[Ximena]
Nos encontramos desayunando en una de las fondas que están por el departamento y muero de risa con las pregunta de Tristán al ver el menú.
—¿Huevos rancheros? — me pregunta.
—Es un huevo estrellado encima de una tortilla, le ponen salsa roja arriba — le explico.
—¿Huevos divorciados? — vuelve a preguntar.
—Son huevos fritos, dos, encima de una tortilla, le ponen a uno salsa roja, al otro salsa verde… por eso son divorciados, porque lleven salsas diferentes — y él pregunta de nuevo.
—¿Huevos a la mexicana?
—Sí son huevos revueltos con chile, cebolla y jitomate que dan el verde, blanco y rojo de la bandera… —
Nunca había tenido tantas opciones de huevos para desayunar — me dice y yo me río.
—¿Qué desayunas en Ibiza? — le pregunto.
—Pues… créeme, no unos huevos divorciados — comenta y se ríe — la vida tiene muchas más opciones aquí en México ¿sabes? ni los huevos saben igual… cada salsa, cada platillo, aunque sea él mismo, lo comes en otro lugar y pica más o pica menos. Me gusta, me hace sentir.. no tan rutinario.—
—Eso es bueno, sólo qué cuidado con las salsas ¿eh? recuerda que no pica es que pica..—
—Un chingo— contesta Tristán y yo le veo divertida.
—Vaya… ya usamos esa palabra— y él se ríe.
—Amo esa palabra, expresa mucho en tan poco— y se ríe.
Tristán me mira a los ojos y me sonrojo —¿Así qué? ¿Qué tienes planeado para mi hoy Ximena Caballero? Me llevarás a la Casa de Frida Kahlo —
—La casa de Frida Kahlo queda en Coyoacán y nosotros estamos en el Centro Histórico, además es tan famosa que se necesita hacer cita, por lo que nos mantendremos por aquí. Hay muchas cosas que ver en el Centro. Si gustas, luego hago una cita en la Casa Azul y vamos a verla ¿te parece? —
—Me parece — contesta.
—Entonces mejor pide para que desayunemos y podamos empezar este tour — digo divertida.
—Esta cita — me corrige él.
—Esta cita…— murmuro y Tristán se acerca y me da un beso tierno.
Después de desayunar y que Tristán descubriera que el chile de los huevos a la mexicana si pica, caminamos por la calle 5 de febrero directo al zócalo de la ciudad. Tristán toma de mi mano y aunque al principio admito que es raro, pero después de un momento todo se hizo más familiar.
Mientras entramos a la gran explanada del Zócalo de la ciudad, con la bandera de México hondeando hasta arriba del mástil, yo le muestro a Tristán todo lo que está alrededor.
—Allá — digo señalando al fondo — está la Catedral de México y al lado está el Templo Mayor, bueno las ruinas del Templo Mayor. Dicen que cuando los conquistadores llegaron destruyeron la pirámide que estaba aquí en el centro y construyeron una Catedral, ahora puedes entrar a la parte de abajo de la Catedral y ver las ruinas de la pirámide… las tubas— y él me abraza por detrás, pasando sus manos por la cintura y me pega a su pecho,
—¿Qué más? — me dice mientras besa mi cabello. Mis manos se acomodan sobre las suyas.
—Bueno, la Catedral se está hundiendo, porque antes, todo esto que nos rodea era agua, los antiguos prehispánicos se movían en trajineras, así como en Venecia — le digo — aún hay un lugar llamado Xochimilco donde puedes ir y pasear en una.—
—¿Me llevarás Ximena Caballero? — me pregunta y yo me río.
—¿Hoy? No, la Ciudad de México es muy grande y debemos planear los tours.—
Tristán me voltea y quedamos frente a frente — ¿qué más sabes Ximena? — me dice tierno y me da un beso sobre la nariz.
—Este de acá — digo señalando una gran estructura, es el Palacio Nacional, aquí, desde ese balcón — digo señalando uno que está al frente — se da el grito de Independencia el 15 de septiembre por la noche y todo esto se llena de gente que grita viva México al unísono.—
—¿Me traerás al grito el 15 de septiembre? — me comenta y yo no sé que decir.
