[Ximena]

El beso de Tristán va mas allá y sus manos comienzan a acariciar mis curvas de una manera que comienza a ponerme nerviosa y a la vez me encanta. Pongo mis brazos sobre su cuello y él me carga para sentarme sobre la barra de la cocina para quedar justo a la altura. Debo decir que Tristán mide aproximadamente 1.85 metros, es bastante alto para mi, como no se ha ido a cortar el cabello ahora es un poco más largo y se le hacen rizos en las puntas. 

Acaricio su barba con mis dedos, juego con ella mientras sus labios y lengua se mueven de una manera fenomenal con los míos, la ternura y el deseo siempre forman parte de él y ahora al sentirlo tan cerca de mi me ha contagiado las ganas de no sólo compartir este momento, si no compartir más. Él sube sus manos hacia mi blusa y cuando comienza a desabrocharla me separo. 

—¿Qué pasa? — me dice agitado mientras trata de besarme de nuevo. 

—Lo siento Tristán, es que yo — y comienzo a abrochar los botones. 

—¿Por qué haces eso? — me pregunta un poco molesto. 

—¿Hacer qué? — y me bajo de la barra para ir a prender el calentador del agua.

—Rechazarme así, me provocas me sigues el juego y cuando quiero ir más allá siempre terminas por alejarme. No lo sé, pero tú me dijiste que ya habías estado conmigo ¿recuerdas? Por qué ahora no quieres, me mandas a dormir al sofá todas las noches como si… así no podremos llegar a nada Ximena ¿cómo vamos a saber si esto funciona si no quieres que pase?—  su tono de frustración es evidente. 

—Tristán, es que entiéndeme — digo tratando de explicarme pero él va a su maleta y toma su pijama.

— Me voy a duchar — comenta molesto mientras cierra la puerta del baño y me deja en la cocina con el corazón completamente acelerado. 

Recargo mis brazos sobre la barra de la cocina y hundo el rostro en medio de ellos — ¡Chingada madre contigo! — murmuro para mi misma enojada — ¿Por qué eres así Ximena? De verdad que eres tonta.—

Comienzo a sacar las cosas para hacer la cena mientras él se baña y quince minutos después sale con el pantalón del pijama puesto y apenas poniéndose la playera. Se sienta en el sofá donde está Solovino y luego se acomoda para dormir. 

—¿No vas a cenar? — pregunto tímida. 

—No gracias, se me quitó el hambre — contesta y me quedo en silencio. 

—Tristán— comienzo de nuevo y él cierra los ojos fingiendo que va a dormir —entiéndeme, yo…—

— Entiendo todo, lo intentamos afuera, pero adentro somos dos desconocidos, lo sé, no pasa nada. Me avisas cuando quieras que lo intentemos aquí, ahora sí me disculpas  y quita a Solovino del sofá y se recuesta, voy a dormir, mañana tengo que ir a trabajar — y se recuesta para luego cubrirse. 

Guardo las cosas en el refrigerador y luego apago la luz de la cocina quedando el resto del departamento a obscuras — buenas noches — murmuro. 

—Buenas noches— contesta y  después ya no se mueve. 

Entro a mi habitación y cuando cierro la puerta respiro profundo, lo arruiné, la cagué, y ahora Tristán piensa que no quiero nada con él pero en realidad quiero todo y eso es lo que me da miedo. Comienzo a caminar hacia el armario cuando la puerta suena — Ximena — escucho su voz. 

Regreso a abrir la puerta y al hacerlo lo encuentro en frente de mi  — se me olvidó decirte que mañana iré con tu hermano a un lugar, para que tampoco me hagas la cena — comenta aún molesto y ahora soy yo la que se siente fatal con él. 

—Está bien — murmuro y él se regresa al sofá para volver a recostarse y dormir. 

[…] 

No pude dormir en toda la noche, me acosté, me envolví en las cobijas pero debo admitir que no dejé de pensar en el beso que nos dimos, en sus palabras de desilusión y en lo tonta que estoy siendo por no dejar las cosas claras. Así que cuando Tristán se despertó escuché claramente como le dijo a Solovino que era hora de salir y el perro brincaba de felicidad. 

