[Tristán] 

( 3 am) 

No he puedo dormir, la promesa que le hice al padre de Mena me ronda la cabeza dándome todos los motivos para sentirme angustiado. Siento la respiración de ella rozando mi cuello mientras yace dormida a mi lado tranquilamente. Me levanto de la cama, me pongo los vaqueros un suéter, los zapatos y antes de salir de la habitación le doy un beso a ella sobre la frente. 

—Te amo mi amor — le murmuro y salgo de ahí. 

Solvino me observa desde el sofá y yo lo acaricio — ¿vamos a dar un paseo? — le pregunto y él se pone de pie inmediatamente para que yo le amarre y salgamos del piso. 

Sé que no es prudente salir del piso a las 3:00 am en la Ciudad de México pero, necesito pensar, necesito saber qué es lo que haré. Mi vida con Ximena es tan hermosa y libre que me he olvidado por completo que mi madre piensa que sólo estaré seis meses aquí y que después debo regresar a España completamente divorciado para poder continuar con mi vida y casarme con Bego y tan sólo pensar en eso me rompe el corazón. 

Camino un rato por la acera y después de que Solovino hace sus necesidades y olfatea cada poste de luz que hay, regreso sano y salvo al edificio. Subo con cuidado cuando de pronto veo la puerta de Doña Lucha abierta, me acerco con cuidado y veo par adentro —¿Doña Lucha? ¿está bien? — pregunto. 

—Pásale mijo, pásale, estoy preparando el desayuno ¿quieres?—

Entro con Solvino y él comienza a olfatear todo. El lugar de doña Lucha es muy diferente al que Ximena y yo tenemos. Es un poco más viejo y descuidado, hay miles de fotografías colgadas sobre el muro y los sofás huelen a tabaco ya que ella fuma mucho. La televisión siempre está prendida y esta vez una escena dramática de una chica tirada sobre el lodo y recogiendo una cadena con los dientes llama mi atención. 

—Qué bueno que veniste — me dice feliz — pasa, pasa, ahora platicamos cuando acaba la novela — y regresa a la estufa para seguir cocinando. 

—¿Qué está viendo? — pregunto mientras veo todo el drama exagerado. 

—Marimar, es una de mis favoritas, en ese canal pasa a las 4 de la tarde a las 9 de la noche y a las 4 de la mañana. Durante el día me quedo dormida, así que veo las repeticiones para coger el capítulo completo, pero siéntate — me invita y yo me acerco y me siento en una de las sillas del comedor. 

—Te voy a preparar un cafecito de olla — me dice tierna mientras yo huelo el aceite. 

—¿Qué hace despierta a estas horas? — pregunto y ella me voltea a ver a mi. 

—La misma pregunta es para ti, mi respuesta es que entre más viejo menos duermes, y la tuya ¿es? — y se me queda viendo. 

Suspiro y el olor a aceite pega en mi nariz — no podía dormir, este día fue de emociones muy fuertes y…—

Doña Lucha se acerca a mi con un plato de chilaquiles verdes con un huevo frito arriba cubierto con cebolla, crema y queso — ten come — me invita. 

—Pero, es muy temprano para desayunar — le digo. 

—Nunca es muy tarde o muy temprano para chilaquiles — justifica. Los pruebo de pronto todos los deliciosos sabores inundan mi paladar —¿ricos no? Te daré un toper para que le lleves a Ximenita — dice ella. 

Sigo comiendo y luego me acerca el café de olla — ahora si mijo ¿qué le ocultas a Ximena? ¿Otra mujer? — me dice de la nada y yo la veo —esa cara es de preocupación pero de algo que te carcome por dentro es una esposa o …—

—Otra vida — le confieso y ella me ve directamente a los ojos. 

—Otra vida ¿una mejor? ¿una más fácil? ¿Una peligrosa? — me pregunta. 

