Karl

“Toda vida comienza y termina con un latido”, eso es lo que siempre digo, y lo he comprobado muchas veces. Lo comprobé cuando escuché los latidos de mis hijos en el vientre de Alegra, y cuando escuché mi último latido antes de morir. Hoy, vuelvo a escucharlo en mis oídos, como un eco de vida y un despertar del más profundo letargo.

Recuerdo el momento justo antes de partir, cuando la oscuridad amenazó con envolverme por completo. Sentí como si estuviera flotando en un abismo sin fin, sin rumbo ni dirección. Ahora, en medio de ese vacío,  una voz resuena, clara y melodiosa, llamándome con un fervor inconfundible.Es la voz de Alegra, mi amada esposa, que me implora regresar, que me necesita aquí, en este mundo, junto a ella y nuestros hijos.

Esa voz es mi ancla en la oscuridad, mi guía de regreso a la vida. Siento un tirón en lo más profundo de mi ser, como si mi alma estuviera siendo devuelta a mi cuerpo por un poder superior. Y entonces, como un milagro, comienzo a sentir los latidos de mi corazón, débiles al principio, pero firmes y constantes, como el eco de un tambor lejano.

El despertar es lento, como si estuviera emergiendo de un profundo sueño del que no quiero despertar. Primero vienen los sonidos, el zumbido constante de las máquinas a mi alrededor, el suave murmullo de voces que parecen venir desde lejos. Luego los olores, el olor a desinfectante y al hospital, que llenan mis fosas nasales y me hace fruncir el ceño.

Poco a poco, voy tomando conciencia de mi cuerpo, de cada músculo y hueso que parece despertar de un largo letargo. Siento el peso de las sábanas sobre mi piel, el roce del colchón bajo mi espalda, la sensación de las agujas y los cables que se aferran a mi cuerpo como tentáculos invisibles.

Y entonces, abro los ojos, lentamente, con precaución, como si temiera lo que encontraré al otro lado. La luz de la habitación del hospital me ciega momentáneamente, y tengo que parpadear varias veces antes de que mis ojos se acostumbren a la claridad. Pero cuando finalmente pudo ver claramente, lo primero que veo fue su rostro, el rostro de Alegra, bañado en lágrimas de alivio y felicidad.

—¡KARL! — expresa, tomando mi mano. 

Mi hermosa mujer, con su cabello en melena y un rostro cansado por la vigilia y preocupación, rompe en llanto al ver que he abierto los ojos. Sus lágrimas de felicidad y alivio caen como pequeñas perlas sobre su rostro, reflejando el brillo de la luz que ilumina la habitación del hospital.

La miro con ternura, con el corazón rebosante de amor y gratitud por tenerla a mi lado una vez más. Agradecida de poder verla y escuchar su hermosa y melodiosa voz. 

—Alegra —susurro, apenas, pero cargado de emoción y afecto—. No llores, mi amor. Estoy aquí. 

Ella se acerca a mí, con cuidado, como si temiera que este momento fuera solo un sueño del que pronto despertará. Sus manos cálidas y suaves encuentran las mías, entrelazándose en un gesto de  amor.

—Karl —me llama, con la voz temblorosa y los ojos brillantes de felicidad—. Pensé que te había perdido para siempre. Pensé que me dejarías sola, con nuestros hijos. 

—Nunca podrías perderme —le aseguro, con voz firme y decidida—. Estoy aquí contigo, donde pertenezco. Ella me abraza con ternura, provocando no moverme y lastimarme después de la cirugía. —Te amo, Alegra —susurro en su oído—. Se necesitaría más que una puñalada en el corazón para separarme de ti, ¿sabes por qué? 

—¿Por qué? —inquiere. 

—Porque tú tienes mi corazón. Siempre lo mantienes a salvo. 

Ella sonríe. 

—Fue horrible todo, amor. La llamada de Rico, el enterarme de todo. 

