A Contracorriente ©
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Moríns
-Madrid-
(Dos días después)
Presidente Moríns, Presidente Francisco Moríns, Presidente de la fundación Sila Canarias, todo elegido por unanimidad y esta vez es para siempre, o, hasta que yo escoja a alguien que se quede en mi lugar. No lo puedo creer, en verdad soy un idiota con mucha suerte o con un ángel que me cuida mucho en el cielo; yo me iría por lo segundo.
Así, después de nombrarme presidente mi primer propuesta fue que David Tristán fuera mi jefe de proyectos, ya que tiene la habilidad para poder llevarlos y escogerlos. Sé que su padre me dijo que no tenía el corazón, pero yo si lo tengo, y no voy a desperdiciar una habilidad como la que tiene él. Por fortuna, aceptó así que ahora ambos trabajaremos juntos para hacer que la fundación crezca.
Veo la placa dorada con mi nombre “Francisco Moríns Castillo, Presidente” y no me la puedo creer, ni puedo olvidar el momento donde Manuel me la otorgó y entre lágrimas me dijo que cuidara mucho la fundación que él y Xóchitl había levantando con tanto esfuerzo. Xóchitl también lloró, abrazó a su amigo y le dijo que le quería pero que era momento de que él se dedicara a su verdadera vocación que es escribir.
⎯Si que eres un idiota con suerte ⎯ murmuro, mientras veo mi mirada reflejada en la placa dorada con mi nombre. En ese momento va pasando David para entrar a su oficina y voy hacia él ⎯¡Ey! ¿Podrías sacarme una foto en la oficina?, mi madre me la pidió.
⎯¿Tu madre o Instagram? ⎯ inquiere y toma mi celular para que pueda tomármela.
Me pongo en posición y él toma la foto para luego darme el celular ⎯ espero que mi sobrino o sobrina se parezca a Sila ⎯ bromea.
⎯Dame eso, sabe que no podemos usar redes sociales ahora ⎯ hablo y le arrebato el celular de broma y veo la foto. ⎯ La mejor foto que mi mamá podrá enmarcar ⎯ hablo.
David se ríe ⎯ la primera en la que no sales feo.
⎯Feo pero tu hermana me escogió a mí por otra cosa⎯ le responde y le cierro el ojo.
⎯Dios, que horror, ¿nos vamos? ⎯ me pregunta, terminado la conversación.
⎯Estoy esperando a Sila ⎯ le comento.
⎯Mi hermana se fue con mi mamá y mi tía Ainhoa la estudio para tomarle unas fotos a Sila. Le toma fotos cada mes, dice que tiene un proyecto en mente para ella.
Sonrío ⎯bien, entonces supongo que nos podemos ir, solo voy por mi abrigo ⎯ le pido, para después darme la vuelta e ir hacia el perchero para tomar mi abrigo y salir de la oficina.
⎯Como usted ordene, presidente Moríns ⎯ responde, para ir él a su propia oficina.
[…]
Así, después de unos momentos llegamos al bar de Cho, ya que la familia me ha hecho una especie de fiesta de bienvenida y también para festejar mi nuevo nombramiento. Tan solo entramos, veo a María Julia y su familia, a David padre junto con Alegra y Lila y a Manuel con sus hijos. Cho, está al fondo abrazando a Sabina, mientras le murmura a ella algo al oído que le hace reír.
⎯Y aquí está, el presidente… ⎯ dice Manuel al verme y todos voltean. Él camina hacia mí ayudándose de las muletas y me da un abrazo tan fuerte que siento como los huesos de la espalda me truenan. Luego me ve a los ojos y con una voz de cariño me dice ⎯ ¿ves lo que pasa cuándo crees en ti?
⎯Creo que solo soy un idiota con suerte ⎯ le respondo.
⎯Pues entonces, ¡vaya idiota que eres! ⎯ y se ríe.
De verdad que me da mucha nostalgia la forma en que Manuel me habla, me hace pensar en mi padre ya que, lo poco que conocí de él, recuerdo que usaba siempre ese tono conmigo y me hacía comprender las cosas. Si Manuel me lo permite, me encantaría verlo como mi padre.
Después me acerco a María Julia y a los demás, y entre abrazos y sonrisas me felicitan. Sé que los he visto anteriormente en la casa, porque prácticamente todos viven en la casa de todos pero, es increíble la forma en como lo están haciendo ahora. Entre palabras de agradecimiento, otras de bienvenida, llego por fin a donde está Cho y él me da una palmada sobre el hombro.
⎯Presidente Moríns, eres la cenicienta de este momento ⎯ habla para luego reírse ⎯ tienes una suerte que espero se me pase un poquito.
⎯Sabes que no lo habría hecho sin ti ⎯ reconozco ⎯ si no me hubieses regañado y apoyado…
⎯Eso es lo que hace la familia, ¿no?, se apoya. Los Carter son mi familia desde hace tiempo y luego los Ruíz de Con y los Canarias me adoptaron, así como lo hicieron contigo. Somos los adoptados de esta familia y pues, debía apoyar a mi hermano de adopción.
⎯Nunca he tenido un hermano, será lindo que seas tú ⎯ le comento ⎯ ojalá hubiese sacado tu genética, hermano.
⎯Es solo gym, mucha agua, dieta saludable y… atrapar una que otra rata de vez en cuando.
⎯¿Qué tienen ustedes con atrapar ratas? ⎯ inquiero, para hacer reír a Cho.
De pronto todos los dos volteamos a ver a María Julia y a David, que en ese momento se encuentra platicando en voz alta ⎯¿ya le llamaste? ⎯ inquiere ella.
⎯Sí, pero no me responde e igual Sila, ni Ainhoa me responden ⎯ habla en tono preocupado.
⎯Ya sabes como es mi hermana ⎯ le consuela Manuel ⎯ seguro se entretuvo haciendo las fotos y se ha olvidado del móvil.
⎯Puede ser, aunque es muy raro… Luz siempre me responde.
¡Familia Canarias, tanto tiempo sin verlos!
Escuchamos al fondo y todos volteamos a la entrada solo para quedarnos fríos al ver la imagen de Alexandre entrar por la puerta, con aspecto muy diferente al que yo había conocido hace meses atrás. Viene vestido con unos jeans rasgados de las rodillas, una camiseta de color gris pero un abrigo bastante fino, como si hubiese sido lo único que rescató del guardarropa.
⎯¿A caso esta es una fiesta familiar y no me invitan? ⎯ pregunta.
Veo cómo Robert se pone adelante de María Julia y ella delante de sus mellizos, David de su hija Alegra y Cho delante de Sabina.
⎯¿Cómo entraste?, ¿qué haces aquí? ⎯ pregunta Manuel en un tono firme, muy lejos del tono paternal que escuché hace tiempo.
⎯Soy un Canarias, siempre me las arreglo para conseguir lo que quiero, ¿no es así David? ⎯ le pregunta volteándolo a ver.
En ese momento Lila viene saliendo del baño y al percatarse de la escena trata de volver pero Alexandre la toma del brazo y la jala hacia él.
⎯¡Déjala! ⎯ grita David enojado, haciéndose para adelante pero, Alexandre le apunta.
⎯Papá ⎯ dice Lila asustada.
⎯No te asuste hija⎯ le consuela ⎯¡te lo pido!, ¡Déjala! ⎯ repite David.
Lila se queda quieta mientras Alexandre la toma con fuerza y le apunta con la pistola en la cabeza ⎯ no, vamos a platicar, ¿les parece?, al fin y al cabo… esta es una reunión familiar, ¿no es así? ⎯ recita, dejándonos a todos en un silencio sepulcral.