Tristán]
Volteo sólo para ver a Ximena perfectamente maquillada, con un hermoso peinado que inmediatamente me hace sentir el peor hombre del mundo. Se supone que hoy era el día donde ella y yo nos comprometeríamos, donde le demostraría a todos cuanto la amo ahora… llega a esto que le he escondido por meses y que está a punto de explotar. No, no se lo merece, no se merece lo que viene, y sé que todo fue culpa mía, todas y cada una de las palabras que hoy trataré de salvar.
— Te dije que nos volveríamos a ver ¿no? — contesta Bego mientras ve a Ximena.
—¿Qué pasa aquí? — me pregunta confundida.
—Ximena — murmuro y ella voltea a ver a Iñaki.
—¿Viniste a la fiesta de compromiso? ¿lo invitaste? — me pregunta.
Esa frase llama la atención de mi madre así que me de inmediato —¿Fiesta de compromiso? — pregunta.
Me quedo en silencio, sí, soy un cobarde y sólo puedo ver como Ximena me observa esperándo respuestas — Tristán…— me pregunta y en sus ojos veo una nueva mirada, la de la incertidumbre.
—Soy la madre de Tristán — dice mi mamá mientras la ve — y no, no venimos a tu fiesta de compromiso, incluso vengo a decirle que se deje de jueguitos, firme ese divorcio de una vez y nos regresemos a España— y todo me cae como un balde de agua fría, y parece que a ella también. Ya que se lleva la mano al vientre.
—¿Qué? ¿divorcio? — y ahora su mirada se clava en mi —¿de qué está hablando? — pregunta.
—De que Tristán se tiene que casar conmigo no contigo, tú sólo fuiste el desfogue de unos meses — agrega Bego.
—¡No! — digo firme — no, eso no es verdad.—
Ximena me ignora — ¿De qué me estás hablando? — pregunta.
—¿Recuerdas mi prometido? Resulta que es tu “marido” — sonríe.
—No, No Ximena — insisto — veme Ximena, escúchame — le digo mientras la tomo de los hombros y la obligo a que me haga caso. Ella me observa con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Tú desfogue? — pregunta.
—Sí, D-E-S-F-O-G-U-E — repite mi madre — ya jugó tu jueguito por unos meses, ya se divirtió es ahora de regresar a que tome responsabilidad sobre sus actos.—
Ximena suspira — Pero, tú y yo estamos casados…— repite.
— Sí, pero se casaron en Las Vegas y eso fue un terrible error que mi hijo cometió ¿crees que tomaría en serio una relación como esta? ¿Crees que Tristán Ruiz de Con viviría aquí? ¡Ay por favor niña! ¡Despierta! Ni en tus sueños esto pasaría… y se ríe.
— ¡Basta! ¡Basta! — le digo a mi madre — Ximena, déjame explicarte.—
— ¡Explícate! ¡Explícate ahora! — me dice enojada mientras me veo con ojos de rabia y decepción.
—Yo te amo — insisto — te amo con el alma.—
Y Ximena se sienta sobre el sofá y pone las manos sobre el rostro para después romper en llanto.
—¡Yo te firmé el contrato! — le digo a Iñaki de nuevo — ¡Dónde está! ¡Dónde lo escondiste cabrón! — le grito con una rabia insistente y voy hacia él para tomarle de nuevo de la camisa — ¡Dile a Ximena! ¡Dile a todos! — grito.
—¡Basta! — grita Ximena —¡Ya no mas mentiras Tristán! ¡No más evadir respuestas! ¡Dime qué está pasando! —
Entonces trato de verla a los ojos pero no puedo, esquivo la mirada y la bajo hacia el suelo — Tristán está comprometido con Bego, no sabemos porque se casó en Las Vegas contigo, así que vino hace meses para divorciarte de ti, dijo que no podía porque tenía que esperar, pero en realidad él podía divorciarse desde hace tiempo ¿no es cierto? — y me ve — así que mi hijo se quedó para divertirse un rato, para pasar el tiempo mientras se podían regresar. Se casaron en Las Vegas querida, por diversión, y esto es lo que es esto, diversión, pero hoy ha llegado el momento de regresar, de asumir su papel, el juego terminó. — dice mi madre.
—¿Eso es verdad? — pregunta —¿Fui un juego nada más? — me pregunta entre lágrimas.
—No, Ximena, no.. yo —
—Admítelo Tristán, tú mismo dijiste que eran tus vacaciones para liberarte de toda responsabilidad — me dice Iñaki dándome la última estocada por las espalda.
