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 Moríns 

 -México

 (Dos días antes del reencuentro con Sila) 

 Sin ir en contra de las órdenes de María Julia, me subí al avión que me trajo con dirección a México y, lo único que pude hacer fue una llamada a Sila desde el auto para avisarle lo que estaba a punto de pasar. Jamás la escuché llorar tanto, jamás, y eso que pensé que ella no lloraba por cosas así. 

Le expliqué qué era todo por nuestro bien, por el de nuestro bebé, que no se asustara, que regresaría y que la comunicación seguiría abierta, le hablaría diario y que no perderíamos el contacto. 

“Mi meta son bebé Moríns y tú. Te prometo que llegaré, vamos hacia la misma meta hora ¿no?”, le dije y ella me contestó que así era. “Entonces, Sila, te prometo que encontraré el camino y llegaré. No importa si son días o meses… llegaré, lo juro”. Y eso, nos lo prometemos cada día, cada momento, en cada lugar. 

Desde hace dos meses me encuentro en Puerto Vallarta en casa de mi madre, resguardado y asumiendo la responsabilidad de mi acto, uno que terminó en acciones más graves, de las que me enteré tiempo después cuando María Julia se aseguró de que todo estuviera bien. 

Lachevre, murió dos días después de su confesión, después de presentar las pruebas a María Julia de lo que pasaba. Fue triste saberlo, así como saber que la empresa que había fundado se desmoronó en días como le hubiese pasado al Conglomerado. Sin embargo, lo más importante de todo fue que Alexandre y Marie escaparon y la familia no sabe donde están, por lo que aún no han podido relajarse. 

Pensaron que Marie se presentaría en el velorio de su padre pero, no fue así, ni siquiera lo hizo por él. Ella le hizo daño a causa de promesas tontas que venían de un hombre atormentado por el pasado y que no puede superar y ambos cometieron actos que los llevarán a prisión el resto de sus vidas. Siguen allá afuera, y los Ruíz de Con, Canarias y Carter aún no tienen descanso. 

Debo confesar que Alexandre me da lástima y a veces lo comparo mucho conmigo, con todo lo que pasó y esa pasando. Sé lo que se siente estar atormentado por la culpa, por el pasado, por ese acontecimiento que te cambia la vida y que no sabes como canalizar. El arrastrar los recuerdos hasta un punto que se vuelven obsesiones y no te dejan vivir, ni ver con claridad. 

A veces lo comparo con Sila, porque ambos descubrieron algo en su pasado que les hizo cambiar el rumbo y al actuar hirieron a muchas personas. Sin embargo, muchos tenemos la suerte de tener a alguien que está ahí para nosotros y enseñarnos que el futuro es bueno, aunque el pasado haya sido malo, mostrándonos que, con la persona correcta al lado, la vida es bonita, es bella. Sin embargo, con la incorrecta, se puede convertir en un infierno. 

No odio a Marie, ni mucho menos a Alexandre, pero sus actos hicieron que me perdiera los últimos dos ultrasonidos de mi bebé Moríns, mi segunda Navidad con Sila y posiblemente otras cosas en las que no estuve presente. Aún no sabemos si el bebé será niña o niño pero ya tenemos los nombres al fin, Fátima se queda si es niña pero si es niño no será Francisco, será Luciano, ya que hemos aprendido que así como la sangre pesa, el nombre también lo hace, si no pregúntenle a Gastón Canarias. 

Aún así, el estar escondido me ha traído muchas cosas positivas. He pasado mucho tiempo con mi madre y visto como es feliz con Carlos. Les he ayudado a mudarse de casa, pasé Navidad con ellos y mi madre le ha hecho muchas cosas al bebé para que el día que llegue se las regale. He vuelto al maravilloso clima de Puerto Vallarta, visto los amaneceres mientras hablo con Sila y caminado por el malecón hasta que llegue el atardecer. 

Aquí, me he vuelto a reencontrar y a prometer un millón de veces así como Sila lo hace en Madrid. Si vuelvo, si volvemos a estar juntos, esta vez lo haremos bien, mejor, y lucharemos contra la corriente si es posible, ya que ahora tenemos un bonito futuro que llegará pronto mitad ella y mitad yo, nuestro bebé. 

[…]

Me encuentro sentado en una de las tantas jardineras del malecón de Puerto Vallarta, esperando a que el sol se meta para poder ver otro atardecer más. Hoy, hace un poco más de frío que otros días pero, nada que no se pueda resolver con una ligera chamarra. Venir a este lugar se ha vuelto como un ritual para mí porque, me hace pensar que si nado todo hasta donde el cielo toca con el mar, estaré más cerca de Sila, y que en caso de emergencia podré llegar así a Madrid. 

Sé que es un pensamiento tonto, sin embargo, es lo que me mantiene con una sonrisa en el rostro y con este humor que me caracteriza, ese que le hace reír a carcajadas y a mí recordarla riendo. Deseo volver a hacerla reír. 

⎯¿Moríns? ⎯ escucho mi nombre detrás mío y al voltear veo la figura de la persona que menos pensé me encontraría aquí. 

Cuando él se acerca, con este look tan relajado y con esa figura impecable, me hace recordar que quisiera envejecer como él. ⎯Señor Canarias, ¿qué hace aquí? ⎯ pregunto. 

David Canarias se acerca a mí, se sienta a mi lado y quitándose las gafas de sol me ve a los ojos ⎯ iba pasando por el vecindario y decidí venir a visitarte. 

Me río ⎯ yo le decía esa frase cuando iba a visitar a Sila para estudiar. 