—Rico —pronuncio—. Ese hombre me salvó la vida. Le estaré eternamente agradecido. —El rostro de Alegra lo dice todo, así que continúo—. Él me revivió, Alegra. Si no fuese por su respuesta oportuna, no estuviera hablando contigo. 

—Pero, te dejó en la calle tirado, en lugar de… 

—¿Karl? —escucho la voz de David Canarias, y Alegra se separa un poco para que yo lo pueda ver. Guarda silencio, porque sabe que lo que va a decir su padre aún no lo sabe. 

Sonrío. 

—David, ¡qué gusto que vengas a visitar! —expreso, tratando de mostrar mi buen humor, aunque en realidad me siento muy débil. 

—¿Me lo dices a mí?, acabas de regresar de la muerte, supongo que es un tour que no gustas repetir pronto. 

Niego con la cabeza. 

—¿Por qué hablan de la muerte como si fuese algo divertido? 

—No lo es. Pero la hemos visto tantas veces que es nuestra forma de desahogarnos —expresa mi padre—. En fin, me da gusto que estés vivo. —David, toma mi historial y comienza a leerlo. —Una puñalada en el corazón casi termina con tu vida, ¡qué ironía! 

—Fue lo mismo que dije cuando lo supe. 

—Tuviste una operación bastante complicada. Estarás un tiempo en el hospital y posiblemente tengas que descansar por mucho tiempo, hasta que tu corazón esté fuerte. Aunque creo que nunca volverá a estar igual. 

—Lo sé…

—¿Qué quieres decir con eso? —inquiere Alegra, bastante preocupada—. ¿Insinúas que algo más le puede pasar a Karl?, ¿cómo secuelas? 

—Ale… —le murmuro, y tomo su mano para que ella me vea—. No te preocupes por eso, soy cardiólogo, todo va a estar bien. 

—Solo quiero saberlo. Esperamos tres hijos más y necesito saber que todo estará bien. Que podrán ver a su padre y que no hay preocupaciones. 

—No las hay, amor —insisto, aunque comienzo a sentirme débil. Puede que haya despertado, pero mi rendimiento ahora no es el óptimo. —Confía en mí. 

—Lo hago. 

Veo el rostro de Alegra, lleno de preocupación y angustia, y siento un apretón en el pecho al darme cuenta del sufrimiento que ha debido soportar durante mi ausencia. No quiero que esté así, pero sé que mis palabras solas no serán suficientes para disipar sus miedos y dudas. No sé cómo convencerla de que todo estará bien, aunque supongo que mi aspecto tampoco ayuda mucho.

Con un esfuerzo, intento ofrecerle una sonrisa reconfortante, aunque sé que mi rostro aún refleja la debilidad y el cansancio de haber estado al borde de la muerte. Trato de transmitirle tranquilidad con mi mirada, buscando comunicarle con gestos lo que las palabras no pueden expresar.

—Alegra, escúchame —le digo con voz suave, tratando de infundirle un poco de esperanza—. Sé que todo esto ha sido difícil para ti, pero estoy aquí ahora y estoy luchando para salir adelante. No quiero verte triste. Confía en mí, mi amor —añado, apretando su mano con ternura— ¿Por qué no vas a la casa a descansar? 

—¿Estás loco?, no voy a dejarte solo —responde, aferrándose a mí. 

—No estaré solo, estoy seguro de que tu padre se quedará un rato mientras descansas y te duchas, ¿cierto? 

Veo a David Canarias y él asiente con la cabeza. 

—Yo me quedo, hija. Hazle caso a Karl. Además, tienes que descansar por tus hijos. Los que ya están aquí y los que están por nacer. 

Alegra voltea a verme. 

—¿Estás seguro de que estarás bien?, ¿no tengo nada de qué preocuparme? 

Sonrío. 

—Solo ve. Al rato que regreses aquí estaré, esperándote. Diles a nuestros hijos que los amo y que papá regresará pronto, ¿vale? 

Ella suspira. 

—Está bien, te creo. —Voltea a ver a su padre—. Júrame que si pasa algo me avisarás. 

