[Tristán]

Después de la reconciliación que tuve con Ximena y con la promesa de que lo intentaríamos, se despide con un beso tímido en la entrada del elegante edificio y me sonríe — cuidado con Paco ¿eh? Porque parece que no rompe un plato pero en realidad es medio cabrón — me advierte. 

Mis dedos juegan con la punta de la trenza que se hizo esta mañana y le sonrío — crecí en Ibiza Ximena, sé eso de ir de fiesta — le comento y ella mueve la cabeza. 

—Suerte…— y me da otro beso en los labios — nos vemos más noche, cualquier cosa le dices a Paco que me llame ¿si? — 

—Claro que sí Ximena Caballero — le digo y ella sonríe. 

—O.K, entra que si no por mi culpa llegarás tarde y no quiero que te regañen — Ximena me da un beso y luego se va. 

La observo caminar hasta que desaparece a lo lejos y no puedo dejar de sonreír ¿acaso estoy enamorado de Ximena? en realidad ¿cómo sé que lo estoy si en realidad nunca lo he estado? Ni con Bego me había sentido así y eso que supuestamente somos novios desde la infancia. Sólo sé que con Ximena siento que estoy en las nubes y que no habría cosa que yo no hiciera por esa mujer. 

[…] 

Después de un día de trabajo bastante pesado y de pasar la mayoría de las juntas viendo el rostro de Rodolfo, enojado y molesto, porque mi suegro me dio varios cumplidos por mi trabajo, por fin leí la hora de ir a la famosa Plaza Garibaldi que se encuentra en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el lugar donde sólo tocan Mariachi y corre el tequila por todos lados. Lo único malo de esta mi primera salida nocturna, es que Rodolfo viene con nosotros, ya que tiene amigos en común con mi cuñado y también fue invitado, aunque yo presiento que se auto-invitó. Él me observa por el espejo retrovisor mientras Paco maneja, es como si quisiera averiguar un poco más sobre mi,  no sé, tiene mala vibra como me dijo Lucha el día que me la encontré subiendo las escaleras. No le presto atención, mejor volteo por la ventana y observo la ciudad, tan viva a todo momento y que cada día me gusta más. 

Tiempo después, llegamos a la plaza Garibaldi, y al entrar a la explanada lo primero que perciben mis sentidos es la música de los mariachis que cantan alegremente. 

Con dinero o sin dinero, yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley… no tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda… pero sigo siendo el rey……. 

Y un grupo de amigos cantando a todo pulmón mientras toman algo en unos vasos de arcilla y tequila, mucho tequila. Después volteo a mi alrededor y veo a las personas alrededor y la luz de los bares. Cada uno de los grupos toca una canción diferente, por lo que no hay una pausa para el silencio. La plaza siempre está alegre. 

—¿Qué te parece cuñado? — dice Paco mientras me abraza —¿lindo no? — 

—Me encanta — digo sorprendido — es el lugar más alegre que he visto en toda mi vida.— 

—¿Unos tequilas? Amigo — me dice Rodolfo mientras pasa su brazo también. 

Me alejo un poco y lo veo —¿amigo? Tú y yo no somos amigos Rodolfo — le comento y él sonríe. 

—Lo seremos, ya lo verás.— 

No me gusta mucho su tono por lo que sigo caminado por unos momentos hasta que entramos a un colorido bar que me hace recordar un poco a nuestro piso. Los colores rosa mexicano, azul, verde, amarillo que me hacen creer que estoy en un sueño. 

—Cuñado te presento a Polo, Lalo y Alex, mis mejores amigos… amigos, él es mi cuñado Tristán, que viene desde las Europas.— 

—¿A poco Mena se casó? — dice un sorprendido  — ¡Uy Rodolfo! Te comieron el mejor mandado ¿eh? — y Rodolfo cruza los brazos.

—Resulta que ‘Menita’le gusta más lo que viene de importación que lo nacional — bromea otro y yo me río. 

—¡Ey! ¡Ey! ya basta — dice Paco —mejor unos tequilas para festejar que Tristán está aquí y le ponemos su primera jarra en México.—

—No, tomaré pero no me pondré ebrio — contesto acordándome del consejo de mi esposa. 

—No le hagas caso a Mena, yo te juro que cuando te regrese a tu casa estarás más vivo y sobrio que nunca, ahora sí ¡tequila para todos! — 

Entonces empieza la ronda de tequilas y comenzamos a tomar. Confieso que en Ibiza había tomado tequila antes y que me es muy familiar, pero cuando lo empezamos a mezclar con una bebida llamada mezcal que venía en los vasos de arcilla que ahora sé se llaman jarritos de barro, todo cambió. Mi cuerpo empieza a relajarse, la risa empieza a salir con cualquier frase que los cómicos amigos de Paco dicen y de pronto, Rodolfo se acerca. 

—Sabes, no te creo que te hayas casado con Mena por amor — me comenta de la nada. 

—¿Qué quieres decir? — pregunto tomando un poco más de mezcal que básicamente no me sabe a nada. 

—Hay algo de fondo entre mi Mena y tú, estoy seguro de que no están diciendo toda la verdad y lo voy a averiguar — me dice amenazante. 