—¿Eso es verdad? — pregunta ella.
La veo, y no puedo evitar que las lágrimas se me escapen — Sí — murmuro y ella cierra los ojos decepcionada — al principio si fue para escapar de mi vida, de Bego, de todos, pero después me enamoré de ti, estoy enamorado de ti, te amo y hace meses atrás firmé un contrato renunciando a todo para quedarme contigo, díselo Iñaki, díselo.—
Ximena voltea a verlo y él niega — no sé de qué hablas — le responde.
—Mentiras, mentiras y más mentiras, todo el tiempo me mentiste — responde Ximena — ahora entiendo todo, que no me hablas de tu vida en España, ni de tu familia. Debí confiar en mi cuando sentía que algo no estaba bien contigo, pero me dejé llevar… confíe en ti — y comienza a llorar.
Trato de abrazarla pero ella me aleja — ni te atrevas a tocarme — y camina unos pasos lejos de mi — Te aprovechaste de mí, de mi familia, de mi ingenuidad, de mi ignorancia. Sabías lo que había pasado con Rodolfo y aún así no te importó, seguiste con tu juego de engaños y mentiras y permitiste que todos se burlaran de mi — me dice llorando — ya me imagino las risas de Iñaki y tuyas el día que fue a Cuernavaca ¿A qué fue? ¿ a comprobar si lo habías hecho bien? — pregunta.
—No Ximena, yo, te amo… escúchame — le ruego.
—¡No! No te escucharé más… te escuché suficiente por meses.—
—Ximena, pero yo firmé ese contrato, te juro por mi vida que yo renuncié a todo…—
—¡Enséñame ese contrato! ¡Enséñamelo! — grita.
El silencio reina después de ese grito de coraje y enojo — Te mereces la familia que tienes — dice ella fría mientras observa a mi madre — te mereces la vida que tienes, te mereces la vida que tendrás al casarte con ella. La culpa no la tienes tú, la tengo yo… Rodolfo tenía razón sabes… soy muy tonta, muy ingenua, todo lo que por años me dijo es verdad… — dice llorando.
—No— insisto.
Ximena voltea a ver a mi madre — llévese a su hijo, señora. Lléveselo, muy lejos de mi — y mi madre sonríe.
—Claro, ese es el punto de venir, llevármelo de vivir en este lugar tan…—
—¡Cállate madre! — le reprocho y ella sólo se burla.
—Qué tonta fui en pensar que alguien como tú se podía enamorar de mi — y Ximena comienza a reírse — Y todavía tu prometida fue a pedirme que le diseñara el vestido que usará en su boda — y pasa del llanto a la risa si poder controlarse — y pensar que hoy íbamos a comprometernos…¿tan lejos querías llevar este juego Tristán? — me pregunta.
—No, yo nunca pensé que me enamoraría de ti — le confieso de nuevo.
—Da igual — contesta y se quita los anillos de bodas y me los da — Ten, llévatelos de trofeo, tíralos, échalos al mar en Ibiza, haz lo que quieras, porque empeñar no creo que lo necesites, por lo que veo — y me los avienta al cuerpo — no quiero volver a saber de ninguno de ustedes, mucho menos de ti — me dice viéndome a los ojos.
— Ximena, déjame explicarte — le digo pero ella abre la puerta del piso y sale de ahí bajando las escaleras lo más rápido que puede.
La sigo.
—¡Ximena! — grito y ella se para en medio de la acera.
—¡Qué es lo que quieres! ¿Explicar? ¡Explicar qué? — me pregunta furiosa — me rompiste el corazón
—Sí, está bien, al principio mi plan era quedarme y divertirme contigo, era pasar un buen rato, pero después me enamoré de ti y yo por mi cuenta traté de que nunca te enterarás de nada y…—
—Muy tarde Tristán, muy tarde. Tienes unas horas para recoger tus cosas — me dice fría.
—Ximena, te lo pido, veme a los ojos, te juro que es verdad, yo renuncié a todo por ti — le suplico.
—No necesitaba que renunciaras a todo por mi, necesitaba que me dijeras la verdad, y ahora… que tengas una bonita vida Tristán.—
—La bonita vida la tengo contigo — le confieso.
—Pero yo ya no te quiero en ella… fue bonito mientras duró. Deja la llave con Lucha antes de irte y cierras la puerta contigo por fuera— y Ximena se da la vuelta.
