A Contracorriente ©
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Sila
Desde pequeña, siempre viví rodeada de historias de amor, increíbles historias de amor que me hicieron creer que yo podría vivir la mía. Tenía el ejemplo de mis abuelos que por algo llamado destino, se encontraron e iniciaron esta familia que ha crecido con el paso del tiempo. Luego vino la historia de mis papás, después la historia de mis tíos y finalmente me tocó la mía, una que ha sido toda una aventura de pros y contras, altos y bajos que nunca pensé que tendría.
Debo confesar, que por un momento pensé que había arruinado por completo mi historia de amor, que mis abuelos estarían sumamente molestos conmigo, y que me quedaría sola, porque no merecía que nadie me amara. También llegué a pensar que por no ser una Canarias y una Ruíz de Con auténtica, tal vez yo no estaba destinada a tener una historia tan bonita pero, me equivoqué.
La historia de Moríns y mía, es perfecta. Tiene todo lo que una historia de amor podría tener, comprensión, cariño, aventura, perseverancia y ahora un final feliz, de esos cliché que todo el mundo puede odiar pero que, para nosotros, es más que perfecto. Sobre todo hoy que lo festejamos, después de tanto tiempo, al lado de nuestros cuatro hijos, nuestra familia y amigos cercanos que han viajado hasta aquí para estar con nosotros.
Mientras mi hermana le da los últimos detalles a mi vestido de novia, no puedo dejar de pensar que hace cinco años estuve a punto de irme de este mundo, de perderme de ver crecer a mi hija, la llegada de mis hermosos gemelos y la de Eva, esa niña de ojos negros, cabello negro y piel morena que llegó para alegrar nuestras vidas y que llegó desde lejos, un pueblo de Chiapas donde tuve la suerte de adoptarla.
Esta vez para nuestra boda, hemos escogido la Basílica Nuestra señora de Atocha para nuestro enlace, y mi padre, nos regaló la renta del AC Palacio del retiro para poder llevar la recepción, por lo que ahora, me encuentro en una de sus habitaciones esperado a que todo esté listo para después subirme a esa preciosa carreta decorada con flores que nos llevará tanto a mi padre como a mí a la iglesia.
⎯No te muevas Sila ⎯ me pide mi hermana Alegra, mientras me toma una foto desde la puerta de la habitación.
La veo a través del espejo y sonrío, estoy tan emocionada de que mis hermanas estén aquí conmigo y que sean ellas las que formen parte de este momento.
⎯Ahora acércate un poco más, Sabi ⎯ le pide, y mi prima se acerca a mí, vestida con ese precioso vestido lavanda que escogí para mis damas de honor.
⎯Dios, te ves hermosa ⎯ expresa mi hermana Lila, quién orgullosa ve mi vestido ⎯ valieron la pena tantos años de estudio ⎯ comenta.
Veo mi vestido blanco, con esos bordados de flores lilas en mi espalda y en mangas, el precioso detalle de la tela fresca, que ha hecho mi hermana. Cuando le comenté la idea de como lo quería, nunca pensé que quedaría así de hermoso.
⎯Todo un Mena Caballero ⎯ le murmuro, para darme la vuelta y ver los detalles de la espalda ⎯ la abuela estaría orgullosísima de ti.
⎯¿Crees? ⎯ me pregunta con una sonrisa.
⎯Ahora me arrepiento de que no me hayas hecho mi vestido ⎯ bromea Sabina, mientras se arregla el peinado frente al espejo.
⎯Pero la señora de Cho quería tres Rosa Clará ⎯ contesta Alegra y ambas se ríen.
⎯Ya estás lista ⎯ habla Lila, para luego arreglar mi velo ⎯ Moríns se quedará idiota cuando te vea.
⎯Entonces es el efecto esperado ⎯ contesto y le guiño un ojo.
Alegra nos pide que nos acerquemos las tres que nos juntemos para tomarnos una foto, aunque todavía faltan tres damas mas en la ecuación. Le he pedido a Marimar la hija de Xóchitl que también forme parte del grupo para que acompañe a Héctor, a Cindy que con mucho gusto se ofreció para ser pareja de mi hermano David ya que mi primo Daniel será la pareja de mi hermana Lila, Jo, que irá junto con Jon y, aunque Alegra no quisiese, Johanssen la escoltará.
⎯Mamá se encargará de tomar las fotos de todas después, para que salga yo ⎯ me comenta Alegra.
⎯No sé si mamá esté en condiciones para tomar fotos, está llorando emocionada desde las seis de la mañana ⎯ comento.
