[Ximena]

(2 meses después) 

¿Cómo será mi vestido para mi boda?  Es lo único que se me viene a la mente mientras arreglo los detalles de un vestido sencillo para una chica que en unos días se casará por el civil, ¿será enorme? ¿con capas? ¿Corte sirena? ¿corte princesa? ¿recto? ¿imperio? y por cada puntada que doy sobre la tela repito el tipo de corte y los detalles que llevará. 

He diseñado, cocido y arreglado miles de vestidos de novia durante toda mi carrera, y verdaderamente jamás me había puesto a pensar en uno para mi, y ahora que recuerdo cuando me casé en Las Vegas, traía un vestido de lentejuelas de colores algo corto… lástima que no tenga fotos para al menos reírme del momento. La chica sonríe mientras se acomoda el cabello para encontrar el peinado perfecto. 

—¿Cómo se ve mejor? — me pregunta y yo alzo la vista para verla a través del espejo —¿El cabello así? — y se lo recoge completamente  — ¿O así? — y se hace media cola. 

La observo «¿no se supone que debería de saberlo ya?» pienso y al no saber qué contestarle sólo sonrío. 

—¿Han pasado muchas novias por aquí no? — pregunta. 

—Sí, claro, muchas.—

—¿Cuál es el vestido que mas te ha gustado diseñar? — 

Sonrío — No sé, en realidad no recuerdo todos los vestidos y bueno, en realidad son para ustedes, yo los deseo conforme van dándome detalles — le contesto —muy bien, ahí está — le digo y me pongo de pie.

Ella sonríe y se ve la parte de atrás — tu reputación es verdadera, eres muy buena — me dice — en verdad te recomendaré ampliamente, tengo amigas que próximamente se van a casar.—

—Muchas gracias, no sólo diseño vestidos de novia, también para otros eventos, ya sabes, quince años, bautizos, me han pedido hasta para graduaciones…—

—¡Te recomendaré! ¡Te súper recomendaré! — y se da una vuelta y se ve. 

—¿Entonces? ¿recogido, suelto? — vuelve a preguntarme. 

—Recogido se ve bonito… deberías traerlo así.—

—Te haré caso, me encanta — contesta y luego va por su celular para tomarse una foto. 

—¿Ximena Caballero? — escucho al fondo volteo y veo a una chica de cabello rubio, muy bien vestida, con un perfume extremadamente dulce que me causa náuseas sólo de olerlo. 

—Sí, soy yo — digo sonriente. 

—¡Por fin te he encontrado!  — me dice con un acento español muy marcado que me recuerda a Tristán — que me he perdido un poco en esta ciudad, es muy grande.—

—Sí, sobre todo el Centro Histórico — admito —¿me da unos minutos? Termino de entenderla a ella.—

—Sí claro, tengo todo el tiempo que desees — y comienza a recorrer el local viendo los diseños que tengo expuestos para el público. 

Voy con la otra clienta al probador y tomo su vestido para empacárselo y que se lo lleve. Cuando ella sale le explico los cuidados que debe de tener y cómo debe de colgarlo. La chica española se queda viendo un vestido y sonríe. 

—Gracias Ximena, luego te mando las fotos que me pediste para tu página— me dice la otra clienta y sale del lugar con la caja entre las manos, dejándonos solas a las dos. 

—Ese vestido es corte princesa, es bastante bonito — le comento y la chica española voltea. 

—Sí, sí, es bonito. La verdad es que las fotos de tu página de Facebook no le hacen justicia… son más hermosos ya que los ves en vivo.—

—Gracias —contesto —¿Así me encontraste? ¿por mi página de Facebook?— pregunto. 

—Sí — contesta seca. 

Nos quedamos en silencio un momento. De repente siento un aire de tensión que nunca había vivido y no sé por qué, ni siquiera la conozco. 

—¿Cuál es tu nombre?— pregunto para romper un poco esto tan extraño. 

—Begoña De la Vega — me contesta. 

—Y ¿qué es lo que te trae por aquí? — 

—Vengo a que me diseñes un vestido, me casaré en unos meses con mi prometido que está aquí en México y vengo a visitarle, así que para no perder el tiempo, dije ¿por qué no buscar una diseñadora que me confeccione el vestido de mis sueños? — y sonríe. 

—¿En cuántos meses? — pregunto. 

—Aproximadamente dos — y me sonríe. 

—¿Dos meses? ¿Para un vestido de novia? Es un trabajo bastante arriesgado, porque si se hace el vestido desde cero, tendría que trabajar día y noche para entregarlo y hacer los ajustes necesarios…— le confieso y ella se acerca a mí y se quita los lentes de sol. Sus ojos grises me impactan. 

—¿Sabes por qué te escogí? Porque me dijeron que eras la mejor, luego leí las recomendaciones en la página y dije ¿por qué no? Podría haber escogido a una persona de mi mismo país pero, tus vestidos son hermosos ¿sabes? son tan.. hogareños — y al decir esa palabra lanza una sonrisa de lado. 

