[Tristán]
La plática con David me ayudó mucho a enfocar mi energía en lo que tenía que resolver, la plática con Ximena en lo que valía la pena, y entre ellos dos, tomé decisiones que sé me ayudarían a sobrellevar el día.
Llegué a la empresa de mi padre a primera hora de la mañana. Le dije al chofer que llevara a Luz más tarde para poder verla juntos, pero yo quería llegar antes para evitarle cualquier tipo de drama innecesario o algún tipo de situación que se pudiera suscitar.
Entré al edificio y me sentí un poco extraño al no conocer a nadie, supongo que 10 años no pasan en vano y que el personal que antes solían ser conocidos mios ahora estarán retirados o en otro lugar. Llegué al mostrador y en seguida una chica, que después de sonreír y morderse los labios me preguntó mi nombre.
—Tristán Ruíz de Con — dije serio
—¿Ruíz de Con? ¿Cómo el dueño? —
—Así es.. era mi padre.—
Literal, la chica tuvo que buscar una fotografía para poder comprobar que era yo, supongo que este será uno de los problemas a los que tendré que enfrentarme si es que decido quedarme.
—Pues si se parece ¿eh? Sólo que ahora viene más guapo y madurito — me dice coqueta.
—Gracias… ¿me dejas pasar? — contesto tratando de no reírme, porque si Ximena estuviera aquí ya se hubiera burlado de esto.
—Sí claro.. adelante.
Entro al elevador y después de apretar en el último nivel llego a la oficina de mi papá. Sonrío. En verdad no ha cambiado nada, absolutamente nada, parece como si el Tristán de 26 años entrara de nuevo para visitarlo.
Camino inseguro, atravesando el lugar y cuando llego al ventanal sonrío al ver esa hermosa vista que siempre me gustó, ya que da directo al mar y el resto de la ciudad, es como un gran mirador privado que sólo algunos tenemos el privilegio de disfrutar.
—¡Ay papá! — murmuro — me hubiera gustado que ambos disfrutáramos de esta vista juntos.—
Me doy la vuelta y veo el escritorio, para mi sorpresa y algo que nunca pensé que vería hay una foto de Ximena, Luz y yo, una que nos tomaron en nuestra boda, sonrió al ver a mi hija tan pequeñita. La tomo melancólico, abro el marco y atrás viene la letra de Tita.
“Lo que usted me pidió. Cuídese”
Tita.
«¡Qué bien lo tenías escondido, Tita » pienso.
Me siento en la elegante silla y me doy la vuelta para quedar en frente del ventanal y seguir viendo el paisaje, en México tengo una oficina también, sólo que mi vista da a la oficina de Paco y me río al acordarme como Montse pelea con él por algo que seguro sabe que hizo pero no sabe cuándo.
Escucho que las puertas se abren y por el reflejo veo que entra Iñaki con la nariz completamente vendada, viene directo al escritorio y me volteó de inmediato.
—¿Se te ofrece algo? — pregunto.
—¡Tristán!— dice sorprendido —pensé que no te presentarías a la junta de hoy.—
Sonrío sarcástico — sabías que me iba a presentar, lo que no sabías es que iba a llegar tan temprano para ver mi oficina ¿cierto? y a eso venías tú también, ¿a eso venías? ¿ a ver tu oficina? —
Se queda callado por un momento y luego respira — esta empresa es mía, me la merezco, porque mientras tú te ibas a México a jugar a la familia, yo estuve aquí , hombro a hombro con tu padre, para poder sacarla adelante.—
—¿Ah si? Pues yo sigo sin ver tu foto en este escritorio Iñaki.. — contesto duro — y te agradezco que hayas hecho todo esto que dices pero, no tienes ningún papel que compruebe que mi padre te la dejó.—
Él sonríe triunfante — Claro que sí — me dice un poco lento remarcando cada palabra de la frase.
—¿Cómo qué? — contesto.
—Un testamento, tu padre me dejó el testamento a mi, recuerda que yo soy el abogado de la empresa.—
—Cierto, se me olvidaba que esa era tu principal función, porque la de traicionero y embaucador la opacaron.—
Me pongo de pie y respiro. En este momento amo medir un metro 80 y tanto centímetros porque Iñaki se ve pequeño con su metro 70 centímetros. Él se aleja un poco para atrás, supongo que el golpe no le pasó factura en vano, y yo camino hacia el gabinete que mi padre tiene y lo abro, comienzo a revisar algunas de las cosas de la empresa, en verdad ahí mi padre no tiene nada, sólo unos cuántos papeles y convenios vencidos, por lo que veo hace mucho que no se paraba en esta oficina o que descuidó el trabajo.
Suspiro —Iñaki, ¿tienes hijos? —
—No, nunca quise tener hijos — dice de inmediato.
—Yo tengo tres, Luz, Manuel y María Julia, se llevan dos años cada uno.—
—No me importa — contesta frío.
