-1 semana después- 

Antonio 

Han pasado meses desde la última vez que estuve al lado de Lila y mi hija Mena, y no puedo contener la emoción. Pasaremos los días en Ibiza, donde he rentado una bonita casa, espaciosa y amplia, donde podremos estar a gusto. Las estoy esperando aquí, en el patio trasero, mientras el sol se pone lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. El aroma del mar se mezcla con el de las flores que adornan el jardín, creando un ambiente cálido y acogedor.

Siento un cosquilleo en el estómago, una mezcla de nerviosismo y alegría ante la inminente reunión con mi familia. Han sido meses difíciles, llenos de trabajo y preocupaciones, pero ahora, por fin, podré disfrutar de unos días de descanso y felicidad junto a las personas que más amo en el mundo.

Desde que llegué a la isla esta mañana, he estado ocupado preparando todo para la llegada de Lila y Mena. He decorado la casa con luces navideñas y adornos festivos, creando un ambiente festivo y acogedor que espero que les haga sentir como en casa. También he preparado una deliciosa cena, con todos mis platos favoritos, para celebrar nuestra reunión.

Mientras espero, mi mente vuela hacia el pasado, recordando los momentos felices que hemos compartido juntos. Recuerdo los paseos por la ciudad de Madrid de noche, las risas y los abrazos, los besos y el nacimiento de mi hija. Pero también recuerdo los momentos difíciles, las discusiones y las lágrimas, todos estos meses que vivimos separados.

Pero a pesar de todo, lo único que importa es que estamos juntos de nuevo, y eso es lo que me llena de alegría este momento. No importa lo que haya pasado en el pasado, lo único que importa es el presente, y estoy decidido a aprovechar cada momento que pasemos juntos.

Finalmente, escucho el sonido de un coche aproximándose por el camino de entrada, y mi corazón salta de alegría. Me levanto de mi asiento y camino hacia la puerta principal, con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro. No puedo esperar para ver a Lila y Mena, para abrazarlas y besarlas, para sentir su calor y su amor una vez más.

La puerta se abre lentamente, y ahí están, mi hermosa lila y mi hija, radiantes y hermosas como siempre. Lila lleva a Mena en brazos, y mi corazón se llena de ternura al ver su pequeña carita curiosa mirando a su alrededor con curiosidad. Me acerco a ellas con paso firme y las abrazo con fuerza, sintiendo el calor de su amor envolviéndome por completo.

—¡Hola, cariño! —exclama Lila, con una sonrisa luminosa en el rostro. Ella se acerca a mí y me sonríe.  

 Cuando nuestros ojos se encuentran, siento que el tiempo se detiene y el mundo entero desaparece, dejando solo espacio para nosotros dos. Mis pasos hacia ella son impulsados por un anhelo que ha crecido con cada día lejos de su lado, una necesidad de tenerla entre mis brazos nuevamente.

Al tenerla frente a mí, no puedo contener la emoción que me embarga. La tomo entre mis brazos con delicadeza, pero con determinación, como si estuviera aferrándome a ella con todas mis fuerzas para no dejarla ir nunca más. 

Sus labios, suaves y cálidos, encuentran los míos en un beso que rebosa pasión y anhelo acumulado. Es como si cada segundo de ausencia se evaporara en ese momento, reemplazado por la intensidad de nuestras emociones compartidas.

Siento su cuerpo responder al mío, buscando la cercanía perdida y el consuelo que solo podemos encontrar en los brazos del otro. Cada caricia, cada roce de sus labios contra los míos, me recuerda lo mucho que la he extrañado, lo vacío que ha sido mi mundo sin ella a mi lado. Pero ahora, aquí, en este instante, todo eso queda atrás. Solo importa este momento, esta conexión que nos une más allá de las palabras.

El beso se prolonga, como si ninguno de los dos quisiera que termine. Cierro los ojos y me dejo llevar por la marea de sensaciones que me envuelve, permitiéndome perderme en el aroma familiar de su piel, en el sabor dulce de sus labios. 

Para mí, este instante es perfecto, un regalo que he esperado desde hace tiempo y que es un alivio a toda la incertidumbre y el caos del mundo exterior.

Nos separamos un momento, y veo a mi Mena en brazos de Alex, quien la carga con mucha facilidad. Mi hija ha crecido tanto que ya no la reconozco. Alex la pone entre mis brazos. 