—¿Hogareños? Creo que quieres decir hechos a mano.—

—Sí, sí, eso — me ignora — Traigo un diseño ya hecho para ti.—

Begoña abre su elegante bolsa y saca una carpeta con varios papeles adentro. Yo la tomo y me voy al mostrador para poder extenderlos todos y revisarlos. Es un vestido corte cola de pato, con muchísimo detalle en la costura y pedrería, lo reviso. 

—Es mucho trabajo — le digo sinceramente. 

—Te voy a pagar bien Ximena Caballero, además, a mi prometido le va a encantar, porque será justo el vestido que ambos vimos en Madrid en un aparador… él es como muy ya sabes… apoyar diseñadores independientes, comercio local — y sonríe. 

—Pero, éste no te lo diseñé yo — digo confiada. 

—Lo sé, pero, este es sólo como un bosquejo — y pasa su mano arriba de él ¿crees que me puedas tener uno nuevo para dentro de dos días? — me dice — un diseño hecho por ti y así te digo que sí y que no.—

—Bueno, es que, yo tengo otros diseños que hacer para clientas que ya me han pedido…— y Begoña saca de su bolsa un fajo de billetes, unos diez mil pesos que al ponerlos sobre el mostrador los cubro de inmediato, no por que sea un soborno, si no porque una cantidad así de grande, expuesta, puede causar muchos problemas en esta ciudad.—

—¿Qué significa esto? — le digo. 

—Un pago, sólo por el diseño y si me gusta y te pido que lo hagas, habrá más, mucho más, lo que tu desees Ximena Caballero — y cuando pronuncia de nuevo mi nombre vuelvo a sentir esa tensión entre las dos. 

—Mira puedo hacerte el diseño en dos días, pero no aceptaré todo el dinero por ello, es mucho y no sería honesto de mi parte que..— 

—Es pago por un trabajo Ximena. No tienes por qué decirme que no aceptas el dinero — me comenta — quédatelo, la verdad es que para mi no es nada — y se ríe. 

No entiendo su comentario ¿debo sentirme halagada ? ¿ofendida? De pronto la actitud de Begonia es bastante rara y no sé porque mi intuición me dice que debo deshacerme de ella lo antes posible. Sí, necesito clientes, pero no sé porque a ella no la necesito. 

—Tendré tu diseño en dos días— y tomo un pedazo de papel y una pluma — si me das tu teléfono puedo llamarte para que vengas a la tienda a verlo — le comento. 

—No, está bien, nos volveremos a ver en dos días… yo vendré directo a tu local, no te preocupes. Tú ocúpate por diseñar y si me gusta.. No tienes idea lo famosa que te puedo hacer en mi país. Podrías pasar a la historia como la chica que le diseñó a Begoña De la Vega su vestido de novia — y sonríe — hasta luego Ximena Caballero, me dio mucho gusto conocerte y sobre todo haberte encontrado.— 

No sé si a mi me dió gusto conocerla, pero admito que al salir de lugar me ha dejado con una sensación de intranquilidad horrible y, junto con la mezcla de su perfume tan dulce, me ha revuelto completamente el estómago. 

Martita sale de la trastienda después de haberse ido en su hora de comida y me ve —¡Ora tu chamaca! ¿y esa cara? — me pregunta. 

—No te ha pasado que sientes que algo se aproxima y no sabes qué, pero aún así no le quieres hacer caso — le confieso y ella me ve extrañada. 

—Desde que andas con el Tristán andas bien filosófica — me confiesa y yo me río —¿lista para hoy? — pregunta. 

—Lista, no puedo creer que hoy sea mi pedida de mano Llega un poco tarde porque ya me casé con Tristán pero él quiere hacer las cosas bien — y sonrío. 

—Estás bien enamorada chamaca, y eso es bueno. Admito que antes el güero me caía gordo y desconfiaba mucho de él, pero ahora… es justo hecho pa’ ti y eso me encanta.— 

—Parece que fue ayer cuando lo agarraste a palazos en la entrada — y me río. 

— Y aún puedo ehh.. que sea tu esposo, ya bajo todas las razones—

—¿Todas las razones?  — pregunto.

—Sí, por el civil, por la iglesia y por pen..—

—¡Ey! Estás hablando de mi Martita — le interrumpo y ella se ríe. 

—Ya vete Ximenita, para que te vayas al salón de belleza a arreglarte y ponerte bonita pa’ hoy en la noche.—

Tomo los diseños que Begonia me dejó y los junto todos para volverlos a poner dentro del sobre — ponlos allá dentro ¿no? sobre la mesa — le pido y tomo el dinero que me dejó y lo meto en la bolsa. 

—¿Y todo ese dinero? — me pregunta. 

—Una señorita me lo dio para tenerle su vestido en dos meses… le dije que no pero me presumió que no es anda para ella… en fin, mejor para mi. Con esto puedo empezar los ahorros para mi boda en diciembre.—

—Vente con mucho cuidado ¿sí? — me advierte. 

—Sí me iré con cuidado — y no sé porque al decir esa frase vuelvo a sentir esa sensación rara en el estómago. 

«No quiero pensar que algo malo va a pasar pero me preocupa ese presentimiento… y desgraciadamente yo nunca me equivoco en presentimientos pero ¿qué podría pasar de malo? Tristán me quiere, yo lo quiero… y no hay más, nada más».

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