—Te lo juro, ¿cuándo te he mentido? —le pregunta. 

Alegra sonríe. Me deposita un beso sobre los labios y acaricia mi rostro. 

—No te vayas, ¿sí? 

—A ningún lado —respondo con una sonrisa. 

—Te amo. 

—Te amo más. 

Alegra se levanta y va hacia su padre. Le da un abrazo, uno que dura unos segundos y después de decirse algo al oído, ella se aleja. Antes de salir me sonríe. 

—Ve… aquí estaré —le aseguro. 

Mi esposa se aleja, y desaparece dejándome junto con David Canarias, cuya mirada está fija en mí. El aire en la habitación se vuelve denso mientras mis palabras cuelgan en el aire, David me mira con expresión preocupada, sus ojos escudriñando los míos en busca de alguna señal.

—¿Qué pasa? —inquiere, su voz llena de ansiedad y temor. Sé que enviar a Alegra a casa no fue solo para que descansara, sino porque algo malo está pasando. 

—¿Qué tipo de anestesia usaron en la cirugía? —pregunto, tratando de mantener la calma a pesar del pánico que amenaza con apoderarse de mí—. ¿Fue una epidural?

David frunce el ceño mientras busca entre los papeles de la carpeta que sostiene en sus manos.

—No, ¿por qué? —responde rápidamente, su voz, un eco de mi propia preocupación.

El silencio que sigue es ensordecedor, un testigo mudo de la gravedad de la situación. Mis manos se aferran con fuerza a las sábanas de la cama mientras intento procesar lo que acabo de decir. “No siento las piernas”. Esas palabras resuenan en mi mente como un eco persistente, negándose a desaparecer.

—Porque… no siento las piernas —confieso finalmente, y veo cómo el rostro de David se tensa en señal de alerta. Lo veo en sus ojos, el destello de comprensión mezclado con una profunda preocupación—. No puedo moverlas. Simplemente, no responden.

Las palabras flotan en el aire, pesadas como el plomo, y una sensación de terror me envuelve mientras observo la reacción de David. Sé que esta revelación cambiará todo, que al final hubo consecuencias, unas que no puedo ignorar. Así es como el destino ha lanzado otro golpe, uno que me noquea en el rostro, y no sé si esta vez pueda levantarme y luchar. No sé, si saldré de esta situación.

19 Responses

  1. Ay enserio va a quedar paralitico? No lo puedo creer? El puñal alcanzo la medula? Rico al montarsele encima le lesiono la columna y la medula? Al dejarlo en el piso le pudo dañar algo? Que horror. Ay con mi Karl no, no es justo, ese hombre es demasiado bueno para que le pase eso. Porq siempre a los buenos le pasan cosas malas y los malos triunfan. 😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭 estoy feliz que haya despertado pero me parte el alma que vaya a quedar paralitico, no es justo con Karl 💔

  2. Por eso es que Alegra comento en capítulos anteriores que era su último baile 😢🥺ay Karl, no puede ser cierto.

    1. Siii …me estaba acordando de eso que Alegra puso cuando estaban bailando Regueton…que pena que quede paralítico buuuu

  3. Ana no nos dejes con incógnita, has una maratón 🥺 vamos Karl solo es una terrible pesadilla, te vas a recuperar

  4. OMG! Karl no es consciente de lo fuerte que es y lo mucho que ha logrado. Nada podrá detenerlo.

  5. Que buena noticia que Karl despertó…pero que pena con esta nueva noticia que no siente las piernas…No se lo merece.😢😤..Ojalá con rehabilitación pueda recuperar la movilidad y con todo el apoyo y cariño de su familia seguro será así…..Ana has que suceda un milagro por favorrrr

  6. Ooh 🥺 pobre Karl 😢😢 ojalá sea algo que se pueda remediar en un futuro no muy lejano 🙏🏻🙏🏻🙏🏻

  7. No habrá más Medicina y Regueton? Ella no baila más con él y él no ejerce su profesión…
    💔😭

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