 —Se ha ido la bebé —comento, al notar que mi hija ha crecido. 

—Va creciendo fuerte y bella. Se parece tanto a ti. 

—No, se parece a ti, solo tiene mis ojos. 

Mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad y me siento afortunado de volverlas a tener frente a mí. Nos quedamos unidos en un abrazo durante unos minutos, disfrutando del calor y la cercanía mutua, antes de entrar juntos en la casa.

—Estoy tan feliz de que estén aquí —confieso, mientras veo a Lila. 

Pero a pesar de toda la alegría y la felicidad, también hay un atisbo de tristeza en el aire. La Señora Fátima Lafuente, la abuela de Lila, está enferma, y no sabemos cuánto tiempo más estará con nosotros. Lila, no solo viene a verme, sino a que la señora conozca a nuestra bebé, así que este viaje debe ser bastante fuerte para ella. 

—Alex, te pido que pongas la maleta de Mena en su habitación y tu te instales en la habitación de al lado. Es por ese corredor —le indico—. Eres libre de comer y tomar lo que sea de la cocina y disfrutar de las instalaciones. 

—Gracias, señor De Marruecos —me responde. 

Él se retira, dejándonos a solas. Alex ya sabe qué hacer. Su presencia discreta y atenta es reconfortante, pero también anhelo este momento a solas con Lila y Mena, para disfrutar de la intimidad familiar que tanto he extrañado.

—¿Cómo les fue de viaje? —pregunto. 

—Largo, ¿quién dice que viajar en avión privado con una bebé es igual de fácil que en un comercial? 

—¿Acaso te estás quejando? —bromeo, y ella sonríe. 

—¿Théa ha venido?, ¿sabes algo de Pablo? —me pregunta Lila, bastante preocupada. 

—Théa hace meses que no me habla. De Pablo sí sé, recuerda que está trabajando conmigo. Se encuentra bien, se ve… radiante. Supongo que a pesar de las amenazas, el amor de Théa le hace bien. Lo único es que los dos se la pasan casi escondidos. Después de la amenaza no van a muchos lugares. 

Lila pone rostro de preocupación. 

—Pobre Pablo. 

—Lo sé. Pero no escucho quejas de su parte. En realidad, ama mucho a Théa, y con lo que le he escuchado, planean una vida juntos. 

—¿El hombre los ha vuelto a amenazar? 

—No, según el agente, se ha mantenido lejos, pero, para desgracia, ya no estará protegiéndolos. Théa y Pablo quedarán desprotegidos en unos días. 

—Pero, ¿por qué? —inquiere preocupada.

—Cambios que yo no pude evitar. Pero, Pablo me prometió que tendrán a alguien más que los apoye. 

Lila se lleva las manos hacia el pecho y suspira, como si estuviese sacando la tensión. 

—Volver acá se siente… peligroso. 

La abrazo. 

—No. Te prometo que no estamos en peligro. Mejor vamos a disfrutar, ¿quieres? Mañana llega tu hermana de Nueva York y estaremos todo el día en casa de tus padres. Disfrutaremos de la familia y te olvidarás. Venga, amor, no te pongas así. Estoy seguro de que ellos estarán bien y, además, hace mucho que no nos vemos. No quiero que estés triste. 

Lila me sonríe. 

—Lo siento —se disculpa—. Te juro que estoy feliz, muy feliz. Solo vengo cansada. 

—Entonces, cenemos y descansemos, ¿quieres? Porque los grandes días se acercan. 

Lila asiente y me da un beso sobre los labios, para después, refugiarse entre mis brazos. Sé que está feliz de verme de nuevo. 

6 Responses

  1. Que incertidumbre con Pablo y Thea. Ojala logren desaparecer a ese chez, hundir a loa karagiannis y descubrir que paso con el papa de Antonio y esos papeles, creo que Antonio si tendrá que ir a ver sus hermanas, yo aun dudo que haya sido Ana, no se. A la expectativa de todo..

  2. Con el alma en un hilo con todo lo que les pasa a Thea y Pablo, ojalá que pronto se logren deshacer del desgraciado de Chez, que ya pronto Antonio exhiba a los infelices de los Karragiannis jajaja

  3. Que bonito reencuentro =) tanto amor que se tienen y la bonita familia que forman para estar en estas situaciones =( eso de Pablo y Thea es de preocupar como que se quedan sin protección o sera una táctica para que ese hombre caiga? que miedo con ese loco

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