—Lo siento, sólo quería que lo supieras. El punto es que cuando eres padre aprendes muchas cosas y sobre todo a resolver situaciones que a veces pueden salirse de control como el “querer el mismo juguete”. Mi suegro, hace tiempo les regaló a mis hijos un video juego… ¿Nintendo Switch? No recuerdo, pero sólo con dos controles y yo tengo tres hijos, así que ya te podrás imaginar lo que pasó.—
—¿Esto va a llevar a algún punto? — me dice enojado.
—Sí.. bueno, las peleas por el control eran enormes. Todos los días una rabieta por parte de Manuel, luego pasaba a María Julia y luego Luz… bueno, el caso es que yo tenía dos opciones… la primera, les compraba otro control para que fueran tres y pudieran jugar o quitarles el aparato y que nadie lo jugara ¿cuál crees que decidí? —
“Pffffff” hace él molesto y luego me vuelve a mirar un poco desesperado — No sé, y no me interesa Tristán.—
—No, dime… — le insisto.
—No sé, les compraste un control.—
—¡No! — digo seguro — no les compré el control, porque eso reforzaría el hecho de que estaba bien que pelearan e hicieran rabietas para obtener un beneficio. Así que, les quité el aparato, se los castigué un mes completo. Para asegurarme de que no lo jugaran me lo llevé a mi oficina en la ciudad de México y lo tuve ahí por un buen tiempo, sí, al principio me odiaron, fui el peor padre del mundo, pero conforme pasaron los días, se olvidaron de él y de nuevo eran buenos hermanos.—
Me acerco a Iñaki quién me recibe con los brazos cruzados a la altura de su pecho — ¿Es todo? Te vas 10 años y vienes con analogías de paternidad.. si que eres patético.—
—¿Crees? Tal vez. Pero créeme he trabajado en esto más tiempo que tu, no en esta empresa pero si en otra y he aprendido una que otra cosa, que una empresa es como una familia, en la que jugamos todos cada uno tiene un control, una función y por eso todo queda en paz, pero, siempre hay alguien que quiere jugar solo y no quiere compartir el nintendo Switch con sus hermanitos y tenemos que tomar medidas drásticas.—
—¿Me vas a castigar? — pregunta Iñaki entre risas.
—No ¿qué no entendiste? Vamos a tener que quitar el juguete…— y sonrío.
Iñaki cambia su rostro de repente y me ve a los ojos —¿Qué hiciste? —
—Vendí mis acciones a David Canarias ¿te acuerdas de él? Ayer por la noche lo llamé y se las vendí todas, ahora él es dueño de una parte de la empresa y lo hace accionista mayoritario, y sé que le faltan otras acciones, pero mientras tú y yo platicamos él está convenciendo a la junta directiva del porque deben aceptar el trato, y créeme, es muy bueno convenciendo.—
—¿De qué…? — y camina hacia la sala de juntas y los ve a todos sentados y a David explicando el plan.—
—Tu no tienes otro testamento o si lo tienes lo falsificaste y querías quedarte con el control pero no te lo voy a permitir… así que tenemos que castigar a Iñaki y como yo también la quiero, castigaremos a Tristán… y papá David nos quitará el nintendo Switch a los dos… — sonrío.
—¡Qué demonios! — me dice enojado.
—Esto, ya te lo expliqué, pero no entiendes, esta empresa no es tuya, ni mía, y no importa si trabajaste años aquí, envenenando a mi papá y a todos los demás para poder obtener la empresa, te equivocaste — le digo firme — dejaste de ser mi amigo el día que me traicionaste con mi propia familia, cuando fuiste y le dijiste a mi esposa que pronto la dejaría porque era aburrida, cuando le quitaste la pensión a mi mamá como “pago” por tus servicios cuando ella fue la que años atrás te dio trabajo en esta empresa de abogado porque nadie te quería dar la oportunidad
Tomo del cuello de la camisa a Iñaki y el me ve a los ojos asustado — me cansé de siempre ser el último en enterarme y por eso ahora corto de raíz antes de que entres a esa junta a decir más mentiras. Puede que yo no te despida hoy, pero créeme que David Canarias sabe lo que hace y él lo hará por mi.—
—Eres un cabrón, un mal nacido un…— me dice furioso.
—Soy lo que tu quieres que yo sea… pero un pendejo no, ni mucho menos soy tú. Te recomiendo Iñaki que renuncies, porque David Canarias no es tu “amiguito” ni “el padre que siempre quisiste tener” es un hombre de negocios que si te encuentra todas las fechorías que hiciste, porque sé que las hiciste, te va a hundir en la carcel, y eso no te gustará ¿o si? Así que toma el dinero que le quiste a mi madre, tus cositas, y sal de aquí con la frente en alto es el último benefico que esta empresa te da por tu lealtad y años de servicio.—
Puedo ver como el rostro de Iñaki pasa de blanco a rojo por el coraje, lo suelto del cuello y se lo arregla —regrésate al mugroso país de donde nunca debiste haber regresado — vocifera.
—No lo iba a hacer, pero tu me traicionaste… — y sonrío — por cierto, Ximena te manda ha decir esto “ No te preocupes, a Iñaki le va peor… no podemos quejarnos”— y salgo de la oficina sonriénte.