⎯¿Estudiar?, Sí claro ⎯ responde y se ríe. 

Ambos volteamos hacia el mar y podemos ver como el sol baja poco a poco cubriendo todo el mar de ese tono naranja tan bonito. David suspira, o hace profundo, como si fuera a comenzar una gran discurso. Sin embargo, solo me dice una frase. 

⎯Regresa, te necesita. 

Abro los ojos emocionado y tartamudeando levemente le contesto ⎯¿en serio?

Él asiente con la cabeza ⎯ es momento, Sila cada día está más embarazada y creemos Luz y yo que es mejor que estés allá, además, la fundación volverá a finales del mes y necesitamos un presidente, ¿no? 

⎯¿Qué va a pasar con David Tristán? ⎯ pregunto. 

Él niega ⎯ mi hijo tiene la audacia y la capacidad pero, no tiene el corazón. Y sin el corazón, lo demás no vale la pena. 

Sonrío ⎯ ¿no es difícil para usted?

⎯¿Para mí? ⎯ pregunta. 

⎯Sí, ya sabes, las expectativas, sobre todo con el peso de su apellido, la empresa, todo… ⎯ digo recordando lo de Gastón Canarias.  

David niega ⎯ no, yo solo quiero que mi hijo sea feliz, que sea un buen hombre. Si va a dejar marca en este mundo que sea así, no por una empresa que vale billones. ⎯Él se queda viendo hacia el malecón y luego me dice ⎯ nunca debí irme de Puerto Vallarta, ¿sabes? 

⎯Y, ¿por qué lo hizo?

⎯Por mi Luz. Ella quería estar cerca de sus hermanos y de su familia. Sabía que nuestros hijos tenían mayores oportunidades allá y nos fuimos, en mi defensa estoy de acuerdo y estuve en esa época. 

Me río ⎯ ahora veo quién es la jefa de la casa. 

⎯Es algo muy Caballero, créeme ⎯ y él se ríe. ⎯Aquí tengo tantos recuerdos, mas que en Ibiza. En este malecón enseñé a David a montar la bicicleta, en esa estatua de allá Alegra tomó su primera fotografía. Lila tuvo su primera “cita de novios” en la cafetería de allá y Sila aquí descubrió a su mejor amigo y al amor de su vida.

Al decir esas palabras me da melancolía. Es verdad, en este malecón solíamos caminar mientras ella me hablaba de esos programas de urgencias médicas raras que tanto le gustaban. 

⎯Pero es malo quedarse en el pasado Moríns, ya ves lo que puede provocar en el presente ⎯ me dice ⎯ una persona a la que admiro tanto una vez me dijo “al pasado hay que respetarlo pero, no quedarse a vivir en él. Cuando te quedas sumido en los recuerdos te pierdes de lo que pasa ante tus ojos en el presente; puede que te esté mostrando momentos mejores.” ⎯ Recita. 

⎯Es muy bonito, ¿quién se lo dijo? ⎯ le pregunto. 

⎯Mi mamá. Me lo dijo cuando viví uno de los días más terribles de mi vida, si no me hubiese dicho esas palabras me hubiese vuelto loco. A veces, uno indaga en el pasado y descubre cosas que afectan su presente y otras, el pasado llega y te complica todo. A mi padre, por mucho tiempo le ganó el pasado y una parte de mi vida me la pasé peleando con él ⎯ escucho como se le corta la voz ⎯ a veces me pongo a pensar que hubiese sido si no hubiésemos perdido tanto tiempo, tal vez, no hubiese habido tantos secretos que me lastimaron, afortunadamente, no lo lastimaron a él y es lo único que agradezco. 

⎯Aún no atrapan a Marie y Alexandre… ⎯ le digo, ⎯ aún hay mucha tensión. 

⎯Lo sé, pero no podemos parar nuestra vida por ellos. Los Canarias, los Ruíz de Con, los Carter, los Lafuente y, ahora, los Moríns somos más y mientras estemos juntos, estaremos bien. Además, te estás perdiendo de uno de los momentos más increíbles e irrepetibles de la vida y, mi hija te necesita. La madre de Sila llevó su embarazo sin su padre, no será el caso de mi hija. Así que toma tus cosas y vámonos, que debo darle una sorpresa. 

Sin poderlo evitar, le doy un abrazo a David que lo toma de sorpresa ⎯ lo siento señor Canarias si le grité hace tiempo atrás o lo traté con indiferencia o… ⎯ suspiro ⎯ lastimé a Sila. 

⎯Eso ya no importa, el pasado ya no importa, lo que vale son tus acciones en el presente… recuérdalo, respeta el pasado, pero no te quedes en él. Tú y yo estamos bien, y sabes que te quiero como un hijo. 

Ambos nos quedamos abrazados, sintiendo ese ambiente de melancolía mezclado con felicidad.⎯Gracias… y, ahora que somos familia, ¿me dirá su secreto para envejecer como usted? ⎯ pregunto en broma para liberar esa tensión. 

David se aleja y con una sonrisa me dice ⎯ agua, ejercicio, una buena alimentación y atrapar una que otra rata en el cuarto de lavado de la tía Julie. 

Lo miro sin entender nada ⎯¿cómo? ⎯ pregunto. 

⎯Algún día sabrás el como, el chiste es encontrar el cuándo ⎯ me responde y al ponerse de pie se pone las gafas ⎯¿vamos al bar la playa?, solía ir con mi suegro ahí a tomar una cerveza cuando lo traía a caminar. 

⎯Solo si yo las invito ⎯ le contesto. 

David sonríe. 

Es mi momento de regresar a Madrid.

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