Alegra
No hay duda de que la vida nos sorprende cuando menos lo esperamos. Quedé embarazada de trillizos a tan solo unos meses de dar a luz a mellizos; si eso no es fertilidad, no sé qué será. También podríamos decir que la calentura estuvo incluida, y el hecho de que no nos preocupamos por cuidarnos después del parto. Pero, no tuvimos mente para eso. Si cuidar un bebé es bastante pesado, imagínese dos. Creo que de puro milagro estoy viva.
Esta vez no dimos la noticia, tan solo nos enteramos. Ahora decidimos esperar a que pasaran los rigurosos tres meses, para estar seguros de que los bebés están bien y que todos han llegado al segundo trimestre. En verdad espero que todo salga bien como el primer embarazo.
Mientras tanto, yo he comenzado con los síntomas potenciados por tres. Estoy pasando todo lo que no pasé en mi otro embarazo: náuseas, dolores de cabeza, cansancio extremo y mal humor. Odio el olor a café, el perfume que usa Karl, el olor de la fórmula de mis hijos, entre otras cosas que no sé cómo explicar.
Además, en mi primer embarazo estaba sola y podía hacer lo que se me pegara la gana, ahora no. Estoy exhausta, solo quiero dormir, y mis hijos tienen una energía que se eleva a la segunda potencia, cada uno. Así que al terminar el día me arrastro a la habitación.
Karl me ayuda bastante. Incluso cuando llega del turno de la noche, le da de desayunar a los niños mientras trato de dormir un poco más. Después, salgo corriendo al trabajo, y me quedo dormida en el vagón. Ya van dos veces que me paso de estación.
Afortunadamente, mi tía Ainhoa me autorizó usar su Penthouse para poner mi estudio-guardería, así que ahora tengo todo a la mano. Mis hijos juegan con la niñera en la planta de abajo. Mi estudio está en la tercera planta, donde hay más espacio y las vistas son sensacionales. En la segunda, la he tomado como mi espacio para trabajar. Así que paso muchas horas ahí, incluso hasta el anochecer.
Karl llega del trabajo ahí, y, a veces, nos quedamos a dormir en una de las tantas habitaciones para no viajar de noche, así que, técnicamente, es nuestra segunda casa.
Admito que me gusta vivir en mi casa, ver a Arqui correr por el jardín y esa sensación hogareña. Sin embargo, también es bonito poder salir a pasear por la ciudad, sin tener que tomar dos metros para regresar a casa. Por lo que, desde que estamos en la ciudad, Karl y yo hemos tenido más citas -no citas que antes; bueno, si es que el cansancio no nos gana.
Desde nuestro shock, decidimos tener más tiempo para nosotros y, a pesar de mi culpa por dejar a los niños con la niñera, él me convenció de que tendríamos que salir más y disfrutarnos, antes de que fueran cinco los niños viviendo en nuestro hogar. Al principio, nuestras salidas fueron rápidas, a cenar, a pasear o simplemente al centro comercial. Pero hoy, hemos decidido recordar viejos tiempos, y me ha invitado a mi club favorito, Reggaetown, dónde solía pasar casi todas mis noches cuando estudiaba aquí.
Sé que tal vez ya no tenga el cuerpo de antes, ni los movimientos de antes, pero admito que en realidad estoy muy emocionada por sentirme yo por una noche, bailar hasta que ya no pueda y, sobre todo, de pasar tiempo con Karl Johansson, no con Karl papá de Maël o Davide.
Debo apreciar el esfuerzo de mi hombre por hacer esto. Sé que está más develado que nunca, y que con los turnos nocturnos tanto en la clínica clandestina de Rico, como cuidando a los bebés, está exhausto. Sin embargo, hoy se ve tan joven y tan guapo como siempre, pero con ese aire de picardía, tal y como lo conocí.
Karl me lleva de la mano. Hoy viene vestido con un pantalón de vestir negro pero con una camisa over-size del mismo color; lejos de look de doctor con el que solía ir a bailar conmigo. Encima trae una chaqueta de cuero negro que le da ese toque salvaje y sexy que tanto me gusta.
Para esta ocasión, yo me decidí también por el color negro. Llevo puesta una corta falda de imitación cuero, una blusa de manga larga transparente de tela brillante, que resalta el bralette que llevo debajo. Me he puesto unas arracadas gruesas y de plata, y mi cabello rizado está suelto de manera salvaje.
Ambos caminamos por la calle hasta el club, tratando de no platicar sobre los niños, sino de cosas de nosotros. Los ritmos de reguetón se escuchan a tan solo una cuadra de distancia y yo comienzo a emocionarme.
—¿Lista para bailar? —me pregunta, para luego darme una vuelta en medio de la acera y admirarme—. Definitivamente, te ves como una mamacita.