La puerta de la habitación suena y después de decir “adelante”, justo entra ella y mi padre junto con Fátima, Eva, Luciano y Lolo, que viene perfectamente vestidos con su trajes de boda.
⎯¡Pero qué hermosos mis hijos! ⎯ les digo emocionada, mientras les abro los brazos y Fátima corre hacia mi vistiendo su vestido lavanda de niña de las flores. Mis hijos también se acercan y Lolo, al parecer no esta muy de acuerdo con el chaleco porque se lo quiere quitar. ⎯¿No te gusta el chaleco? ⎯ le pregunto.
⎯No ⎯ habla contundente, haciéndome sonreír.
⎯Pero mira a Luciano si le gusta ⎯ trato de convencerlo, pero él niega y me pide que se lo quite.
⎯No te preocupes, yo me ocupo de que se lo deje puesto ⎯ me comenta Sabina que lo carga entre sus brazos.
Mi madre se acerca y me toma de las manos. Sus ojos marrón brillan tan bonito que de inmediato me hacen llorar ⎯¡Ay mamá!
⎯Lo siento, las bodas me ponen sentimentales ⎯ se justifica, ⎯ pero ya sabes lo que te deseo, que seas muy, muy, muy feliz ⎯ me desea para luego darme un abrazo lleno de amor.
Me alejo de ella y mi padre sonríe. Su pelo negro ya tiene tintes canosos pero se ve guapísimo, solo mejora con el paso de los años. Él me toma de las manos y las besa ⎯ Te ves, hermosa…
⎯Me siento hermosa ⎯ le respondo y él me abraza.
⎯¿Sila? ⎯ escucho la voz de Marimar en la puerta ⎯ya todo está listo, Moríns y los demás se fueron hacia la iglesia así que… es tu turno.
Sonrío, y volteo a ver a mis hijos que están sumamente emocionados, creo que incluso más que yo. De pronto la habitación se vuelve un caos, veo a Sabina organizando a todas, a mi hermana arreglando los últimos detalles del velo y a Alegra que no para de tomar fotos por doquier.
Cuando por fin todo se arregla, mi madre sale con Eva entre sus brazos, y el resto de las damas nos ayudan con los niños, haciendo que mi padre y yo nos quedemos solos una vez más en esa habitación. Es la tercera vez que mi padre está a punto de llevarme al altar, una me escapé antes de que lo lograra pero esta es al segunda que lo logrará.
⎯No te preguntaré si estás lista porque, creo que lo estás.
⎯Lo estoy ⎯ le murmuro, y él me sonríe.
Mi padre ya me había dicho palabras bonitas la primera vez que me casé hace casi cuatro años, así que en este momento, me da un beso sobre la frente y me sonríe ⎯ sé feliz Sila Canarias, solo sé feliz ⎯ me desea, para luego tomarme del brazo y llevarme fuera de la habitación.
[…]
Escucho como el galopar de los caballos se detiene y al voltear veo la iglesia bellamente decorada y lista para mi boda. El atrio ya está completamente despejado, todos los invitados están adentro, y Moríns está ahí también esperando por mí.
Con mucho cuidado mi padre se baja de la carreta y luego me toma de la mano para ayudarme. Cuando pongo los pies sobre la tierra, siento como los nervios me recorren el cuerpo, pero son unos nervios bonitos, de esos que sientes antes de empezar algo emocionante.
⎯Venga, vamos ⎯ me pide mi padre, qué también me ayuda con la cola del vestido y el velo.
Poco a poco comenzamos a caminar hacia las puertas y, de pronto, mi hermano David las abre para que entremos y nos acomodemos para ir hacia el altar.
⎯¡Guau!, Moríns se va a cagar ⎯ me dice.
⎯Shhh, chamaco, estamos en la iglesia ⎯ le recuerda mi padre y yo me río. No importa cuánto crezcan los hijos, un padre siempre lo será.
Veo como todos se acomodan por parejas y como mi preciosa hija toma su canasta de flores y emocionada se prepara para hacer su debut. Justo esto era lo que Moríns y yo queríamos, que ella fuera lo suficientemente grande para poder ser la niña de las flores en nuestra boda, pero no contábamos que tendríamos tres hijos más para este momento.
⎯¿Lista? ⎯ le pregunta Jo, quién está hasta adelante y le indica que es momento de entrar.
Fátima asiente con la cabeza y luego me voltea a ver a mí ⎯ voy a tirar muchas flores para que camines como princesa ⎯ me comenta y yo simplemente sonrío.
Como es posible que nuevamente este llorando con este momento?!!! 🥹 ❤️
Sean felices Sila y Moríns! 💕🫶🏼