Si en verdad no funciona esto en 6 meses, Tristán se estará yendo de aquí en Abril y sólo de pensar en eso me hace un nudo en el estómago. Él lo entiende, o más bien lee mi rostro y sonríe — funcionará, esto funciona ya ¿no?— me murmura para luego besarme sobre los labios y hacer que mi cuerpo se derrita de nuevo.
No sé que tienen los besos de Tristán que poco a poco me desarman y hacen que mis rodillas tiemblen, tampoco sé si sólo me besa a mi de esa manera o antes ya lo hacía, pero no me importa, si esto no funciona al final, podré decir que me lleve unos buenos besos.
—¿Continuamos? — digo tratando de recuperarme y él me sonríe.
Lo tomo de la mano y lo llevo adentro de la Catedral, para que vea la hermosa arquitectura gótica y que sienta el suelo disparejo al entrar —¿sientes? — y él se ríe — se hunde 40 cms al año, así que dentro de un año esto estará más hundido.. y así.. por eso en los temblores se siente horrible.—
—¿Te ha tocado uno? — me pregunta curioso mientras salimos de la Catedral.
—Varios… y no, no quieres sentir uno — y él me da un beso en los labios.
—¿Cómo supiste que te diría eso? — y se ríe.
—Porque todos piensan que es genial, pero la verdad es que tienes ganas de huir. Pero vamos, que nos falta mucho por ver en esta Cita Tour.—
Caminamos por toda la calle Madero hasta llegar a una enorme torre que destaca a lo alto —¿subimos? — le digo y él niega.
—No soy muy admirador de las alturas.—
—¡Vamos! ¡Andale! No pasa nada…— le digo feliz.
—¿Y sí tiembla? — pregunta.
—No pasa nada, la Torre Latinoamericana ha resistido 3 temblores muy fuertes y lo único que ha pasado es que se ha roto un vidrio y nada más… vale la pena… ¡vamos! — y Ximena me jala del brazo divertida.
Subimos los 45 pisos de la Torre Latinoamericana y cuando llegamos hasta arriba Tristán cierra los ojos —Ven, vamos, no pasa nada — le animo y poco a poco vamos saliendo al mirador —abre los ojos Tristán o te perderás de lo mejor de llegar hasta acá.—
Tristán abre los ojos y exclama — ¡Qué belleza! — y me río.
—¡Te dije! Es genial… desde aquí se ve toda la Ciudad de México desde diferentes ángulos y cuando ves pasar los aviones en frente de ti, sientes que si estiras los brazos puedes atraparlos y te das cuenta que eres una hormiguita en una ciudad de elefantes — le comento y él me abraza para calentarme un poco ya que el frío es peor hasta arriba y estamos en noviembre.
—Me hubiera gustado tomar una foto desde acá — me confiesa — pero, adiós móvil. —
—Podemos regresar cuando quieras y todas todas las fotos que quieras — le contesto.
—Gracias Ximena Caballero — me murmura.
—De nada, así puedes ver en que ciudad vives ahora.—
—Creo que la conozco mejor que a la mía propia — me contesta.
— Entonces, tal vez, esto te anime a conocerla mejor algún día.—
—Pero contigo, quiero conocer Ibiza y Madrid sólo a tu lado ¿te parece? — y me da un beso en el cuello.—
Suspiro, debo confesar que a veces siento que Tristán me romperá el corazón en mil pedacitos y a veces siento que envejeceré con él. Me da miedo enamorarme profundamente de él, porque enamorada, ya estoy… juro que ya lo estoy.
—Ximena Caballero — me dice y yo lo veo — Tengo mucho frío y mucha más hambre ¿podemos ir a comer? — me pregunta.
—Sí, claro, vamos — y camino hacia la entrada pero él me toma del brazo y me jala.
— Esta vista se merece un beso ¿no crees? — yo me muerdo el labio lo veo a los ojos — mi mexicana bonita — y nos besamos sintiéndonos, literal ,en la cima.