Me río. Escuchar a Karl diciendo esas palabras me da a entender la influencia que mi familia tiene en él.
—Nací lista para bailar. Aunque me da miedo. Ya sabes, no quiero moverme mucho por los bebés.
Me pongo las manos sobre el vientre. A diferencia de los gemelos, ya se nota levemente. Supongo que pronto ya no podré ponerme esta falda y la ropa de embarazo regresará.
Karl me da un beso sobre la frente.
—No te preocupes, cariño. Esos bebés están más amarrados que nunca.
—¿Crees? —pregunto.
—Lo creo. Son hijos de Alegra Canarias, que es la persona más aferrada y necia que conozco —contesta.
—¡Guau!, hasta mis defectos se escuchan bonitos si me los dices tú.
—¿Defectos? —pregunta—. Yo siempre he pensado que son virtudes.
Me río.
Llegamos a las puertas de Reggaetown y noto que Ramiro sigue trabajando en la entrada, así que después de saludarlo nuestro acceso es rápido. Karl no se sorprende, así que simplemente se sonríe.
—Al parecer eras cliente frecuente.
—Si te dijera. Este lugar era mi segunda casa. La pobre Lila venía más veces a buscarme aquí que a la escuela. Eso sí, siempre fui aplicada. Me daba terror perder mi beca.
—¿Beca? —me pregunta.
—Te notas bastante sorprendido, ¿eh? Las becas no siempre son por calificaciones, sino por las que reconocen el talento. No tuve que pedirle a mi padre que moviera influencias para entrar, yo sola soy muy influencia.
—¡Dios!, eso es bastante sexy —me comenta. Karl me toma de la cintura y me pega a su cuerpo. Me da un beso casto sobre los labios—. Si no fuera porque estamos con tantas personas, te haría el amor aquí mismo.
Lo alejo, recargando mi mano sobre su pecho.
—No, espera. Sin sexo por hoy. Capaz que a mis trillizos les haces trillizos y tenemos seis.
Él se ríe.
Las puertas del club se abren y empieza a sonar una de mis canciones favoritas, por lo que entro bailando de la mano de Karl.
—Esta canción me encanta, el Old Reguetón es lo mejor.
La atmósfera del club se impregna con los ritmos sensuales de “Noche de Travesuras”. Con cada compás, Karl y yo nos dejamos llevar por la cadencia envolvente de la música. Con pasos calculados y miradas cargadas de deseo, nos adentramos en la pista, donde la energía del reguetón nos envuelve por completo
Me muevo con gracia y seguridad, cada movimiento de mi cuerpo era una invitación al éxtasis. Mis caderas se balancean al ritmo de la melodía, mientras mis ojos brillan con una chispa de picardía. Siento su presencia magnética a mi alrededor, atrayéndome hacia ella con un imán invisible.
Karl me observa con intensidad, captando cada uno de mis movimientos con admiración y deseo. Cada vez que nuestras miradas se encuentran, es como si el tiempo se detuviera y solo existiéramos nosotros dos en medio de la multitud.
Sin decir una palabra, nos fundimos en un baile lleno de pasión y complicidad. Siento el calor de su cuerpo rozando el mío, creando una conexión eléctrica que nos envuelve en una atmósfera de deseo y lujuria.
Me toma con firmeza de la cintura, y comienza a moverse al compás de la música, siguiendo el ritmo de mis movimientos con precisión y armonía. Nuestros cuerpos se fusionan en una danza sensual, donde el deseo ardiente era palpable en el aire que nos rodea.
Bailar con Karl es algo que realmente amo. No se compara con ninguna otra experiencia en este club, ni con nadie más. Hay algo en la forma en que él se mueve, en cómo sigue cada uno de mis movimientos con una sincronización perfecta. Es como si estuviéramos conectados de una manera especial, una conexión que trasciende el simple acto de bailar.
Aquí, en medio de la multitud, rodeados por la música atronadora y las luces parpadeantes, encuentro una sensación de intimidad que solo puedo experimentar cuando estoy con él. Cada paso que damos juntos, cada giro y cada movimiento de cadera, parece fluir de manera natural, como si estuviéramos siguiendo el ritmo de nuestros propios latidos.
Con Karl, no se trata solo de mover el cuerpo al compás de la música, se trata de compartir un momento único, donde el tiempo se detiene y solo existimos nosotros dos en nuestro propio mundo. Es una conexión pura, una complicidad que se refleja en cada gesto, en cada mirada cómplice que intercambiamos.
Cuando bailo con él, siento una energía diferente, una sensación de plenitud que solo puedo experimentar en sus brazos. Es como si nuestros cuerpos estuvieran destinados a moverse juntos, en perfecta armonía, creando una danza que es mucho más que la suma de sus partes.
