, vamos hacia la cama donde Fátima duerme a pierna suelta sin preocupase de nada. Sila la acomoda con cuidado para que los tres quepamos en la cama y luego, se recuesta para comenzar a acariciar su cabello negro azabache. La niña se pega a su pecho, aún abrazando a la muñeca y ella le da un beso sobre la frente.
⎯Pensé que nuestra vida era perfecta solo con Fátima pero, debo confesarte que, ahora que los bebés están en nuestra vida, ya no me la imagino sin ellos.
⎯Ni yo…⎯ murmura Sila.
Nos quedamos en silencio, escuchando el viento del jardín y viendo nuestros rostros levemente por la luz de la terraza que entra por la ventana.
⎯Espero que mañana todo salga bien, porque si no, estoy dispuesto a luchar por los bebés⎯ le confieso.
Sila toma mi mano y la besa⎯ todo saldrá bien… tengo la corazonada.
⎯Te creo…
Poco a poco siento como los ojos me van pesando y empiezo a quedarme dormido, antes de que eso suceda escucho la preciosa voz de Sila que me dice⎯ Moríns, creo que vamos a necesitar una cama más grande⎯ haciendo sonreír.
Solo esperamos que mañana se el fin de una incógnita y el inicio de una nueva vida con los gemelos…