—Una a la que no quiero regresar — digo firme — una que si la escojo me aleja de Ximena y no quiero que eso pase — y doña Lucha me sonríe. 

—Ya veo — comenta —¿Cómo es que llegaste a la vida de Ximena? — me pregunta. 

—Bueno, ella y yo nos casamos en Las Vegas, no recordamos el porqué, pero, yo vine a buscarla y la única manera de divorciarnos era esperar seis meses para los trámites y… Es que le confieso, nunca pensé que me enamoraría de ella — me desahogo de inmediato — a principio vi su vida y la comparé con la mía y pasé “esto no es para mí”, pero el tiempo pasó y me gustó más y más, ella me cautivó y por primera vez en toda mi vida me siento feliz, libre, me siento yo — y Doña Lucha sonríe.

—Te conquistó la mexicana — y yo sonrío. 

—Yo sé tanto de su vida Doña Lucha, desde el primer día supe qué hacía, conocía su familia, me enteré quién le había roto el corazón y ella prácticamente no sabe nada de mi, le he contado todo por encima y ella tampoco me pregunta, bueno, ahora lo ha hecho más.—

—Supongo que Ximena no te pregunta porque antes no te tenía confianza, ella también suponía que en seis meses se iban a divorciar y prefirió no averiguar más sobre ti y es válido, pero ahora muchacho, tares una cara de enamorado que no puedes con ella — y me sonrojo. 

—La amo, la amo tanto — digo con una sonrisa — es la mujer perfecta para mí, no sólo físicamente si no, toda ella, es como si algún ser superior la hizo exclusivamente para mi — y Doña lucha se ríe. 

—¡Dios mijo! ¡Todo es obra de Dios! — y toma mi mano —entonces creo que ya sabes lo que debes hacer ¿no? — y la canción de la televisión me distrae 

“Cuando manda el corazón, siempre, siempre manda el amor.. Marimar, Marimar….”  suena en la sala y sonrío porque la frase parece muy oportuna. 

Podría decirle a doña Lucha que no, pero sí, si tengo una idea de lo que debo hacer sólo que me estoy tardando, así que asiento con la cabeza. 

—Terminate los chilaquiles, entonces,  y ve y hazlo, porque sé que ya lo sabes. — dice doña Lucha. 

Otra melodía me vuelve a distraer “Vuelves en cada sueño que tengo caigo de nuevo en tu red…” reza la canción. 

—¡Ufff! Esa canción me encanta — y Doña Lucha comienza a cantar. 

Volteo a ver la televisión y veo la introducción a la nueva telenovela  — esa si me la se´— bromeo y ella sonríe — incluso lo vi en uno de los clubs de mi padre — digo. 

—¿Al actor? — pregunta. 

—No, al cantante, al cantante de la canción — corrijo. 

—Yo ni sé quién es, solo me sé la canción — y sonrío — Arréglalo antes de que te pase lo que dice la canción… “tuve tantos momentos felices, que olvido lo triste que fue, darte de mi alma lo que tu echaste a perder” — concluye — Te daré un toper para que le lleves chilaquiles a Mena — y se pone de pie. 

Después de comer y terminarme el café de olla, vuelvo a mi piso e inmediatamente voy al ordenador portátil y entro a mi correo electrónico, desbloqueo las direcciones de mi madre, Bego e Iñaki y 200 correos caen en mi bandeja de entrada. Entro a uno de mi madre y leo apresurado. 

“¡Tristán! Llevo semanas sin saber de ti y ya me estoy preocupando de que te haya pasado algo en ese país de….” 

Lo cierro, mas dramas tipo Marimar no quiero por ahora. Abro uno de Bego y de pronto se descargan los menús de la boda que ella está planeado para ella y donde yo sólo soy el muñeco que la llevará al altar. 

“Baby, no sé que menú escoger así que te mandé todos, sé que estas ocupado en Nueva York, pero quisiera que me contestes…”

Lo cierro igual, y así como vienen los señalo todos y los borro. Después, abro uno de Iñaki y sin leer que me pone le respondo. 