Volteo a verle — ¿estás celoso porque Mena se casó conmigo y no contigo? o ¿estás enojado porque ahora ya no puedes hacer lo que quieres con ella? — le pregunto y él toma un sorbo de tequila. 

—Mena va a regresar a mi, soy el amor de su vida, conmigo vivió todo lo que se debía vivir.— 

—¿Entonces por qué nunca formalizaste con ella? — pregunto curioso — ¿por qué irte con otra?Puede que contigo haya vivido algunas cosas, pero conmigo vivirá otras, y créeme, serán tan extraordinarias que opacarán las tuyas.— 

—No lo entenderías Tristán, es cuestión de status, cuestión de… saber cómo moverte en este mundo. Mena es linda y guapa pero no tiene material para destacar en la sociedad, no le importa, es aburrida, simple y viendo tu actitud y tu apariencia, veo que debería de importarte eso.— 

—Tal vez no me importa — contesto molesto — sé que Ximena y yo estamos hechos el uno para el otro y que es la mejor mujer que pueda haber en este mundo para mi. Rodolfo, no tienes idea de lo que es el status y la sociedad en sí. Eres un mediocre que piensa que porque se casó con una niña rica va a destacar, pero no, nunca serás alguien importante, ni destacable… en mi mundo, ni siquiera estuvieras sentado en la misma mesa conmigo — comento y él me ve. 

—¿En tu mundo? — me pregunta, pero en ese momento mi cuñado me levanta. 

—Venga cuñado ¿unos toques? — me pregunta feliz. 

Me pongo de pie y camino un poco mareado hacia donde están sus amigos, que traen una máquina que debo confesar me da un poco de miedo — toma uno — me dice él mientras me da uno de los cables que hay ahí, luego otro de sus amigos se toma de mi mano y forman un circulo. 

—Entonces, el que no se suelte no paga nada este día — dice mi cuñado feliz y de pronto comienzo a sentir una corriente eléctrica pasando por mis manos. 

—¡Mierda! — grito pero no me suelto. 

—Recuerda cuñado, el que se suelta paga, y recuerda que estas casado con mi hermana así que el dinero vale cada centavo — y se ríe. 

Poco a poco van subiendo la intensidad de la electricidad hasta que todos comenzamos a gritar de dolor pero a la vez a reírnos, el primero que se suelta es Rodolfo y así nos vamos hasta que sólo quedamos Polo, mi cuñado y yo. El mesero prende la máquina y la electricidad vuelve a nuestro cuerpo. Aún no puedo creer que los mexicanos se den toques por diversión. Finalmente quedamos sólo Paco y él se suelta — estás cabrón güero — me dice — hasta parece que naciste para ser mexicano — y me da una palmada en la espalda — vente, te disparo una birria — me dice. 

Nos alejamos de los bares y entramos por un pasillo que nos lleva a una serie de comedores igual de coloridos. Mi cuñado pide por mi, y cuando llega el plato lo observo — come, te juro que se te baja el mezcal y el tequila en chinga — me comenta. 

Meto la cuchara y dice que no — estoy un arte comer esto cuñado, mira, le pones limón, su cilantro y la salsita y con una tortilla te haces un taquito — me enseña y yo lo imito sólo que omito la salsa. 

—¡Ponle! No pica nada — y le echa a un taco y yo con confianza hago lo mismo y al probarlo toso. 

—¡Pero qué pica un montón! — le digo tomando un sorbo de cerveza. 

—No, no pica nada, dale otra mordida — me alienta y vuelvo a hacerlo. 

Después de acostumbrarme un poco al sabor y de comer este plato tan delicioso él me ve — Oye, escuché como defendiste a mi hermana ante el cabrón de Rodolfo, y gracias — me comenta. 

—No tienes nada que agradecer — le digo — es verdad todo, Ximena y yo estamos hechos el uno para el otro.— 

—Me alegra que digas eso, ya le hacía falta a Mena alguien que la quisiera. Mena es muy sensible, se ve fuerte pero no lo es, cuando murió mi madre ella básicamente se refugió en sus diseños y en el estudio, después vino el cabrón ese y la enamoró pero sólo para escalar en la empresa de mi papá, para luego salir con su domingo siete embarazando a la Maquena que era su mejor amiga… pero, ahora parece que volvió a confiar en ti y eso es bueno.—

Paco al decirme esto hace que comience a sentirme un poco culpable y a la ve feliz — Mena no es así de impulsiva, así que si se casó contigo es por algo especial que vio en ti, así que siéntete afortunado — y levanta la cerveza — Bienvenido a la familia güero, en verdad te haz vuelto digno de estar con mi hermana — me comenta y yo alzo mi botella . 

—Te prometo que la haré feliz— le digo. 

—Más te vale cabrón, porque eso de meter las manos al fuego por alguien ciegamente es algo que nunca había hecho… ahora come que se te enfría la birria.— 

Llego al piso a las 5:00 am, las piernas apenas me funcionan y creo que la birria no evito que llegara ebrio. con trabajos cierro la puerta y camino hacia el baño para asearme. Me quito la ropa poco a poco hasta quedar en ropa interior y me meto a la cama, necesito dormir, mañana tengo que trabajar, mañana tengo que ver a Ximena y decirle que la amo… mañana despertaré de nuevo en este sueño que nunca pensé que se haría realidad, donde Tristán puede ser Tristán.

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