— Ximena.—
— No te atrevas — me dice con lágrimas en los ojos — jamás vuelvas a tocarme.—
¿Pueden reprocharme todo? Sí adelante, háganlo, no me merezco compasión de nadie y mucho menos tengo pretexto por lo poco hombre que soy. La veo caminar hacia algún lugar, no se donde y aún así me quedo de pie sin hacer nada. Ni un beso, ni un te amo, ni una mirada con esos hermosos ojos negros que tanto me gustaban… lo arruiné, pensé que renunciando a todo lo arreglaría, pero… — Ximena — murmuro cuando desaparece.
Regreso al piso y mi madre se encuentra en la puerta junto con Bego — ¡Vámonos! El avión esta esperando — me dice.
— No, yo me quedo aquí — digo firme — me quedo con Ximena, no me importa si el resto de mi vida vivo como un don nadie…— y en eso mi madre me da una bofetada.
— ¡Reacciona Tristán! No sólo le mentiste a tu familia diciendo que no podías divorciarte si no atrasaste todo los planes que esta familia tiene por tu estúpido caprichito en Las Vegas. Dejaste que Bego fuera el hazme reír de todos mientras tú estabas aquí en México revolcándote con esa costurera. Ya, ya te dejé tus meses de libertad y ahora vas a regresar, te vas a casar con Bego y asumirás el papel que a mi y a tu padre se nos dé la gana ¿entendiste? No voy a tolerar que te sigas comportando como un idiota ¿entendido? Así que… o te vas por tu propia voluntad, o te llevo a rastras ¿tú decide? — y me ve con una furia increíble — no voy a dejar que tu polvo en Las Vegas arruine mi futuro y el de tu padre… ahora, entra por lo que tengas que entrar y vámonos… —
Volteo a ver a Iñaki y el desvía la mirada — así es, no me vuelvas a ver en tu vida — murmuro y entro al piso solo.
Lo observo y de nuevo ese nudo en la garganta se forma. No me quiero ir, este es mi hogar, este que por meses fue mío y de ella, donde compartimos tantas cosas, tantos besos, tantos secretos. Entro a la habitación y Solovino sale corriendo hacia la sala.
— Lo siento amigo, hoy no te puedo sacar a pasear — le digo y él me observa — Cuídala mucho ¿quieres? Dile que le amo con el alma y que en verdad no fue mi intensión lastimarla, dile que es la mujer de mi vida y que nunca, nunca seré feliz con alguien más que no sea ella.—
El perro me ve y sólo me mueve la cola. Entro a la habitación y abro los cajones de la cajonera para comenzar a sacar la ropa. Lo primero que meto en la maleta es el suerte que me tejió junto con la bufanda y después la lleno con todo, tomo mis papeles y finalmente volteo para tomar la foto que nos hicimos el día de Navidad juntos. Al final ella tenía razón, sólo nos quedan las fotografías, los recuerdos, las palabras, las acciones… y si me pongo a pensar, el intercambio no fue nada justo.
— Adiós mi mexicana linda — murmuro y salgo de la habitación para juntar algunas cosas más y abrir el balcón para Solovino.
— ¿Ya baby? — escucho la voz de Bego.
Acaricio a Solovino y por última vez doy un vistazo al hermoso piso colorido donde dejo mi corazón y la mejor parte de mi vida. El trato era por ciento ochenta días, pero sólo dos semanas me bastaron para enamorarme de ella.
Cierro la puerta del piso y camino hacia las escaleras — váyanse el auto — les digo frío — tengo que ir a dejar la llave, y sin más explicaciones voy al piso de Lucha que como siempre me recibe con un fuerte olor a tabaco y la televisión prendida en el canal de telenovelas… y otra vez, esa melodía de Saturno me llega a los oídos. Ella me ve y sin preguntarme nada me abraza.
— Eres un buen hombre — me murmura — Por eso Ximena se enamoró de ti. No olvides que eres un buen hombre, soñador… recuerda, más vale haber amado con intensidad que nunca haberlo hecho — y cuando me alejo de ella le sonrío y luego le doy la llave.—
— Cuídela Doña Lucha — le murmuro.
— Siempre… un placer conocerte — y cuando yo me alejo de la puerta ella la cierra mientras me da una sonrisa que por un momento me da un poco de esperanza, sensación que nunca pensé que tendría en estos momentos.
Ohh No !!!!.pobre Ximena…Ves Tristán por No decir la verdad…y que desgraciados ese par el Rodolfo y el disque amigo Iñaki…a ver papasito ponte los pantalones y manda todo a la chingada…y ya No dejes que te manden como niño.. linda la historia
Es mi impresión o se modificó un poco la historia???