“Hola Iñaki, 

Espero que te encuentres bien. Disculpa si no te he contestado pero he tenido algunos problemas aquí ” 

Miento, pero no me da la gana contarle de mi vida en México y con Ximena. 

…Me han robado el móvil y no tengo dinero para comprarme otro, así que me comunico contigo vía correo electrónico.

Lo envío, sé que en este momento él debe estar despierto y trabajando así que posiblemente me conteste al recibirlo, y de nuevo no me equivoco. 

“¡Hermano! 

Qué gusto saber de ti, no tienes idea la locura que hay aquí por encontrarte, yo le he dicho a tu madre que estás bien, pero ella incidiste que llame a la Interpol para buscarte, me quería reír, no lo hice. Qué lastima lo de tu móvil” 

De pronto el chat del correo se abre y veo un mensaje de Iñaki. 

Iñaki:

¿Cómo va México?  Ya aprendiste a montar un burro. 

Su comentario, además de ofensivo, no me gusta, y me doy cuenta inmediatamente del tipo de persona que es Iñaki y no puedo creer que lo haya considerado mi mejor amigo en un momento. 

Tristán:

Todo bien. Oye, tengo algo que decirte y necesito que me leas ¿quieres? 

Iñaki: 

Dime. 

Tristán: 

Te aviso que he decidido que no regresaré a Ibiza en unos meses. He decidido quedarme en México. Con Ximena , porque la amo . 

Y al escribir eso mi corazón late rápido esperando la respuesta de él. Unos minutos después él responde. 

Iñaki:

¡¿Qué estás loco tío?! No puedes hacer eso, es imposible que lo hagas, hay mucho en juego aquí, está Bego, tu madre, tu padre… ¡tu herencia! 

Tristán: 

Me importa un comino. Ya no quiero nada, me quedaré aquí con ella y viviré mi vida, no me divorciaré, no lo haré. Así que te pido que no vuelvan a buscarme, olvídense de mi , que yo haré lo mismo con ustedes.

Iñaki: 

¿Pero qué dices?  ¿Qué pasa si me preguntan por ti? 

Tristán: 

Dices que no sabes 

Iñaki: 

Pero Tristán ¿estáis loco? ¿Abandonarás tu vida por una mujer que apenas conoces? 

Tristán:

No, no abandonaré mi vida por una mujer que apenas conozco . Abandonaré la vida que apenas conozco por la mujer de mi vida. No me busquen más. 

Iñaki: 

Pero Tristán…. 

Veo que escribe pero lo bloque de nuevo y cierro el ordenador, suspiro y éste me sabe a tranquilidad — No le digas a Ximena ¿quieres? — le digo a Solovino que yace echado a mi lado. 

Me pongo de pie y vuelvo a entrar a la recámara, veo a Ximena profundamente dormida y las primeras luces del día iluminando el lugar. Me quito la ropa y vuelvo a entrar a su lado, su cuerpo está caliente y cuando mi cuerpo frío la toca despierta. 

—Lo siento mi vida, no quería despertarte — le murmuro y ella se acurruca en mi pecho. 

—¿Por qué hueles a chilaquiles? — me murmura y yo sonrío — te amo mi español que huele a chilaquiles — dice tierna y me da un beso sobre el pecho. 

— Y yo te amo a ti, mi mexicana hermosa — y de nuevo Ximena cae dormida mientras la observo. 

«Abandonaré la vida que apenas conozco por la mujer de mi vida » repito en mi mente «me quedo contigo para siempre Ximena Caballero, para amarte el resto de mis días » y le doy un beso sobre la frente. 

— Me quedaré contigo por siempre y para siempre… para siempre amarte.  —  le murmuro y mientras siento su respiración en mi cuello y acaricio su cabello, me quedo dormido de nuevo. 

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