No importa cuántas veces haya bailado en este club, ninguna experiencia se compara con esta vez. Él es mi compañero de baile perfecto, mi cómplice en la pista, y cada vez que me sumerjo en sus brazos, sé que estoy en el lugar donde pertenezco.
—Te amo, Alegra Canarias. Jamás me cansaré de bailar contigo —me murmura al oído. Y lo escucho tan claro, a pesar de la música que hay a nuestro alrededor.
—Y pienso bailar contigo el resto de mi vida —contesto. Para fundirme en un beso.
Quien iba a pensar que esta sería la última vez que bailaría con él.
***
-Tres noches después-
Con un suspiro resignado, abro los ojos apenas sintiendo el eco persistente del timbre del móvil resonando en la habitación. La luz de la pantalla parpadea, anunciando la llegada de una llamada o un mensaje urgente. Intento ignorarlo, sumergiéndome un poco más en el abrazo cálido de las sábanas, pero el sonido persistente rompe mi intento de continuar durmiendo.
Con un movimiento lento, estiro mi brazo hacia la mesita de noche, dejando que mi mano encuentre el teléfono y lo levante. La pantalla brilla con insistencia, como si estuviera tratando desesperadamente de llamar mi atención. Deslizo el dedo por la pantalla, sin ver quién me marca.
—¿Diga? —hablo, adormilada.
—Alegra. —Escucho una voz agitada al otro lado.
—¿Quién habla? —inquiero, al no reconocer su voz.
—Soy, soy Rico. —Escucho.
Su voz se escucha demasiado agitada, como si hubiese cargado algo muy pesado, o corrido kilómetros. Prendo la luz, y me levanto para sentarme sobre la cama.
—¿Qué pasa?
El respira fuerte, y las lágrimas le ganan.
—¡POR UN CARAJO DIME! —expreso, bastante asustada.
—Es… Es Karl.
—¿Qué pasó con Karl? —pregunto alarmada.
—Karl… Karl… creo que está muerto.
—¡QUÉ! —grito, sin poder creerlo—. ¿Cómo que está muerto?
—Bueno, no, no lo sé… está gravemente herido. Pero no creo que sobreviva. Hay mucha sangre y…
Escucho que alguien respira con dificultad del otro lado de la bocina.
—¿Está contigo?, ¿es él? —hablo desesperada.
—Te juro que no fue mi culpa.
—¡PÁSAMELO!, ¡POR EL AMOR DE DIOS! —grito, sin importarme que mis hijos están dormidos en la otra habitación.
Escucho la respiración de Karl, tan débil, que me provoca aguantarme la respiración para no quitarle el aire.
—Amor, Karl… —hablo con la voz temblorosa. No hay respuesta—. ¡Karl!, escúchame, escúchame… —En este momento podría decirle que no se muera, que no me deje sola, pero no sé si esta sea mi última llamada con él, por lo que pronuncio con ternura—. Te amo. Te amo mucho.
El sonido de la ambulancia se escucha al fondo, y la respiración de Rico vuelve a la bocina.
—Lo llevarán al Presbyterian. Ve —me ordena con urgencia, y la llamada se termina, dejándome fría en la habitación.
No no no, Karl tiene que seguir bailando😢
Aaayy nooo 🥺🥺🥺🥺
Ay noooo que pasoooo???? Ese hdp de Rico como lo odio, ay mi Karl nooooo 😭😭😭😭😭
Nooooo no se puede morir!!! Karl es el mejor, nnooooo
No nos dejes así!!!!!
😵😱😭 Karl.. noooo 💔
Ahí no .. que fuerte. Pero el debe ser fuerte xq sus hijos lo necesitan y Alegra tb
Todo por la maldita clínica clandestina 😭
Bueno yo todavía confío en Ana… 😭😭
Noooo, Karlllll 😭
Sera parte de la predicción del caos y la abundancia…..hay no Ana…😭no nos dejes en suspenso
Queee! NO por favor que No muera Karl…por favor Ana…..le falta ver a sus trillizas…porque siento que serán niñas…y los otros bebés están pequeños y ellos son jóvenes…No Nos hagas sufrir por favorrrrr
Noooo. No nos dejes así Ana . Que paso con karl???
Ay Dios, mi pobre corazoncito está con los 7 mosqueteros de esa familia que se necesitan unos a otros.
Hay no con ese Rico nada bueno iba a salir 😡😡 yo si lo tengo enfrente si le doy una tunda de golpes 🤬🤬🤬 hay Karl 🥺🥺 no dejes solo a tus hijos y mujer lucha lucha por tu vida 😭😭🙏🏼🙏🏼
Ups que le pasó a Karl?? Ese rico no era nada bueno, él debió hablar de una vez y poner a rico y su clínica clandestina al descubierto 😡😤
Eh 🤐🤐🤐🤐😭😭😭😭😭😭😭😭