Me levanté, me puse el suéter de lana para cubrirme del frío y salí de mi habitación para prender el calentador y poner el café. Me sorprendí al ver la laptop de él sobre la mesa del comedor y una libreta llena de apuntes, parece ser que fui la única que no pude dormir bien. 

Me acerco y veo la fotografía que tiene de fondo de pantalla, soy yo, es la foto que me tomó con su celular ese día que viajamos a Cuernavaca, sonrío — buenos días — escucho mientras entra por la puerta con el grueso abrigo y con Solovino amarrado de la correa. 

—Buenos días, gracias por hacer el café — le digo bajito. 

—De nada, supuse que te gustaría una taza al despertar — comenta y luego de desatar al perro entra al cuarto de servicio para tirar la bolsa en la basura.Luego regresa a donde yo estoy y sorprendentemente me da un beso sobre la frente. 

Se vuelve a sentar en frente de la laptop y la cierra — Sé que estás molesto pero…— 

—No, te equivocas, no lo estoy, simplemente que parece ser que yo entiendo mal esto del matrimonio, no es mi culpa, yo nunca vi a mis padres siendo un matrimonio normal, así que mi error debe ser ese.— 

—Tristán— trato de decirle 

—Pero está bien, sí en seis meses me fui puedo decir que lo intenté y que no ha quedado en mi— continúa. 

—Tristán — digo más alto y él guarda silencio — tienes razón — digo sin dudarlo dos veces y él me mira con esos hermosos ojos color miel que tanto me gustan — tienes razón yo estoy poniendo muchas barreras para internarlo pero es que también vas muy rápido, como si se te acabara el tiempo o algo así y yo no soy así. — 

Él se pone de pie y se acerca a mi mi rostro queda a la altura de su pecho — yo, nunca he tenido una relación estable Tristán, para Rodolfo fui sólo algo pasajero y eso no cuenta para nada, y luego de un día para otro estoy casada  contigo y… ufff — digo sincera y él se ríe y sé que el enojo se ha pasado. 

—¿Conmigo? — pregunta sensual. 

—Eres más de lo que pude aspirar un día ¿sabes? Eres casi perfecto.— 

—Créeme, no lo soy — me contesta de inmediato — soy mejor persona desde que te conocí  Ximena Caballero, te podría decir que soy otro completamente y que me gustas mucho, más de lo que yo también pensé que me gustarías, aún no entiendo el porque nos casamos en Las Vegas, pero lo que si sé es que contigo es con quien debo estar.. ¿y tú? — me pregunta tierno. 

Bajo mi mirada al suelo y lo observo por un momento, él toma mi mentón con dos de sus dedos — que dices Ximena Caballero ¿lo intentamos? Tal vez si tiramos las cartas de nuevo, puede que el futuro sea bueno — y yo sonrío tímida. 

—Y ¿qué pasa si no funciona? — le digo un poco desilusionada. 

—¿Qué pasa si funciona? — me dice sonriente — estoy puede salir muy mal o muy bien, pero debemos averiguarlo juntos ¿qué te parece? — 

Suspiro — O.K Tristán, intentémoslo — respondo y él se acerca a y me da un ligero beso sobre los labios. 

—Mi mexicana linda— murmura y yo me sonrojo — me gustas tanto — y de nuevo me besa con una ternura que nunca había sentido en mi vida. 

«Si te arriesgas puede que ganemos » me viene a la mente mientras sus brazos me envuelven haciendo que me sienta protegida. Tristán para de pronto y un suspiro se escapa de mis labios. 

—Lo siento, tengo que prepararme para ir a trabajar — me dice seguro. 

—Sí, sí, está bien — digo recobrando el sentido. 

Tristán vuelve a darme un beso sobre la frente y me sonríe — gracias Ximena Caballero, muchas gracias ¿quieres café? — y va hacia la cocina. 

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